ESCUELA INTERCULTURAL Y FAMILIAS INMIGRANTES. EXPECTATIVAS ACERCA DE LA EDUCACIÓN Miguel A. Santos Rego (hemicchu@usc.es). Mª del Mar Lorenzo Moledo (hemlcc@usc.es) Nuria Abal Alonso (nuriaice@usc.es) Sonia Basanta Montenegro (soniaice@usc.es) Lucía Maquieira Caeiro (luciaice@usc.es) Diana Priegue Caamaño (dianaice@usc.es) Instituto de Ciencias de la Educación Universidad de Santiago de Compostela Resumen El incremento de los flujos migratorios hacia nuestro país constituye un importante reto para la sociedad en general y particularmente para la escuela, con implicaciones diversas que convierten a la familia en principal foco de atención. En este contexto cobra mayor sentido el análisis de las expectativas educativas desde la instancia familiar, cuyo conocimiento facilitará el diseño e implementación de estrategias de apoyo a la acción pedagógica de los profesionales de la educación. La escuela debe avanzar más en su necesaria reformulación de fines y metas de corte intercultural, con afán integrador e inclusivo para todos y no sólo para el alumnado inmigrante. Subrayamos la importancia de llevar a cabo cambios en diversas esferas y de contar con el apoyo y el compromiso de la sociedad en su conjunto a fin de crear y consolidar espacios donde la pluralidad y apertura sean fundamentados en un diálogo intercultural. Abstract The boom of the migratory flows our country has affected in a well-known way in two important instances of the civil life as they are the school and the family, being this one of high-priority attention in this work, whose objective in not other that to analyzed the expectations that have on the education the immigrants families established at the Community of Galicia. The fundamental assumption in that knowledge can facilitate the design and implementation of strategies of support to the pedagogical action on the part of the professionals of the education, We state that the school must advance more in the necessary reformulation of aims and goals in agree with intention of intercultural action, with effort to integrate and to include for everybody and not only for the immigrant students. We emphasized the importance of carrying out changes in diverse spheres and of trying a greater social compromise in order to create and to consolidate spaces community development having into account the same cultural diversity. 1. Introducción Es evidente que la considerable llegada de inmigrantes a nuestro país ha traído consigo diversas repercusiones a todos los niveles. La escuela, lugar de encuentro de la diversidad cultural de la sociedad del siglo XXI, no permanece ajena a una realidad repleta de nuevos retos y recientes necesidades que han surgido al compás de las transformaciones acontecidas a lo largo de los últimos años y que han afectado al territorio mundial en su conjunto. Esta situación ha afectado, como no podía ser de otra manera, a la escuela, modificando sus referentes sociales y solicitando toda clase de cambios (organizativos, curriculares, culturales, etc.) que también afectan a su relación con las familias, tanto las inmigrantes como las propiamente autóctonas. En ese marco es en el que cobra mayor sentido el análisis de las expectativas educativas desde la instancia familiar, cuyo conocimiento puede ayudar a trazar mejores estrategias de apoyo a la acción de los profesionales de la educación. 2. Inmigración y cambio familiar: nuevas necesidades educativas En los últimos tiempos los movimientos migratorios alcanzan cada vez un número mayor de personas y afectan a un gran número de países, disminuyendo las zonas que quedan al margen de estas corrientes migratorias. Además de su crecimiento cuantitativo, hay que destacar su variedad, pues junto a titulados universitarios se encuentran trabajadores cualificados, maridos que emigran solos convirtiendo a sus esposas en “viudas temporales”, mujeres que emigran en solitario, ya sea de forma independiente o poniendo en marcha una cadena emigratoria a la que se incorporarán otros familiares, sin olvidar las familias que emigran al completo. Con la emigración, por lo tanto, es razonable pensar que la vida familiar experimenta diferentes acontecimientos, tales como, divorcios y separaciones de la pareja, lo que ha llevado a un notable incremento en el número de familias monoparentales (Pérez Díaz et al., 2001), así como la creación de nuevas familias en el punto de destino, efectos negativos sobre las relaciones paterno-filiales, secuelas psicológicas de culpa, abandono, soledad, 2 añoranza, miedo, ansiedad, etc. Puede ocurrir también (y, de hecho ocurre con bastante frecuencia) que la mujer encuentre trabajo antes que el hombre y ello suponga un cambio en los roles sexuales tradicionales que se aplican a uno y a otro. Así pues, inmigración y cambio familiar caminan a la par. “Con la emigración no solo cambia la familia que viaja en pos de una vida mejor. También lo hace el complejo familiar del país que recibe, en la medida en que la esfera pública se convierte en un escenario de encuentro, incluso de conflicto entre valores y actitudes sobre los más diversos aspectos de la convivencia” (Santos et al., 2004: 210). Es aquí donde la migración obliga a reflexionar sobre la relación entre el Uno y el Otro y superar un concepto restrictivo de la diversidad cultural en las naciones actuales. Así, las migraciones como fenómeno permanente, tanto por su fuerza cuantitativa como por su complejidad cualitativa, cuestionan el modelo tradicional de sociedad y fuerzan la consideración, a nivel de reflexión, gestión y acción, de los diferentes grupos culturales y étnicos, en la organización, construcción y constitución de la sociedad futura. Tenemos presente, en todo caso, que por encima de todos estos cambios, la familia sigue constituyendo un grupo humano en el que confluyen todo un conjunto de relaciones, vivencias e interacciones personales de difícil cuantificación. Y aunque nuestra sociedad, nuestro modelo de vida, ha ido modificando progresivamente la morfología familiar, la familia constituye uno de los núcleos sociales donde se ejerce una poderosa influencia sobre el individuo (Luengo y Luzón, 2001). Sin embargo, no debe olvidarse que el núcleo familiar no existe en abstracto, sino en un contexto social determinado que favorece u obstaculiza su misma labor formativa. Pensamos, en este sentido, que el papel de la educación supone desarrollar un currículo inclusivo que integre el estudio de la diversidad cultural del país, de los derechos y responsabilidades de los ciudadanos. Desde este punto de vista, creemos firmemente en la necesidad de proporcionar oportunidades para el aprendizaje cooperativo, la comprensión y el respeto, y el entrenamiento específico para la participación social (Magsino, 2000); que podría redundar en renovadas expectativas de integración y éxito, individual y familiar, en la sociedad de acogida. 3. La perspectiva de las familias inmigrantes acerca de la educación A la hora de analizar las expectativas de las familias inmigrantes con respecto a la educación de sus hijos y tomando como punto de partida los resultados alcanzados a través del informe del Defensor del Pueblo (2003), podemos afirmar que los padres del alumnado extranjero escolarizado están muy satisfechos con el sistema educativo español, siendo este ámbito valorado más positivamente que otros servicios de primera 3 necesidad como la sanidad. Tales resultados coinciden con los alcanzados mediante el estudio realizado recientemente en la Comunidad Valenciana (cfr. Bueno y Belda, 2005), donde los padres inmigrantes ponen de manifiesto su satisfacción con el sistema educativo español y, sobre todo, hacen hincapié en que el nivel académico y los modos en que sus hijos desarrollan la actividad son realmente gratificantes. Esta valoración se debe, en un alto grado, a la función otorgada a la educación como medio de estabilidad e integración y como vía para el progreso social de las familias inmigrantes afincadas en nuestro país. En el caso concreto de Galicia, el estudio realizado por Santos et al. (2004) posibilitó algunas conclusiones al indagar acerca de las funciones que los padres de alumnos inmigrantes otorgan a la escuela. En primer lugar, conviene decir que en esta investigación se le pidió a los padres que hicieran una diferenciación entre los aspectos a los que daban prioridad para hijos e hijas, ya que, hipotéticamente, las tradiciones culturales de los colectivos mayoritarios que viven en la comunidad gallega repercuten ampliamente en los roles asignados para hombres y mujeres. El supuesto de diversificación de roles del que se ha partido se constata en la práctica. Los datos (ver gráfico 1) muestran como para los hijos la principal función de la educación, según los padres, es en primer lugar, (44,3%) la preparación para acceder al mundo laboral y, en segundo, (36,4%) la adquisición de una cultura general. Con respecto a las hijas, lo más importante (35,6%) es que la educación las ayude a aprender a cumplir con sus obligaciones, y que les proporcione una formación cultural general (35,4%). Gráfico 1: Percepción de la funcionalidad de la escuela para el futuro de sus hijos 4 Cultura general 50 40 44,3 36,4 35,4 35,8 33,9 30 31 26,4 25,1 20 10 2,2 2,8 Hijos Hijas 0 Aprender a cumplir con su deber Aprender a valorar la belleza y el arte Insertarse en la sociedad Prepararse para un empleo Fuente: Santos et al., 2004. Retomando las diferencias culturales entre los diversos colectivos, la investigación a la que nos referimos refleja perfectamente este hecho. Para los padres latinoamericanos, todos sus descendientes, sea cual sea su sexo, deben adquirir, por intermediación de la escuela, una formación cultural básica y, además, aprender a cumplir con todas sus obligaciones. Sin embargo, las familias árabes consideran que la educación debe proporcionarles a sus hijos aquellas habilidades y destrezas instrumentales que les permitan integrarse con mayor facilidad en el mundo laboral. Otro estudio realizado en tierras malagueñas por Esteve y Ruiz (Santos et al., 2004) pone de manifiesto las diferencias existentes en este sentido entre ambos cónyuges. La figura paterna tiene una mayor preocupación por el rendimiento escolar y los resultados académicos, mientras que las preocupaciones de las madres giran más en torno al verdadero sentido de la educación. Un aspecto importante para conocer con mayor profundidad la valoración que los padres inmigrantes hacen de la educación, es analizar el proceso de elección de centro educativo que llevan adelante cuando se proponen escolarizar a sus hijos en nuestro sistema educativo. Sin embargo, antes de centrarnos en este aspecto, no podemos olvidarnos de la existencia de dos modelos que condicionan la integración escolar del alumnado inmigrante. Por una parte, los niños que han sido escolarizados únicamente en el país de acogida, y por otra, aquellos que ya han sido escolarizados en el país de origen y que posteriormente acuden a aulas del país de acogida. Con respecto a estos últimos, no podemos obviar las diferencias existentes entre ambos sistemas educativos en cuestiones fundamentales como el diseño curricular, la estructura de las etapas educativas, la metodología utilizada, los procedimientos de evaluación, los horarios, etc. Todos estos aspectos van a influir de forma directa en el rendimiento escolar del nuevo alumnado y en su trayectoria educativa, pudiendo convertirse en un importante 5 obstáculo para terminar con éxito su escolarización, si no se utilizan los medios y estrategias necesarias para suplir posibles carencias. En este sentido hay que resaltar que el éxito o fracaso de estos niños está condicionado en gran medida por la edad en la que son escolarizados en el país de acogida. Por lo tanto, aspectos como el país de procedencia, al decir de Izquierdo (2003), no son definitivos en cuanto a su repercusión negativa en el fracaso durante el proceso de escolarización de los niños inmigrantes. Como prueba de esta afirmación nos referimos al estudio que realiza la Defensora del Pueblo de Castilla-La Mancha (2003) en la Etapa de Educación Infantil, donde se llega a la conclusión de que los alumnos inmigrantes escolarizados desde los tres años se integran en el centro escolar con la mismas dificultades que el alumnado autóctono. Para analizar los factores que influyen en la elección de centro por parte de las familias inmigrantes tomaremos de nuevo como referencia el estudio realizado por Santos et al. (2004). En la mencionada investigación se afirma que las familias extranjeras afincadas en Galicia a la hora de elegir un centro educativo u otro para escolarizar a sus hijos, optan por la asignación administrativa (40,6%) o bien por las recomendaciones que, al respecto, les hacen sus amigos (21,3%). Un menor porcentaje (15,4%) toman esta decisión fundamentándose en razones estrictamente pedagógicas. La cercanía a la vivienda familiar es otro de los factores que influyen en la elección de centro con un porcentaje importante (19,9%) (ver gráfico 2). Gráfico 2: Motivo de elección del centro educativo 50 40,6 40 30 21,3 15,9 20 10 19,9 2,3 0 Porque le fue asignado por las autoridades Porque me lo recom endaron los am igos Por haber alum nos de distintos países Porque me gusta su proyecto educativo Otras Fuente: Santos et al., 2004. Estos datos coinciden con los resultados que se reflejan en el Informe del Defensor del Pueblo (2003), en el cual se determina que los principales motivos de elección de centro son la proximidad al domicilio y la formación que reciben los 6 alumnos. La investigación llevada a cabo en Málaga indica que un 69,2% de los padres toma esta decisión sin tener ningún tipo de motivación especial, quizás porque esta elección está supeditada al criterio de correspondencia de centro por cercanía al domicilio familiar, tal y como afirma la mayor parte de porcentaje restante (30,8%). El estudio realizado por Aparicio (2003) menciona otros dos elementos: por una parte, la posibilidad de ampliar la jornada escolar con clases de apoyo o bien con actividades extraescolares, y por otra, el carácter religioso del centro y el grado de control ejercido en el mismo. Como venimos afirmando, cuando los padres escolarizan a sus hijos se crean una serie de aspiraciones vinculadas al deseado progreso social en el seno de la sociedad de acogida. No cabe duda de que estas expectativas condicionan las relaciones que los hijos mantienen con los docentes y con sus compañeros, y determinan en un alto grado sus éxitos académicos. Al mismo tiempo, no podemos pasar por alto que el gradiente de expectativas de los progenitores se encuentra estrechamente vinculado al nivel de integración de la familia en la sociedad de acogida. Los datos que nos proporciona el estudio realizado en nuestra comunidad ponen de manifiesto, una vez más, las diferencias existentes entre hijos e hijas, y entre en el colectivo árabe y latinoamericano en lo que a expectativas se refiere. En primer lugar, tanto para los hijos (78,1%) como para las hijas (82,7%) se espera que alcancen estudios universitarios. Si bien apenas parecen darse diferencias, en lo que se refiere a la Formación Profesional, tal y como se muestra en el siguiente gráfico, los porcentajes se incrementan a favor de los hijos. Gráfico 3: Expectativas sobre el nivel de estudios 100 82,7 78,1 80 60 40 20 16,4 1,8 3,8 2,1 3 12,2 0 Hijos Obligatorios Bachillerato Hijas Formación Profesional Universitarios/Superiores Fuente: Santos et al., 2004. 7 Aparentemente, las diferencias existentes entre las expectativas de los padres en cuanto al nivel de estudios que anhelan para sus hijos no son significativas. No obstante, si nos centramos en las familias árabes, la distancia entre ambos porcentajes se incrementa notablemente. Así pues, un 44,1% de los padres que participaron en el citado trabajo desea que sus hijos realicen estudios de Formación Profesional, mientras que el 35,3% se decanta por la realización de estudios superiores. En cuanto a las hijas, sólo el 27,6% de los padres árabes entrevistados desearía que estas obtuvieran una titulación profesional, ya que la mayoría de los mismos (51,7%) se decanta porque sus hijas cursen estudios universitarios. Los resultados obtenidos en el estudio de los profesores malagueños coinciden con los de la investigación gallega, pues, el 84,6% de los padres marroquíes tiene unas expectativas elevadas en cuanto a los logros académicos de sus hijos, poniendo de manifiesto el deseo de que estos realicen estudios universitarios con el fin de que acceder a puestos laborales de alta cualificación. En definitiva, los datos proporcionados a partir del estudio realizado en el ICE de la USC, junto con los aportados por los investigadores malagueños, dan a conocer la confianza depositada por las familias inmigrantes en el sistema educativo. Ambas investigaciones concluyen que los padres árabes esperan que sus hijos alcancen estudios profesionales, supeditados pues a los estereotipos tradicionales que consideran el desempeño de un oficio como una característica propia del rol masculino en la sociedad. En esta misma línea, los hijos, también ligados a los rasgos diferenciadores de su cultura, desean alcanzar una formación universitaria que les facilite el camino hacia un trabajo digno y que, al mismo tiempo, haga posible el cumplimiento de las expectativas académicas de sus padres. Así pues, a pesar de los escasos estudios realizados hasta el momento en este campo, sus resultados no dejan lugar a dudas. Los padres inmigrantes son conscientes de la importancia que cabe otorgar a la educación en la promoción social de sus familias en el país de acogida. Por y para ello, la inversión en educación es un aspecto fundamental en la economía inmigrante, una inversión a largo plazo que traerá consigo beneficios para todos y cada uno de los miembros del grupo familiar. 4. La educación intercultural como vía de integración y participación Tal y como ponen de manifiesto los diferentes estudios realizados al respecto, las familias inmigrantes tienen depositada una gran confianza en la escuela como vehículo de integración, tanto individual como familiar, en la sociedad de acogida. Al mismo tiempo, si partimos de la idea de que el ambiente familiar y escolar son los que 8 más influyen en el desarrollo del individuo y su proceso educativo, no cabe duda de que entre escuela y familia debe existir una estrecha comunicación a fin de lograr una visión globalizada y completa del alumno, eliminando, en la medida de lo posible, discrepancias y antagonismos a favor de la unificación de criterios de actuación y apoyo mutuo. Familia y escuela, por derecho y por deber, tienen responsabilidades educativas por lo que, necesariamente, han de ir juntas en una estrategia de trabajo común, tratando de compensar esfuerzos y metas en una comunidad de vida concreta (Martínez y Fuster, 1995; Fuente, 1996). Conscientes de las enormes dificultades, a la hora de plantear un nuevo modelo educativo como el que podría girar alrededor de la educación intercultural, debemos tener en cuenta que esta perspectiva implica una reconceptualización del valor de la diferencia hacia los principios de igualdad, justicia y libertad y todo ello para establecer un compromiso permanente con las culturas minoritarias (López, 2000). En este sentido, el principio básico de la interculturalidad sería el de tender puentes hacia la comprensión de las distintas identidades culturales, no como entidades cerradas y aisladas (Said, 2001), sino como espacios donde la pluralidad y apertura sean fundamentados en un diálogo intercultural. De hecho, Carbonell (2000), en su decálogo para construir una educación verdaderamente intercultural, destaca la importancia de generar un nuevo espacio social de respeto a las diferencias humanas y sociales desde una perspectiva de igualdad y de inclusión para todas las personas y culturas; y en verdad, esa construcción debe partir desde las primeras edades, por lo cual, resulta decisivo facilitar y promover las condiciones óptimas de convivencia en las aulas y en la misma comunidad. Difícil es siempre la tarea de plasmar estos pensamientos en la práctica educativa, pues no en vano una de las dificultades que manifiestan los centros educativos que escolarizan a alumnos y alumnas hijos de familias inmigrantes es encontrar los canales de comunicación adecuados con estas familias teniendo en cuenta cuestiones de horario, idioma, inseguridad social en el entorno familiar, falta de información y otras (Bueno y Belda, 2005). A fin de superar obstáculos y dificultades como las que acabamos de describir, el diseño e implementación de un plan de acogida facilitaría la creación de espacios de comunicación alternativos y flexibles (escuela de padres y madres tanto inmigrantes como autóctonos, encuentros informales, espacios de apoyo sobre el aprendizaje de la lengua, talleres de teatro, jornadas culturales,… Creemos que la AMPA (Asociación de 9 Madres y Padres de Alumnos) puede tener un papel clave, creando espacios de relación y un clima de diálogo con el apoyo del profesorado. Pero no se trata sólo de poner a disposición los espacios sino, sobre todo, de promover una participación de calidad, movilizando los recursos disponibles a partir de la necesaria implicación en el proceso por parte de las autoridades locales competentes. Conclusiones La puesta en práctica de un proyecto educativo intercultural será una entelequia sino se producen cambios en diversas esferas, requiriéndose, desde luego, la participación de la sociedad en su conjunto. Aún no existiendo soluciones mágicas, la implicación de las administraciones públicas, el apoyo de las organizaciones cívicas y el compromiso de una escuela re-pensada en perspectiva intercultural (cambio curricular y metodológico), constituyen ejes de reflexión imprescindibles para el desarrollo de una ciudadanía que vaya ganando en sensibilidad y en aportaciones críticas hacia la interculturalidad. Así, en el contexto de una sociedad de acogida que dice promover la diversidad cultural como valor y como pauta de integración social, el avance intercultural se verá propulsado con un impulso a la concepción plural de las relaciones socioeducativas, estableciendo el mestizaje cultural como vía de enriquecimiento y soporte de la convivencia. El manejo del conflicto no depende sólo de recursos específicos o de conocimientos necesarios abundantes para su atención comprensiva, sino que, paralelamente, demanda la mejora de las actitudes y la clarificación de los valores emergentes en los contextos sociales de nuestro tiempo. La escuela tiene que avanzar más en su necesaria reformulación de fines y metas de corte intercultural, con afán integrador e inclusivo para todos y no sólo para el alumnado inmigrante o para el que requiere atención específica a su diversidad. La diversidad no la aportan ellos, la aportamos todos; no le afecta únicamente a ellos, nos afecta a todos; no sólo ellos son los que tienen que “normalizarse” en el sistema educativo, todos tenemos que aprender nuevas formas de vivir en una realidad nueva (Fundación Encuentro, 2005). El progreso de la civilidad en la esfera pública de la sociedad civil así lo solicita. Al respecto, como hemos entrevisto en este estudio, contamos con expectativas bien dispuestas desde el medio familiar de no pocos inmigrantes en nuestro país. Por ello, el sistema educativo y los profesionales de la educación no deberíamos desaprovechar la ocasión que la coyuntura nos brinda para pedir el esfuerzo inversor, complementario en aras de una sociedad más equitativa. 10 Referencias Aparicio, R. (2003): El entorno familiar de los menores de origen extranjero escolarizados en Madrid, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas. Bueno, J. R. y Belda, J. F. (dirs.) (2005): Familias inmigrantes en la escuela, Valencia, Universitat de València. Carbonell, F. (2000): Decálogo para una educación intercultural, Cuadernos de Pedagogía, 290, 90-94. Defensor del Pueblo (2003): La escolarización del alumnado inmigrante en España (II vols.), Madrid, Defensor del Pueblo. 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