DEL SONIDO ó. DEL USO ESTRUCTURAL ó. DEL USO ESTRUCTURAL DEL SONIDO Nos parece evidente que la dialéctica fundamental del cine y que, empíricamente al menos, presupone todas las demás, es la que une v opone sonido e imagen. La necesidad de la dicotomía sonido-imagen parece hoy establecida de una vez por icdas pero el espíritu crítico, habituado a ponerlo todo en duda, encuentra la demostración más conviücente de esa necesidad en el ejemplo del cine mudo. Pues desde el tiémpo más primigenio de nuestro arte, desde las primeras provec, ciones de Méliés en el sótano de un café parisino, público y cineastas han sentido la necesidad de un acompañamiento sc¡noro (musical) para esas imágenes, cuyo silencio parecia insopo;iable' incluso si su naturaleza muda estuvo en los origenes gran arte dramatílrgico, desgraciadamente peidido 9e un noy ". Comentando su propia obra, Robert Brcsson se ha expresado en términos muy pertinentes sobre la naturaleza de ésra dicotomía de imagen y sonido ": el sonido, dice, por su mayor realismo, es infinitamente más evocador que la imagen, la cual sólo es una estilización de la realidad visual... nUn sonido, evoca siempre una imagen, una imagen nunca evoca un sonldo,. Y Bresson concluye, con cierta falsa ingenidad, que siempre que puede sustituye una imagen por un sonido, fiel en ' Generalmente se afirma que era debido al ruido del proyector-. Pero para nosotros, hoy, el verdadero (?) silencio de la Cinémathéquc es igualmenle insoportable... icuánto más bellos eran los Mobuse dc Fritz Lang cuando por fin los vimos en una copia sonorizada en el espíritu de la épocal Ciertamente, la música sólo es ahí presencia sonoia, pero esta prescncia se revela indispensable para hace; valer el tiem' po de las imágenes. ' Garrel, Goldman, Velraghe y otros quizá demuestrair que csta' mos equivocados, ' Emisión Cinéastes de notre temps, realizada por Franqois Welctgans. 96 principio de economla de medios qr.re ¿llo, por -lo demás, al de su centro el Proceder. én ?iÁ peno. ,es ésta la verdadera esencia de la dialéctica sonidoproposición de Bresson no iragenf Á¿e*¡s de que.la segunda estamos tan seguros de no d€ la desprenderse ffie -primera, Í1" ll soii¿o sea tan realista como eso. Ciertamente, puede l[lo, Pero el film de Gregory Markopoulos Twice a Man va í"".J¿i¿t de cinco minuto-s de un ruiáo del cual la mitad de ios e¡pectado.". dirá que se trata de lluvia que cae y la *ra mitad que s€ trata_ de los aplausos cle una muchedumbre. tsvr&lteménte, aqul la imageñ hubiera podilo . ayudar' Pero en ilertro *to lipantalla está en negro, es decir que se trata de un sonido en "off"... del tipo que Bresson atirma precisainenreemplazar a una imagen. De ahf nuestro senti' te oue puede -d" que el grado de legibilidad del sonido es tan varia' mi"itto el de lá imagen: rln prinrerisimo plano sonoro de bl" "o-o gota de agua qu€_cae en un fregadero será,.al oirlo, tan una difíci-imente reionocible en tanto que tal, como lo será, en la oaotalla, un primerísimo plano de la articulación -del pulgar 'de una mujei (véase Geography ol the Body, de Willard Maas, de la primera generación de vanguardistas americanos). Cualouier ineeniero de sonido os dirá la dificultad inherente a haciertos sonidos, sobre todo si están en <offo, &r "verósímilesD es decir, desprovistos del soporte explictivo de la imagen. Y B¡esson, hay-que decirlo, escoge siempre para sus sonidos en .off, efectos éonocidos Para que sean fácilmente.Iegibles,, como sonidos solos (pasós, rechinamientos de puertas, etc.), lo cual limita considérablemente su paleta sonora. fnversamente, por estilizado que esté (cuando se piensa en é1", un rostro o un paisaie, filmado sin cefecto> particular, nos pare' ccrá siempré tan realista como una puerta de la que oímos sólo su re-chinamiento. En cuanto a la potencia evocadora del sonido, nos parece más ligada al potencial evocador del gspacio .off" v de todo 1o oue-a él se iefiere: una mirada noffn es igualmenó muy evocadora. No nos parece que esta noción esté necesariamentelisada a la naturaleza del'sonido en sl, aunque sea evidente q.-ueen el cine sonoro el espacio "offo vive mucho a través del sonido. En lo que respecta a nosotros, creemos que la esencia de la dicotomía sonüo-imagen reside, no en una oposición sino e-n una identidad. En uñ capitulo precedente hemos hablado de esta noción de no-selectividad de la cámara por oposición 97 N. BURCH.PRAXISDEL CINE a la_sclectividad natural del ojo.... y de-las consecuencias que s9- debían sacar de la noción-de áotal encuadrááo q". ¿" ello.se desprendemiiiOiá"ó "y Éioiao .Nos parece que entre ex¡ste una oposición análoga. Tomemos el "l ejemplo de una conversaclon en un coche en movimiento: en la vida, llegamos fácilmente a hacer abstracción de los ruidos qué ailiZ"it"" nuestra audición (motor, viento, _aparato de raáio, etc.) y 3 oit a _pesar de. todo lo que nos dióen nuestros co-pasui".os. por el contrario, un micro que registrara la misma-coniersa c¡ón en las mismas condiciones corre el riesgo de restiturrnos 1o todo_si! orden., de hacerlo todo-igud-"ñte presirrie a t.u vés de la fuente única del altavoz, fenómeno coinparable a lz manera en_que la cámara conrlierte las tres diménsiones de campo en las dos dimensiones de la pantalla. Po-r tanlor del mismo modo que no se puede filmar un¿ partida d: billar eléctrico, para qúe sea legibie, sin atenuar lor retlejos de una u otra manera, del mismo modo hay pocas po. sibilidades de que se pueda grabar .rnr en un co_chey_que sea audible: hay que grabar "otrverraóién el sonido ambiente y las palabras por separado y dosificar el todo en las mezclas ". Y es esta presencia r,igualitaria" de las componentes sonoras de un film canalizadas por ese embudo qué es el altavoz lo que nos parece pedir de modo imperativo una composición total, <musical>, de la pista sonora, ün poco de la miima manera en que la,naturaleza de la imagen, 1al como se nos muestra, parece pedir un constante cuidado de organización plástica más o menos totalitaria. Hemos señalado en el primer capítulo de esta segunda parte que existían, en el inteiior de la'pista sonora, no-sibleshialécticas que presentaban una analogÍa con las diálécticas .fotográlicasD. Vamos ahora a esbozar su inventario. ' En ciertas condiciones, micrófonos direccionales, es decir, selectivos, pueden modificar los datos de esta selección, Dero no nos Darc. ce que esto desvirtúe nuestra comparación al nivel fundamental de la percepción humana, sob¡e todo dádo que la calidad muv Darticular (mala) del sonido así obtenido no es siño el Droducto de i.¡n'aesrilización aparte, como lo es, por ejemplo, una voz al teléfono. ! Godard, que precisamenté sé interesa por ese fenómeno de mezclas,coDfusas,graba a menudo esas escenasen directo (o bien recrea el efecto del directo en estudio), sin duda para mostramos el esfuerzo que debe efectuar nuestro oldo -y uuestró espiritu- para captar los mensajes que se nos transmiten. 98 4t DF.L SONIDO ó. DEL USO ESTRUCTURAL Nuestro eiemplo del coche esta-bleceva la existencia de, doi,tipos de materia sonora (el sonido directo y el lnenos, al que Pueden conslituir' sin lotrido ...ct"udo. por las mezcl2:s), de una dialéctica dc materias elementos los. dttdas, a íugar aqt.lla. de las qu,e hemos hablado a--propósito de la "á"mo _y comp-arable sobre todo a una de ellas. Se trata, en imagen, efecio, de una dialéctica qrte normalmente se emParejaría, reiopándola, con trna alternancia entre tomas <espontáneas" u toma. preparadas. Sin embargo, en la práctica, sucede con trecuencia que tomas nimprovisadas" están enteramente sornorizadasen auditorium y que tomas cuidadosamente puestas ¿n escena están acompañadas por un anbiente sonoro grabado en directo. En general, se trata de una acción de pura cornodidad, que responde a la preocupación de hacer a la vez tan verosímiles y tan legibles como sea posible las escenas en cuestión. Sin embargo, nos parece legítimo imaginar un juego compleio entre esos cuatro -<polrls> que podrían conv-ertirse en la trama esencial de un film de un nuevo tipo (volveremos a hablar de ello en nuestro capítulo sobre Ia manipulación del azar). Pero, desde ahora, las alternancias cntre sonido directo v sonido recreado. asociadas a alternancias de imágenes corréspondientes,suministran una ar¡'nadura estructuial simole oéro muv eficaz en el seno de ciertas emisiones de televisién. Él p^so de la atmósfera afelpada del auditorium <¡ del plató a aquella, orebosante de vidá", de una toma en la calle, por ejemplo, decuplica el sentido de ruptura inherente a una t¡ansición semeiante. lo hace infinitamente más <fisico' que el simple paso de un tipo de tomas <cuidado> a otro porque el espacio "menos cuidado', aunque sólo sea "off" llega de pronto a tener una extensión'infinitamenté más vasta ¡r más confusa: en efecto, uno de los principios de la grabación en estudio o en auditorium es el sil'encioambiente... que se amuebla en seguida en vistas a simplificar al máximo la aprehensión del espacio noffo... (esta diferenciación a través del espacio por otra parte, nos indica aún una de esas "off,, correspondencias por las que ias diferentes dialécticas podrÍan articularse entre si). _ Otro Darámetro esencial del sonido: la presencia mícrofórzlca. l)g hecho, se trata de una asociación compleja de carácleristicas sonoras. en la cue la resonancia o el "eco, iuega paPel principal, y que cletirmina la aparente distarrcja éntre la tuente del sotrido y el micro (o más exactamenteentre esta 99 N. BURCH.P8,/.:' S DEL CINE fuente y la slterficie de_la pantalla, donde se encuentra el altavoz). Aqul, las posibilidades de establecer relaciones de estructura entre espacio sonoro y espacio visual son bastante evideDtes, y se encuentran en el cine reciente tentativas absolutament-e significativas a este. respecto, .aunque sigan siendo demasiado aisladas (debe precisarse desde ahora que estimamos que las investigaciones concernientes al sonido üevan al menos diez años de retraso con respecto-a las otras investigaciones de lenguaje... Al final del cápítulo veremos por qué). Los grandes-planos generales de la-pareja que se pasea-por. , las playas de Ia Pointe courte y se hablan en primer plan1, sonoro son un ejemplo, quizá un poco rudimentario, de le, manera en que la presencia sonora puede oponerse a la qpre.. sencia¡ visual. Pero Welles en su Oi¿fo, refórzando (casi ixa, gerando) la de la presencia sonora respecto al espacio visual,"fidelidad, ha dado una nueva dinámica a las oposiciones entre primerÍsimos planos y planos generales. Los- primeros estan asocrados a una presencia sonora extremadamente (intima", Ios segundos a un eco desmesurado, alternancia brutal que se integra de manera bastante compleia en esa planif¡cación sabiamente contrastada que hemoi evocado en nuestro tercer capítulo. Otro tipo de relación €ntre espacio visual y presencia sonora, de un potencial quizá aún miís rico, se encüentra en un film que permanece aún hoy en la extrema vanguardia de las investigaciones referidas a las dialécticas soniáo.imaqen: se trata de Chikamatsu Monogatafi (Los atnante.s crucificad.os¡ de Mizoguchi. En dos ocasiónes hacia el final del filá. an¡es de que los amantes sean apresados por última vez, vemos deslizarse a unos policías a través de la casa materna, casi escon4idos por varias superposiciones de enrejados de madera. Cad.avez, este plano va acompañado de una intervención musical fortissimo en primerísimo plano sonoro (se trata de instru[Entos de percusión). La oposición entre el aleiamiento del ntemao visual y Ia proximidád del ntema, sonoro-produce un. efecto sorprendente, un poco como si un nuevo pérsonaje hubiera entrado en ese mismo campo en primerísimó plano. .. 'eleme.rpero es precisamente la ausencia d-e cualquier nlrevo to visual cerca de la cámara y l^ sorpresa ique de ello resulta, lo que confiere una tensión- tan gránde a éste momento del d Véas. cap. 8 100 DEL SONTDO ó. DEL USOESTRUCTVRAL .filo, cuy.a estructura puede ser considerada como contenienetib"iOtt d" una concepción de itinerario a través del es' ffil .audiovisual o. ñcio ' Se observará que hablando de las relaciones entre las ma' y visual, teriá! ionoras Y lntre el espacio sonoro, el esPacio nos ref€rimos inditerentemente a la musrca' a las- palaoras -y de i-lor -i¿ot. Es que creemos en gfec-to que esos dos tipos cualquiesonoro, elemento a todo pueden concernir i¡JJ"ii""t ü-q"" a.". Compartida por una creciente minoria de cineasactitud' constituye un gr¿rn Paso hacia el objetivo ii",= ".t" lut actuales investigaciones en -este dominio: establed" ñn"t pi.tu sonora orgánicamente cohercnte, en la que las sonido-imagen estén estrechamente asociadas a "ii-.ttt" ilé"ti"á. entre sí lo que se puede llamar los tres -tipos ligando otras del sonido cinematográiico (ruidos nidentificables o ü*iáiE. o no, música, palabras)' Todavía ahí, en Los amantes crucífi' figura como pionero.- Por suDuesto, el ca' óo¿"t, Itl¡r"gri¡i' iáctei r¡artiJular de la música japonesa (sobre el que volveremos más adelante), con su predominio de percusiones secas y sus estmcturas eminentemente "gráficas", hacfa relalivamenie m¡ís fácil el establecimiento de una dialéctica ruidos-músiá. No po. ello deia ésta de ser única en la historia del cine. En uni escena en'que cl protagonista está esc-ondidoen.un una serie dL ruidos (cláramente ritmados) procedensat ".o. ies de los tazones de madera de la comida del fugitivo, luego de una escalera que choca contra la pared, son de hecho las primeras.notas> (a altura indeterminada, por supuesto) de üna secuencia musical que va a utilizar instrumentos cuyos timbres se aproximan a loó de los sonidos onaturales" que les han precedido. Otra secuencia musical se termina con una (nota' hue de hecho es el ruido de una puerta que se cierra, en campo. Ademas del lazo orgánico, dialéctico que se establece así sonora que son los ruidos cnüre esos dos aspectos de la pista qfuncionales, y lb música, el mismo hecho d-e que trate de ruidos sincrónicos con la imagen suscita otros lazos entre ésta y el compleio sonoro, que, por ello, pasa a Yeces impercepti't blenente'ddi espacio al espacio visible. "off" TiIou, aunquec¡)nun se reencuentran, dc cstasinvestisaciones csDírituen otros films de Mizoguinfinitamentemenos-sistemático, chi, particularmente cn La v¡da de O'Haru' muier galanle. \' EI ¡t1tcn' d"rúe Sansho. 101 N. BURCH.PRAXISDEL CINE . Otro tipo de relación entre el sonido (en especial la músi_ c¿) y la imagen. (dialéctica en la medida en que permite apro_ ximaciones periódicas entre ambos) es de ordén analóiica. Una escena (muda por lo que se refiere a la acciórl) que tr;nscurre e¡ un bosque de bambúes va acompañada de una pedorrera de instrumentos vecinos del wood-block y que srüiere claramente el .sonido _quequ¡á se obrendria gólpéando Las ruas de bambues que llenan Ia pantaua. No creemos que este principio 6ea susceptible dc desarrollos muy ampüoi, pero .trrsensternle concedia mucha importancia (primer plano dcl -coronación'de globo imperial en la escena de la Iv¿ím'el Terrrble, que coincide con una nota de contrabaio extremadamente grave y resonante), como se la concedíi a todas las relacion€s analógicas entre imagen y sonido (véase su análisis de la partitura de Aleksandr Netski). Volvamos ahora a la noción según la que sería posible integrar ruido y música en un único tejido sonoro. Ei evidente que el tercer miembro de la trinidad del sonido debería isualmente poder participar en tales relaciones. Y una vez rnái, es cierto que fu lengua teatral japonesa, hecha toda de gritos, Jaoeos, borborrgmos, que comportan una gama de timbres que la aproxima al Sprechgesang schoenbergiano, se presta muy-particularmente a semejante organización. Mizoguchi, en Ios films que he,mos citadó, y Kuiosawa (particulármente, creemos, en Los bajos londos y'posibilidades La Fortaleza- escondida), han sacado cierto partido de las de orsanizacron de los diálogos, cuando no de su incorooiación es"musical, pecifica en el complejo .sonoro. Quizá sea finalmente .Josef von Sternberg quien, abordando la lengua iaponesa ndesde el exterior" (los diálogos de The Saga of- AnaTahan están pensados para quc sean comprendidos por el público al que ei film se dirige), haya sacadó más conscientemente de ello efectos sonoros, a veces en estrecha correlación con el ruido. Sin embargo, la fentativa más interesante que tiende a tratar el diálogo a la vez como vehículo de la inlriga y comc ruido musicalmente organizado es ese film *máldito" de Abraham Polonsky, Force of Evil. Aqui, un diálogo repleto de alite¡aciones, rimás disonantes v efectos rítmiós di todas clases,parece en algunos momeñros establecer incluso.reievos) con el ruido propiamente dicho (golpes dados a una puerta que prosiguen el ritmo e incluso la sonoridad de la frase que les precede). 102 DEL SONIDO ó. DEL USOESTRUCTURAL En los ejemplos citados.hasta ahora, los ruidos, incluso fiatados en estrecha asociación "dialectica" con la mrlsica o mos' iii palabras,-son si€mpre producto de un acontecimiento la imagen, o bien de un acontecimiento en qoff" liiá.io r!9 con"r íllo ala acción y que "interviene> en ella'(cortinas puerta Force of Sin golpes en en la. Ana.tahar, en -ñb^rgo, EiÁ .F.v.il). algunos jóvénes técnicos han visto la posibilidad de i,', tralamiento mucho más libre de los ruidos, tendiendo a ño"". qt . éstos desempeñen un Papel comparable, al que la músicu-." supone que tiene en la mayoria de los films en los oue se emplea. En Francia, el más importante exPerimentador de estas nuevas concepciones es Michel Fano, compositor convertido en ingeniero de sonido y luego en realizador, pero oue tiende a consagrarse cada vez m:is a lo que sus homólosbs brasileños llaman la (sonoplastia', es decir, la concepción I eiecución de toda la pista sonora, en la fase de montaje aunáué ta-bién en la fase de rodaje, en la medida en que estruc' turas sonoras presentidas pueden poner en dud¿ algunas comDonent€s de la imaeen. Loi trabaiós más significativos de Mi.h"l Fuoo están asóciados a los iilms de Alain RobbeGrillet. Es particularmente en esos films donde se hallan las tentativas más elevadas !true conocemos en vista a organizar "musicalmente,, los ruidos en noff". Mizoguchi, lo hemos visto ya, etaborada u¡a combinación sonora en la que sonidos sincrónicos con la imagen (sonidos "en campo") se mezclaban espor definitrechamente con elementos musicales (en "offn ción), los cuales estaban además ligados a los ruidos por una similitud de timbres. Michel Fano, que fue, por 1o demás, uno de los primeros en reconocer la importancia del trabajo sonoro en Los amantes cructÍícados, prócede de modo muy distinto 3: partiendo a menudo de un elemento de la imagen (como, por eiemplo, el -en saraie o la dá¡sena del puerto d,e L'Immorrelie,),-int-roduce Ia pista sonora ruidds en <offr musicalmente organizados (maitillazos que se supone prooedentes del Earaje, "concierto, de sirenas que se suPone procedente de los barcos del nuerto) v oue oDonen un esDacio sonoro en <off¡, de una o;ganización'alta;ente articulada y ográficao, a la organización plástica y dinámica de las imágenes. Mizoguchies autor del sonido J, de la i¡4agen; ]i-ii-*i,"ut"-"nte: hasta el presente,Fano sóló es (autor, del sonido, si asi pueile de. c¡tse. tn? DEL SONIDo ó. DEL USO ESTRUCTURAL N. BURCH.PRAXISDEL CINE Esta extrema estilización del sonido en (off, (donde ele. mentos sincrónicos pueden intervenir de manera puntu¿l -véanse particularmente las portezuelas de Trans-Eirop-Explels y, en ese mismo film, el carillón de la quincallerlá) se obtieare sometiendo los ruidos reales, generalmente poco o nada trucados, a una estructuración de Ia que se puede decir -(a qu¿. aunque propiamente hablando no es-serial menudo se trat, de ruidos de altura indefinida y en cualquier caso no t-e4perada), se inspira de bastante ceróa en las loncepciones de la mrisica contemporánea. Hasta hoy Fano no ha tenido ocasión de englobar los tres tipos de sonidos, tal como los lremos enumerad-o, en su orsanización de la pista sonora, ni de establecer l,os nrelevo-so constantes con la imagen que serían necesarios para dar todo su sentido dialéctico a esta organización de los ionidos. Pero esto cxigirla evidentemente uná colaboración total con el realizador en todas las fases de la concepción v-dado de la eiecución primer Dasó está del filme. No obstante, el -dialéctiia v ¡iada impide pensar que una vasta sonidcimage;, referida, cuando menos, a los principios de organización serial. podrá un día elaborarse entrb una-planificaclón en el espacio-tiempo que tenga en cuenta, por r¡na parte, las dialécticas que ya hemos puesto de relieve y por otra p¿¡rte no sólo las posibilidades de una coordinación de los elemcntos sonoros entre sí, sino también de su coordinación con esa misma planificación. Fano no está totalme¡te aislado. Requiriendo a Jean-Claude Eloy para cr€ar las pistas ciuidor y .música' de La Religiease, Jacques Rivette ha demostrado el interés que Dresta a este tipo de investigación, y r¡n equiDo de ióvene! brásileños 'ei ha rtaiio prueba, ptrticulañnente ví¿lai Secas de Pereira dos Santos, de talento v sensibilidad en la orsanización plástica de los ruidos que nacen de la imagen (váse en espicial Ia rmúsicao del genérico, largo rechinamiento de carreia, de una belleza propiamentd inaudita), Pero el tiabájo de esos jóvenei brasileños refleja también, creemos, una voluntad existente en numerosos ióvénes cineastas de abolir totalme¡te la mrlsica de acompaiamiento, esti' P.* fnle-s de lmpri'lir el libro, hemos podido ver Lqomme qut tzt¿t, admirable culminación de las ilvesticaciones -tres Drecedentemente paráDetros deserolladas por Fano, y donde la integración de los sono¡os es casi perfecta, aunque su integración a la imagen y a su pla-episódica. ¡ificación quiá siga siendo aiemasiado l04 que una gtrabaciónmás o menos organizada de los rui patrrmomo ñ. a3ociada extraidos del patrimomo frasnentos extraídos riociada óo no a fragmentos Trans'EuropExpress, en irupiata ,iéai-Gxtractos de La ttors de Beethovenen I'a Femme mariée) pu,den y delten tot"ión a sus ojos totalmente desacreditaá-.t tá "o.t una ictitud defendible, habi-da cuenta del abuso que el Jonoio tt" hechó de la música de acompañamiento' Sin Dos paxeceque rehusar sistemáticamenteel,elemenügo, -¿l?riili"."io" sonóra total que - rePrcsenta la música,. es de r¡na JT^tena que' bren poco arbitrariamente un ivarse ouede aportar un incontestable enriquecimieni a sostén.r que sin li porción musiqll de su serla un film bas- Ir,s omaniescrucilicáilos (fl"fi i#i": :: Í:i f:t"*::i:i!:"1T;ff ::'*" fi:l$ iánsho ifl "ñ*¿;;i" o de La úda de o'Haru, m4ier-*alante) rfrñ;-ó;""t, "a;-;t partitura y sólo ella es lo que hace del film casi nÁobra maestra. IIav Docosfilms de los que pueda decirseotro tanto, pues ; pócós filmJ,en los que miisica se.integre ojgánicament€ !q ¿"1 coniudto. Ya hemos visto, lue la música cláÉi""i"." i iaponesaparecd muy particularmente apta para esta in' raóión". ü razón de ello es, creemos,que el carácter ex.da-"nt elástico, .abierto", de esta mrlsica (que no c9' en el mismo grado que !a música clásica occidenlal Ia fa del conpás-', v qu-e sobre todo no conoce las estrució¡ates) pérmiie- uáa adaptación infinitamente. más flea los riiáos eminentemente no acompasados de Ia ""cy del montaje. Es una música. quel P.!I muy ,estilizada sá, nos Darecéüür con r¡na vida más libre, más empírimás cercána a la de las imágenes' muy €n Darticular, además de los films de Mizogucbi, ya iáé róri lchüar¡á, y las ftores caaas (1939i' de un tal 105 N. BURCH.PRAXISDEL CINE Por otra parte, lo hemos visto a propósito de Los amanrcs cructltcados, gran número de los timbres empleados en la música .japonesa_presenta un parentesco con los de .,ru dos,de la vida", lo cual facilita el ripo de integiaiiOn "loi ruido-música que hemos evocado. ".eánica Pero,.¿qué conclusión puede sacar el cineasta occidental , qe semeJantes observaciones? Es evidente que la utilización pura y. simple de, la música japonesa nueit.os filmi oueda excturda, por regla g.eneral. Sin embargo, "o nos parece altamen_ re slgnrrlcatrvo _que la música japonesa no haya sido verdade_ -oc-cidentales rp{nenJe asequible a los oídos sino hasta disoues oet advenimiento de la música no tonal, y que los iót¿nes músicos -seriales reconozcan un profundo iaientesco "con la música clásica japonesa como no hubiera ioáido-r", de ningún músico occidental antes de Debuisv"l-.u"o Por tanto, digámoslo claramente: la músita serial, Ia más , (aorertaD que existe, con su lib_ertadrítmica sin precedenres, su utiliz¡ción de todos los timbres q"" tor -rf.ilá" consideraban como vulgares ruidos, nos pu.""" irrfi"itÁ"art" "i¿.i"". m¿¡sapra para una.integración orgánica y, también, dialéctica, con los restantes elementos sonoros ureales" así como con la imagen. filmada. Allí donde la música tonal, con sus fár-." preestablecidas, sus. fuertes polarizaciones ái-0"i"*-y-." gu_ ma de timbres relativamente homogénea no podía ofreier si-no una co,nlinuidad autónoma, oal maigcn, de ia imagen, pegaáa y a los rurclos,., o bien un sincronismo del gé_ :-19. 9.1ar9Cos nero drbuJo -animado, la música serial ofreoe la factura más abrerta posrble: en sus intersticios, todos los restantes elemento,s sonoros pueden venir a ubicarse con una perfecta na_ ruralrdacl,. y pued€n comple,tar idealmente las estructuras (lrraclonates> de, !a i magerl bruta así como las estructuras, mas raclonalcs, de la planiticación. por último, son los músicos senales, empezando por Web,ern, quienes han hecho del ?' DEL SONID() ó. DEL USO ESTRUCTURAL Pue-sbien' -dessilencio un componente -esencial de la música' y hablado musical sonoro, de cine período lar€ib un a; ilA (¿o el recuerterror por el sido atormentado ÍüJpr*""-tt"bEi cona.tomar empiezan jóvenes cineaslas los áo?)'del silencio, a sopuede tener.rrente qqe éstepapel dialéctico dél ciencia l,oi á.d""... Llegan incluso.a 'erificar la disd; í"il; ;il;; (colores)' tinción, delicada pero esencial, entre los drstr os, iiufrJsicln de la pista sonora, silencio de estudio' ¡;'i;i;.;; que silencio de campo, etc') y a entre\€r et partrdo estructural trois ou Deux (véase particularmenie p""d. iacarse áá-éiü choses que ie sais d'elle) Se estimará, con justicia, que cste capítulo .esquematiza rÉsponde, i.""*os, a que hubiera debido -d;;;i;;;:'elü mad tu.dé. Porque, repitámoslo, el so¡ido ;;;;iüil"-ái;unát tal está muv retrasado' Pn los-films ñeli;i;.driicoin "uunto más "avanzados' del cine actual (Une simple.hrstotre' Marten' ';;;. Persona, etc.) la maieria- sonora hace.el Ñi;i;f*tóiini, DaDel de pariente pobre, su participación en las rnvestrgactoirei d" foi*u v de unidad está reducido al mínimo estricto"' sus posibilidades. Y lo-s pocos experimentado;;;.;;;;;; -.!t este estado de cosas no han podido' J"Já""i-d" ;;;ádd ñáitu ét presente, disponer de los medios necesarios-'Porque' cómplLtamente una pista sonora en función a ii"i" r*átiit* toí" *i ¿? sí misma y de la imagen, Para crear v controlar. amoren(por tabrlcar ejempto: dos los elementos del sonido doDlars€ tes calleieros partiendo de sonidos aislados) de-b-enaén .l Presupuesto de un film de media;i"cñrdü;á..idol -queta-lesretinamrentos parezno cóste. Ahora bien, es normal gue financia¡ los films' Por personas lás u iili"" itt ;-J;; es sombrio' I'ero slemPre lo hnlo. de momento, el porvenir caliticados acabaran buscadores permisible (Iue los esperar es que nos experiencias a cabo para llevar iredios los ;;ó;ñ.d; sus poplenamente realizar p.ió"" i"pit"t"s si el óine quiere tencialidades. " Existen .algunas .raras excepciones a esla regla que nos p¿¡rece ... verdaderamente general. I¿ más notable es.la parti'iura'de Fuicé p"ra cronaca d.i un amore, en la que la utilización, tá mayor pirie-aéi t'ieüpo por separado,_ de dos iist¡umentos con sonoiida<ieJ fue.ten"o_ te opuestas (saxofón y piano) y una escritura estrechi;;te liñla ¡a planificación e inclúsó a los'diálogos, ali ióm" ui-Jisüi!.-o'iñü¡""1 a extremadamente tenue. donde los te-mas se reducen cáililnti,r;ñfqp, -pósiiiiii. 'conrepetidos a todas.las alturas y en todas lás invéiiibne. agráficas! enrre .fiIm, y constituyeD y .".:jl¡:lr¡na c¡e919"1_{:t19to,1es. tas prrnctpales tuentes de unidad-música de la obra. l0Í, 107