De colgar cuadros a producir teoría: la hora de los curadores

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cultura
| Sábado 24 de enero de 2015
CULTURA
Edición de hoy a cargo de Pablo Gianera
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De colgar cuadros
a producir teoría: la
hora de los curadores
Ocupan una posición cada vez más dominante en el mundo del
arte, imponen tendencias y causan polémicas con sus muestras
Texto Natalia Blanc | Ilustración Sebastián Dufour
D
etrás de una gran muestra suele haber un gran
curador. Para comprobar
la frase sirven de ejemplo
las exhibiciones recientes más interesantes y, al mismo tiempo, más
convocantes de los museos porteños:
Juanito y Ramona, en Malba; Lo Clásico en el Arte, en Proa, y La Seducción Fatal, en el Museo Nacional de
Bellas Artes, entre muchas otras.
La primera exposición de las célebres series de Juanito Laguna y Ramona Montiel, creadas por Antonio
Berni, contó con la curaduría de Mari
Carmen Ramírez y Marcelo Pacheco,
ex curador en jefe del Malba. Inaugurada en octubre pasado, fue visitada
por 60.000 personas en las primeras seis semanas. En Lo Clásico en el
Arte, el curador italiano Giacinto Di
Pietrantonio se propuso analizar la
supervivencia de las imágenes en el
tiempo y poner en valor el concepto
de copia en la pintura y la escultura.
Por su parte, Laura Malosetti Costa,
responsable de La Seducción Fatal,
reunió obras de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes con una
premisa: cómo se representa el deseo, el cuerpo femenino y el erotismo
en cuadros de artistas del siglo XIX.
Pero, más allá de récords de público, estos ejemplos revelan la importancia que ha adquirido el rol del curador en los últimos años. Ya no sólo
es quien piensa y diseña una muestra
y decide cómo se exhibirán las obras
expuestas; en la actualidad, la práctica curatorial se acerca a la producción teórica de un ensayista: crea un
mundo, plantea una hipótesis, propone una forma de narrar.
También genera polémica, como
sucedió con el equipo que montó la
última edición de la Bienal de San
Pablo. Este grupo interdisciplinario,
integrado por Pablo Lafuente, Char-
les Esche, Galit Eilat, Nuria Enguita
y Oren Sagiv, propuso un proceso de
trabajo colectivo que fue, al mismo
tiempo, una manera de cuestionar
el rol de un único curador como responsable de una megaferia. “Pensamos que el trabajo conjunto era
importante como cuestión práctica
y también como postura política.
Planteamos nuestra tarea curatorial
como una intervención en el mundo
del arte para demostrar que una sola
persona no puede ocuparse de todo.
Quisimos cuestionar esa idea desde
la teoría y también desde la práctica”,
dijo Lafuente a la nacion en una visita
reciente a Buenos Aires.
Español radicado transitoriamente en Brasil, Lafuente lleva quince
años como curador y es, también,
docente de una escuela de arte, editor de una revista artística sin fines de
lucro, autor de publicaciones académicas y crítico. Su trabajo se nutre de
todas esas fuentes y, además, de la investigación: “Es necesario definir un
parámetro de ideas y pensar un foco
específico para curar una muestra”.
Justo cuando el grupo comenzó
a trabajar en Brasil, sucedieron las
protestas sociales de julio de 2013.
“La gente salió a la calle a cuestionar
la política y nosotros decidimos vincular la protesta con el arte”, explica.
Es por eso que el título elegido para la
edición 2014 no fue casual: “Cómo hablar (vivir, usar, luchar, aprender…)
de cosas que no existen” aludió a la
capacidad del arte para reflexionar y
actuar sobre la sociedad. El lema elegido expresó la posición ideológica
de los curadores: “Es una visión del
mundo. No quisimos definir e imponer un tema desde el comienzo y que
todos (artistas, obra, público, institución) se adaptaran a él. Esa hubiera
sido una postura bastante arrogante.
En cambio, pensamos cómo desarro-
llar un proyecto sobre la base de una
metodología de diálogo. Organizamos encuentros abiertos en todo el
país con artistas, curadores, críticos,
activistas culturales. Les preguntamos sobre sus necesidades artísticas
y políticas: qué está pasando aquí,
qué es importante”. El resultado fue
una selección de artistas cuya obra
está más relacionada con cuestiones sociales que con las tendencias
actuales del mercado.
Más allá de la experiencia de la
bienal, para Lafuente, el curador es
quien valida un proyecto artístico.
“Antes se lo consideraba la persona
que facilitaba una muestra. Ese concepto empezó a cambiar con gente
como el alemán Kasper Köning y se
pasó a reconocer un trabajo de autor.
En los años 90 surgieron en Europa
y Estados Unidos escuelas de curaduría, que hacen foco en esa figura:
alguien que da marco y autoridad a
una exhibición. Hoy, los curadores
articulan teoría en relación con obras
y crean visibilidad para los artistas.”
Para Marcelo Pacheco, uno de los
especialistas en curaduría más prestigiosos del país, que trabajó casi una
década en el Bellas Artes, otro tanto
en la Fundación Espigas y doce años
en el Malba, “el curador no es un
artista ni un académico”. Pacheco
considera que “la práctica curatorial consiste en pensar estrategias
narrativas para exponer al público
una hipótesis propia, una postura
sobre el arte. El rol del curador no es
hacer una lista de artistas, sino pensar de qué manera, con qué recursos
técnicos, narrativos y artísticos es
posible mostrar las obras. Aunque
no es el artista, el curador es también
el autor de la muestra. Yo creo en la
curaduría de autor”.
Durante su gestión, el Malba consolidó su lugar en el mapa de los mu-
seos porteños y se posicionó como el
preferido del público local y extranjero. “Cuando acepté el cargo, me
propuse construir un programa curatorial, darle al museo una variedad
de propuestas que a su vez creara un
público, lo fidelizara y lo pusiera en
el mapa. Y todo eso sucedió.”
Cuando se le pregunta por los hitos de su gestión al frente del departamento de curaduría del Malba,
Pacheco no duda: “No he vuelto a
hacer otra exposición como Amigos
del Arte. Me siento muy orgulloso de
ese proyecto. Fue una forma de exhibición que, por entonces, Buenos
Aires no había visto: con múltiples
tecnologías, soportes y actividades.
Pude demostrar que, además de pintores, movimientos y estilos, se podía
contar la historia de una institución
que marcó una época: los primeros
cuarenta años del siglo XX para la
Argentina. Fue una muestra muy
convocante y, al mismo tiempo, un
muy buen espectáculo”.
Montada en el Malba, entre noviembre de 2008 y febrero de 2009,
en Amigos del Arte se exhibieron
cien obras de artistas como Fernando
Fader, Cesáreo Bernaldo de Quirós,
Ernesto de la Cárcova, Benito Quinquela Martín, Emilio Pettoruti, Raúl
Soldi, Antonio Berni y Xul Solar, ade-
más de fotografías, publicaciones, filmaciones, afiches, películas, diarios
y revistas de la época.
El trabajo preferido de Pacheco resume la postura que sostiene como
curador: aunque le interesa que una
muestra no pase inadvertida para el
público y la crítica, su premisa al pensar un proyecto es exponer una idea
propia sobre el devenir del arte.
En ese punto coincide con Lafuente, para quien la creación artística “es
un instrumento que puede hacer que
el mundo sea más amplio”. El curador, en definitiva, sería quien puede
lograr un cambio de perspectiva con
el arte como instrumento. ß
1952-2015
Gala de Mar Zurich, esta noche
El artista chileno fue un emblema
de la resistencia cultural
mar del plata. Habrá un concierto lírico y solidario al aire libre
Pedro Lemebel
Darío Palavecino
Figura fundamental de las letras
chilenas de las últimas décadas,
Pedro Lemebel, que murió ayer a
los 62 años de un cáncer de laringe, mantuvo siempre una inflexible coherencia entre vida y obra.
Así lo hizo notar también la propia
presidenta Michelle Bachelet: “Estuvo siempre en la resistencia, fue
consecuente hasta el último día, y
su legado cultural enriquece el país
que somos”.
Fue un artista de la hibridez que
encontró en los géneros fronterizos,
poco definidos, de la crónica, el relato y la performance el territorio propicio para desplegar una prosa de un
barroquismo deslumbrante.
En una entrevista de 2010, Lemebel dijo a la nacion: “Empecé escri-
biendo cuentos y me fue muy bien.
Pero en algún momento sentí que
se vivía una situación tremenda en
mi país. Había un horror que estaba tapado por el esplendor económico de esos años, entre 1980 y
1986. Nos íbamos a Brasil y comprábamos de todo, era el “deme
dos” que ustedes también vivieron.
Me di cuenta de que no podía escribir cuentos cuando la realidad estaba quemando mi acontecer. Por
eso me dediqué a la crónica, que
me quedó como anillo al dedo”.
Lemebel había nacido en Providencia, Santiago, en 1952. De chico
conoció la pobreza y esa vivencia lo
marcaría a fuego. En 1995, publicó La esquina es mi corazón, su primer libro de crónicas, que contenía
fuertes críticas al ambiente cultural de los años de Pinochet. Luego siguieron, entre otros títulos,
De perlas y cicatrices (1998), Adiós
mariquita linda (2004) y la novela
Tengo miedo torero (2001).
Uno de sus textos más famosos
es el poema titulado “Manifiesto
(Hablo por mi diferencia)”, que
empezaba así: “No soy Pasolini pidiendo explicaciones/ No soy Ginsberg expulsado de Cuba/ No soy un
marica disfrazado de poeta/ No necesito disfraz/ Aquí está mi cara/
Hablo por mi diferencia/ Defiendo
lo que soy/ Y no soy tan raro/ Me
apesta la injusticia...”. Hay en estas
líneas la declaración de una poética que se fundaba en los márgenes
y en la resistencia. ß
CORRESPONSAL EN MAR DEL PLATA
MAR DEL PLATA.– Siempre al
aire libre y en el tradicional escenario de Playa Grande, esta noche
se vivirá una nueva edición de la
Gala de Mar Zurich, el concierto
lírico con acceso gratuito para el
público que propone uno de los
espectáculos artísticos más destacados de la temporada y, al mismo
tiempo, una convocatoria solidaria que comparten tanto los organizadores como los asistentes.
Obras de Mozart, Verdi, Puccini, Bizet y Donizetti, además de alguna sorpresa que puede incluir
autores contemporáneos, son
parte del repertorio que este año
interpretarán la soprano Macarena Valenzuela, la mezzosoprano
Guadalupe Barrientos, el tenor
Gustavo López Manzitti y el bajo
Fernando Radó. Todos bajo las
órdenes de Emir Saúl, director de
la Orquesta Sinfónica Municipal,
que, como siempre, hace su distinguido aporte musical.
Con dirección artística de Alex
Servente y producción general de
Marcelo Franganillo, el espectáculo comenzará a las 21 frente a
las escalinatas que están al pie del
Hotel Costa Galana.
La apertura estará a cargo de la
Orquesta Infanto Juvenil de Mar
del Plata, un organismo de creación reciente que está próximo a
completar el millar de artistas en
el marco de un programa social que
incluye los barrios marplatenses.
“Hemos hecho un ensayo maravilloso y el lugar elegido para el con-
cierto es fantástico”, reconoció Valenzuela, oriunda de Chile y por primera vez parte de esta propuesta.
La gran novedad será la incorporación de la artista plástica Marina Viviana López, que en vivo
desarrollará su obra de arte con
arena, que el público podrá seguir
con mayor detalle mediante pantallas gigantes.
El concierto llegará así a su 13ª
edición consecutiva, siempre en
el mismo escenario. Y como en las
anteriores oportunidades, acompaña con una iniciativa solidaria
en apoyo a alguna institución de
bien público. Esta vez la modalidad es recolección de tapas de
gaseosas para la Fundación Garrahan. El año pasado, con casi
20.000 asistentes, la colecta superó las 260.000 tapitas. ß
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