trabajo investigación Impresionismo

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Trabajo de investigación
IMPRESIONISMO
María Moragues Rigo
R3A 2014-2015
Presentación
Este trabajo de investigación de historia del arte lo he centrado en el movimiento llamado
Impresionismo.
Me he decantado por esta tendencia ya que me impacto bastante al ver las obras en en museo
de Orsay, en París. Además, es la tendencia pictórica favorita de mi madre, quien ha hecho
pintura durante muchos años y su pintor preferente siempre ha sido Vincent Van Gogh.
Tal fue su admiración por este artista que hizo una réplica de la Mata de lirios, que
impresionó a unos suizos que iban a comprarnos la casa y nos dijeron que sólo comprarían la
casa si les regalábamos el cuadro.
En mi sincera opinión, los impresionistas logran llegar al objetivo principal de la pintura:
emocionar al espectador y transmitirle sensaciones, sensaciones del artista al desarrollar el
cuadro. Además definen bien el término pintura al conseguir no ser una réplica exacta de lo
que el ojo humano ve, sino de lo que el cerebro interpreta.
Son obras alegres y llenas de color que me transportan a París, un lugar de ensueño.
He encontrado dificultades a la hora de elegir los cuadros más representativos del movimiento
porque hay muchos cuadros considerados importantes y no se cuales son de mayor
relevancia.
Me ha gustado aprender a comprender mejor las obras impresionistas y espero poder volver
al Orsay ahora que las conozco. !2
Contexto histórico-artístico
1874-1886
Situación del siglo XIX
La segunda mitad del siglo XIX se caracterizó por una serie de acontecimientos históricos de
gran trascendencia política y social: la Unificación de Alemania, la caída del Segundo
Imperio y el advenimiento de la III República. París se convirtió en el escenario de los
grandes cambios urbanísticos dirigidos por el barón Haussmann: la aparición de los
bulevares, las exposiciones universales…
El Impresionismo surge de la Francia del último cuarto del siglo XIX. Con este estilo
comienza el así llamado “arte moderno”. A partir de este momento las tendencias artísticas
reciben el nombre de “istmos” en contraposición a “estilos” como la expresión de una cultura
y el “istmos” como la expresión de una voluntad orientada hacia una finalidad.
El impresionismo se basa en la teoría de Locke: “La sensación es nuestra fuente de
conocimiento y la vista es la puerta abierta al conocimiento”.
En relación al ámbito económico, Francia era favorable al comercio y al consumo. Vivía una
época de paz que se vio reforzada por una serie de avances en relación a la producción
industrial y esto desembocó en una creciente burguesía. Al mismo tiempo surgieron una serie
de servicios para satisfacer la demanda de ciertos sectores: como las redes de ferrocarriles, los
grandes almacenes, las casas de moda, la prensa ilustrada, el teatro, entre otros.
Otro aspecto que favoreció a este consumismo creciente fue el mundo del arte; tanto el
coleccionismo como aquellos trabajos que tenían una relación directa o indirecta con él. El
arte se convirtió en la manera más segura de inversión y eso favoreció que los grupos sociales
con más riqueza fueran los que estuvieran ligados a él. De esta forma, las exposiciones de arte
estaban en lo alto, especialmente la exposición de Salón celebrado cada año en los campos
Elíseos donde los artistas se daban a conocer ante el público.
Un acontecimiento que marcó la salida del Impresionismo tuvo lugar en 1815 cuando
Napoleón Bonaparte fue derrotado en la batalla de Waterloo, cuya consecuencia fue la
restauración monárquica. Los reyes Luis XVIII y Carlos X, ambos Borbones y hermanos de
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Luis XVI que fue guillotinado, supusieron el regreso al Antiguo Régimen. Este
acontecimiento tuvo repercusiones en el arte. Los artistas de la generación de 1820 o
llamados románticos, evitaron mostrar la situación del momento en sus obras por lo que se
evadieron a lugares más lejanos y exóticos en busca de una nueva inspiración.
La monarquía se acogió a una actitud más inteligente y novedosa pero que no supo como
llevarla a cabo. Así la Revolución de 1848 y el establecimiento de la república tampoco
tuvieron éxito entre la sociedad. Napoleón III en 1851 se hizo con el poder, se autoproclamó
emperador de Francia y estableció un régimen autoritario. Durante el Segundo Imperio, de
1851 a 1870, Napoleón III quiso establecer ideas y proyectos que tuvo su tío pero no pudo
hacer nada a causa de su ansia de poder y de la corrupción de la corte.
Por esas ganas de poderío de Napoleón, no vio venir la derrota de su ejército al intentar parar
al ejército prusiano de Bismarck por el territorio de Alemania. Tras la derrota, Napoleón
abdicó humillado y se exilió. Después de esto, se instauró la III República, una de las bases
para el surgimiento de los grupos impresionistas.
Un aspecto importante es que a pesar de que los impresionistas daban un cierto optimismo y
positivismo a sus obras no debemos dejarnos engañar y pensar que ese era el retrato de la
sociedad del momento.
El origen histórico del llamado Impresionismo se identifica con la aventura iniciada por una
series de jóvenes pintores independientes, como Monet, Renoir, Pissarro, Sisley, Cézanne,
Degas y Morisot, que, dolidos y cansados de verse excluidos del Salón parisino oficial,
decidieron organizar una exposición en la casa de un fotógrafo llamado Nadar, situada en el
Boulevar des Capucines de la capital de Francia.
Esta exposición, celebrada del 15 de abril al 15 de mayo de 1874, fue criticada por el crítico
Louis Leroy en la revista satírica “Le Charivari”, donde aprovechó con la colaboración de
Daumier para ridiculizar a Monet: “¿Impresión?…, ya lo decía yo. Puesto que estoy tan
impresionado, es que ahí debe haber impresión… Y ¡qué libertad, qué maestría en la técnica!
El papel de la pared en estado embrionario está mejor pintado que esa pintura”.
De ese juego de palabras surgió el término impresionista. Una etiqueta que pasó de ser
descalificadora a ser sinónimo de calidad para muchos artistas, incluyendo artistas que no
eran del impresionismo oficial pero que fueron inscritos a causa de captar los valores de la luz
y de la atmósfera en el paisaje de la misma manera.
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Hubo una gran serie de factores que determinaron el desarrollo del Impresionismo. Entre
estos factores encontramos el papel del artista en una sociedad cambiante como la sociedad
francesa de finales del siglo XIX, papel adobado por una serie de circunstancias y
casualidades que desembocarían en su reconocimiento y en la posterior vinculación de unos
artistas con otros.
Los antecedentes en lo relativo a la captación de la luz proyectada sobre el objeto o persona,
hecha a través de toques fragmentados de color, serían por ejemplo Giorgione, Tiziano,
Guardi y Velázquez. Este último fue el que causó una admiración y impacto en mayor grado.
Se conoce que Monet y Degas fueron frecuentes visitantes de la Galería Española de Luis
Felipe en el Louvre. Monet impartió un viaje a Madrid en 1865 para conocer en más
profundidad la obra del pintor sevillano expuesta en el museo del Prado, experiencia que le
llevó a decir que “Velázquez es, decididamente, el pintor de los pintores”.
Los impresionistas se influenciaron por los paisajistas ingleses, protagonistas de la renovación
experimentada por este género. Se encuentran analogías en los paisajes de Constable y los
debidos al Impresionismo, sobre todo en los pequeños bosques que, pintados al aire libre,
muestran determinados momentos lumínicos y atmosféricos. Sus escritos también revelan
preocupaciones que fueron recogidas por los pintores franceses. Artistas como Monet y
Pissarro tuvieron conocimiento directo del hacer tanto de Constable como de Turner durante
su estancia en Londres en 1870.
Por lo referido al estudio de la naturaleza, siguieron y profundizaron el camino abierto por la
Escuela de Barbizon, justificado por el interés por la observación y reproducción de diferentes
fases del día, y por distintas luces que ofrecen la llanura o el claro del bosque.
Realistas influenciaron a los impresionistas por su naturalismo. Algunos realistas que
influenciaron fueron Corot y Narciso Díaz de la Peña.
El Impresionismo puede considerarse como una nueva forma de pintar, como “un sistema de
pintura que consiste en reproducir pura y simplemente la impresión, tal como ha sido
percibida realmente”. Para el artista impresionista es vital el mundo de las sensaciones, su arte
es algo instintivo y visual.
Esa visión es sometida a constantes variaciones lumínicas, hasta tal punto que la luz se
convierte en el principal protagonista del cuadro. Por lo tanto, el artista trabajará al aire libre
por tal de recoger la impresión fugaz del paso de la luz sobre las figuras y objetos. Esto llevará
a autores como Monet a realizar series de un mismo escenario en diferentes momentos del
día.
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Así abandonarán algunos principios tradicionales de la pintura, como el dibujo. Aplicarán
directamente el color, a base de toques fragmentados de tonos puros y yuxtapuestos entre sí.
La pincelada es suelta, de pequeños toques en forma de coma, característica que va a ser la
definidora del estilo.
Los pintores impresionistas abandonan el claroscuro y los contrastes violentos. Eliminan así
de su paleta los negros, grises y marrones, para centrarse en los azules, verdes, amarillos,
naranjas, rojos y violetas.
Así pues, los impresionistas abandonan los convencionalismos y pintan las cosas tal y como las
ven. Como escribió el poeta Jules Laforgue en su “Miscelánea póstuma” (1903): “El ojo
impresionista es, dentro de la evolución humana, el ojo más avanzado, aquel que hasta aquí
ha copiado y reproducido las combinaciones de matices más complicadas que se conocen”.
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Características generales
Antecedentes
I. La disolución de las formas en manchas de color, la búsqueda de efectos de luz y
movimiento de Velazquez y Goya.
II. Los paisajes románticos ingleses de Constable y Turner.
III. La escuela paisajística francesa: Corot, Millet, Manet, la escuela de Barbizon.
IV. La actitud liberadora del color de Delacroix.
V. El realismo de Courbet.
VI. El arte japonés con los colores planos el trato sintético de la luz y la sombra de Hokusai.
Reacción al Impresionismo
I. Los neoimpresionistas o puntillistas que valoran la forma.
II. El Postimpresionismo que es considerado punto de partida de la pintura del siglo XX.
¿Qué es el Impresionismo?
Los cuadros impresionistas se encuentran entre las obras de arte de comprensión u disfrute
más inmediatos. Ningún aficionado a la pintura, ya sea un gran entendido o un simple
visitante de exposiciones, se siente incómodo o sorprendido ante ellos. Representan el lado
placentero y fácil de la vida: los paseos y las amistades, las caminatas por el campo, las
excursiones por el río, una copa en una bar. El lenguaje pictórico impresionista parece tan
natural e, incluso auténtico, que se nos hace difícil concebir que un día se considerase
revolucionario y mucho menos sea el reflejo de una actitud cuyos orígenes se remontan al
Renacimiento: la pintura es, ante todo, una cuestión visual. Ese postulado a primera vista
parece evidente, pero la mayoría de los pintores clásicos sobrepasaron los límites de dicha
actitud. Su arte amplió nuestra comprensión del mundo natural, al introducir en él elementos
que el ojo por sí solo no percibe, elementos intuidos y no vistos.
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Para los impresionistas la realidad es algo cambiante, no es inmutable, y la luz es quien
transforma la realidad, por eso representan series de un mismo motivo, ya que éste de
transforma en función de la luz. Por ejemplo, Monet, como hemos dicho anteriormente, que
busca establecer una relación entre la luz, el tiempo y el espacio.
El atractivo del impresionismo y sus limitaciones son una y la misma cosa. Es una visión del
mundo en términos de lo que vemos, no de lo que pensamos o sentimos, una visión
superficial, inmediata, en la cual las formas sólidas se disuelven en una lluvia de colores.
Monet que es el exponente más característico de este estilo, trató de pintar las cosas como las
habría visto un ciego que de pronto hubiera recuperado la vista. Pissarro recomendaba que
no se definieran demasiado los contornos de las cosas, porque la precisión de la línea
“destruye todas las sensaciones”.
Y añadía: “No os guiéis por reglas y principios, pintad lo que veis… Pintad con generosidad y
convicción porque no hay que dejar escapar la primera impresión”.
Este uso del término “impresión” tipifica el estilo adoptado por Monet, por el joven Renoir,
por Sisley y por el mismo Pissarro. Aunque cada cual tendía a interpretarlo a su manera. Por
ejemplo Turner, que lo utilizó en un sentido totalmente opuesto al de Pissarro.
La obra tardía de Turner se ha calificado como protoimpresionista, pues se adelantó treinta
años a su época. El propio Turner no hubiera podido comprender estas afirmaciones. Para él,
una impresión es lo que queda en la mente cuando nos alejamos de la escena, un intenso
recuerdo más que una mirada rápida y receptiva.
La palabra ya no era nueva cuando el crítico de arte de “Le Charivari”, Louis Leroy, la lanzó
al rostro de los impresionistas. Corot la utilizaba para describir lo que buscaba en sus paisajes,
aparece en los escritos de Constable, y Jongkind, amigo de Monet, decía que “todo depende
de la impresión”. La utilidad del término se hizo más patente cuando el oleaje cultural de las
revueltas artísticas y sociales de la década 1879-1880 hizo sentir su efecto en otros campos.
Mallarmé llegó a ser conocido como el poeta del impresionismo y Debussy como un
compositor impresionista. Para la pintura, pasó a ser el sustituto de los llamados valores
clásicos, base del arte anterior. Fue una respuesta rápida ante las cosas que se ven, según la
cual el cuadro, la impresión, era lo más importante y no el tema en sí.
No se representan temas mitológicos, ni religiosos, ni históricos, el tema es principalmente el
paisaje, ya que es idóneo para analizar los cambios de luz. Suelen ser de tema cotidiano. La
representación del paisaje se hacía del natural, al aire libre.
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El dibujo se suprime y queda reducido a trazos disueltos de color. No usan colores oscuros,
desaparecen las sombras negras que son sustituidas por colores complementarios. No hay
contrastes de claros oscuros.
Se evitan los contornos definidos, la exactitud de los detalles, el acabado meticuloso; no
tenían lugar en unas imágenes tan fugaces y, al mismo tiempo, tan realistas.
La mirada del impresionista era descriptiva y no literal, y esto confundía al espectador e
irritaba al crítico. No había normas ni reglas que sustituyeran a las convencionales. Cada
pintor establecía sus propias normas, si las necesitaba.
La luz está en todas partes, incluso en las sombras. Para los impresionistas, la sombra consistía
sencillamente en un tono complementario que incluye los colores primarios circundantes. Se
utiliza muchas veces la superficie blanca del lienzo para conseguir una sensación de luz que
todo lo envuelve.
Las pinceladas tienden a ser pequeños toques de color, que se combinan para sugerir
sombras. Es una pincelada suelta, rápida y vigorosa, corta y yuxtapuesta.
Al mirar un cuadro impresionista, será útil recordar sus reconocidas limitaciones, al tiempo
que se disfruta al máximo de su sutileza y belleza. Antes de que acabara el siglo XIX, los
conceptos impresionistas se estaban quedando ya demasiado estrechos para pintores de la
talla Renoir, Cézanne, Gauguin y Van Gogh. Gauguin define la esencia del impresionismo:
“Los impresionistas estudian el color exclusivamente por sus efectos decorativos, pero sin
libertad, manteniéndose siempre bajo el yugo de la verosimilitud […]. Atienden a la vista y se
olvidan de los misteriosos centros del pensamiento”.
Ellos abrieron el camino para los artistas que querían seguir sus propias inclinaciones, en
lugar de trabajar dentro de unos convencionalismos de un gusto sometido al Salón. Gauguin
hablaba en nombre de toda una generación cuando afirmó que, ante el caballete, “el pintor
no es esclavo ni del pasado ni del presente, ni de la naturaleza, ni del prójimo; es siempre él
mismo”.
La revolución impresionista fue necesaria para que la pintura en Europa se alejara de las
posturas del clasicismo y del arte romántico institucionalizados, y fue inevitable porque a
mediados del siglo XIX coincidieron los hombres apropiados y el motivo para la empresa.
Como otros revolucionarios, los impresionistas constituían un grupo de individualidades de
muy distinto carácter y formación. Crearon obras que modificaron no sólo el curso de la
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pintura occidental sino también la naturaleza de las relaciones del artista con su tema, con sus
materiales y consigo mismo.
La pintura era un medio de plasmar la realidad y dejar constancia de ella, aunque podía
permitírsele que adoptara el papel adicional de comentarista o de moralista. El pintor no
tenía por qué denunciar o modificar la actitud ante la realidad social y política. El estilo
impresionista, esquemático, indefinido u aparentemente indisciplinado, era una afrenta para
esta escala de valores; cuando aparecía un cuadro impresionista con un tema clásico parecía
estar mal pintado adrede, era casi impertinente.
Los pintores que atraían a las multitudes y cobraban precios elevados en la época de los
impresionistas eran artistas tales como Meissonier, especializado en escenas de costumbre y
batallas, ejecutadas con un detallismo empachoso; Gérôme, neoclásico almibarado, y
Cabanel, a quien se cubrió de honores en su época y prácticamente olvidado de inmediato,
salvo por el voluptuoso Nacimiento de Venus que Napoleón III adquirió en el Salón de 1863,
justamente el mismo año en el que se produjo un acontecimiento crucial para el futuro arte
moderno: el Salon des Refusés.
El Salón lo era todo; ser rechazado equivalía a la censura pública de la que no había remisión
posible. Los ofendidos “refusés” hicieron pública su queja apoyados por la prensa. El alboroto
llegó a oídos de Napoleón III, que en ocasiones gustaba de aparentar una libertad no siempre
presente en su actividad política. El emperador hizo una visita al Salón y declaró que la
mayoría de los cuadros rechazados podían exponerse. Ordenó a todos los artistas rechazados
que expusieran, si querían, en el adyacente Palacio de la Industria.
Manet y Pissarro presentaron 3 obras cada uno, y Whistler y Cézanne entregaron un cuadro
cada uno. Uno de los cuadros de Manet, Le déjeuner sur l’herbe, le dio fama. Representaba una
merienda en el campo en la que tomaban parte dos hombre acompañados de dos mujeres,
una de la cuales estaba completamente desnuda y miraba hacia el espectador con una
expresión de leve curiosidad.
Esta obra causó un gran revuelo, críticas incluso del emperador. Acogía todas las aptitudes
que los jóvenes pintores franceses veían como un obstáculo para llegar al público:
dogmatismo, conservadurismo y un cierto temor ante la amenaza de las fuerzas del cambio
cultural.
No todo el mundo artístico estaba en contra de los recién llegados. El marchante Houssaye
escribió que Monet y Renoir eran dos maestros de la nueva escuela. En lugar del arte por el
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arte, rendían pleitesía a la naturaleza por la naturaleza. Hizo comentarios sobre “la brutal
franqueza de sus pinceles” y aseguró que una Bañista de Renoir y la Mujer del vestido verde de
Monet algún día habrían de estar colgadas en el Musée du Luxembourg, cuando dicha
institución abriera sus puertas a los nuevos pintores.
Condicionamientos técnicos
Los impresionistas conocieron la teoría de los colores de Chevreul y la aplicaron en sus obras.
Compartieron con sus contemporáneos la preocupación por el paso del tiempo, que se
manifiesta con relojes en edificios públicos, el gusto por la historia, la difusión del darwinismo
y del materialismo histórico o marxismo, entre otros.
La sucesión de imágenes desde el tren en movimiento demuestra la subjetividad de las
impresiones visuales.
La evolución en el campo de la química tendrá mucha importancia ya que facilitará la
creación de una gama de colores industriales de mejor calidad y mucho más extensa, y
nuevos soportes textiles más baratos.
La comercialización de la pintura al óleo de buena calidad en tubos de estaño favorece la
pintura al aire libre, porque permite usar la pintura tal como sale del tubo, sin ningún tipo de
preparación previa, cosa que permitirá prescindir de una preparación previa del lienzo y de
la superposición de las capas de color.
El invento que influyó más en la pintura fue indiscutiblemente la fotografía, ya que libera a la
pintura de la necesidad de referirse a una realidad exterior aliena a la pintura misma. La
copia de la realidad deja de ser el objetivo de la pintura. Además, la fotografía abrió un
mundo de posibilidades técnicas al pintor: congelar los gestos, reflejar la realidad sin
intermediarios, analizar la estructura de los movimientos, las composiciones y los encuadres
son fruto de la casualidad y del instante.
Rasgos estilísticos
Los impresionistas son un grupo reducido de pintores franceses que desarrollan su actividad
como grupo en la década del 1870 al 1880.
Sus características más significativas son:
I. Desinterés por el tema y por todo aquello que no sea estrictamente pictórico, así dan
preferencia al paisaje.
II. Trabajo al aire libre y rechazo de los convencionalismos del trabajo en el taller.
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III. Desaparece el dibujo como forma previa al color.
IV. Técnica de la pincelada suelta, de manchas de color.
V.
Estudio de las sombras y de las relaciones entre los colores complementarios.
VI. Desaparecen los colores oscuros como el negro.
VII. Repetición de los temas en diferentes circunstancias de luz, para poder captar la
diversidad de un mismo paisaje en diferentes momentos del día.
VIII. Suele tratarse de temas cotidianos.
IX. Tienen un sentido de positivismo y optimismo.
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Manet
Édouard Manet escandalizó a la sociedad con sus obras La Olimpia y Desayuno en la hierba con
el desnudo femenino, ya que en esa época solo se aceptaba el desnudo femenino para hacer
referencia mitológica o alegórica.
Fue un gran admirador de Velázquez y Goya por los efectos lumínicos.
Le Déjeuner sur l’Herbe (Desayuno en la hierba) de 1863.
Provoca escándalo e hilaridad porque ¿qué hace una mujer desnuda rodeada por dos
hombres vestidos, sentados en el suelo bajo los árboles? Nada. El tema mitológico heredado
de los maestros antiguos ha desaparecido a favor de una escena costumbrista, y esto en un
formato hasta entonces a la pintura histórica. Además, Manet pinta de una forma casi
descarada, con manchas de color planas, sin preocuparse de integrar las figuras en el espacio
de este sotobosque esbozado como decorado.
Se inspira en el Concierto campestre de Giorgione y en un grabado de Raimondi sobre una
pintura de Rafael. Actualiza un tema clásico respecto a los vestidos y al trato pictórico.
Prescinde de la referencia mitológica y la mujer desnuda que mira al espectador entre dos
hombres vestidos da un carácter irreal e inverosímil a la escena.
Obedece al referente de la pintura de Giorgione por la combinación de personajes vestidos y
desnudos. También obedece a la lógica compositiva del cuadro por la contraposición del
blanco de la piel con las tonalidades oscuras de los hombres y el paisaje.
Los personajes masculinos adoptan posturas de las divinidades fluviales en la pintura de
Rafael, pero los vestidos de la época le dan un toque más realista.
La mujer en primer plano, desnuda y mirando al espectador, pierde el aire de ninfa
mitológica y se convierte en una figura provocadora.
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Las dos figuras femeninas se interpretan como una contraposición entre la moralidad del
amor divino y la insolencia del amor profano.
Usa colores planos, una oposición violenta de tonalidades, sin matizar para efectos de
claroscuro y una falta de perspectiva.
La Olympia de 1863.
Inspirada el La Venus de Urbino de Tiziano.
Lejos de ser una diosa, Olimpia es una joven parisina de la época, de cuerpo delgado y de
rostro individualizado.
En cuanto al gato negro y a la mujer de color vestida de rosa que lleva un ramo de flores,
testimonian que, no contento con burlarse de la nobleza del asunto, Manet se halla a punto
de burlarse del propio tema. Intervienen sobre todo para justificar la elección de los colores; y
las relaciones que se establecen entre éstos tienen más importancia que las existentes entre los
personajes.
El cuadro no es la ilustración convincente, conmovedora, de un tema o de una idea;
esencialmente es un bello fragmento de pintura.
Manet se aparta de los hábitos tradicionales. Reduce la profundidad, aplana los volúmenes,
reemplaza el modelado por las inflexiones del contorno, extiende los colores en los campos
bastante amplios y hace que las zonas claras tropiecen sin transición con las oscuras.
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Monet
Interés por el paisaje y por la incidencia de la luz en diversos momentos: el reflejo de los
objetos en el agua, el efecto de la niebla, la lluvia, la nieve, etc.
Pintura rápida, basada en pequeñas pinceladas de colores puros que dan al cuadro efecto de
esbozo.
Impresión, sol naciente de 1872
Óleo sobre lienzo
Este cuadro dio nombre al movimiento Impresionismo.
Es una vista del puerto de Le Havre, con la niebla de la mañana que empieza a desaparecer
con el efecto del sol que surge por el horizonte. Un par de barcas se encuentran en el mar y a
lo lejos se aprecia el puerto.
El agua y el cielo completan la composición, formada por pinceladas planas, paralelas y
pastosas. Cualquier fragmento del cuadro resulta abstracto fuera del conjunto por falta de
líneas identificables como parte de una figura. Sin embargo, el conjunto da una sensación
espacial con las barcas en primer término sobre una superficie movidiza del agua, las líneas
que insinúan el puerto en segundo plano y el cielo en el plano más alejado del espectador.
El sol es un círculo rojo anaranjado que produce un reflejo en el agua conseguido a partir de
pinceladas que se separan a medida que se aproximan al extremo del cuadro.
A Monet le encanta yuxtaponer sobre la superficie ligeramente agitada de las aguas los
reflejos multicolores del sol poniente, de las barcas pintadas de vivos colores y de las nubes
cambiantes. Abundan los tonos metálicos, emitidos por las olas en su chocar con superficies
pequeñas y desiguales. La imagen de la orilla es vaga, las casas se encuentran fragmentadas,
como si se tratara del juego de un niño en el que los objetos se componen de trozos sueltos.
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El estanque de los nenúfares de 1899.
La vegetación se mantiene identificable con facilidad, más tarde ya no vemos sino manchas,
marañas de colores que tienen una fuerte tendencia a bastarse a sí mismos.
Se considera precursora de la pintura abstracta.
Tiende a la disolución de la forma.
En la primavera de 1895, Monet levanta en su jardín acuático de Giverny un puente de estilo
japonés que se convertirá en un de los modelos favoritos para el artista en sus últimos años.
Los nenúfares llenaban el estanque y los sauces alegraban las orillas, por lo que toda esta
naturaleza será su principal centro de producción. Partiendo de estudios tomados al aire libre,
estas obras están retocadas posteriormente en el taller para crear armonías cromáticas de
mayor impacto visual. Curiosamente traicionaba así a su filosofía impresionista, pero el viejo
maestro estaba ya interesado en experimentar nuevas fórmulas de trabajo en las que se
acercaba a la abstracción, eliminando las formas y los volúmenes. En esta ocasión sólo la
referencia al puente japonés no impide hablar de una obra dominada por las pinceladas
fluidas, aplicando el color con contundencia. Las luces y las atmósferas dominan un conjunto
dominado por el verde. !16
Degas
Pinta escenas, tipos y costumbre cotidianas de la sociedad urbana.
El sentido del espacio se basa en el movimiento de las figuras y encuadres con fuerte
influencia de la fotografía.
Tiene un gran interés en representar la luz artificial.
Se interesa por los espacios cerrados y no en el paisaje.
El Ajenjo o en un café de 1876.
Óleo sobre lienzo.
El personaje parece haber sido captado en un instante preciso: el primer plano dibuja una
especie de zigzag acentuado por los paneles de las mesas de mármol sin patas.
Es un tema de la vida urbana de París.
Es una pintura menos colorista y más intelectual. Los colores son áridos y se refleja una
preocupación por los espacios pictóricos con un punto de vista diferente, alejándose del
espacio cúbico del Renacimiento.
Es una mujer con una postura complicada, captada con escorzo forzado. Se muestra una
prostituta y un hombre bebiendo absenta en un café. Gran parte del cuadro está ocupada por
las mesas, en una perspectiva oblicua que atrasa el encuentro visual con los personajes, de
forma que el tema principal queda desplazado al centro del cuadro.
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Renoir
El tema principal es la figura humana. Trata la vida urbana, la figura femenina y los remeros.
Hace uso de contrastes entre colores cálidos y fríos.
Su pintura transmite una alegría del ambiente parisino.
Le Moulin de la Galette de 1876.
Óleo sobre lienzo.
Uno de los templos del ocio parisino era Le Moulin de la Galette, un verdadero molino
abandonado situado en la cima de Montmartre. Renoir inmortaliza este lugar en un de los
lienzos míticos del Impresionismo. Su especial interés es representar a las diferentes figuras en
un espacio ensombrecido con toques de luz, recurriendo a las tonalidades malvas para las
sombras.
El efecto de multitud ha sido completamente logrado, recurriendo Renoir a dos perspectivas
para la escena: el grupo del primer plano ha sido captado desde arriba mientras que los que
bailan en segundo plano se ven en perspectiva frontal. La composición se organiza a través
de una diagonal y en diferentes planos paralelos que se alejan, elementos clásicos que no
olvida el pintor. Las figuras están ordenadas en dos círculos: uno alrededor de la mesa y otro
entorno a la pareja de bailarines. La sensación de ambiente se logra a través del difuminado
de las figuras, creando un efecto de aire alrededor de los personajes. La alegría que plasma
hace que sea una de las obras más impactantes del Impresionismo.
Suscita un elogio. Los efectos del sol están combinados de una manera tan extraña que lo que
producen son efectos de manchas de grasa sobre la ropa de los personajes. !18
Cézanne
Tiene influencia cubista y pertenece al Postimpresionismo.
Utiliza el color de forma subjetiva.
La libertad creativa está por encima de todo. Recupera el valor de la forma como también de
la línea.
Los jugadores de cartas de 1892.
Óleo sobre lienzo.
El tema es cotidiano.
El jugador de la derecha está concentrado en el juego, pensando en qué carta lanzar
mientras que el jugador de la izquierda está más relajado.
Es una composición estática y cerrada que solemnidad a la partida de cartas.
Los cuerpos toman forma a partir de estructuras simples: la forma cilíndrica del sombrero y
los brazos. Cézanne construye masas y volúmenes a través del color.
Hay pinceladas superpuestas, cosa que convierte el cuadro en un hecho esencialmente
plástico.
La geometrización de las formas, la manera de aplicar el color, el distanciamiento respecto
del tema son aspectos que preluden los retratos precubistas de Picasso.
La liberación de la paleta sirve a Cézanne para crear una presencia viva, enmarcada por un
enérgico trazo. !19
Van Gogh
Influenciado por la temática campesina y la iconografía cristiana de Millet.
Pincelada fragmentada que produce una intensa vibración óptica y una sensación de
perspectiva.
La noche estrellada de 1889.
Es una imagen simbólica de la muerte, la muerte como promesa de vida eterna.
Una diagonal en ascenso avanza desde el campo a través de los árboles y llega a las colinas
para seguir desde allí hasta las nubes, cuyas formas convulsivas , en este cuadro apenas
esbozadas dominan en todo el firmamento.
Los árboles que ocupan la parte izquierda que están pintados con inquietas pinceladas se
elevan hacia el cielo como verdes lenguas llameantes, sin que ni siquiera el margen de cuadro
pueda frenar el crecimiento.
Es una visión nocturna del paisaje que se veía desde la habitación del sanatorio en el que Van
Gogh estaba, recreado por la imaginación y las visiones del artista.
La parte superior es un cielo estrellado e iluminado por la luna y los astros, mientras que la
parte inferior está en la oscuridad.
En la parte inferior hace uso de pinceladas cortas y paralelas; en cambio el cielo está pintado
con lineas sinuosas y continuas que dibujan los astros como espirales amarillas y blancas que
rompen con la oscuridad del cuadro.
Predominan los colores fríos y oscuros como los azules y verdes que contrastan con el
amarillo.
Para Van Gogh la muerte era un viaje a las estrellas y por eso aparece un ciprés, que es
símbolo de la muerte. De esta manera se dibuja el camino hacia la muerte. !20
Conclusión personal
Los impresionistas intentaban plasmar las sensaciones que les transmitía la naturaleza en el
momento de pintarlas, dándole importancia al efecto de la luz sobre las figuras y los objetos
que se ven en los cuadros.
Al ser la luz algo importantísimo para ellos, decidieron abandonar el dibujo previo al cuadro
y pasar directamente al color, con pinceladas sueltas y rápidas.
Al hacer uso de pinceladas sueltas, dejan de ser tan realistas para que se pueda definir como
pintura y no como una copia de la realidad o incluso una fotografía.
A pesar de que los impresionistas daban un cierto optimismo y positivismo a sus obras no hay
que dejarse engañar y pensar que ese era el retrato de la sociedad del momento porque en
realidad hubo varios acontecimientos que inquietaron a la sociedad.
Bibliografía consultada
• Pedro Medina, “Història de l’art”, Editorial 62, Barcelona 2014
• “Historia ilustrada de la pintura”, Editorial Gustavo Gili, Barcelona
• Françoise Bayle, “Entender mejor la pintura en Orsay”, Artlys, París 2001
• Ingo F. Walther, “Vincent Van Gogh”, Taschen, Alemania 1989
• Denis Thomas, “Guía en color de los Impresionistas”, Ediciones Polígrafa 1981
• www.artehistoria.com
• www.rincondelartedejudit.blogspot.com.es
• www.picarrsa.wordpress.com
• www.conoceelimpresionismo.blogspot.com.es
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