la alimentación dentro de un ritmo de vida acelerado

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“LA ALIMENTACIÓN
DENTRO DE UN RITMO
DE VIDA ACELERADO”
Pensando en los consumidores y con el objetivo de mejorar la calidad de vida y
defensa de los consumidores, Fundación EROSKI trabaja en 3 direcciones:
1.- Información al consumidor
2.- Solidaridad
3.- Medio Ambiente
Esta labor informativa y de actuación se concreta ante los consumidores a
través de las acciones de Idea Sana EROSKI
Idea Sana EROSKI tiene como objetivo hacer propuestas a los
consumidores para poder así generar estilos de vida beneficiosos y
saludables.
Queremos generar actividades que promocionen el bienestar como apoyo a la
mejora de la calidad de vida.
Los temas principales en torno a los que gira Idea Sana EROSKI son:
•
Alimentación y nutrición
•
Deporte y salud
•
Medio ambiente
•
Solidaridad
Se trata de una propuesta de soluciones orientadas a proporcionar bienestar
físico, psíquico y social.
Idea Sana EROSKI pone a disposición de los consumidores toda la
información que necesitan para mejorar su calidad de vida. Lo hacemos a
través de diferentes canales, destacando:
•
Revista Idea Sana EROSKI
Con periodicidad bimestral recoge en sus páginas información práctica.
Cuenta con la colaboración y apoyo de personajes relevantes que han
prestado su imagen a nuestras portadas.
•
Web www.ideasana.com
Puedes acceder on line a todos los contenidos de la revista, buscar
números anteriores y descargar información sobre las escuelas.
•
Escuelas Idea Sana
Son charlas informativas de 1 hora de duración. Ofrecen a los
consumidores información más personalizada sobre un buen número de
temas relacionados con:
.- Alimentación y nutrición
.- Manipulado de alimentos
.- Tiempo libre y ocio
.- Deporte y salud
.- Entorno natural y doméstico.
En los últimos años se han producido cambios en los hábitos alimentarios de la
población. Las causas son diversas: la introducción de la mujer en el mercado
laboral, el consumismo exacerbado, el abandono de costumbres tradicionales
como sentarse toda la familia alrededor de la mesa, y sobre todo, el ritmo de
vida tan acelerado.
Muchas personas se ven obligadas a comer con poco tiempo y consumen
alimentos calificados como “comida rápida”. Es conveniente no recurrir a esta
alimentación, advierten los expertos en Nutrición, pero si durante una
temporada no se puede evitar, hay que variar el tipo de alimentos y
complementarlos con el desayuno y la cena.
Antes de hablar de todo lo relacionado con la comida rápida y la forma de llevar
una alimentación sana con este tipo de comida, queremos recordar cuales son
los principales mandamientos de una alimentación sana.
El primero de los grandes errores en la alimentación es una primera comida del
día, el desayuno, que apenas se acerca al 10% del total de la jornada, cuando
en condiciones normales debería incluir, como mínimo, entre el 20% y el 25%
de la misma.
Un desayuno eficaz debe componerse de leche, cereales, pan normal o
tostado, algún zumo y un poco de embutido. Bajo estas condiciones, estamos
asegurando una adecuada alimentación para la primera parte del día, después
del “vacío” que suponen las horas nocturnas. Este hábito, sobre todo para los
más jóvenes, es fundamental. En segundo lugar, hay que recalcar el hecho de
que a lo largo del día, tanto las personas adultas como los más pequeños,
ingerimos muchas más calorías de las que necesitamos, razón por la cual las
calorías sobrantes se van acumulando debajo de la piel, alrededor de nuestros
órganos, en forma de grasa. Ésta dificulta la normal actividad de nuestro
cuerpo y, poco a poco, se nota con el paso de los años.
El sobrepeso y la obesidad es la primera razón a la hora de buscar el origen de
los problemas articulares que, como la artrosis, afectan a varios millones de
personas. En este sentido lo primero que debe hacer es evitar el “picoteo”,
comer entre horas, así como utilizar lo menos posible alimentos con muchas
calorías.
Para ello le proporcionamos una pequeña escala de las calorías de los
alimentos, clasificándolos de mayor a menor, y considerando siempre 100
gramos de cada producto.
‰
Aceites: 900 kilocalorías por cada 100 gramos, destacando que es mejor
el aceite de oliva que el resto ya que aumenta la HDL o colesterol
“bueno” en la sangre.
‰
Derivados lácteos en general: 600 kilocalorías, destacando las
mantequillas, margarinas, quesos, etc. Son más recomendables las
grasas de origen vegetal (margarinas) que las de origen animal, sobre
todo por que apenas estimulan el aumento en el cuerpo del colesterol
“malo” o LDL.
‰
Dulces en general: que tienen cerca de 400-500 kilocalorías por cada
100 gramos (para que se haga una idea necesitará andar 45 minutos a
paso ligero para eliminar las calorías proporcionadas por un pastel
generoso).
‰
Carnes: 350 kilocalorías, aunque las blancas aportan algo menos de
energía que las rojas. En este punto hay que distinguir cómo se prepara
el alimento, ya que las frituras aportan más calorías y menos nutrientes
que las carnes a la plancha, al horno o cocidas.
‰
Pan: por lo general 300 kilocalorías por 100 gramos, mucho más si se
acompaña de salsas.
Otro error dietético es la excesiva utilización de productos que apenas nos
benefician. Las frutas, verduras, cereales y hortalizas son los grandes
olvidados de nuestra alimentación en favor de la carne, pescado y huevos
fritos. Aquellos alimentos son los que presentan mayores cantidades de
vitaminas, minerales (hierro, magnesio, yodo, flúor, manganeso, calcio),
betacarotenos, clorofila, proteínas y grasas de origen vegetal, además de
reportar las calorías que justas. Con las sustancias, el cuerpo consigue no solo
los elementos que necesita para su reparación y recambio, sino también
sustancias antioxidantes, otras que eliminan los radicales libres y productos
residuales o “basura” de las células, con los que han demostrado efectos
preventivos en numerosas enfermedades y particularmente frente al cáncer de
mama, útero, colon, estómago, pulmón y próstata.
Por ello, la alimentación diaria debe incluir en un 70% frutas, cereales, verduras
y hortalizas en general; un 20% leche y derivados, huevos, carnes o pescados
(preferentemente asados, al horno, a la plancha, cocidos, pero nunca fritos) y
un 10% pan o cereales, dulces, etc.
LA ALIMENTACIÓN SEGÚN EL TIPO DE TRABAJO
Salud y trabajo van unidos y se influyen mutuamente. Puesto que la
alimentación es uno de los factores que afectan a nuestra salud, es muy
importante adaptarla a la actividad laboral, para mejorar el rendimiento y
reducir la fatiga, lo que contribuirá a mantener un cuerpo más sano y un mayor
nivel de bienestar.
Por ello, el trabajador ha de aprender a armonizar su consumo alimentario con
su vida profesional, ya que la actividad física o intelectual repercute en sus
requerimientos energéticos y nutritivos.
Además, es importante recordar que, independientemente de la actividad
profesional, las necesidades nutritivas varían para cada persona, en función de
su edad, sexo y otras condicionantes individuales y del entorno en el que vive
(factores socio culturales, climáticos, etc.) que también han de tenerse en
cuenta a la hora de planificar una correcta alimentación.
La alimentación es uno de los factores que con mayor seguridad e importancia
condicionan el desarrollo físico, la salud, el rendimiento y la productividad de
las personas.
Una persona mal alimentada encontrará dificultades para mejorar su calidad de
vida, puesto que la capacidad de trabajo, directamente proporcional a la
alimentación, irá descendiendo cuando ésta es deficiente y, en lo que a trabajo
físico de refiere, puede llegar a disminuir hasta un 30% respecto al desarrollo
normal.
Una alimentación monótona, repetitiva o en la que faltan alimentos
indispensables para nuestro cuerpo puede dar lugar a la aparición de
determinados síntomas tanto físicos; cansancio excesivo, falta de reflejos…,
como psíquicos; falta de interés por las cosas, irritabilidad…; situaciones que
mejoran mediante una alimentación adecuada.
A veces no nos damos cuenta de que no sólo el estrés, los problemas
personales, la falta de sueño…, influyen sobre nuestro bienestar; deberíamos
preguntarnos si estamos alimentando adecuadamente a nuestro cuerpo como
para que éste funcione correctamente cada día.
Factores alimentarios que influyen en el trabajo y en el rendimiento:
‰
Dietas hipocalóricas o bajas en calorías, reducen la capacidad de
rendimiento y perjudican la salud.
‰
Dietas desequilibradas en las que faltan alimentos básicos; a medio o
largo plazo dan lugar a carencias nutritivas con efectos indeseables para
el organismo.
‰
Dietas hipercalóricas, conducen a sobrepeso y obesidad, lo que supone
un sobre esfuerzo físico para la persona, que agrava o aumenta el
riesgo de lesiones en el aparato locomotor (músculos, articulaciones,
etc.) y el de desarrollar otros trastornos más o menos serios de la salud
(alteraciones de los niveles de azúcar y grasas en sangre, hipertensión,
etc.)
‰
El número de comidas que se realiza en un día. Saltarse comidas o
realizar sólo dos comidas “de fundamento” al día influye de forma
negativa en el funcionamiento de nuestro organismo.
‰
Reparto de la cantidad de alimentos por cada comida. Las comidas
frugales o por el contrario muy copiosas, pueden producir bajadas de
azúcar en sangre (hipoglucemias) o somnolencia y molestias digestivas
respectivamente,
perjudicando
el
rendimiento
tanto
físico
como
intelectual.
‰
La higiene de los alimentos. Si no se cuida este aspecto, aumenta el
riesgo de que se produzcan intoxicaciones de origen alimentario tales
como la salmonelosis.
A través de diversos estudios se ha comprobado cómo mejora el rendimiento y
el bienestar de los trabajadores que consumen dietas adecuadas a su situación
personal: de alto valor calórico si se trata de trabajadores de fuerza y de
moderado aporte de calorías en personas que realizan un trabajo de tipo
intelectual con menor desgaste físico, etc.
En este apartado, se clasifican los distintos tipos de trabajo del siguiente modo:
‰
Trabajos sedentarios, englobaría aquellas actividades profesionales
que condicionan la realización de dietas adaptadas a las condiciones de
la persona y de su entorno, pero no un incremento extra de las calorías,
debido al bajo gasto calórico que conllevan este tipo de trabajos:
personas que han de permanecer sentadas prácticamente todo el día,
que llevan a cabo su actividad profesional como relaciones públicas y
que se desplazan siempre en coche. En este grupo deben verse
reflejado el personal de oficina, comerciales, taxistas y conductores de
autobuses.
‰
Trabajos de gran estrés físico o psíquico, en estos casos, si el estrés
o desgaste es principalmente físico, la dieta debe contener cantidad
suficiente de calorías como para compensar el gasto de energía que
conlleva la actividad, como es la de trabajadores de la construcción, del
campo, de la industria del metal, deportistas profesionales, repartidores,
etc. Si el estrés es de tipo psíquico, las necesidades calóricas no son tan
elevadas como en el caso anterior y lo verdaderamente importante es
que la dieta contenga cantidad suficiente de todos aquellos nutrientes
que se relacionan con un buen funcionamiento del sistema nervioso.
Además de las personas en puestos de responsabilidad, empresarios y
directivos de empresas, jefes de servicio o de grupo, gerentes, también
está incluido el personal que trabaja en cadena ya que están sometidos
a estrés por su trabajo monótono y repetitivo.
‰
Trabajos con horarios especiales. Aquellas personas que trabajan en
un ritmo de turnos o en franjas horarias especiales tienen que adaptar
además su alimentación en función del horario laboral, para poder llevar
a cabo una dieta adecuada. Es el caso de los trabajadores de la salud
pública (enfermería, médicos, ATS, celadores...), el personal de la
industria química y siderúrgica o del sector de la alimentación con
horarios continuos en la empresa que exigen turnos rotativos y
nocturnos, camareros de bares nocturnos, etc.
‰
Trabajos que exigen comer fuera de casa. Muchas personas, debido
a su actividad laboral, no pueden comer en casa y deben hacerlo en
comedores de empresa o en servicios de restauración colectiva (bares,
self service, restaurantes…). En estos casos, conviene tener unos
conocimientos básicos de alimentación, para poder escoger el menú
más
apropiado
y
saludable
en
cada
caso
COMIDA RÁPIDA: COMPONENTES E INCONVENIENTES
Las comidas rápidas son alternativas rápidas, de precio razonable y
permanentemente disponibles, a la comida del hogar. Estas comidas rápidas
son válidas y económicas para quienes llevan un estilo de vida agitado.
¿Qué motiva al consumo de la comida rápida?
‰
Este tipo de comida atrae por su textura, sabor, color y aspecto .
‰
Las modificaciones en el estilo de vida, la disminución de tiempo para
cocinar y los hábitos alimenticios. Estos productos son más rápidos y
fáciles de cocinar.
‰
Gran disponibilidad de alimentos que engordan como los dulces,
bollería, hamburguesas, pizzas.
‰
Problemas psicológicos (depresión, ansiedad) que incrementa la ingesta
de estos alimentos.
‰
Sedentarismo, porque las personas se vuelven más cómodas y no
realizan el ejercicio diario recomendado por los médicos. La grasa
acumulada no se elimina del organismo.
Componentes de la comida rápida
‰
Aditivos como los conservantes, colorantes y potenciadores de sabor.
‰
Elevada proporción de proteínas de origen animal.
‰
Contienen niveles elevados de azúcares simples, grasas saturadas,
colesterol, sodio y aditivos. En una dieta normal, los hidratos de carbono
no deben exceder del 50- 55%, siendo un 10% azúcares simples, 125% de proteínas, 30-35% de grasas y un valor de 6g/ día de sodio.
‰
No aportan fibra ni vitaminas al organismo.
Desventajas del consumo habitual de comida rápida:
•
Sobrealimentación: Es bastante frecuente que con tan solo una comida
rápida ingiramos más de la mitad de las calorías diarias necesarias. Si a
ello añadimos las calorías aportadas por el resto de comidas del día, el
contenido calórico de la ingesta total se habrá disparado, con lo que
estaremos induciendo a un problema de sobrepeso u obesidad.
•
Consumo insuficiente de leche y derivados, alimentos fundamentales
para el correcto desarrollo de la masa ósea por su contenido de calcio.
•
Elevado aporte de proteínas, grasas saturadas y colesterol.
•
Las tecnologías culinarias más empleadas en comida rápida son las
frituras, rebozados y empanados, lo que supone la incorporación de
un exceso de grasa en el alimento, que calentada, presenta el
inconveniente de ser más indigesta. Además, el consumo excesivo de
materias grasas de origen animal provoca con el tiempo un aumento del
riesgo de enfermedades cardiovasculares y de obesidad.
Efectos en el organismo
‰
Acelerado deterioro de la salud a nivel general
‰
Obesidad infanto- juvenil, sobrepeso y exceso de colesterol en adultos.
La dieta normal debe contener 2000Kcal/ día, y sólo una hamburguesa y
las patatas fritas cubren casi la mitad de energía total diaria
recomendada por los médicos y nutricionistas
‰
Enfermedades cardio-vasculares.
‰
Estreñimiento
‰
Caries, debido a la excesiva ingesta de azúcares, sobre todo, en los
refrescos.
¡NO TENGO TIEMPO PARA COMER!
En las grandes ciudades, debido a las distancias y a los horarios laborables,
muchas personas no tienen la oportunidad de comer en su hogar y consumir
una dieta equilibrada. La influencia de países como Estados Unidos ha
desarrollado una cultura culinaria que en ocasiones no resulta beneficiosa para
el organismo. Existen establecimientos de comida rápida que ofrecen al
consumidor menús variados de hamburguesas, patatas fritas, pizzas y
ensaladas. En estos locales el tiempo que transcurre entre la selección del
menú y el momento de sentarse a comer es muy reducido.
Durante muchos años se ha asociado la comida rápida con la ingestión de gran
cantidad de calorías. Sin embargo, con el tiempo se han perfeccionado estos
menús y existen opciones más saludables y recomendadas para las personas
que disponen de poco tiempo.
No es bueno tachar la comida rápida de mala. Lo importante es que se
cumplan los principios de una dieta equilibrada. Cuando una persona se ve
obligada a comer este tipo de alimentación es muy importante que varíe. Si se
toma todos los días una pizza, no se está comiendo bien, pero no porque la
pizza sea mala, sino porque no se cambia de alimento. Lo que no conviene es
caer en la monotonía.
La comida rápida hace que el organismo obtenga un menor equilibrio en cuanto
a los nutrientes. El mayor aporte de grasas -normalmente de origen animal- y
de proteínas puede hacer que este tipo de comida carezca de las vitaminas y
las proteínas indispensables para una dieta equilibrada. Las grasas también
favorecen a que las digestiones sean más pesadas por lo que el organismo
tiene que hacer un mayor esfuerzo digestivo. Otra de las desventajas de este
tipo de comida es el escaso aporte de verduras ricas en fibras dietéticas que
hacen más fácil la eliminación.
No es recomendable utilizar esta dieta todas las semanas. Sin embargo, si es
inevitable es conveniente variar y combinar los alimentos con ensaladas y fruta
variada. Si se dispone de poco tiempo para comer, el desayuno tiene que ser
más fuerte de lo habitual. De esta manera se dispone de energía suficiente
para afrontar el día y no desfallecer. Para no pasar hambre y combatir la
ansiedad que puede causar la ingestión de una comida rápida es fundamental
hacer
cinco
comidas
al
día.
Asimismo,
los
típicos
tentempiés
son
recomendables siempre y cuando se consuman productos razonables que no
incluyan una sobrecarga de grasas (como las frituras) o azúcares (como
bollería, pasteles…).
Este tipo de comida suele asociarse también a personas con un nivel de estrés
elevado. Cuando una persona sufre estrés se disparan las hormonas de su
organismo por lo que es recomendable aumentar el consumo de verduras y
frutas y disminuir el consumo de estimulantes como el café o refrescos de cola
y el tabaco. Estos alimentos no eliminarán el estrés pero ayudarán a conseguir
un
buen
estado
nutricional.
RECOMENDACIONES ALIMENTARIAS BASADAS EN LA
COMIDA RÁPIDA
Si se dispone de poco tiempo para comer, el desayuno tiene que ser más
fuerte de lo habitual: un café con leche, un zumo de naranja y unas tostadas
con aceite aportarán la energía suficiente para afrontar el día. A media mañana
se puede tomar un montado de queso o jamón serrano y a media tarde un café
con leche y galletas o una pieza de fruta, según el experto en nutrición.
Es importante que al cabo del día se suministren las vitaminas necesarias por
lo que la cena puede constar de un primer plato de verduras o ensalada y un
segundo plato de pescado o pollo.
Lunes
Comida:
Ensalada variada
Bocadillo de tortilla de patata
Martes
Comida:
Ensalada de pollo
Sandwich vegetal
Yogur natural
Miércoles
Comida:
Menú completo de hamburguesería
(contiene: hamburguesa, patatas fritas, refresco o agua)
Ensalada de queso
Jueves
Comida:
Pizza vegetariana
Ensalada verde
Fruta del tiempo
Viernes
Comida:
Bocadillo de jamón serrano
Ensalada variada
LA COMIDA BASURA
El consumo de la llamada comida basura o fast-food ha aumentado
espectacularmente en la última década en los países desarrollados, e incluso
ha llegado a los países subdesarrollados donde no tienen información sobre las
causas que provocan estos alimentos.
No existe una sola causa que haya originado que el consumo de la llamada
comida basura, baja en nutrientes y alta en calorías y grasas, sea consumida
de forma frecuente en la sociedad occidental. Aun así, existen ciertos factores
que está demostrado que ayudan a contribuir a su consumo:
En los últimos años los productos frescos que han disparado su precio son,
entre otros, los tomates, pimientos, lechuga, judías verdes y peras.
A esto hay que añadir que es mucho más barato quedarse en casa viendo la
televisión que realizando algunos deportes como natación, tenis, baloncesto,
etc.
A esto añadimos el papel que la publicidad juega en relación a este tema:
La publicidad de alimentos en televisión es dominada por los cereales
azucarados para el desayuno, los refrescos, los productos de confitería y los
aperitivos salados. Si unimos las cadenas de comida rápida a estos cuatro
grupos, se puede hablar de "los 5 grandes" de la publicidad alimentaria.
Esta publicidad a través de la televisión determina en gran medida las
preferencias de los niños, tanto respecto a los tipos de alimentos como
respecto a las marcas concretas, empujándoles a comprarlos o a dar la lata a
sus padres para que lo hagan.
Un estudio encontró que cuantos más anuncios veían los niños en la televisión,
más calorías ingerían, pues los referidos cinco grandes grupos contienen
alimentos hipercalóricos muy alejados de lo que debería ser una dieta sana y
nutritiva. Éste es uno de los principales factores que ha duplicado la obesidad
entre los niños ingleses de 6 años y la ha triplicado entre los de 15 años.
La comida basura también conlleva una serie de efectos sobre la salud del
individuo.
‰
Exceso de peso. Con tan sólo una comida fast food se ingiere más de
la mitad de la energía diaria necesaria. Si a ello añadimos la energía
aportada por el resto de comidas del día, el contenido energético de la
ingesta total se dispara y se favorece el sobrepeso u obesidad.
‰
Elevación del nivel del colesterol en la sangre. Las grasas saturadas
y el colesterol son abundantes en estos productos debido a las salsas a
base de huevo, mantequilla, nata, manteca y otros ingredientes grasos
que se emplean en su elaboración, y a los aceites de coco y palma que
se usan en la fritura.
‰
Digestiones difíciles. En la mayoría de las ocasiones los alimentos
están fritos, empanados o rebozados, por lo que se enriquecen en
grasa, que calentada resulta aún más indigesta.
‰
Alteración del sentido del gusto. En general, estos productos
contienen más sal que los que se preparan en casa, en parte porque el
sodio se utiliza como conservante. Además, para conseguir el aspecto
deseado en cuanto a color, olor, sabor y textura llevan añadidos
conservantes, colorantes, antiapelmazantes, estabilizantes, etc. Estos
platos suelen incluir condimentos fuertes o aditivos que potencian el
sabor y que estimulan el apetito y, con el tiempo, alteran la percepción
del sentido del gusto y crean hábito.
‰
Adicción. Los investigadores aseguran que la comida con gran cantidad
de grasa y azúcar puede causar en el cerebro cambios bioquímicos
similares a los que provocan algunas drogas como el tabaco, la heroína
y la cocaína. Una vez enganchadas a la comida basura, dicen los
científicos, muchas personas son incapaces de poder regresar a una
dieta equilibrada y, en muchas ocasiones, padecen problemas de
obesidad.
LA ALIMENTACIÓN FUNCIONAL
Yogures con bífidus activo, leches con Omega 3 y enriquecidas con calcio, o
margarinas con esteroles que reducen el colesterol. En el mercado se pueden
encontrar todo tipo de alimentos funcionales que ayudan a complementar una
dieta cada vez más pobre a causa del frenético ritmo de vida actual. El
inconveniente es el gran desconocimiento sobre los pros y los contras de su
utilización.
Aunque los enriquecidos se hayan convertido en los últimos años en una moda
que invade las estanterías de los supermercados, son productos que se han
utilizado siempre. Desde que el hombre es hombre se ha creído en las virtudes
que ciertos alimentos ejercen sobre la salud. Además de nutrir, se buscaba que
los
productos
aportaran
funciones
adicionales
sobre
el
organismo.
Funcionales, probióticos o prebióticos son términos que poco a poco se están
incluyendo en nuestro vocabulario a la hora de elaborar la cesta de la compra.
Pero aunque se manejan cada vez más a menudo pocas son las personas que
conocen su significado exacto.
Los probióticos no son otra cosa que bacterias, capaces de sobrevivir en el
intestino, modificando el equilibrio de su microflora ejerciendo efectos
beneficiosos en la salud del individuo.
Los ingredientes no digeribles de los alimentos, generalmente hidratos de
carbono, son los que se conocen como prebióticos, que ayudan y estimulan la
actividad de los prebióticos.
Este tipo de alimentos funcionales proporciona una serie de efectos fisiológicos
no nutricionales que benefician la salud, pero se debe tener claro que no son
medicamentos, y por lo tanto no tienen propiedades curativas. Simplemente
complementan la dieta de cada uno, aportando una serie de principios activos
de los que el organismo puede carecer.
Podemos definir como alimentos funcionales a aquellos productos o
ingredientes modificados de tal manera que puedan proporcionar un beneficio
para la salud superior al de los nutrientes tradicionales que contiene.“Son
buenos siempre que no se ingiera una cantidad superior a la normal de estos
enriquecidos. Debe tomarse la proporción que forma parte de los hábitos
normales de alimentación.
Aunque la ingesta de estos productos pueda parecer una moda, en muchas
ocasiones llega a ser una necesidad. Cada vez queremos vivir mejor y durante
más años, por eso se recurre a alimentos que contengan nutrientes extra que
nos puedan ayudar.
APRENDIENDO A COMER FUERA DE CASA
Comer fuera de casa ya no es un lujo o una ocasión especial, es parte de un
estilo de vida. La mayoría de las comidas que se consumen fuera de casa son
altas en grasa, calorías y sodio, y bajas en vitaminas, minerales y fibra.
Pero esto puede cambiar. El comer fuera de casa puede ser tan nutritivo como
delicioso. Solo hay que seguir los siguientes consejos para disfrutar de la
variedad de alimentos.
Estrategias a seguir:
•
Antes de llegar al lugar, tenga una idea de lo que va a pedir y la cantidad
sin olvidar las otras comidas del día.
•
Evite ofertas especiales del tipo “Todo lo que se pueda comer...”
•
Coma lento, disfrute de cada bocado y del ambiente en el que se
encuentre. Deje de comer antes de sentirse completamente lleno.
•
Como aperitivo, ensalada verde o de frutas sin aderezo o vinagreta,
sopa de vegetales o cóctel de camarones.
•
Si el plato principal es alto en grasa, acompáñelo con patatas asadas sin
mantequilla, vegetales al vapor o viandas hervidas.
•
Controle las bebidas alcohólicas, son altas en calorías y tienden a abrir
el apetito.
•
Muchas salsas y aderezos se añaden justo antes de servir la comida,
pida que se las sirvan aparte y así controlará la cantidad.
•
Evite la mayonesa y mantequilla y se ahorrará hasta diez gramos de
grasa.
•
Acompañe su emparedado y hamburguesa con ensalada, patata asada
sin mantequilla o sopas.
•
Pida pastas en salsa roja a base de tomate sin carne en lugar de salsa
blanca o crema.
•
Si quiere postre, trate de pedir los que son a base de frutas o un café
capuchino.
•
Evite alimentos fríos, empanados y en escabeche. Seleccione al vapor,
hervidos, a la parrilla, con vegetales, entre otros.
•
Seleccione cortes de carne pequeños.
•
Si la cena es tarde, seleccione como plato principal un aperitivo con
panecillo, ensalada y jugo.
•
Prefiera establecimientos que ofrezcan en su menú alternativas bajas en
grasa.
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