Sororidad Mujeres y Teología de Ciudad Real Junio 2007 nº 2 La humanidad tiene dos alas Sororidad quiere ser un medio para el encuentro y para ello es bueno aclarar conceptos, saber exactamente qué queremos decir cuando expresamos ciertos términos. Eso es lo que pretendemos hoy con algunos de ellos. Por ejemplo, por sexo se entiende el conjunto de caracteres que diferencian a los machos de las hembras y es determinado biológicamente. A su vez, género es el conjunto de características compuestas por comportamientos, hábitos, maneras de pensar… de acuerdo con las costumbres sociales establecidas como femeninas o masculinas y es construido culturalmente. Por lo tanto, no es la naturaleza sino la cultura la que determina las diferencias sociales entre hombres y mujeres. Las teorías de género pretenden sacar a la luz cómo las características atribuidas al género femenino son, por lo general, discriminadoras para las mujeres. Por otra parte, machismo es la ideología que considera al sexo masculino superior al femenino, lo que conlleva cierta marginación de la mujer en la sociedad. Por su parte, feminismo es el movimiento social que propugna la emancipación de la mujer hasta conseguir la igualdad de derechos con el hombre. Observamos, pues, que feminismo y machismo no son dos caras de la misma moneda. Feminista es la persona, mujer u hombre, que cree en la necesidad de restablecer a las mujeres como sujetos y agentes de pleno derecho en todos los ámbitos de la existencia. Ser feminista implica desvelar los patrones de conducta que discriminan a las mujeres, así como proponer un nuevo modelo de sociedad más justo e incluyente. Sin embargo, los movimientos feministas han tenido mala prensa, no se tiene buen concepto de ellos pero no podemos generalizar el juicio. Los movimientos feministas luchan, en su mayoría, por una sociedad y un mundo donde mujeres y hombres convivamos en igualdad desde la diferencia que nos caracteriza y están convencidos de que «El mundo de la humanidad posee dos alas: una es la mujer y la otra el hombre. Hasta que las dos alas no estén igualmente desarrolladas no podrá volar. Si una de las alas permanece débil, el vuelo será imposible». La humanidad así no podrá remontar el vuelo pero, además, al estar una de las alas más debilitada, la otra también sufre las consecuencias del exceso y terminará enfermando. Por eso, los movimientos feministas no anuncian sólo una mujer nueva sino también un hombre nuevo nacidos de una lucha lenta y dura por la conquista de su propia humanidad. Realmente necesitamos una Humanidad nueva; queremos volar. La cuestión de la «mujer» no es algo puntual, no es un «tema» interesante, un tema de moda, ni tampoco algo más o menos marginal en la existencia humana, sino que está en la base y atañe profundamente a toda la existencia. La economía, la política, la familia, la educación, el trabajo, el lenguaje, la religión, la sexualidad… todo queda resituado por la presencia o la ausencia de las mujeres. Hay que desarrollar las dos alas, la que está más débil habrá que potenciarla más. Es, pues, una tarea a realizar conjuntamente, hombres y mujeres de nuestro mundo, todas y todos debemos de cooperar porque es una responsabilidad que hay que entenderla como común y por lo tanto debe ser compartida. Ser mujer es una forma de ser y de sentir la vida y la relación, de componer o edificar el mundo, de tocar las raíces de la justicia y los movimientos feministas promueven un nuevo modelo de relación donde se dé el paso de unas relaciones jerárquicas y piramidales a otras más igualitarias. Esto repercute en toda la humanidad porque en definitiva afecta a la forma de ser mujer pero también a la forma de ser varón. Mª Carmen Martín Gavillero Realidad y Sabiduría MUJERES DEL SUR la alegre fuerza de la utopía «La utopía es posible si optamos por ella, venciendo el pasado esclavo, forjando el duro presente y forzando el nuevo mañana». Pedro Casaldáliga. La lucha por la justicia En este paraíso terrenal que habitamos, y sobre todo en algunos lugares del planeta donde la naturaleza es rica y exuberante, donde las plantas alcanzan muchos metros de altura, allí donde los ríos son aún caudalosos, y las especies animales aún son diversas, encontramos grupos de seres humanos que reivindican el derecho a permanecer en su tierra, y «arraigarse». Lugares donde la explotación también «hace su agosto» y las multinacionales amenazan con devastar, remotos del mundo, allí donde la guerra alcanza su crudeza mayor en América Latina o en África. Donde los gobiernos no llegan y se siguen cometiendo atrocidades.Allí, escondidos, existen pueblos enteros en vías de extinción sin que eso parezca importar demasiado a la hegemonía del mercado. En estos lugares, la violencia es rutina, se mata por robar, por ser de «los otros», y a veces, por nada. Sin razones quedan las viudas y los huérfanos. Los jóvenes siguen ansiando el sueño americano-europeo.Y mientras los ricos se enriquecen y viven seguros, el pueblo llora y muere sin piedad. Las mujeres indígenas cargan, literalmente, el peso de las cosechas y del agua; mujeres que soportan la parte peor en las guerras: ser violadas, perder a sus hijos. Son mujeres, pero se les trata como seres inferiores. Mujeres en pie Es tiempo de escuchar a las mujeres. No sólo porque tienen algo importante, afectivamente hablando, que aportar al mundo. También hay que escuchar sus pensamientos. Su forma de abordar la realidad y re- solver los problemas. Su peculiar energía creativa para recomponer lo roto. Muchas mujeres del Sur están en pie. Tratando de dejar un mundo mejor para los suyos, mujeres despiertas con la conciencia alerta y las manos prontas a hacer causa con la justicia. Trabajadoras de sol a sol, que sacan a sus hijos adelante, que quieren estudiar e incluso sacarse una carrera. Aman a sus hijos y a su pueblo. Contra viento y marea, resultan imparables. Contagian a hombres y a niños. Son mujeres que luchan toda la vida por salir de la esclavitud y del anonimato. Mujeres, ¿nos acuerpamos? Esta expresión tan rica que viene de allá, la utilizamos ahora entre nosotras, algunas de las mujeres que nos nutrimos de la fuerza alegre que nace de la lucha por la justicia en cualquier lugar. Es una lucha que no empuña armas, sino palabras y vida. Es la fuerza de quién no quiere ser esclava ni sometida. Es la «garra» de la que se compromete a fondo, y no necesita oropeles ni poder. Es, sin duda, la opción por lo humano que se hace cuerpo que abraza y «acuerpa», para «ser con otros y otras», para ser del todo humanos y humanas. ¿Quién nos impide acuerparnos, dejarnos invadir por esta fuerza transformadora, y que nos arropemos y acompañemos? Las mujeres de aquí que lo tenemos más fácil podemos optar por las batallas y las competiciones, o por el contrario, podemos entrelazarnos con las otras mujeres que caminan por senderos escarpados y polvorientos, y aprender de ellas. No tengo duda: De ellas es para siempre el Reino de los Cielos, y yo, aún de lejos, no me quiero perder ir de su mano. Rosa María Belda Moreno Tejiendo la vida DESCUBRO A DIOS EN LO PEQUEÑO, EN LO SENCILLO, EN LA VIDA Hola, soy Paqui, tengo 35 años soy la segunda de cinco hermanos, procedo de una familia cristiana, obrera y humilde. Siempre he estado participando en la parroquia de mi pueblo, Miguelturra, acompañando grupos de catequesis y confirmación, fue en este periodo donde conocí la JOC (Juventud Obrera Cristiana). Mi recorrido en la JOC ha estado marcado por descubrir a un Dios cercano, un Dios pequeño y sencillo, un Dios encarnado en los jóvenes de la clase obrera, un Dios que está con los más pobres de la tierra. He tenido el privilegio de rezar desde la vida, desde lo cotidiano, desde lo concreto, es así como he ido descubriendo y queriendo a Dios en los rostros de los chavales que a lo largo de este caminar he acompañado en la misión y evangelización. Después de descubrir la grandeza de lo pequeño, es imposible quitar la mirada de la vida pequeña, de los pequeños de la tierra, de los pobres de la tierra. Esto ha vertebrado mi vida. Mi opción por los pobres es clara y mi vida la dedico a ellos, en mi trabajo, en mi tiempo libre…; se ha convertido en un estilo de vida. En la actualidad trabajo en el CAI (Centro de Atención Integral) de Cáritas de Ciudad Real, donde siento y veo cómo Dios está en los rostros de las personas que pasan por aquí. También formo parte de un grupo de Mujeres y Teología que inició su andadura hace unos 3 años y continúo en la JOC, ahora como adulta. Quiero compartir con vosotras/os mis inicios en el grupo de Mujeres y Teología. Cuando me propusieron formar parte de este grupo no estaba muy animada, pensaba que mi descubrimiento de ese Dios sencillo y de los pobres era más que suficiente para tener una vida comprometida y con sentido. Pero algo dentro de mi me impulsaba a conocerlo. ¿Un grupo de mujeres y teología? yo, que no tengo mucha idea de la teología. Realmente fue algo que no se puede explicar o al menos yo no sé como hacerlo. Desde el primer día que nos reunimos sentí en el ambiente que aquellas mujeres tenían mucho que decir y me sentía muy a gusto, compartiendo la vida desde nuestro ser mujer, y en medio de esta vida compartida estaba Dios, un Dios con rostro de mujer. Aquí empecé a descubrir el rostro de Dios en las mujeres. En este momento mi mirada vislumbró un horizonte hasta entonces desconocido, era esa mirada que aún nadie me había mostrado, pero que en el fondo de toda mujer está, es la mirada de la libertad, de la justicia, de la igualdad y sobre todo del amor. Desde aquellos inicios he ido descubriendo y, a la vez, sufriendo por tantas injusticias y humillaciones que han sufrido y estamos sufriendo las mujeres, por el hecho de ser mujeres. Al principio no quería ver ni saber más, me quería quedar así con lo que había heredado de esta cultura patriarcal, pero pronto me di cuenta que es imposible, ¿cómo cerrar los ojos ante la liberación? Es cierto que no es fácil, pues en el camino hacia esa liberación hay muchos obstáculos, pero sé que Dios nos eligió y nos ha «ungido». El está en contra de toda opresión y sumisión. Ahora no puedo ni quiero parar de seguir conociendo y saboreando el camino hacia mi libertad y la libertad de todas las mujeres de la tierra. En este camino hemos llorado y hemos reído pero, sobre todo, nos hemos querido así, como mujeres libres y cristianas. Aún me quedan muchas cosas por descubrir pero no entiendo mi vida sin llegar a descubrir ese horizonte que oteo rebosante de libertad y amor para las y los pobres de la tierra y para la humanidad. Un abrazo en Dios Padre y Madre. Paqui. Para la Reflexión BIENAVENTURANZAS PARA EMPEZAR Dichosas las que emprenden el camino como torrente generoso que renueva a su paso, o como fuente sencilla al borde del sendero para la sed de las y los caminantes. Dichosas las que en cualquier ruta son puente disponible y fraterno, para tender caminos, para unir voluntades, para buscar estrellas en la noche. Te r ecomendamos recomendamos CUANDO LA PALABRA SE HACE CUERPO... EN CUERPO DE MUJER (Narcea Ediciones) de Emma Martínez Ocaña Dichosas las que saben dar y recibir con corazón sencillo, grande como una casa donde siempre se cabe y bueno como el pan que se ofrece en los pueblos. Dichosas las atentas al eco del camino, a los pasos de Aquel que llega cada tarde, y al pulso de su amor que permanece siempre. Dichosas las que escuchan el dolor de las gentes, y gozan con sus gozos, y salen a su encuentro, y aprenden muchas cosas de todos los sencillos y de todas las sencillas. Dichosas las que creen en el don de la vida, y agradecen el beso del sol cada mañana, y salen a las calles a vender esperanzas. Dichosas las que cuidan de su pozo interior y encuentran a Dios dentro; y tratan de amistad, y abandonan las cargas, los miedos y la vida en sus manos de Padre-Madre que envían y sostienen. Dichosas las que viven para ser cada día como un árbol fecundo que renueva la savia, que ahonda sus raíces, que regala su sombra y eleva su copa hacia la altura. AMEN Partiendo del convencimiento de que hasta que la fe no se verifica en nuestro cuerpo, no se hace verdad histórica, Emma expone en este libro una manera de hacer de nuestro cuerpo transparencia de Dios. Un grupo de mujeres bíblicas alcanzadas en sus cuerpos de mujeres por Dios, nos narran, cada una a su manera, esa experiencia. Emma Martínez Ocaña, licenciada en Historia y en Teología Espiritual, es profesora de Psicología de la Religión. Psicoterapeuta individual y de grupo, orienta encuentros de integración madurez humanamadurez cristiana y Ejercicios Espirituales. Es miembro de la Institución Teresiana, de la Asociación de Teólogas Españolas y de Mujeres y Teología. Otras mujer es h acen mujeres hacen Los grupos de Mujeres y Teología de Madrid dedican unas Jornadas al año a la Oración. En este próximo Octubre se celebrarán los días 6 y 7. Durante los días 19, 20 y 21 de Octubre va a tener lugar el XVI Encuentro Nacional de Mujeres y Teología en Valencia, con el lema Escuchando el clamor de la tierra. En él participan los distintos grupos de Mujeres y Teología que existen en el estado español. Es un espacio privilegiado para compartir la vida de los distintos grupos, y para reflexionar sobre algún aspecto de la realidad social y eclesial desde la perspectiva de género. El año pasado el grupo de Ciudad Real participó en el Encuentro de Zaragoza y este año también lo hará en el de Valencia. Las personas que estéis interesadas en estos Encuentros, podéis dirigiros a nosotras a través de e-mail o por teléfono. Coordina: Mª Carmen Martín Gavillero. Tfno.: 678.89.88.38 E-mail: sororidadmt@hotmail.com