VEN V EN VEN V ETE V ETE V ETE ( I ) Un reportaje sobre el obrero extranjero ante ojos alemanes. Reportaje de la revista DER SPIEGEL sobre la situación de los «Gastarbei­ ter» en Alemania, traducción de José M oll Marqués. El trabajo en tierra extraña: comienzo de una larga odisea. En el prado cqmunal de Gülzow, en Schleswig-Holstein, diez auxiliares de la Cruz Roja calentaban diez d o ­ cenas de salchichas. Frente a la co­ cina de campaña se asaba un car­ nero. 120 griegos debían sentirse como en su casa. La asistenta social Gerda Fink preparaba los sacos para las carreras de sacos y decía en tono de exhortación: «Tenemos que hacer algo por esta gente». En la estación principal de Stuttgart, los notables del lugar, con traje ne­ gro, esperaban a Zvonim ir Kanijr, de Voca Donja, Yugoeslavia. El pre­ sidente Dr. Karl-Otto Fritze del A r­ beitsamt de Baden-Württemberg re­ galó una radio portátil al recién llegado y exigió: «No debemos con­ siderar a esta gente como elemento perturbador». En la ventanilla de transferencias al extranjero de la central de Cajas de Ahorro de Stuttgart, Adriano Piccolini atiende al público todos los días de las 8.30 a las 16 horas. Su misión es enseñar a sus compatriotas a ahorrar. El jefe de negociado de las Cajas de Ahorro de Württemberg, Rudolf Köhler, dice: «No podemos dejar que esta gente siga llevando miles de marcos en los bolsillos de la chaqueta». En los puestos de información de los grandes almacenes alemanes, una empleada reparte folletos infor­ mativos en cuatro idiomas (italiano, español, griego, turco). El gerente de Cedido en exclusiva a Jixprés Español por «D er Spiegel» Karstadt de Hamburgo, Albert Uenk, dice: «Tenemos que ayudar a esta gente en sus compras». «Esta gente» - agasajada en Gülzow por la Innere Mission, obsequiada en Stuttgart por el Estado y solícitamen­ te atendida por los grandes almace­ nes en Hamburgo como en todas partes - son Gastarbeiter. Zvonimir Kanijr, de Yugoeslavia, era el número 500.000 nada más que en BadenWürttemberg. En todo el territorio federal son entretanto 1.950.000. De ellos, 1.400.000 son hombres y 550.000 mujeres, concretamente 424.500 yugoslavos, 381.800 ita­ lianos, 353.900 turcos, 242.200 grie­ gos, 171.700 españoles y 44.800 portugueses. Y a fines del año (1970), según cálculos del Instituto Alemán de Industria en Colonia, debían ser 2 millones - uno de cada diez traba­ jadores de Alemania occidental. Ya hace tiempo que, según expre­ sión de Rolf Weber, asesor, de la asociación patronal alemana, forman parte «de la acostrumbrada imagen de un Estado industrial moderno». En Kóln-Weidenpesch, la casa Ford ha construido bloques de viviendas para sus huéspedes del trabajo. La Volkswagen les construyó todo un pueblo a las mismas puertas de la fábrica. La Oficina Federal del Tra­ bajo en Nuremberg ha subvenciona­ do con 8,3 millones de marcos desde 1959 la instalación de «locales para trabajos manuales, costura y cocina, laboratorios fotográficos para aficio­ nados y demás pasatiempos». Desde hace tiempo, los servicios pú­ blicos ofrecen facilidades a los Gast­ arbeiter, las emisoras de radio em i­ siones en su lengua materna y la Bundesbahn trenes especiales. Nada menos que 180 instituciones atien­ den a los Gastarbeiter: desde seis ministerios federales al Ejército de Salvación, los 11 ministerios de Tra­ bajo de los Estados federales y la «Asociación de Amigas de las J ó ­ venes», la Confederación Alemana de Sindicatos y el «Servicio fraternal para extranjeros» de Frankfurt. El periodista Karl Korn considera a los Gastarbeiter como «potenciales mediadores de la comprensión y el entendimiento». Los mismos extran­ jeros que en boca del pueblo son «Salamizüchter» y «Makkaronifres­ ser», «Spagnolen» y «Kameltreiber», «Hammelfresser» y «Spaghetti». „ ...p a rte de la sociedad de c o n s u m o ..." Parece que, a pesar de estos clisés despectivos, forman parte de la socie­ dad de consumo, que se burla de ellos, pero les da trabajo y salario. Según el portavoz patronal, Weber, los Gastarbeiter «no son ni ensalza­ dos ni discrim inados... fruto de un incansable y continuo trabajo de in ­ formación objetiva». Los frutos son amargos. Cuando la 23