DICTAMEN Nº. 147/2006, de 20 de septiembre.* Expediente relativo

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DICTAMEN 147
DICTAMEN Nº. 147/2006, de 20 de septiembre.*
Expediente relativo a recurso extraordinario de revisión interpuesto por D. X, contra
la resolución del Director General de Trabajo e Inmigración de 16 de mayo de 2005,
por la que se desestimaba la solicitud de ayuda al fomento del autoempleo.
ANTECEDENTES
Mediante escrito de 1 de junio de 2004, D. X solicitó al Director General de
Trabajo de la Consejería de Industria y Trabajo una ayuda económica consistente en una
subvención para la incorporación a la actividad de pinturas y decoración, acogiéndose a lo
dispuesto en la Orden de 9 de octubre de 2001, de la Consejería de Industria y Trabajo, de
ayudas al autoempleo, presentando la documentación exigida entre la que se encontraba un
informe de la vida laboral en el que se decía que estuvo en la situación de alta desde el 1 de
agosto de 2003 hasta el 31 de mayo de 2004, en el régimen de autónomos en la “actividad
45442 Pintura”.
La Orden de 9 de octubre de 2001, de la Consejería de Industria y Trabajo, en la que se
fundamentaba la solicitud de ayuda establecía en su disposición primera, que la misma tenía
como objeto regular “la concesión de ayudas económicas para aquellos proyectos que tengan
por finalidad la incorporación como trabajadores autónomos de colectivos con dificultades
para el acceso al mercado de trabajo o para la generación de una nueva actividad económica
y empresarial”. En la disposición segunda de dicha Orden se expresa que “Tendrán la
consideración de beneficiarios quienes establezcan su centro de trabajo en el territorio de
Castilla-La Mancha, constituyéndose como trabajadores autónomos a título principal”,
disponiéndose en el apartado 3 del artículo 2 que “No tendrán la consideración de
beneficiarios: a) Aquellos solicitantes que, en los últimos tres años previos a la solicitud,
hayan sido autónomos, a título principal, en cualquier actividad”.
Por resolución del Director General de Trabajo de 16 de mayo de 2005, se acordó
denegar a D. X la ayuda solicitada, ya que en los tres últimos años previos a la solicitud,
había sido autónomo a título principal.
Contra la anterior resolución el interesado interpuso recurso extraordinario de revisión
el día 9 de diciembre de 2005.
EXTRACTO DE LA DOCTRINA
El artículo 119.1 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, establece que el
órgano competente para la resolución del recurso extraordinario de revisión “podrá acordar
motivadamente la inadmisión a trámite, sin necesidad de recabar dictamen del Consejo de
Estado u órgano consultivo de la Comunidad Autónoma, cuando el mismo no se funde en
*
Ponente: Inmaculada González de Lara y Ponte
Dictámenes Consejo Consultivo Castilla-La Mancha.- 2006
alguna de las causas previstas en el apartado 1 del artículo anterior o en el supuesto de que
se hubiesen desestimado en cuanto al fondo otros recursos sustancialmente iguales”.
El inciso incluido en el precepto que prevé la excepción de la intervención del
correspondiente órgano consultivo en los supuestos de inadmisión a trámite del recurso de
revisión, parece conducir a la conclusión de la necesidad de contar con su pronunciamiento
en la generalidad de los casos, cuando el recurso sea admitido y deba ser sustanciado el
correspondiente procedimiento para llegar a acordar su resolución.
Así lo ha interpretado el Tribunal Supremo al señalar en su Sentencia de 14 de marzo de
2002, Ar. R.J. 3696, que “cabe afirmar que ha salido reforzada la intervención del
correspondiente órgano consultivo –el de la Comunidad o el propio Consejo de Estado en su
caso- tras la reforma de la Ley 30/1992 [...], puesto que al suprimir la necesidad de audiencia
consultiva únicamente cuando se haga razonada declaración de inadmisión a trámite del
recurso extraordinario de revisión en el supuesto del artículo 119.1, se está confirmando
inequívocamente la obligatoriedad de solicitar dicho dictamen fuera de tan específico
supuesto. [...] Por virtud de lo dispuesto en el nuevo artículo 119.1 de la Ley 30/1992, la
intervención del órgano consultivo en este tipo de recursos es ineludible”.
El recurso de revisión regulado en los artículos 118 y 119 de la Ley 30/1992, de 26 de
noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento
Administrativo Común se configura como un remedio extraordinario y excepcional contra los
actos firmes en los que, por los documentos incorporados al expediente o por acontecimientos
posteriores, existan dudas razonables acerca de la legalidad de los mismos, considerándose
como “una excepción a la firmeza de los actos administrativos y al principio de defensa de la
validez de los mismos” (Sentencia del Tribunal Supremo de 20 de mayo de 1992, Ar. RJ
4463).
Su carácter extraordinario supone que, frente a la generalidad de los recursos,
únicamente podrá interponerse en los supuestos previstos de manera expresa por la Ley y en
base a las circunstancias fijadas de modo taxativo en la misma, de lo que deriva
necesariamente la inviabilidad de que, con ocasión de su interposición, se susciten nuevas
cuestiones propias de los recursos de carácter ordinario. Por su carácter extraordinario
queda excluido del mismo “todo aquello que se refiera a cuestiones jurídicas, apreciación de
la trascendencia o alcance de los hechos indubitados, valoración de las pruebas e
interpretación de las disposiciones y calificaciones que puedan establecerse” (Sentencia del
Tribunal Supremo de 4 de octubre de 1993, ya aludida).
Su excepcionalidad requiere que sea objeto de una interpretación estricta, alejada de
cualquier aplicación extensiva, siendo inviable que se convierta en una vía para abrir plazos
fenecidos, pues así resultaría desnaturalizado, al no atender en esencia a las finalidades para
las que lo previó el ordenamiento
Las características mencionadas se manifiestan en la regulación que de la citada figura
hace el propio artículo 118 al exigir que el mismo sólo pueda interponerse contra actos firmes
en vía administrativa, aun cuando fueran susceptibles de ser impugnados en vía contenciosoadministrativa y dentro de unos plazos concretos, que son el de cuatro años siguientes a la
fecha de notificación de la resolución impugnada para el que tenga como fundamento el
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motivo primero y de tres meses a contar desde el conocimiento de los documentos o desde que
la sentencia devino firme en el resto de los supuestos.
El recurso interpuesto se fundamenta en la causa primera del artículo 118.1, de la Ley
30/1992, de 26 de noviembre. A su tenor, puede interponerse el recurso extraordinario de
revisión cuando al dictar un acto “se hubiera incurrido en error de hecho, que resulte de los
propios documentos incorporados al expediente”.
La doctrina ha venido afirmando que de la propia dicción del precepto es posible
deducir que para poder apreciar la concurrencia de esta circunstancia será preciso que se
cumplan los siguientes requisitos: que la Administración autora del acto haya padecido un
error de hecho, y que el error se derive de los propios documentos incorporados al expediente
al dictar el acto cuya revisión se insta.
El error de hecho se ha definido por el Tribunal Supremo como aquél que es
independiente de cualquier opción o criterio que pueda sustentarse en orden a la calificación
jurídica de la figura, situación, etc. En idéntico sentido, el Consejo de Estado ha indicado que
ha de tratarse de una realidad independiente de cualquier opinión, criterio particular o
calificación (Dictamen 4388/1998, de 26 de noviembre) en que el error de hecho se haya
producido, no pudiendo estimarse cuando se manifieste envuelto en una apreciación de
concepto o en que se exija una operación de calificación jurídica (Sentencias de 20 de julio
de 1984, Ar. RJ 4247; de 5 de noviembre de 1985, Ar. RJ 5542).
Se contraponen así los errores de hecho a los de derecho, que se derivan de las distintas
interpretaciones de las Leyes y demás disposiciones de carácter general (Sentencia del
Tribunal Supremo de 6 de febrero de 1975, Ar. RJ 515).
En cuanto al segundo de los requisitos o exigencias señalados anteriormente, su dicción
literal obliga a que el error resulte de documentos que obren en el expediente, lo cual
significa que, de existir el error de hecho que se alega, ha de aparecer, manifestarse y
comprobarse en éstos de modo que proceda su rectificación, por cuanto el dato exacto no se
llevó (debiendo hacerse) a la resolución impugnada, a tenor de los propios fundamentos de
ésta. No se trata por tanto de discutir éstos, sino de poner de manifiesto el error de hecho a
tenor de los documentos del expediente.
En el presente caso, como se dice en el informe de la Jefa del Servicio de Asuntos
Jurídicos, la Dirección General de Trabajo e Inmigración procedió a valorar si, de
conformidad con lo que se desprendía del contenido de la documentación aportada por el
solicitante, éste reunía los requisitos exigidos en la disposición 2 de la Orden de 9 de octubre
de 2001 para ser beneficiario de la ayuda solicitada. Como se desprende tanto del informe
previo a la resolución, el solicitante no sólo no había acreditado que en los últimos tres años
previos a la solicitud no hubiera tenido la condición de trabajador autónomo a título
principal, sino que tanto del certificado de los períodos de inscripción en la oficina pública
de empleo expedido por el SEPECAM el día 1 de junio de 2004, como del informe de vida
laboral expedido por la Tesorería de la Seguridad Social en la misma fecha, se deducía lo
contrario, puesto que en el primer documento se afirmaba que el Sr. X había causado baja en
la oficina de empleo el día 29 de agosto de 2003 “POR ALTA EN REG. ESP. AUTÓNOMO”
y en el segundo se decía que había estado de alta en el régimen de autónomos desde el 1 de
agosto de 2003 hasta el 31 de mayo de 2004. El contenido de estos documentos, que fueron
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aportados por el interesado, fue lo que llevó al Director General de Trabajo e Inmigración a
dictar la resolución denegatoria de la solicitud de ayuda por incumplimiento del requisito
exigido en el punto 3.a) de la disposición 2 de la citada Orden de 9 de octubre de 2001. El
propio interesado así lo viene a reconocer en su recurso extraordinario de revisión, cuando
efectúa la matización de que el alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos no lo
era a título principal sino como trabajador colaborador familiar, acreditando este extremo
con un nuevo certificado expedido por la Dirección Provincial de la Tesorería de la
Seguridad Social el día 25 de noviembre de 2005, fecha bastante posterior al de la resolución
desestimatoria. De ello se deriva que el posible error de la resolución del Director General de
Trabajo e Inmigración no resulta de ninguno de los documentos que existían en el expediente
al dictarse la resolución, sino de un posterior documento, que el interesado pudo haber
presentado junto con su solicitud inicial, o pudo hacer valer si contra la resolución
desestimatoria hubiese interpuesto el recurso de alzada que se le indicaba en dicha
resolución notificada al interesado el día 6 de junio de 2005, según consta en el aviso de
recibo incorporado al expediente. Pero lo que no es posible admitir es dejar que un acto
administrativo se convierta en firme y posteriormente alegar un ficticio error de hecho para
conseguir algo a través de un recurso extraordinario que, seguramente podía haber obtenido
si hubiese interpuesto en plazo el correspondiente recurso ordinario, el cual no está sujeto a
las estrictas reglas de aquél.
DICTAMEN
“Que procede desestimar el recurso extraordinario de revisión interpuesto por D. X
contra la resolución del Director General de Trabajo e Inmigración de 16 de mayo de 2005,
por la que se le denegó la solicitud de ayuda al fomento del autoempleo”.
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