ALGUNOS ELEMENTO DE LA EXPRESIÓN POÉTICA EN EL POEMARIO “LA VIDA”, DE ELOY SÁNCHEZ ROSILLO. SANTIAGO DELGADO. MURCIA, ENERO DE 2004 Diseccionar los elementos constitutivos de la expresión poética es una tarea a menudo tachada de sacrilegio por quienes gustan, ante todo, de saborear la magia y misterio que el género conlleva. No se debe considerar al análisis poético responsable de la dilucidación de dicho misterio. Una poesía no será mala o buena porque dé de sí un gran análisis. Un gran análisis se puede hacer con cualquier muestra de texto. No se hace de oro un pedrusco porque el geólogo analice exhaustivamente su naturaleza, su cristalización, etc. Considerando de esta manera el análisis poético; esto es, la demostración de que se sabe analizar un texto de esas características -que es lo que se persigue en las Pruebas de Acceso a la Universidad- y no pretendiendo hacer de dicho análisis experiencia alguna innovadora, sino basándolo en una, acaso tradicional, búsqueda de las invariantes de forma y fondo presentes en el poemario, hemos encontrado los siguientes elementos: EJE TEMÁTICO: 1. TEMPUS FUGIT. Se trata de la constatación, dolorosa, del paso del tiempo. Hay que señalar que, en el caso de “La Vida”, se trata de una perspectivación muy limpia. Queremos decir, no se acompaña, casi nunca, de los temas adyacentes “Carpe Diem” o “Ubi Sunt”. El tiempo duele, cuando se advierte su paso. Eso es todo. El aprovechamiento del tiempo cuando jóvenes o la interrogación retórica sobre lugares o personas que fueron, aunque presentes en poemario, no se vinculan, por lo general, al tema del “tempos Fugit”. Este tema es como el leit-motiv del poemario. Es la sustancia que evita el vacío de contenido, al aparecer prácticamente en todos los poemas, ya como contenido principal, ya como referencia “al paso” en cualquiera de los poemas de “La Vida”. El daño alcanza primero a los sentidos; sobre ellos el paso de los años deposita su minuciosa herrumbre, y poco a poco dejan de acompañarnos, de ayudarnos … (p.76) 2. PANCRONÍA. El poeta confiesa la confusión temporal habida en su espíritu, al observar y consignar ese paso del tiempo. El ayer, que presumía eterno, el hoy, que se le escapa, y el mañana, que acaso no exista se le confunden al poeta, y desdibujan entre sí sus límites. El autor da pertinencia poética, relevante y recurrente, a ese hecho ocurrido en su mente, o en su alma. A la vez respiramos la luz y la ceniza. Principio y fin habitan el mismo relámpago. (p.81) 3. GNOSCE TE IPSUM. Abocado al caos por esa confusión temporal y por el dolor ontológico del paso del tiempo, el poeta da en preguntarse por sí mismo y por sus diversas circunstancias existenciales. No estamos ante la variante asertiva de la frase en latín que da título a este elemento poético, sino en la interrogativa: ¿Me conozco? O mejor: ¿Me reconozco? Pero aprendí bien poco a vivir con los años. La edad no proporciona conocimiento al hombre, sabiduría para lo que en verdad importa. Dolores y alegrías, ilusiones cumplidas, quimeras y fracasos tan sólo me aportaron un mayor desconcierto. (p.51) 4. ARCADIA TEMPORAL. Aunque el apelativo sustancial de la expresión tiene una referencia espacial preponderante, en Eloy Sánchez Rosillo, la nostalgia arranca a menudo de un tiempo de su biografía: la infancia/verano. Estamos ante un poeta fundamentalmente temporal. El tiempo, en nuestra lectura de “La Vida”, es la bandera de la que hace facción el poeta. El espacio, los sentimientos, todo va encauzado por las orillas del factor temporal. Siempre que hace mención a la infancia –la suya o la de su hijo- hay un ambiente de felicidad plena, de hábitat seguro y acogedor, con ausencia de la máxima pena de vivir: constatar que el tiempo pasa. Tal constatación sólo cabe en el tiempo de verano, su Arcadia Temporal. El verano se acaba. parece que fue ayer cuando llegó de súbito en su carro de oro. V venía jubiloso, por los campos y a su paso las tierras se colmaban de espigas y de frutos. Dispuso que las sombras se apartaran del corazón del hombre y que creciera la alegría en su pecho. (p.61) 5. ARCADIA LOCATIVA. El espacio recurrente en el que el poeta desarrolla su felicidad tiene una localización exacta: la heredad de sus padres en el campo, allá donde recuerda su canto a la luna (“Casta Diva”), donde se yergue el árbol tótem del poeta (“La Acacia”), donde el verano (que es la infancia eterna y feliz) transcurre infinitamente. Es un tema muy grato al poeta memorar las imágenes de su tiempo de niño en aquel rincón, al que el escritor Pedro García Montalvo ha reconocido y tratado de manera acertada y exhaustiva. La casa enjalbegada se alza, sola, en medio de las tierras de la heredad, y airosa se recorta su blancura tan neta contra el azul del cielo. (p.55) 6. NARRACIÓN. Una de las características más comentadas, y consensuadas por la crítica, en torno a la expresión poética de Eloy Sánchez Rosillo es su tendencia o capacidad narrativa. Dicha característica se halla en consonancia con su fuerte sentido de lo temporal. El tiempo es la columna vertebral de la narración. Siempre que estemos ante un personaje (él mismo la mayoría de las veces), que actúa en un ambiente espacial preciso y con una intención, nos hallamos ante una elemento narrativo en la poesía de Eloy Sánchez Rosillo. En mitad de la noche me desperté. Y había mucha luz en la casa. Oí, por el pasillo, ir y venir de pasos apresurados, voces tristes que lamentaban no sé qué, y, a lo lejos, como un lento murmullo –diríase- de oraciones entre llanto y gemidos susurradas. Sin duda, algo extraño ocurría. (p. 37) 7. ARS POETICA. Desde que Bécquer, maestro del maestro (Luis Cernuda) de Eloy Sánchez Rosillo, escribiera su rima del “Himno gigante y extraño”, muchos son los poeta que tratan el tema metapoético de qué sea la propia poesía, o se refieren al acto mismo de escribir poesía. En este autor, el tema es recurrente, y aparece en todos sus poemarios. Es un acto, el de escribir poesía, al que se le confiere poeticidad inequívoca, tanto por lo escaso -perspectivado desde la atalaya del continuum vital de la biografía del poeta- como por lo sublime del acto mismo: un acto que es a la vez cotidiano y fundamental para lograr esa ultimidad del ser que es objeto de la poesía. En ocasiones, pasan largos meses enteros en los que nada escribo, en que me opongo inexplicablemente a cumplir el deber que justifica mi existir. (p. 53) 8. MADRIGAL. Llamamos así a los versos en que se canta la belleza juvenil de alguna muchacha joven, o simplemente mujer aparecida en el poema. Son fugaces y breves estos madrigales en la poesía de Eloy Sánchez Rosillo, pero existen, y el poeta se detiene en ellos, y les dedica expresiones llenas de intención poética. Y he cerrado los ojos y he visto a una muchacha que a través de la niebla y el tiempo me sonríe y con amor me mira (p. 29) 9. UBI SUNT. Ya dijimos al hablar del Tempos Fugit que nos hallábamos ante una expresión muy pura y no mezclada con otras. Sin embargo, y no necesariamente amalgamada con el Tempus Fugit, aparece este aspecto del tema clásico del Ubi Sunt, que, tradicionalmente se halla referido a personas o a espacios. Eloy Sánchez Rosillo lo refiere también a unidades temporales relacionadas con la felicidad inmanente: verano y niñez. ¿Qué fue del niño aquel que con su risa me unía a una verdad tan verdadera? ¿Y qué ha sido de mí, de los seguros convencimientos que me sostenían? (p.13) 10. DESEO SUPERIOR A LA MUERTE. De estirpe cernudiana (“La realidad y el deseo”) este tema o aspecto temático aparece en el poemas de ambiente épico “Paris y Helena”, en el que se trata de hacer ver que la guerra es accidente y el amor o el deseo carnal de los dos protagonistas, esencia, naturaleza. Es, digamos, una hipótesis de partida, sustentada con el desarrollo del mito. Y dispuso Afrodita, la diosa de pechos graciosos, que en Helena y en mí, desde el día en que por vez primera en Esparta nos vimos, surgiera un amor que nos hizo criaturas radiantes y ajenas a todo cuidado que no fuera el afán y el trabajo tan dulce de amarse. (p.48) 11. ARTE SUPERIOR A LA MUERTE. Es un tema del todo emparentado con el anterior. Las conciencias del deseo en los cuerpos, así como del arte mismo son energías superiores a la de la muerte, a la de la guerra. El poeta no hace gran alarde de estos aspectos, pero sí los reseña. Eloy Sánchez Rosillo es ante todo un poeta lírico, no un poeta épico. De ahí la escasa incidencia de estos dos tópicos en su poesía. Mas seguirá después su prodigiosa música rodando por el mundo. Nunca será olvidada, y les dará a los hombres para siempre consuelo y esperanza, emoción y alegría. (p.65) 12. ALABANZA DE ALDEA. El conocido tema clásico tiene en Eloy Sánchez Rosillo un eco indudable, muy ligado al de la Arcadia locativa. No hay remembranza del locus amoenus preferido de este poemario que no venga acompañado de su alabanza correspondiente. Distinguiremos uno de otro, en que, en este caso, la alabanza va más dirigida al abstracto “aldea”, que a la casa paterna. Ya estarán verdeando las tierras de labor, y el oro joven del sol de marzo exaltara la gracia de los almendros florecidos. (p.31) 13. MENOSPRECIO DE CORTE. Complementario del anterior, y aun de los posteriores, cuando la perspectiva urbana va acompañada de tintes negativos, de notas peyorativas, estamos ante el tema de este apartado. En ocasiones, la peripecia urbana del yo de los poemas adquiere circunstancia de rango enmarcándose en este menosprecio de corte. En la ciudad, no hay duda, me encontraré de nuevo cuando llegue con ése que se quedó en mi casa mientras yo estaba fuera, con ese que se niega a cambiar … (p.67) 14. ALABANZA DE CORTE. Sobre todo cuando el poeta se refiere a la ciudad de Roma, la alabanza de corte sustituye al menosprecio. También existe el elogio a la ciudad de Murcia, referenciada en ocasiones. Nunca es neutra la alusión al entorno urbano. Quedó lejos el mundo; aquellos días de Florencia de Pisa, en que creí ser para siempre un hombre libre al fin. Entre los muros de este viejo palacio ineludible… (p.25) 15. MENOSPRECIO DE ALDEA. En el poema dedicado a Leopardi, uno de los autores de referencia de Eloy Sánchez Rosillo, la aldea del poeta italiano, Recanati, por veracidad biográfica, es teñida negativamente, dado que supuso cárcel para el poeta. Hay contraposición, pues, entre las propiedades rústicas de los progenitores de uno y otro poeta. Nada tengo, pues me es ajeno cuanto me rodea en este pueblo infame en el que nadie quiso nunca –ni pudo- comprenderme. (p. 26) 16. TRANSMUTACIÓN DE PERSONAJES EN EL YO DEL POETA. Ocurre en los poemas aparentemente dedicados a personajes egregios de la historia, del arte o de la Literatura. La semblanza narrativa que desarrolla en verso la peripecia escogida oculta un pensamiento, o un sentir pensado, del poeta. Hay que buscar en cada caso cuál es ése sentir del poeta, y por qué se expresa en ese personaje y en ese hecho de su biografía. Mi juventud se fue. Canta el verano inútilmente en torno a mi dolor. Un día más de agosto que termina. Ha caído la noche. Desde el cielo mira la compasiva luna llena. (p.26) 17. SUCESO TRIVIAL. A menudo, el poeta arranca de algún suceso cotidiano, incluso fútil, del que sabe extraer alguna pertinencia lírica. Es el dato que acerca a la poesía de Eloy Sánchez Rosillo a la llamada Poesía de la Experiencia, que fue la escuela poética que siguió a la poesía culturalista, basada en el uso de los datos de la Historia del Arte, o de la Literatura, etc, para, a partir de ellos, construir una lírica de lo ajeno. La experiencia propia, pues, sustituyó a esta impostura lírica. En Eloy Sánchez Rosillo, la alusión culturalista, sirve, para, como se ve en el punto anterior, lograr nuevas perspectivas sobre su propio ego lírico. Pero aquella luz rezagada, aquel remanso efímero de sol a punto ya de marchitarse me liberó de pronto de la angustia que llevaba conmigo. (P. 70) 18. AUSENCIA DE METÁFORAS. La expresión rosilliana no gusta sino de los vocablos usados en su sentido directo, de diccionario. Todo lo más utiliza metáforas del tipo socializado; es decir, metáforas que no levantan la imaginación a otro campo semántico, metáforas lexicalizadas. Por eso, la alegoría niebla-tiempo desarrollada en el primer poema es una notoria excepción en el poetizar de Eloy Sánchez Rosillo. EJE FORMAL 1. NEUTRALIZACIÓN DEL MORFEMA DE PERSONA. Así como detrás de cualquier personaje-protagonista de los poemas de Eloy Sánchez Rosillo se halla él, su yo poético, también, escondido tras cualquiera de las tres personas del verbo –o del pronombre- se halla, o se puede hallar, el yo del poeta. Da lo mismo la segunda persona, con quien establece un diálogo-monólogo, a menudo con la distancia temporal por en medio, que la tercera, para la que idea una complicidad con el lector a fin de hacerle ver la verdadera naturaleza de la persona aludida, o incluso de algún “nosotros” o hasta formas impersonalizadas del verbo. 2. DILUCIÓN LEXEMÁTICA. Este efecto se desarrolla en combinación con la ausencia de expresión metafórica (18). Y es uno de los recursos en que se funda la sencillez expresiva que cualquier lector puede observar y señalar en la poesía de Eloy Sánchez Rosillo. Consiste en mantener un equilibrio entre palabras vacías y palabras llenas; es decir, entre lexemas, aportadoras de contenido, y partículas morfemáticas, modificadoras o relacionantes de contenido. De esa manera, al escuchar o leer estos poemas, podemos ir asimilando según oímos o leemos, debido a que el aumento de carga de contenido o semántica no produce aglomeración informativa, produciéndose con una cadencia muy adecuada a la de recepción. Así, casi de inmediato, cada nuevo lexema se remansa en partícula o partículas que no añaden contenido, por lo que da tiempo, podríamos decir a asimilar perfectamente lo escuchado o leído. 3. LOS RITMOS ENDECASILÁBICOS Y ALEJANDRINOS en la Métrica usada en “La Vida” son preponderantes. Ahora bien, dichos ritmos son perfectamente compatibles, según se puede observar en el poemario, con algún anisosilabismo esporádico. Incluso hay un caso de versos de 16 sílabas. Aparece en el poema, aparentemente épico de “Paris y Helena”. Se trata, creemos de un homenaje a la Épica Castellana, que se inició en torno a ese verso, en el “Poema de Mío Cid”. Hay, pues, una regularidad métrica que no es uniformismo métrico, y se combina, además, con un uso muy abundante del encabalgamiento, que, es claro, enmascara los ritmos puros del endecasílabo y alejandrino; o, mejo dicho, los dulcifica o disuelve, en una suerte de prosa rítmica muy melódica y agradable. Existe en Eloy Sánchez Rosillo un uso de tipografía versal muy específico: el verso descolgado. Se trata de escribir un mismo verso en dos renglones, de manera que el de abajo, el verso descolgado, comienza un espacio más allá, en la misma vertical que le correspondería de estar arriba. Creemos que se articula como una pausa menor, semejante a la que ocasiona la coma, pero con una carga, acaso enfática, que la simple coma no aportaría. El verso se enriquece así con una nueva tonalidad, al añadir una pausa nueva.