60 ANÁLISIS TEMÁTICO DE LA JUSTICIA FISCAL Dada la doble vertiente desde la cual puede analizarse la justicia fiscal – para el Estado y para los contribuyentes -, se torna complejo desarrollar por separado este tema, por lo que el mismo lo estudiaremos en forma conjunta, es decir, involucrando ambos enfoques de manera unitaria. a) Gasto público: Al decir de YEBRA, la actividad financiera del Estado se desarrolla “[...] a través de sus fines, para satisfacer las necsidades colectivas, incurre en una serie de gastos, los cuales , de una u otra forma, hande ser cubiertos por entradas monetarias: por ingresos públicos. Estas dos estapas bien distintas de las que se compone el ciclo financiero: gastos e ingresos, no son arbitrariamente realizadas por el Estado. Precisamente, se considera un logro el Moderno Estado de Derecho el que los miembros de ese Estado, sus ciudadanos, puedan determinar por medio de sus representantes qué se va a gastar y con 61 qué se van a cubrir esos gastos. La resultante es la institucionalización del ciclo gastos-ingresos y la comunidad política organizada en forma de Estado lo realiza mediante la atribución de poder financiero a determinados órganos que configuran el Estado. Los preceptos que fijan este poder los recoge el texto constitucional”. (29) Por ende , es de justicia fiscal que los gobernados contribuyan a la satisfacción del gasto público del Estado, pues éste “[...] tiene en los gastos públicos un instrumento decisivo para el cumplimiento de sus fines. Estas erogaciones son de carácter imperativo y están dirigidas a cubrir los servicios públicos y las necesidades de la organización estatal. Normalmente el Estado calcula los ingresos en función de lo que piensa gastar. Desde este punto de vista, el Estado analiza las distintas necesidades de la colectividad y de su propia subsistencia; con base en esto, determina el tipo y montos de las cargas tributarias impuestos”. (30) que pueden soportar los obligados al pago de 62 Ahora bien, el tema de los gastos públicos y el correlativo deber de los contribuyentes de satisfacerlos, involucra el problema de determinar qué es el gasto público del Estado y cuál es su extensión. Si bien la Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha inclinado por el criterio formalista de sostener que las partidas que integran el gasto público del Estado son las establecidas en el correspondiente presupuesto de egresos de la Federación o de las distintas entidades federativas, es preciso tener en cuenta que dicho presupuesto puede trastocar el principio de justicia fiscal en la medida que en su esencia alguno de los gatos programados no estén encaminados a posibilitar la convivencia y superación y superación de los particulares: seguridad pública, impartición de justicia, salubridad general, educación y la redistribución de la riqueza mediante la promoción del crecimiento macroeconómico, entre otros conceptos. 63 Aunque en términos generales podemos aceptar que el gasto público satisface los propósitos antes mencionados, desafortunadamente es posible encontrar algunos ejemplos de erogaciones que, a primera vista, sería factible regularidad constitucional. Ello sucede, cuestionar su verbigracia, con el dispendioso e ilimitado gasto realizado en las campañas que periódicamente son desplegados por los distintos partidos políticos, así como el que de manera exagerada y afrentosa se efectúa en medios masivos de comunicación por las distintas dependencias públicas, a través de los órganos estatales especialmente creados para ello, con único propósito de justificar las funciones desarrolladas por el Estado. Empero, estas mismas reflexiones pudieran llevarse hacia otros gastos que si bien en su origen son plenamente justificados, en su aplicación concreta no son de igual manera. Ello sucede, por ejemplo, con los grandes cuestionamientos que pueden hacerse en materia de seguridad pública, educación, salubridad general y procuración de 64 justicia, rubros en los cuales las cifras oficiales tienden a confirmar una correcta aplicación de los recursos hacendarios, pero que la realidad social demuestra su marcada ineficiencia. No puede considerarse que exista justicia desde el punto de vista fiscal, cuando los rangos de inseguridad pública se incrementan notoria y cotidianamente, cuando los sistemas educativos y de salud no son plenamente satisfactorios para los gobernados ni existen señales de que logren su consolidación futura, y cuando es de dominio público que la procuración de justicia propicia para la impunidad de algunos sectores de la población, de manera destacada la de funcionarios públicos corruptos, y que la misma sólo opera a favor de quienes cuentan con recursos suficientes para afrontar los gastos incluyendo corruptelas - y ello implica que en perjuicio de quienes no pueden soportar esos mismos costos. Y peor aún si se trata del propósito de lograr la redistribución de la riqueza a través del gasto público, pues en las últimas dos décadas es claro que dicho propósito no se ha alcanzado, y de ello podemos dar testimonio quienes nos ubicamos en la llamada “generación de 65 crisis”. Por lo demás, la ausencia de una política fiscal que procure el incentivo de la inversión productiva en el país, así como una creciente deuda pública interna y externa – y el consecuente aumento en el servicio de la misma -, son muestras palpables de una injusta redistribución de la riqueza y de una política fiscal que no se ha apegado a los lineamientos establecidos. En otros términos: si una importante partida del gasto público se destina al pago del servicio de la deuda pública en demérito de otros rubros que requieren una atención inmediata en el propio presupuesto de egresos – salud, educación, seguridad pública, etcétera -, ¿ puede válidamente afirmarse que ese gasto es intrínsecamente justo? Nosotros consideramos que la respuesta es que no, pues es evidente que el creciente endeudamiento público sólo ha provocado el descuido de amplios sectores de la población en esos rubros. En gran medida, podemos asegurar que el problema del gasto público radica en su control por parte de los órganos estatales encargados de ello, Un gasto público voraz y desmedido, aunque 66 revestido con una retórica política temporalmente eficaz, necesariamente se traduce en un incremento en la carga tributaria que se repercute a los contribuyentes, pues los aumentos en el gasto público se relacionan directa y causalmente con el acrecentamiento en el monto de las contribuciones a pagar por los gobernados. El reciente cambio a la tasa dl Impuesto al Valor Agregado, constituyen pruebas inobjetables de nuestra afirmación. Es interesante analizar cómo la tendencia uniforme y bien arraigada en el ánimo de las autoridades financieras de nuestro país, ha sido la de aumentar en términos reales el presupuesto de egresos de cada año, mientras que en otras latitudes, como en Estados Unidos de América y Canadá por ejemplo, sucede lo contrario. En ese sentido, pues, habría que cuestionar fuertemente la eficacia de los actuales mecanismos de control establecidos a favor de diversos órganos del Poder Ejecutivo y Legislativo, sobre todo si se tiene en cuenta que los particulares carecen de remedios jurisdiccionales en contra de los injustificados incrementos en el gasto 67 público y en el uso desmedido e incorrecto de las respectivas partidas presupuestales. A nuestro parecer, una política fiscal basada en el aumento del gasto público sobre la mermada capacidad de pago de los gobernados, no cabría considerarla sino depredatoria del patrimonio de éstos y contraría a toda idea de justicia fiscal que en teoría se encuentra garantizada por la Constitución. Si a ello le aunamos las situaciones de despilfarro que en ocasiones se percibe por parte de los funcionarios estatales, así como las bochornosas prácticas corruptas, quizá se entienda con facilidad el fenómeno de la resistencia fiscal que cada día cobra mayor vigencia y que probablemente sea de las razones de la caída de la recaudación tributaria. No obstante lo anterior, reconocemos que el tema no cuenta con una solución real y práctica de primer orden, pues como dice MARTIN “[...] pensamos que no es posible, y probablemente tampoco útil, establecer topes o límites a priori a los gastos públicos, ya sea en su conjunto o considerados individualmente. La cuestión del límite de las 68 erogaciones públicas no representa un problema que pueda ser resuelto mediante análisis económicos, porque, esencialmente, ésta es una cuestión d naturaleza política”. Empero, insistimos en el hecho de que la responsabilidad – o irresponsabilidad – en la determinación y manejo del gasto público del Estado no debe tratocar el ideal de justicia fiscal en demérito de los intereses económicos de los gobernados, ya que “Si es verdad que los súbditos tienen el deber de participar en las cargas resultantes d las exigencias del bien común, también es verdad que las autoridades tienen el deber de administrar honrada y eficazmente los bienes comunes, tanto los obtenidos de los particulares como aquellos de que es titular el Estado [...] Si la Administración pública es corrupta y derrochadora, no se ve cómo en justicia pueda exigir a los particulares el cumplimiento de deberes financieros”. Por lo antes expresado, es válido concluir que en nuestro país los contribuyentes, en términos generales, desconocen en qué se gastan los tributos que ellos pagan, es decir que no saben cuál es su 69 destino final, de lo que trae como derivación, entre otros factores que inciden en el problema, que algunos de ellos expresen un amplio repudio a los métodos y procedimientos recaudatorios aplicados en la actualidad, pues cuestionan fuertemente la utilidad de pagar las distintas contribuciones a su cargo. b) Deber de contribuir: la obligación que tienen los ciudadanos de contribuir a la satisfacción del gasto público se intituye en la Constitución. De ahí que sea de justicia fiscal que todos los gobernados, sin distingo alguno, paguen la totalidad de las contribuciones estatales y municipales a su cargo. SAINZ DE BUJANDA lo señala de la siguiente manera: “El principio de generalidad significa q ue todos los ciudadanos han de concurrir al levantamiento d las cargas públicas. Esto no supone que todos deban efectivamente pagar tributos, sino que deben hacerlo todos los que, a la luz de los principios constitucionales y de las leyes que los desarrollan, tengan la necesaria 70 capacidad contributiva. El principio de generalidad únicamente es comprensible, por tanto, en relación con el de capacidad contributiva”. En consecuencia, “la evasión ilegal o fraude al fisco, no solo daña al fisco, sino también a los sujetos cumplidos, porque al señalarse las cuotas del impuesto y calcular su rendimiento, deberán tenerse en cuenta las pérdidas debidas al fraude. Esto será tanto más frecuente, cuanto más altas sean las cuotas y más molestos los procedimientos administrativos para la determinación del impuesto”. (41) Así, pues, es manifiestante injusto que sólo algunos de los sujetos legalmente obligados al pago de las contribuciones sí lo hagan de ese modo, al tiempo en que otros eluden el cumplimiento de sus obligaciones en esta materia a través de subterfugios o mecanismos concebidos bajo el fútil argumento de que los mismos no están prohibidos por las leyes tributarias, y que en muchas ocasiones consisten en maniobras dolosas tendientes a evadir el pago de las contribuciones a su cargo. En otros términos, es contraria al principio de injusticia fiscal que una parte de los contribuyentes aporten una parte de su patrimonio a la satisfacción del gasto público y otros no lo hagan de igual manera, no obstante que todos ellos están obligados a así hacerlo. 71 Por ello, es de suyo que las autoridades fiscales realicen actos de fiscalización sobre los contribuyentes en forma tal que se evidencie la presencia constante y formal de la hacienda pública, con la consecuente liquidación de créditos fiscales a cargo de las personas que hayan incurrido en omisiones en su pago y con la imposición de las sanciones pecuniarias y penales que legalmente procedan. Nosotros, consiguientemente, por justicia fiscal estamos a favor de que los evasores fiscales sean severamente sancionados y que sus casos trasciendan a la opinión pública como medida ejemplificativa para los demás contribuyentes que también actúen dolosamente. Sin embargo, lo anterior no significa que la actividad fiscalizadora y sancionadora del Estado pueda en sí misma ser selectiva y discriminatoria en perjuicio de algunos contribuyentes y en beneficio de otros, pues en caso contrario podría llegarse a la intolerable situación “[...] en cuya virtud, de un lado, millones de contribuyentes al margen de la ley se hallan bajo la amenaza del Fisco, sabiendo 72 perfectamente que una aplicación rigurosa de las normas tributarias frente a ellos podría resultar ruinosa, mientras que, de otro lado, las oficinas financieras, ante la imposibilidad absoluta de llevar a cabo esa aplicación rigurosa de la ley fiscal si no es limitándola a una ínfima minoría de contribuyentes, sienten que su poder se agota en la peligrosa y odiosa facultad discrecional de elegir una posible víctima, sobre la cual concentrar los escasos medios de investigación y de este modo arruinar injustamente, aunque con arreglo a la ley, a uno u otro contribuyente, sin atender de manera correspondiente a la necesidad de la colectividad”. (42) Ahora bien, en aras de evitar abusos y arbitrariedades, las autoridades hacendarias deben sujetarse a los principios de audiencia, legalidad y debido proceso legal, que básicamente se traducen en las obligaciones que esas autoridades tienen de sujetarse a los procedimientos instituidos en las leyes de la materia, en los que se deben conceder plena oportunidad de defensa a los particulares y cuyos resultados sean acordes con los supuestos normativos 73 contenidos en los propios ordenamientos tributarios, ya que la “[...] exacción forzosa del impuesto, su entrega con carácter definitivo y la ausencia de contraprestación por parte del Estado no significa la carencia de legalidad para imponerlo. Todo impuesto encuentra su justo título y única fuente en la ley. La Ley es siempre cabal expresión de la soberanía popular que se manifiesta ante las resoluciones parlamentarias o del Poder Legislativo. Las normas impositivas no son dadas por la Administración, pues ésta no tiene ningún poder para dictarlas. Toda norma financiera, impositiva, es siempre una norma jurídica, una disposición contemplada en una determinada ley. A lo más, la Administración ejerce actividades tendientes a fiscalizar la actividad de los particulares, a constatar si cumplen con las leyes impositivas, pro nunca la Administración podrá rebasar las competencias otorgadas en forma exclusiva al Poder Legislativo. Las leyes impositivas dictan los Límites, los supuestos, hechos generadores y alcances de los impuestos, quedando a cargo de la Administración la vigilancia y cumplimiento de lo ordenado por la Ley”. 74 c) proporcionalidad y equidad: este tema ha sido profundamente estudiado por la doctrina y la Suprema Corte de Justicia ha concluido que ambos conceptos “[...] no deben confundirse, pues tienen naturaleza diversa, ya que mientras el primer requisito significa que las contribuciones deben estar en proporción con la capacidad contributiva de los sujetos pasivos, el segundo consiste en que éstas reciban un trato igual, lo que se traduce en que las leyes tributarias deben tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales”. En otra parte, el Máximo Tribunal del país sostiene que “ La proporcionalidad radica, medularmente, en que los sujetos pasivos deben contribuir a los gastos públicos en función de respectiva capacidad económica, debiendo aportar una parte justa y adecuada de sus ingresos, utilidades o rendimientos. [...] El principio de equidad radica medularmente en la igualdad ante la misma ley tributaria de todos los sujetos pasivos de un mismo tributo, los que en tales condiciones deben recibir un tratamiento idéntico en lo concerniente a la hipótesis de causación, acumulación de ingresos gravables, deducciones permitidas, plazos de pago, etc., debiendo únicamente 75 variar las tarifas tributarias aplicables, de acuerdo con la capacidad económica de cada contribuyente, para respetar el principio de proporcionalidad antes mencionado. La equidad tributaria significa, en consecuencia, que los contribuyentes de un mismo impuesto deben guardar una situación de igualdad frente a la norma jurídica que lo establece y regula”. No obstante la clara diferenciación que jurisprudencialmente se ha establecido entre ambos conceptos, con la cual nosotros coincidimos, lo cierto es que en la práctica ante los tribunales de amparo en ocasiones se tiende a invocar la justicia de las distintas contribuciones bajo el argumento genérico de que las mismas son desproporcionadas e inequitativas, en los casos en que los tributos específicamente impugnados se consideran excesivos, onerosos, ruinosos, desorbitados, etcétera. El problema, sin embargo, es que tradicionalmente la proporcionalidad y equidad de las contribuciones se ha efectuado con 76 base en el análisis individual de cada una de dichas contribuciones, y no de todas en su conjunto, bajo la idea que “el impuesto se establece por el Poder Legislativo para cubrir el presupuesto de egresos y el Poder Judicial carece de elementos necesarios para juzgar de la relación que existe entre uno y otro; por otra parte, al establecerse el impuesto, se han tomado en cuenta junto con las necesidades del Estado, las condiciones económicas de los afectados y, en general, del conglomerado social, de manera que para juzgar de una ley desde este punto de vista, el Poder Judicial tendría que hacer un estudio global de todo el sistema impositivo, en todos sus aspectos, legal, económico, social, y en todos sus efectos (repercusiones, amortizaciones, capitalizaciones, etc.), para estar en aptitud de determinar si u nuevo gravamen o sistema para determinar un impuesto o una cuota, es o no equitativo. No podría, pues, el Poder Judicial, sustituir al Legislativo, que debe tener en cuenta todos esos factores al establecer el gravamen. [...] Es cierto que el Poder Legislativo puede cometer un error o abusar de su poder, pero contra ello no hay más remedio que el señalado por Vallarta, es decir, la renovación de poderes.” 77 En este sentido, la injusticia que en el campo tributario provoca la voracidad y desmesura del gasto público no sólo se debe al incremento de las tasas y tarifas de los tributos en vigor, sino en otras ocasiones por la creación de nuevas contribuciones complementarias o independientes de las que previamente existen, todo ello, por supuesto, en demérito del patrimonio de los gobernados. Entonces sucede que bajo la óptica tradicional antes apuntada, al amparo de la cual se analiza la regularidad constitucional de las respectivas leyes fiscales, las nuevas gabelas en sí mismas y en forma individual no resultan violatorias de las garantías de proporcionalidad y equidad. El comercio electrónico ha conseguido centrar, en los últimos años, los debates sobre el modelo empresarial del siglo XXI. Asistimos, según los expertos y los visionarios (quienes no siempre coinciden), a la tercera revolución industrial; la llamada Sociedad de la Información por fin ha desarrollado una forma económica tradicional. El nuevo modelo empresarial aprovecha las posibilidades de la 78 técnica para trasladar el potencial de creación de riqueza desde el capital humano (la fuerza de trabajo) o el económico al capital intelectual. Para los nuevos gurúes, la empresa que triunfará será aquella que sepa administrar mejor (y más rápido) el conocimiento existente a su alrededor. Es en ese punto donde la informática y las comunicaciones resultan de vital importancia, porque consiguen sistematizar la información y hacerla accesible para cualquiera. No es raro, por tanto, que las empresas se encuentren en pleno proceso de toma de posiciones. Visto así, ya no nos sorprenden tanto los millonarios veinteañeros, la sobrecapitalización bursátil de empresas que sólo acumulan pérdidas o las alianzas imposibles por conseguir una cuota de mercado que permita dictar las reglas. 79 COMERCIO ELECTRONICO – DEFINICION No resulta sencillo ofrecer una definición de lo que deba entenderse por comercio electrónico; no se trata de un concepto unitario, ya que a la diversidad de formas que adopta se une la apropiación que del mismo tratan de hacer las empresas. Basta decir, como la primera aproximación, que el comercio electrónico constituye para la empresa una nueva forma de relacionarse con proveedores, socios, competidores y clientes, eliminando las barreras físicas mediante la utilización de medios y redes telemáticas. Se hace hincapié en el medio por el que se realizan las transacciones – las redes informáticas –, que es el factor novedoso; son las redes las que permiten el intercambio rápido de información entre partes que se encuentran a grandes distancias y que no se conocen previamente. Dentro del concepto objeto de análisis caben transacciones a distintos niveles, tanto la relación de la empresa con sus proveedores, asociados y clientes (business to consumer) y las Administraciones Públicas (business to administrations). 80 Asimismo, quedan englobados todos los grados de integración del negocio en las redes, desde una primera fase en que la empresa sólo introduce en las redes información comercial hasta una fase final, en la que toda la transacción (incluso el pago) se realiza on – line. Para los nuevos gurúes, la empresa que triunfará será aquella que sepa administrar mejor ( y más rápida) el conocimiento existente a su alrededor. Con el desarrollo de las nuevas técnicas de comunicación, surgen importantes oportunidades para empresas y consumidores. El comercio electrónico facilita la desintermediación tanto en operaciones tradicionales (donde una o varias fases se realizan off – line), como en las transacciones enteramente importantes reducciones en costes. on – line, haciendo posibles Sin embargo, donde surge una oportunidad suele ir aparejada una amenaza; a las ventajas del nuevo modelo comercial se contraponen las facilidades para el fraude 81 (basado en el anonimato que proporciona la red), la falta de transparencia en el mercado ( por el desconocimiento por parte del consumidor de los medios técnicos empleados), las agresiones a la intimidad de las personas, las evasiones de impuestos, los impuestos contenidos ilícitos, etc. Las soluciones a los nuevos problemas han de venir, básicamente, por dos fuentes: 1 - Por las propias empresas, mediante la elaboración cumplimiento de códigos de conducta en el ejercicio de sus actividades. La autorregulación del sector posee evidentes ventajas, ya que facilita que las normas se aproximen a la realidad mercantil; sin embargo no parece conveniente dejar a expensas del mercado toda la regulación, siendo necesaria legislación en defensa, primordialmente, de los consumidores y del orden público. 82 2) Por parte de los Estados, mediante la introducción d legislación específica y la adaptación de la existente a los nuevos problemas. En la regulación legal de la materia, los Estados deberían actuar en colaboración con el sector privado. Asimismo, es fundamental la elaboración de un marco jurídico coherente a escala mundial; es por ello que han surgido varias iniciativas de regulación del comercio electrónico en diversos foros supranacionales - Unión Europea, Organización Mundial del Comercio, OCDE, Naciones Unidas (CNUDMI), etc.- fruto de estos trabajos, han surgido varias propuestas de armonización de la legislación sobre el comercio electrónico a nivel mundial. 83 COMERCIO ELECTRÓNICO Y FISCALIDAD El auge de las nuevas tecnologías, su rápido crecimiento e implantación y su extensión entre grupos cada vez mayores de particulares y profesionales, brindan a las administraciones públicas oportunidades de control de las operaciones gravadas y del cumplimiento de sus obligaciones tributarias por parte de los sujetos pasivos de los impuestos. Sin embargo, los mismos medios técnicos que posibilitan el control facilitan el fraude tributario a quienes los emplean con este fin. A los ya existentes Paraísos Fiscales, se unen los nuevos Paraísos Informáticos, posibilitando el fraude a escala mundial. La dimensión internacional, consubstancial al comercio electrónico transnacional. El empresario se enfrenta al problema de cumplir con sus obligaciones tributarias en jurisdicciones muy diversas aquella en la que se encuentra establecido, lo que encarece sus costos en asesoría jurídica y gestión administrativa, además de la incertidumbre que, por su propia naturaleza, el comercio internacional genera (sobre todo en las pymes). 84 El empresario se enfrenta al problema de cumplir con sus obligaciones tributarias en jurisdicciones muy diversas a aquella en la que se encuentra establecido. Es responsabilidad de las autoridades tributarias nacionales obtener, en colaboración con el mercado, diversos acuerdos en el tratamiento fiscal de las operaciones englobadas en el comercio electrónico. Los principios tributarios generalmente aceptados (neutralidad, eficiencia, simplicidad, justicia y flexibilidad) deben ser aplicables al comercio electrónico, lo cual requerirá la adaptación de las legislaciones nacionales al nuevo marco internacional. Según el Comité sobre Asuntos Fiscales (CFA) de la OCDE, las actuales normas sobre tributación internacional pueden servir como vehículo a estos principios, lo cual no excluye nuevas medidas fiscales o administrativas que favorezcan el mantenimiento de la soberanía fiscal de los países y eviten la doble imposición o la no sujeción involuntaria de cualquier hecho imponible. Es esencial, asimismo, la simplificación de la gestión administrativa de los tributos, sobre todo la presentación de declaraciones ante las autoridades fiscales competentes y el pago de las cuotas tributarias. 85 En el ámbito internacional, los impuestos indirectos que gravan el consumo (como el IVA), requieren especial atención. La CFA reconoce que los problemas que afectan a la tributación indirecta son más urgentes que los que inciden en la tributación indirecta son más urgentes que los que inciden en la tributación directa. Es necesario preservar los ingresos de las administraciones públicas por estos conceptos, así como prevenir el fraude, pero también lo es evitar la doble imposición, minimizar el costo de cumplimiento de sus obligaciones por los empresarios y estimular, en suma, el crecimiento el comercio electrónico. COMERCIO ELECTRÓNICO Y FISCALIDAD INDIRECTA Haciéndose eco de la trascendencia del comercio electrónico en Europa, la Comisión Europea ha publicado un documento en el que se describen las líneas de actuación de la UE en la adaptación del sistema comunitario actual de IVA a las necesidades del comercio electrónico, es el compromiso por parte de la Comisión de “introducir un sistema común de IVA basado en la imposición en origen y con un 86 único país de identificación en el que el sujeto pasivo pueda liquidar y deducir el impuesto correspondiente a todas sus operaciones de IVA comunitarias”. En este sentido, el sistema de IVA comunitario debe proporcionar: - Seguridad Jurídica, que en el ámbito tributario se alcanza mediante normas coherentes y claras por los sujetos obligados. - Simplicidad, para reducir en lo posible los costes asociados a la gestión del impuesto. Ya se ha mencionado la intención de la Comisión de introducir un sistema de IVA en el que los sujetos pasivos puedan cumplir todas sus obligaciones en un solo Estado. - Neutralidad, respecto al comercio tradicional y al comercio con terceros países. Los principios enunciados deben ser alcanzados mediante la aplicación de las siguientes directrices: DIRECTRIZ 1: AUSENCIA DE NUEVOS IMPUESTOS: 87 La estructura tributaria actual resulta adecuada para gravar los actos de consumo procedentes del comercio electrónico. No se requerirán, por tanto, nuevas formas de impuestos, para evitar que éstos resulten discriminatorios respecto al comercio tradicional. DIRECTRIZ 2: LA TRANSMISIÓN ELECTRÓNICA EN TANTO QUE SERVICIO: A los efectos del IVA, se considera que la transmisión electrónica de datos a través de una red telemática (los definidos como ´´ Servicios de la Sociedad de la Información por la Propuesta de Directiva de Comercio Electrónico) es una prestación de servicios. DIRECTRIZ 3: GARANTIZAR LA NEUTRALIDAD: El principio de Neutralidad en la aplicación del sistema de IVA comunitario trata de garantizar que la competencia entre Estados comunitarios y no comunitarios sea leal, equitativa. La empresas comunitarias están obligadas a repercutir IVA en las prestaciones de servicios realizados a consumidores dentro de la UE. Del mismo 88 modo, resultan obligadas a tributación en origen por las prestaciones de servicios on-line a empresas extranjeras las que prestan servicios en la UE., este acto no suele estar gravado con IVA. De esta forma, el sistema de IVA comunitario puede resultar perjudicial para las empresas comunitarias, suponiendo una desventaja competitiva. Por ello, con objeto de garantizar la neutralidad en el sistema impositivo, la normativa comunitaria de IVA debe farantizar que todas las prestaciones de servicios para consumo en la UE se gravan en la EU (neutralidad en el mercado interior). De la misma forma, las prestaciones de servicios realizados por empresas de la UE en el exterior, deben estar exentas de IVA, aunque debe permitirse la deducción del IVA soportado en su producción. DIRECTRIZ 4: FACILITAR EL CUMPLIMIENTO: En el ámbito del comercio electrónico las administraciones tributarias deben comprometerse a la implantación de sistemas prácticos de 89 cumplimiento de las obligaciones tributarias. La administración de los impuestos debe ser eficiente, efectiva y proporcional, sin que suponga una carga especial para la empresa. La armonización de las legislaciones debe ser el método a emplear. DIRECTRIZ 5: GARANTIZAR EL CONTROL Y EL CUMPLIMIENTO: Para la Administración Tributaria son necesarios mecanismos de control de las operaciones gravadas en el territorio de aplicación del impuesto. Deben arbitrarse mecanismos (sobre todo el tipo técnico) que consigan informar a la Administración de las operaciones gravadas, garantizando a su vez el respeto al derecho a la intimidad. DIRECTRIZ 6: FACILITAR LA ADMINISTRACIÓN DE LOS IMNPUESTOS: Como medio para simplificar la gestión del IVA, deben admitirse los medios de facturación electrónica en la UE, garantizándose el control por parte de los estados de los sistemas admitidos. La 90 facturación electrónica deberá extenderse tanto a las relaciones entre empresas como al consumidor final, implantando sistemas fiables tanto para el almacenamiento de las transacciones como para el acceso a ellos de las autoridades competentes. CONSIDERACIONES La tributación sobre el consumo en el comercio electrónico, especialmente el IVA en el mercado interior europeo, es un factor de enorme importancia en su desarrollo. En un entorno en que la reducción de costes por la eliminación de intermediarios en las transacciones se presenta como una ventaja respecto al comercio tradicional, una mala definición de los tributos o una falta de armonización internacional pueden distorsionar la libre competencia. Por ello, es labor de las administraciones llegar a acuerdos que devengan en un sistema internacional coherente de tributación indirecta sobre el consumo. 91 El legislador europeo es consciente de la importancia del comercio electrónico en la consolidación del mercado interior. Por ello, está colaborando en diversos grupos de trabajo con la industria y con terceros países, al objeto de implantar un sistema común que satisfaga a la vez: El principio de Neutralidad, de forma que la competencia no quede distorsionada. Para conseguirlo, se asimilarán en tributación las condiciones de las empresas comunitarias y extracomunitarias. El derecho de los empresarios, especialmente de las pymes, a un sistema tributario sencillo, en el que las obligaciones sean claras y las consecuencias de los actos del comercio previsibles. La UE persigue la centralización de todas las obligaciones tributarias del empresario en una sola jurisdicción, normalmente la del país en que esté situado, conforme a las normas fiscales, el establecimiento del 92 prestador de servicios. Asimismo, se generalizará el reconocimiento de los sistemas de facturación electrónica en todo el ámbito europeo. La expectativa de los Estados a unos niveles de recaudación suficientes a través del comercio electrónico. Hoy en día, los niveles de consumo utilizando medios telemáticos son aún pequeños; sin embargo, las previsiones de crecimiento son optimistas para los próximos años. 93 LOS PARAISOS FISCALES. La mayoría de los actores identifican la utilización de los paraísos fiscales con actividades de evasión y fraude fiscal. Otros, en cambio, piensan que tales territorios se relacionan más con actividades legitimas de planificación fiscal internacional. Es decir, los paraísos, fiscales son considerados debido al aprovechamiento con fines de ahorro fiscal de las diferencias existentes entre los diferentes ordenamientos nacionales. La existencia de países de tributación privilegiada responde ni más ni menos que a la propia soberanía de los estados, ejercida de tal manera que son los propios países quienes deciden cuáles van a ser los tipos impositivos que aplica en sus impuestos. Asimismo hay que tener en cuenta que el uso de los paraísos fiscales como instrumentos de canalización de inversiones o destino de fondos, se justifica dentro de las actividades de planificación fiscal y de reducción de costes que toda sociedad persigue. Estas clases de comportamiento encajarían en lo que se ha denominado “elusión fiscal”, es decir , la utilización legítima en beneficio propio con fines de ahorro fiscal de la legislación tributaria vigente. 94 DEFINICIÓN DE PARAÍSOS FISCAL. No hay una definición clara y concisa del concepto “paraísos fiscal”. Esta claro que un país o una determinada región o sector económico de la actividad de un país, puede resultar atractivo para su utilización con motivos fiscales en relación como medio para realizar inversiones, crear sociedades, establecer redes interpuestas para la distribución, etc. En este sentido, el uso del termino paraíso fiscal se entremezcla e incluso es sustituido por el de zonas o países de baja tributación. En general, los países fiscales se caracterizan por una serie de rasgos entre los cuales destacan los siguientes: (1) Ausencia o favorable nivel de imposición: - países donde no existe tributación alguna tanto para los residentes como para los no residentes; - países en los que la baja tributación se aplica tan solo a determinadas operaciones como a determinadas categorías de rentas o a cierto tipo de sociedades, por ejemplo. Las Holding. (2) Existencia de una legislación financiera y comercial atrayente; (3). Estabilidad política y económica; (4) Buena red de comunicaciones y ausencia de control de cambios; y, (5) Ausencia de Convenios 95 firmados de doble Imposición Internacional. La gran mayoría de los paraísos fiscales no tienen firmados Convenios de este tipo, debido principalmente a la inexistencia de información y la confidencialidad. En el momento en que se firme un convenio de los citados, es sabido, que éste va a contener una cláusula de intercambio de información (art. 26 del Modelo de Convenio OCDE), razón, por la cual dejaría de ser atractivo para determinado tipo de inversiones. Sin embargo, no es este el caso siempre, dado que en ocasiones, la existencia de una red más o menos extensa de tratados puede ser utilizada para Treaty Shopping. Aun teniendo en cuenta la dificultad de dar un concepto de paraíso fiscal, los distintos países han desarrollado dos formas para la calificación de los mismos: - sistemas que se basan en la tributación efectiva o nominal del país de origen, bien sea como el caso alemán que considera países de baja tributación aquéllos en los que tipo aplicable sea inferior al 30%, bien por remisión al tipo interno como puede ser el caso inglés y francés. En el caso inglés se consideran Paraísos fiscales aquéllos donde la tributación sea inferior a un 50% a 96 la que correspondería en Inglaterra por la misma operación. En el caso Francés cuando la carga fiscal sea de un tercio menos del que hubiera correspondido en Francia; y, - sistema que consideran a los paraísos fiscales en atención a sí están inscritos en una lista cerrada que estos países publican. PRINCIPALES USOS DE LOS PARAISOS FISCALES. Los países de baja tributación existen porque hay países de alta tributación. El gobierno que considere su Fiscalidad justa y equitativa y que consiga hacer comprender a sus ciudadanos que la utilización de los fondos que de ellos recibe para ser gestionados es la que ellos esperan, no tienen porqué preocuparse por su existencia. El hecho es que los estados se preocupan porque sencillamente los paraísos fiscales siguen siendo útiles. En general, se reducen a tres preocupaciones las que poseen los países con normas anti-paraísos respecto del uso que sus ciudadanos pueden hacer de los paraísos fiscales. 97 El uso primordial que se da a los paraísos fiscales es su intermediación en operaciones internacionales con el fin de minimizar el coste fiscal. En otras palabras, los países cuyos ciudadanos residentes utilizan paraísos fiscales constatan la merma recaudatoria que se les produce el dejar de percibirse parte de sus ingresos. La aparición de países de baja tributación se observa principalmente en operaciones como las siguientes: (i) deslocalización de inversiones a través de sistemas circulares. Se trata de la utilización de estos sistemas deslocalizadores que producen que las rentas obtenidas a la plusvalía generada en una operación se quede fuera del poder tributario del país de residencia del sujeto. En España, esta situación se ha visto de alguna manera paliada tras la creación del Impuesto es grva los bienes inmuebles de no residentes(5% sobre el valor de transmisión). Lo que subyace verdaderamente en este impuesto es gravar las sociedades que poseen inmuebles en España y cuya residencia está fijada en Gibraltar, Panamá, Antillas Holandesas...etc., detrás de las cuales figuran ciudadanos residentes que lo que pretenden es eludir el pago de impuestos. 98 (ii) Acumulación de rentas de capital en países de baja tributación. El fin de la operación radica en posponer o definir el pago del impuesto dado que si se posee un patrimonio importante en un país como los estudiados, el gravamen gira dependiendo de la importancia del mismo entre el 50% y el 70% (incluido el Impuesto sobre el Patrimonio). Para evitar esto se suele buscar un estructura de inversión en la que normalmente aparece un Paraíso fiscal de por medio que es el lugar donde se poseen los bienes y se obtienen las rentas. Con esta operación tan sencilla y condicionado todo ello a la estructura diseñada, el gravamen no resultará superior en ningún caso a un 25%, siendo la media entre un 10 a un 15%. (iii) La recalificación de rentas es otro de los medios de utilización de los países de baja tributación. Se trata casi siempre de convertir las rentas obtenidas en ganancias de capital que poseen, como es sabido, un tipo de gravamen inferior cuando no su exención tras el paso de un determinado número de años. En el caso de distribución dividendos se utiliza su recalificación vía inversiones o prestamos para reducir el coste fiscal (aquí 99 entraría algunos remedios para evitar estas maniobras, v.gr. normas de subcapitalización o de precios de transferencia). (iv) Otro de los usos que se da a los paraísos fiscales es su cobertura para erosionar la base imponible del impuesto español de entidades de titularidad extranjera, se está haciendo referencia a sociedades filiales, establecimientos permanentes de entidades extranjeras que intentan disminuir la base imponible gravable respecto de las actividades realizadas en España o México. Existe obviamente otros medios como la mera tenencia de bienes posponiendo el pago de impuestos, o mediante la generación de gastos deducibles. La refacturación se suele realizar a través de los países adecuados con pago de royalties, cánones, prestaciones de servicios, asistencia técnica aumentando así los gastos o disminuyendo los ingresos en las sociedades españolas. SANCIONES POLÍTICAS EN EL DERECHO TRIBUTARIO. En Derecho corresponde a tributario restricciones la expresión o sanciones prohibiciones políticas impuestas al 100 contribuyente, como forma indirecta de obligarlo a pagar el tributo, tales como la interdicción del establecimiento, la aprehensión de mercancías , el régimen especial de fiscalización, entre otras. Cualquiera que sea la restricción que implique el cerceamiento de la libertad de ejercer actividad lícita es inconstitucional. La ilegalidad de no pagar los atributos debidos no excluye el derecho de ejercer la actividad económica, que es derecho fundamental. Actividad económica lícita, es cierto, pero la ilegalidad de no pagar el tributo no torna ilícita la actividad productora del deber tributario. Una cosa es la ilegalidad de cierta actividad, otra, bien diversa, la ilegalidad consistente en el no cumplimiento de la obligación tributaria, principal o accesoria. Aunque incurriendo en esta última, quien ejercita actividad económica continúa protegido por la garantía constitucional. Cabe al fisco la utilización de los caminos que la orden jurídica ofrece para constituir el crédito tributario, y cobrarlo, según la acción de ejecución. 101 COERCION ESTATAL FUNDAMENTOS Constituyen fuentes del derecho tributario las siguientes: 1. Las disposiciones constitucionales. 2. Los tratados, convenios o acuerdos internacionales celebrados por la República. 3. Las leyes y los actos con fuerza de ley. 4. Las reglamentaciones y demás disposiciones de carácter general establecidas por los órganos administrativos facultados al efecto. Por su carácter de determinación objetiva y de simple aplicación aritmética, la Administrativos Tributaria reajustará el valor de la Unidad Tributaria de acuerdo con lo dispuesto en la ley. En materia de exoneraciones, desgravámenes, rebajas y demás beneficios fiscales, la ley determinará los requisitos o condiciones esenciales para su procedencia, a los fines de evitar en lo posible la discrecionalidad del funcionario cuando fueren otorgadas. 102 Las normas Tributarias se interpretarán con arreglo a todos los métodos admitidos en derecho, pudiéndose llegar a resultados restrictivos o extensivos de los términos contenidos en aquéllas. La disposición precedente es también aplicable a las exenciones, exoneraciones y otros beneficio COSTO DE LA CORRUPCIÓN. Quito. 31 ago 97. (opinión) En la reunión preparatoria para la IV Conferencia Interamericana sobre Fraude y Corrupción, un consultor del CONAM aseveró que, en el Ecuador, la corrupción fiscal representa, cada año, un costo equivalente al monto del presupuesto del Gobierno central; sólo en los rubros del impuesto a la renta, IVA, ICE y arancelarios, la evasión llegaría al 50 por ciento del potencial rendimiento tributario. Aunque no se logre cuantificar todavía la magnitud exacta de los fraudes al fisco, se conoce, con toda certeza, que el país sufre millonarios pérdidas por evasión tributaria. 103 Junto a la pobreza que afecta a las dos terceras partes de los ecuatorianos, la corrupción es un de los mayores males que, en el ámbito fiscal, produce consecuencias extremadamente graves para toda la sociedad. Por ejemplo, algunas de las medidas más de ajuste para financiar los presupuestos podrían evitarse con una correcta recaudación de impuestos. Por otra parte, el fraude fiscal acentúa la desconfianza en un sistema que, paradójicamente, es rígido con quienes cumplen sus obligaciones y absolutamente condescendiente con quienes las evaden. A pesar de que todos los gobiernos prometen un mejor control, el país no logra crear mecanismos adecuados contra la evasión fiscal. Pero tampoco la ciudadanía ha generado una firme conciencia sobre la importancia del cumplimiento de las obligaciones tributarias. El costo de la corrupción fiscal no sólo significa menos ingresos para el Estado, sino debilidad institucional, quiebra de la justicia y de valores éticos y sociales. 104 ¿PAGAR LOS IMPUESTOS....? Una polémica cuyo fondo es el futuro del Estado del Bienestar En una de las jornadas de reflexión de Cristianismo¡ Justicia (31.3.90) se abordó el tema que da título a este Cuaderno. Se invitó a Ildefonso Camacho, sj. (prof. De moral social en la Fac. Teol. De Granada y en la Fac de Ciencias Políticas y Empresariales de Córdoba) para que tuviera la ponencia introductoria. El tema fue largamente debatido entre los miembros del Centro y otros especialistas invitados. Presentamos ahora el escrito que I. Camacho redactó después del debate, con aportaciones de algunos de los participantes. Y añadimos una breve conclusión en que J. I. González Faus expone las ideas centrales de su intervención en aquella jornada. ABORDAR EL PROBLEMA DESDE SU DIMENSIÓN SOCIAL. Entre preocupado las no cuestiones se cuenta morales que precisamente tradicionalmente las han que afectan al cumplimiento de los deberes tributarios precisamente las que afectan al cumplimiento de los deberes tributarios. La gente es, por lo general, 105 tolerante en este campo. No tiene grandes reparos en ocultar una parte de sus ingresos a la hora de declarar, ni siente que el pago de los impuestos es algo que obliga en conciencia. Todo lo más, es una ley que hay que cumplir, so pena de recibir algún castigo por parte del Estado. Esta tranquilidad moral es juzgada durante por otros, que consideran que una conciencia fiscal estricta es el único camino que queda abierto en nuestro sistema económico, para realizar estructuralmente la función social (o hipoteca social: Juan Pablo II) de la propiedad. Sin que esto sirva como justificación de esa laxitud moral en materia impositiva, hay que reconocer que la sociedad española siempre ha estado insatisfecha con la estructura y el funcionamiento de la Hacienda. Y no sólo porque, en general, a nadie le gusta pagar impuestos. Las razones son más profundas: podemos resumirlas diciendo que el sistema fiscal español ha estado siempre gravado por una notable falta de credibilidad. 106 EL ESTADO DE LA CUESTION ( Estudio de Derecho comparado) Es llamativo comparar los datos de dos encuestas de opinión sobre el sistema fiscal, realizadas en dos momentos significativos de nuestra historia: la primera, al final del régimen anterior; la segunda, cuando había transcurrido ya un período suficientemente amplio desde que comenzó la reforma de 1977. Sorprende ver cómo las opiniones son, en ambos casos, igualmente negativas. Pero analicemos los motivos de este juicio desfavorable y las diferencias entre una y otra. 1.1 La primera encuesta La primera fue realizada por el Instituto de Estudios Fiscales en 1972. Las críticas al sistema entonces vigentes pueden sintetizarse así: - El 76% de los encuestados piensa que los impuestos se evaden. Muchos subrayan, además, que la Hacienda no es capaz de impedirlo. - Para un 79% los impuestos son injustos. Y se aducen tres motivos. En primer lugar, porque los impuestos no se aplican con 107 generalidad, y esto hace que las oportunidades de evasión sean muy diferentes para unos grupos sociales y otros. En segundo lugar, porque se grava más el consumo que la renta o el patrimonio, lo cual no responde a la verdadera capacidad de pago y además perjudica abiertamente a los que se ven obligados a destinar la mayor parte de sus exiguos ingresos al consumo. Por fin, los encuestados consideran defectuosa la estimación que la Hacienda hace de los rendimientos, del patrimonio y del gasto. - El 77% de los encuestados opina además que los impuestos no son transparentes ni simples. Abundan las excepciones y las bonificaciones (la letra menuda de la ley); y todo esto naturalmente favorece a unos y perjudica a otros, aparte de dejar en inferioridad al que no tienen mucha preparación para entender toda esa jerga legal. - Por fin existe un desacuerdo bastante generalizado sobre la forma cómo el Estado gasta lo recaudado: el 64% de los encuestados piensa que la Administración Pública gasta mal, despilfarra y no emplea los recursos en cosas necesarias(educación, pensiones , ayuda al campo). 108 1.2 La segunda encuesta La segunda de las encuestas mencionadas fue realizada por la Fundación FIES de 1986. Las críticas son muy semejantes a las anteriores: - Hay una clara conciencia de que la presión fiscal ha aumentado considerablemente. Se espera, además que seguirá creciendo en el futuro. - Los impuestos no son justos para un 74% de los encuestados, porque no se aplican con generalidad y dan pie a una fuerte evasión. Esta opinión contrasta con la acogida favorable de la reforma en los primeros momentos. - La complejidad del IRPF resulta excesiva. Buena prueba de ello es que el 65% de los contribuyentes confiese que necesita recurrir a un asesor fiscal. - La Administración pública democrática no funciona correctamente y gasto mal lo recaudado con un alto nivel de despilfarro. 1.3. Balance 109 como se ve, tras 10 años de vigencia de la reforma, las opiniones se mantienen: el sistema es complejo, injusto, discriminatorio y ofrece muchas oportunidades para la evasión. Sólo se percibe una diferencia entre las dos encuestas: en la más reciente hay una queja generalizada respecto al aumento desconsiderado de la presión fiscal, junto a unas expectativas de que ésta seguirá creciendo. Esto invita a sospechar que la resistencias a pagar y los intentos de fraude no van a disminuir. ¿cómo se explica que el estado de opinión haya cambiado en tampoco tiempo y que la reforma tan bien acogida en sus comienzos haya caído a los pocos años en los mismos vicios de antes? Sería muy cómodo responder que ello se debe al bajo nivel de conciencia ética de nuestra sociedad. Sin embargo, con una respuesta así, incluso aunque fuese cierta, no ayudaríamos a resolver el problema. Por eso es mejor reconocer que la pregunta es inquietante y exige una reflexión reposada sobre lo acontecido en esta última década, buscando siempre las bases para recuperara un consenso positivo en torno al sistema fiscal.