ENTREVISTA al Postulador General de la Orden Cisterciense aparecida en La Roccia, año I, n. 4, Julio – Agosto 2015, pp. 48-50. Padre Pierdomenico M. Volpi es el Postulador General de la Orden Cisterciense, desde el 25 de noviembre del 2011. P. ¿Cuál es el estado de la tramitación canónica para el reconocimiento de los seis religiosos asesinados por los revolucionarios franceses el 13 de mayo de 1799 en la Abadía de Casamari? R. El procedimiento hace algunos meses que ya ha comenzado, y que estos religiosos tuvieran “alguna cosa de particular”, los monjes de Casamari y la gente del lugar lo reconocieron al momento. En menos de un año de su muerte, comenzaron a atribuirse a la intercesión de los “Mártires” gracias y favores, como lo prueban muchos documentos del Archivo, en uno de los cuales se conserva el testimonio de “trece milagros que fueron autorizados por los médicos, notarios y testigos”. P. En el pasado han existido tentativas para obtener tal reconocimiento? R. Un primer intento para introducir la causa super martirio fue en 1921 cuando los monjes de Casamari entregaron los documentos al Cardenal Antonio Vico, Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos, que de hacía algún tiempo tenía competencia también sobre las Causas de los Santos; el Prefecto envió los documentos al Vicario General de la diócesis de Veroli que no quiso introducir la causa porque, a su parecer, los testimonios eran escasos. Seguidamente se trató de introducir la causa en 1933, cuando el abad de Casamari, Dom. Angelo Savastano, pidió a Capítulo General de la Orden Cisterciense iniciar la causa del martirio de los seis religiosos. Sin embargo, la respuesta fue negativa, sin que fuesen claros los motivos. P. Volviendo a los “milagros”, éstos, a un cierto punto, se interrumpieron… R. Es famosa la prohibición de 1804 dada a los “mártires” por el abad de aquel tiempo de no conceder más gracias en virtud de santa obediencia, porque los fieles que se acercaban a sus tumbas, alteraban la paz monástica. En 1934, en cambio, quizás por acelerar de algún modo la causa de beatificación, el Abad y la comunidad, con una ceremonia solemne, se dirigieron de nuevo a los “mártires” restituyéndoles la potestad de hacer milagros. Lo mismo ocurrió en 1951, con ocasión del cambio de su altar mausoleo, cuando el abad de aquel tiempo, con mitra y pastoral, reiteró la potestad. P. ¿Cuál es su juicio sobre lo sucesos de aquel período histórico? R. Los seis religiosos fueron víctimas del carácter anticristiano de los jacobinos franceses enla República Partenopea, que, en las provincias cercanas a Nápoles, masacraron a los monjes, abusaron de mujeres y religiosas, incendiaron edificios sagrados, expoliaron a los santos y se disfrazaron con vestiduras sagradas, mientras daban dejaban espacio a las manifestaciones de pública irreligiosidad que ofenden la conciencia del pueblo. Este carácter antirreligioso que a toda costa quería la descristianización de la sociedad con el cierre de las iglesias, con la destrucción de símbolos cristianos y la persecución del clero, fue exportado de Francia también a las llamadas “Repúblicas Hermanas”. P. Finalmente, por qué se puede hablar de “mártires”? R. La tarde del 13 de mayo de 1799 los seis monjes –ya sabían lo que había pasado en Montecasino y en la Isla del Liri viendo que el grueso de la comunidad (unos veinte monjes) se había fugado- sin tener en cuenta el peligro, decidieron quedarse. El Padre Simón Cardon después de haber acogido a los soldados y viendo su ferocidad en el saqueo y la profanación, en un primer momento escapó, luego, pensando en sus hermanos, volvió al monasterio donde fue inmediatamente herido de muerte. En las memorias del general francés Thiebault, sobre lo que ocurrió aquella noche, se habla de los monjes asesinados y de la muerte edificante del Padre Simón que murió perdonando a sus asesinos. Por todo esto podemos afirmar que los “mártires” fueron los seis religiosos como dicen también los más antiguos catálogos de los monjes asesinados por los revolucionarios franceses. Entrevista a cargo de Guido Verna