LA CIENCIA MEJORA NUESTRAS VIDAS: ¿UN FIN OLVIDADO? ARAKAKI, Víctor Martín Instituto Dr. José María A. Bertora, Gualeguaychú, Entre Ríos Profesor guía: VEZZUCI, Valeria Introducción La ciencia y la tecnología han contribuido indudablemente al desarrollo de la humanidad. Le permitieron salir de su monótona y difícil infancia, surcando los obstáculos que la naturaleza le planteaba a diario hasta llegar casi a un aparente control total sobre ella. Se ha superado el nivel mínimo de conocimientos necesarios para la supervivencia de la especie y se ha logrado avanzar en áreas que no son estrictamente necesarias para subsistir. Se atravesaron fronteras, se rompieron límites, se alcanzaron sueños y se buscó finalmente el confort y la plenitud del alma humana. Pero no todo es color de rosas. Ha desaparecido también la arraigada ilusión de que problemas tales como la guerra, la hambruna, la falta de educación, la pobreza y la enfermedad desaparecerían con el correr de los años de solo seguir el cauce natural de la ciencia y la tecnología; que, como por arte de magia, se obtendrían estos resultados. En cambio, las sociedades han descubierto que se debe explorar el conocimiento desde una perspectiva sin prejuicios, objetiva y planificada que de lugar a un desarrollo sustentable orientado a resolver estas problemáticas globales que se dan de manera desigual alrededor del planeta. La ciencia, como hecho histórico, y sobre todo la tecnología, han modificado la forma en que vivimos y pensamos. Y así las sociedades hacen uso de estas herramientas para alcanzar “el desarrollo y el progreso”, a menudo a expensas del cada vez más deteriorado medio ambiente o de otras sociedades humanas, es decir, atentando contra su misma especie. Así se da de manifiesto una suposición que muchas veces es imperceptible: El mayor enemigo del hombre es, cada vez más, el hombre mismo. A través del presente trabajo, y desde la perspectiva de los distintos niveles de la sociedad, trataré de establecer algunos de los puntos más importantes a tener en cuenta a fin de responder preguntas básicas pero no por ello sencillas: ¿En que medida han contribuido, o no, la investigación científica y los desarrollos tecnológicos al mejoramiento de la calidad de vida de la humanidad? ¿Cómo han modificado la manera en que pensamos? O más aún; la ciencia y la tecnología.. ¿Han sido un regalo o un castigo que los hombres se han impuestos a sí mismos? Ciencia y Calidad de vida Antes que nada, una aclaración conceptual. Hay muchos puntos de vista y controversias acerca de cómo se puede definir a la ciencia y a la tecnología. Muchos consideran ambos conceptos como sinónimos, pero una gran mayoría piensa en su autonomía. Probablemente la discusión continúe por mucho tiempo. Por razones prácticas, se considerarán a la ciencia y a la tecnología como ideas separadas y se dirá entonces que la ciencia es, como se ha dicho muchas veces, “to know-why” y la tecnología como un intento de “to know-how”, y de cómo estos conocimientos son aplicados por el hombre para propósitos prácticos con el fin de modificar su ambiente o adaptarse a él. Ahora bien, la ciencia modifica nuestra vida desde todas las perspectivas que podamos imaginar. En un principio, la ciencia y al tecnología eran herramientas del hombre para mejorar su forma de vida. Últimamente, sin embargo, estas herramientas parecen haber adquirido cierta autonomía hasta tal punto que a menudo de olvida este fin fundamental. Analizaremos la realidad actual para comprender esta idea. A grandes rasgos, se pueden identificar algunos aspectos que serán más importantes que otros a la hora de analizar esta influencia de la ciencia y la tecnología en nuestra calidad de vida. Uno de estos puntos de observación es el económico. Desde el punto de vista económico exclusivamente, el desarrollo tecnológico parece ser más importante que la ciencia básica o la ciencia aplicada (aún cuando no pueda haber desarrollo tecnológico sin estas ciencias como base), si es que tomamos la razonable definición que Sábato ofrece: la define como “el conjunto ordenado de conocimientos necesarios para la producción y comercialización de bienes y servicios”. Según lo dicho, y siempre desde una perspectiva macroeconómica, la ciencia básica y la ciencia aplicada en forma de tecnología deben utilizarse como herramientas para aumentar la producción de un país y para mantenerlo a un nivel competitivo dentro de un mundo capitalista y dominado por las reglas del mercado internacional. Cabe preguntarse: ¿Por qué la economía, y la influencia de la ciencia en ella, son tan importantes para la calidad de vida de las personas individuales?. La respuesta es simple. Mientras más recursos posea un Estado para gastar en su nación, la calidad de vida de ésta será (supuestamente) mejor. La ciencia y la tecnología modifican continuamente las economías mundiales. Algunas invenciones o técnicas de producción en particular, como la pólvora, la imprenta, la máquina a vapor, el motor de combustión interna o el sistema de producción fordista revolucionaron el entrelazado económico mundial. A partir de la Segunda Guerra Mundial, la “tercera revolución industrial” o “segunda ruptura industrial” y la implementación de un nuevo sistema monetario internacional (dolarización) que favorecía el comercio, la comunidad global se fue trasformando progresivamente. Para entender la importancia histórica de la ciencia y la tecnología no hay mejor que analizar el presente, que es el producto visible del pasado. Para esto analizaremos diferentes realidades macroeconómicas y como influyen estas en la calidad de vida de la población de esos países. En la actualidad, las economías están desarrolladas, basadas en sistemas de producción en masa, “sociedades de consumo” establecidas, en el mercado (en su mayoría) competitivo, en el uso extensivo e intensivo de los factores productivos, y en un efecto de interrelaciones intensificado por las telecomunicaciones llamado globalización; es decir, “una acción a distancia, según la cual los actos realizados por sujetos sociales a nivel local llegan a tener consecuencias significativas para sujetos lejanos” y como una “contracción del mundo, incluyendo la desaparición de las fronteras geográficas por efecto de la actividad socioeconómica y financiera” (Saborido, J.). El paradigma científico entonces siente cada vez menos la influencia de las barreras geográficas, ya que la decisión de un país puede afectar a otro. Las economías, a su vez, se subdividieron en: A. Países industrializados y avanzados (Estados Unidos, Japón, etc.); B. Países subdesarrollados (Países sudamericanos, africanos, etc.) y, C. Países industrializados con problemas de desarrollo (Korea, Taiwán, etc.). Veamos que tan importante es para cada país la investigación científica en lo que respecta al desarrollo de su economía, ya que esta influye directamente en la calidad de vida de sus respectivas poblaciones. A. Países industrializados y avanzados: Estos países basan su economía principalmente en productos exportables de alto grado tecnológico y excelente calidad. Monopolizan la tecnología de punta. La mayoría de ellos importan materias primas. Estos países deben necesariamente desarrollar ciencia; preferentemente tecnología. La razón es simple: Si dejan de hacerlo serán víctimas del atraso y no podrán competir en el mercado económico mundial, minando así la base principal de su economía; la exportación de productos tecnológicamente avanzados. Sus políticas de I+D cuentan con un presupuesto relativamente alto (a veces superior al 5% de su PBI total) y sus empresas nacionales son ayudadas por el Estado por medio de subvenciones y bonos. Casi todas las personas que viven en estos países con economías fuertes tienen acceso a bienes y servicios sanitarios, a la educación y a la salud, elevando su calidad de vida. B. Países subdesarrollados: La mayoría no poseen tecnología demasiado avanzada. Muchos exportan materias primas. Estos países se centran en desarrollar ciencia aplicada en los sectores productivos que creen necesarios para su actividad económica y compran tecnologías a países desarrollados. Estos países no dependen tanto del desarrollo tecnológico para su economía, aunque sí la necesitan. El Estado centra los esfuerzos tecnológicos nacionales (a diferencia de otros países avanzados en donde la Empresa desarrolla aproximadamente un 60% de la investigación). Estos países no poseen políticas de I+D desarrolladas. Las economías de estos países son débiles y a menudo se encuentran en los vértices de las negociaciones internacionales debido a su incapacidad de establecer condiciones de comercio. Sus economías no son totalmente independientes o siquiera autónomas ya que se encuentran reguladas por agentes externos (como el FMI a causa de la deuda externa o las empresas privadas transnacionales). Este tipo de economía subdesarrollada condiciona el acceso a bienes de su población. C. Países industrializados con problemas de desarrollo. Se basan en la exportación de manufacturas de bajo costo y poseen la tecnología mínima necesaria para realizar esta tarea. Sus economías están condicionadas por las inversiones del Estado pero principalmente por las empresas de capitales extranjeros, al igual que sus políticas de utilización de recursos escasos. Debido a su alta tasa de crecimiento demográfico, su población es casi tan pobre como la de los países subdesarrollados y esto afecta su calidad de vida. Hemos visto el reflejo de la realidad económica de los diferentes tipos de países y de cómo esta afecta a la calidad de vida, influido a su vez por el nivel tecnológico. Pero estas no son las únicas variables a tener en cuenta desde este punto de vista. La realidad cambia constantemente, y muchos países desean usar este hecho en favor propio modificando su situación actual. La economía es probablemente la causa, efecto y solución de muchos problemas a escala mundial. Pero los problemas con ella provienen en parte de la ciencia y la tecnología o la falta de ella. Como dice sabiamente Héctor Ciapuscio: “La materia prima estratégica de la industria no es más el carbón, el petróleo o algún metal raro, es la materia gris. Ésta, si se sabe movilizar, lo transforma todo; no hay más sector de industria o de punta del pasado, sino empresas que giran sobre la inteligencia y otras que giran sobre los resortes menos poderosos, financieros y materiales”. Desde este punto de vista, la mejor solución a la pobreza es la educación y un mejoramiento sustancial de la calidad de vida de todos los ciudadanos de un país por medio de políticas redistributivas. Pero hay que tener en cuenta otros factores que evitan estas políticas. Por ejemplo la presión de los mecanismos de control transnacionales, las empresas privadas, los efectos de la globalización, etc. ¿Cómo establecer un verdadero Estado de Bienestar en un país cuya economía se basa en la concentración de capital?.Si la suma del PBI total de Honduras, Paraguay, Panamá, Costa Rica, Ecuador, Perú, Nicaragua, El Salvador y Bolivia es inferior a la facturación de la General Motors, ¿cómo pueden ir en contra de sus políticas?. Tal vez algunas de estas políticas serían posibles a no ser por los factores externos anteriormente nombrados. A pesar de esta brecha cada vez mayor entre países ricos y pobres causada por la economía y la tecnología, no todo ha sido negativo. Hay factores que hacen que la tecnología sea algo realmente positivo de cualquier manera, como las ondas modernizadoras a nivel mundial que surgen en países desarrollados pero que llevan modernización, desarrollo y bienestar a todo el planeta; el hecho de que la competitividad de los países aumenta sus fronteras de producción, y en definitiva mejora la calidad de vida de las personas de esos países; la creación de nuevos métodos para la solución de conflictos y crisis económicas; el hecho de que al no haber más guerras o epidemias realmente importantes (tal vez a causa de la ciencia) la predicción de Malthus con respecto a la economía y a la población se haría realidad de no ser por los adelantos tecnológicos, etc. Hasta aquí sólo se tuvieron en cuenta factores económicos, pero no es éste el único medio en que se puede observar la importancia de la investigación científica. En el entrelazado histórico, una cosa es consecuencia de la otra y nada surge sin razón. A lo largo de los siglos, la ciencia y la tecnología (ambas en igual magnitud) han cambiando también la manera de hacer política en el mundo, y por ende la manera en que vivimos. Un ejemplo sería comparar la vida de las sociedades en un estado de concepción descendente del poder con uno de concepción ascendente, en uno democrático con uno autoritario, y se verá que estos cambios en sí son productos de la ciencia (por ejemplo el desarrollo de las bases de la política moderna por parte de Santo Tomás de Aquino) o de la tecnología (por ejemplo el hecho de que a causa de la revolución industrial algunas monarquías no pudieron contener los cambios sociales que emergían y por ese motivo se vieron obligadas a cambiar su forma de gobierno). Considero que en la actualidad, los Estados nacionales ven limitada su autonomía en cinco cuestiones que tienen que ver con la ciencia y la tecnología: La situación económica de cada país, la limitación de su accionar político y económico y su incapacidad cada vez mayor de imponer los planes económicos que más crean convenientes (como se mencionó en el apartado anterior). Una complicación en la planificación estatal debido a un aumento significativo de las variables macroeconómicas y de un mercado impredecible. La escala de valores y su definición. La composición social de la población, los sectores sociales. Los cambios surgidos a partir de la tecnología en la población y en su manera de ver el mundo. Los estados deben actualizarse continuamente y no quedarse atrás en este aspecto para evitar encontrarse de repente con un panorama de acción desconocido. Deben asimismo reordenar su discurso político. La reducción del tiempo disponible para la toma de decisiones debido al fenómeno de la globalización y las telecomunicaciones. Los Estados, al ser imposibilitados de ofrecer ciertos bienes y servicios básicos a la ciudadanía, ponen en duda su soberanía. Pero no todo ha sido negativo para los Estados desde el punto de vista político. La tecnología puede ser también un arma política importante, sobre todo en países tecnológicamente líderes. Por ejemplo al utilizar el desmesurado crecimiento demográfico de una sociedad, o la supremacía tecnológica y cultural, o cualquier otra excusa para iniciar una guerra. O por que no frenar o evitar una guerra, como lo hizo alguna vez el desarrollo de armas nucleares. La tecnología puede ser un arma disuasiva muy importante. Desde otras perspectivas, la ciencia y la tecnología cambian la manera en que vemos el mundo. Cambian así nuestros prejuicios de lo que entendemos por bien o por mal, moral o inmoral, altruismo o egoísmo. Esto afecta de manera significativa nuestras relaciones (interpersonales, con el gobierno, etc.) y así nuestra calidad de vida. Esto nos lleva también a valorar la importancia de la ética de la ciencia. El comercio, la globalización, la política, las ONGs internacionales y las telecomunicaciones (la televisión, la comunicación satelital e Internet principalmente) transforman el mundo a diario convirtiéndolo progresivamente en una “aldea global”. El contacto de las culturas debido a estos factores es cada vez más fluido y las ideas se transmiten con rapidez creando una conciencia global de las ideas morales. Esto presenta problemas para los Estados que encuentran poco beneficio de esta realidad, y por esto modifican sus políticas modificando así nuestro estilo y calidad de vida. La ciencia y la tecnología van creando un mundo moralmente unificado (por lo menos la parte más rica del mundo). Esto introduce cambios en el mundo, desde una globalización del manejo de masas y un monopolio político hasta una conciencia medioambiental y un cambio en el mercado de consumo hacia productos que no afecten el planeta. La lista de situaciones causadas por la ciencia y la tecnología que pueden cambiar nuestra manera de relacionarnos podría seguir por siempre. Aún así, muchas veces no creemos en el verdadero potencial de cambio que puede tener en nuestras vidas la ciencia simplemente porque no la vemos como vemos a un auto o a un abrelatas, “ciencia” es una construcción mental. La mayoría de nosotros sólo vemos el resultado de la acción de la ciencia, y no vemos que ella es la causa de un resultado. Un ejemplo nos aclarará la idea. El campesino Juan podría culpar al gobierno de turno de cortarle sus planes sociales y el gobierno a su vez podría culpar a una nueva tecnología que revolucionó el trabajo de las industrias y afectó tanto la economía nacional que ese Estado se vio obligado a diezmar su política de ayuda social. Juan no pensará, por lo menos en un primer momento, que la situación se modificó debido a la acción directa de la ciencia, por lo que no la considerará importante. Aunque no la veamos, la ciencia influye permanentemente en la manera en que vivimos, y por esto debe ser tenida en cuenta. Se pone de manifiesto que muchas veces no podemos controlar los efectos que la ciencia y la tecnología tiene sobre nuestras vidas. Pero existe un tema en particular que tiene especial importancia en la ética: La responsabilidad de la Ciencia. Hacer ciencia significa romper barreras de lo posible, recorrer territorio inexplorado. Como tal puede traer consecuencias negativas. ¿Qué pasaría acaso si algún científico creyera haber probado a través de alguna ciencia formal que Dios no existe? ¿Acaso publicaría su artículo sabiendo que así destruiría la fe de miles de millones de personas? ¿O si se encontrara, por ejemplo, que somos algún tipo de experimento fallido de un tipo de vida extraterrestre inteligente? ¿Qué sucedió hace algunos años con el tema de la existencia de armamento nuclear? ¿Qué sucede hoy con la clonación de embriones humanos?. Sin duda son muchas preguntas para una sola persona. A menudo son temas demasiado complejos aún para toda la humanidad. Dependiendo del caso, se debe hacer un estudio detallado del efecto que se conseguirá al finalizar un determinado experimento. Existen códigos y pautas dentro de la ética descriptiva, y a veces variaciones en la ética normativa, que guían a la llamada “ética científica” y tratan de evitar conflictos futuros analizando las consecuencias que tendrán en la manera en que vivimos la ciencia y las tecnologías a desarrollar. Tal preocupación tiene, como ya se ha visto, una razón de ser. Esto es sólo una pequeña muestra del potencial de cambio que puede producir (y de hecho produce) la ciencia en la sociedad, en nuestra calidad de vida y en la manera en que un individuo, una nación y el mundo entero perciben la naturaleza y lo que hacemos con ella. Conclusión “Ethically, technology is neutral. There is nothing inherently either good or bad about it. It is simply a tool, a servant, to be refined, directed and deployed by people for whatever purposes they want fulfilled… So fast do times change because of technology, that some people, disoriented by pace, express yearning for simpler times. They’d like to turn back the technological clock. But longing for the primitive is utter folly” (United Technologies, 1938). Como bien lo destaca el texto anterior, la tecnología (y la ciencia) es neutral. No podemos decir con certeza si es buena o mala. La tecnología es una actividad humana, una herramienta que se usa para diversos propósitos y que sirve fielmente a cualquier fin que le impongamos. Al analizarla sólo podremos analizar nuestras acciones presentes y nuestras decisiones pasadas. Al juzgarla nos juzgamos a nosotros mismos, y así nos estamos clasificando y convirtiéndonos en algo clasificable, sin sustancia y sin interior. Nos transformaríamos así en algo que “es” y que no puede ser modificado, como las actividades que realizamos o como la ciencia y la tecnología en sí. Una vez que algo está hecho no se puede volver atrás, a lo sumo se puede modificar la realidad generada. No debemos, sin embargo, dejar que el tren avasallante del tiempo tecnológico nos arrolle ni olvidar el fin fundamental al que debe servir la ciencia y la tecnología: buscar el bienestar de la humanidad. La calidad de vida tendría que ser una base sólida y firme sobre la cual pararnos a la hora de resolver con respecto a que hacer con la tecnología y con la ciencia cuando llega el momento. Aún así, es lamentablemente comprensible que aquellos que toman decisiones se encuentren a menudo desorientados y perdidos a causa de la rapidez con la que cambian los paradigmas actualmente, y le den una importancia mayor a otros factores que en definitiva buscan, directa o indirectamente, la misma cosa: una mejor vida para todos. Buscar una mejor calidad de vida para todos es buscar un ideal abstracto producto de nuestros deseos más profundos. Es buscar algo casi impensable, algo indefinido. Es buscar un sueño. Pero la ciencia ha probado ser el medio por el cual hacemos nuestros sueños realidad. Sueños que para concretarse dependen más que nunca de quien siempre han dependido: de nosotros. Bibliografía: “Consideraciones sobre el Estado de Bienestar”, Saborido, Jorge, Editorial Biblos, 2002. “De la Oligarquía Roquista al Peronismo”, Billorou, M. José; Rodríguez, Ana M; Sánchez, Laura, Editorial Eudeba, 2002. “Economía” (título original: ‘Economics’), undécima edición, Samuelson Paul A., Editorial McGraw-Hill, México, 1980. “El fuego de Prometeo”, Ciapuscio, Héctor P., capítulo 2: tecnología y sociedad, puntos 1 a 8, Editorial Eudeba, 2002. “El mundo frente a la globalización”, Saborido, Jorge, Editorial Eudeba, 2002. “Sociedad, Estado, Nación: una aproximación conceptual”, Saborido, Jorge, Editorial Eudeba, 2002. “Temas de Pensamiento Científico”, Ávila, Héctor; Contratti, María B.; Da Cunha, Mónica; Di Bella, Mario; Gonzáles, María C.; Pedase, Karina; Pérez. Rocío; Piana, Graciela; Romero, José R.; Valente, Alejandra, Editorial Eudeba, 2002.