Noviembre: defensas en alerta Si intentamos relacionar el deporte con el sistema inmunitario de nuestro organismo, a primera vista, parece que no tienen ninguna relación. Las evidencias que relacionan la actividad deportiva y la eficacia del sistema inmunológico han ido incrementando a medida que la ciencia que estudia nuestras defensas ha ido creciendo en conocimientos. Son muchos los factores que influyen en el estado inmunitario del deportista y, por lo tanto, en el riesgo de ser infectados por un virus o bacteria. Por un lado están el estado de salud del sujeto y su nivel de acondicionamiento físico. Por el otro, la intensidad, la duración y la frecuencia del ejercicio. De la relación que haya entre estos factores, así como de otros neuroendocrinos y nutricionales, depende el número y la función de los leucocitos, protagonistas del sistema inmunitario. Brevemente… ¿qué es el sistema inmunitario? El sistema inmunitario es una entidad de defensa con una capacidad adaptativa muy importante. Es capaz de generar una gran variedad de células y moléculas capaces de reconocer y eliminar una gran diversidad de invasores extraños. Existen la inmunidad innata, con la que nacemos, que se refiere a la resistencia básica hacia la enfermedad, y actúa como la primera línea de defensa, y la inmunidad adquirida, que cuando se activa produce una reacción específica y una memoria inmunológica para cada uno de los agentes infecciosos con los que entramos en contacto. El funcionamiento apropiado del sistema inmune depende de varios factores, entre los que están a parte del estado nutricional, la edad, el estrés psicológico, los factores ambientales, el sueño y la herencia. En relación al deporte numerosos estudios demuestran que dos horas después de la realización de la actividad deportiva intensa se produce una disminución de la actividad de nuestras defensas. Este proceso se bautizó como “ventana abierta”. La ventana abierta es el periodo en el que el organismo es más susceptible de contraer infecciones. Su duración varía entre 3 y 72 horas después del ejercicio. Se recomienda a los atletas poner especial atención durante este periodo a fin de evitar la aparición de enfermedades repentinas. ¿Cómo tiene que ser la alimentación equilibrada para mantener nuestras defensas? En relación a los factores nutricionales, algunos atletas pueden carecer de algunos aminoácidos (glutamina), ácidos grasos esenciales Omega 3 y Omega 6, vitamina B 6, ácido fólico, vitamina E y zinc, lo cual contribuye a disminuir sus funciones de defensa. Una alimentación que aporte todo lo que necesitamos a nivel de defensas deberá incluir: Vitamina C: la podemos encontrar en Guayaba, kiwi, mango, piña, caqui, cítricos, melón, fresas, bayas, pimientos, tomate, verduras de la familia de la col, frutas y hortalizas en general. Vitamina E: presente en aceite de germen de trigo, aceite de soja, germen de cereales o cereales de grano entero (pan, arroz y pastas alimenticias integrales, etc.), aceites de oliva (principalmente, el virgen extra de primera presión en frío), vegetales de hoja verde y frutos secos. Vitamina A: la encontraremos en hígado, mantequilla, nata, huevo y lácteos completos. Beta-caroteno: presente en verduras de color verde o de coloración rojo-anaranjadoamarillento y algunas frutas (albaricoques, cerezas, melón y melocotón…). Flavonoides: en verduras de la familia de la col, verdura de hoja verde, frutas rojas, moradas y cítricos. Hierro: presente en hígado, carnes, pescado, huevo y, en menor proporción, lácteos. Zinc: las fuentes alimentarias donde lo podemos encontrar son mariscos, hígado, semillas de calabaza, quesos curados, legumbres y frutos secos, cereales completos, carnes, pescados, huevos y lácteos. El ajo añejado, el bulbo de las defensas. Para ayudar a reforzar la respuesta inmune podemos contar con complementos alimenticios como el extracto de ajo añejado. Este extracto se obtiene mediante un proceso exclusivo y natural de añejado, que favorece la modificación de algunos componentes del ajo crudo que resultan desagradables, y que pueden ser irritantes para el sistema digestivo. Durante el proceso de añejado, incrementan sustancias únicas como la S-Alilcisteina (SAC) y la S-Alil-Mercaptocisteina (SAMC). Estas sustancias son las responsables de la gran mayoría de efectos beneficiosos que ejerce el extracto de ajo añejado sobre el organismo. El resultado final del envejecimiento será un producto estable, seguro y sin olor, que servirá de ayuda para reforzar la actividad de las defensas, concretamente para ayudar a aumentar la actividad de las células NK y los linfocitos B y T. Un sistema inmune fuerte y sano nos ayudará en el ejercicio intenso. Para más información sobre nutrición deportiva consultar en la web de Vitae: http://www.vitae.es Núria Serra Dpto. Técnico Laboratorio Vitae