por sus frutos los conoceréis

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Conferencia General Octubre 1985
POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS
élder Dean L. Larsen
de la Presidencia del Quórum de los Setenta
"Hay algunas pruebas que pueden aplicarse para determinar la naturaleza
divina de cualquier obra religiosa. Estas son pruebas que el Señor mismo instituyó."
Durante los últimos meses han salido a luz de una forma u otra varios
documentos de interés histórico, despertando un renovado interés en la vida de José
Smith y los medios de que se valió para establecer la Iglesia. Muchas y diversas
opiniones se han expresado concerniente hasta que punto esta nueva información
debe afectar la manera en que vemos el relato tradicional y canonizado sobre el
llamamiento de Dios a José Smith y el papel que desempeñó este e n llevar a cabo la
restauración del evangelio y la Iglesia de Cristo.
En mi discurso de hoy no quisiera dar una evaluación de la validez de los
documentos recientemente descubiertos ni de la manera en que podrían, a los ojos
de algunos, afectar la reconstrucción de la historia de la Iglesia. Quisiera, en cambio,
indicar algunas pruebas que pueden aplicarse para determinar la naturaleza divina de
cualquier obra religiosa. Estas son pruebas que el Señor mismo instituyó. Estas van
mas allá de la posible validez de cualquier documento histórico que pudiera
sobrevivir el transcurso del tiempo, no importa si se refiere a acontecimientos
específicos o a las personas que participaron en ellos. La obra del Señor se conoce
por sus frutos. A menudo, los documentos de interés histórico reflejan, en el mejor
de los casos, la forma en que una persona recuerda o percibe los acontecimientos o
las acciones y motivos de aquellos que participaron en ellos. Estas opiniones pueden
resultar muy interesantes, pero no siempre son exactas. Incluso puede que digan
mucho mas acerca de la persona que expresa dichas opiniones que de la que se
describe.
De todas maneras, la prueba del Señor es la única que va a perdurar con el paso
del tiempo y va a revelar la verdad acerca de los que aseguran que realizan su obra.
El Señor nos aseguró que habría impostores que intentarían hacerse pasar por
sus representantes autorizados. Nos previno que vendrían profetas falsos,
haciéndose pasar por corderos pero que lo único que buscarían seria su propio
beneficio. "Por sus frutos los conoceréis", nos dijo.
"¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos'?
"Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
"No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
"Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
"Así que, por sus frutos los conoceréis." (Mateo 7:1S20.)
Es interesante que esta declaración del Salvador se dio en respuesta a las
acusaciones de los escribas y fariseos de que El hacia milagros y curaciones por
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medio del poder del diablo. "Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú,
príncipe de los demonios", protestaban. (Mat. 12:24.)
Todos los intentos de los enemigos de Jesucristo para destruir su obra
desacreditándolo a El fueron inútiles. Todo lo que El dijo y realizó ha pasado la gran
prueba de los siglos y ha dado buen fruto en la vida de millones de personas.
Además de los anales que relatan las buenas obras que realizó nuestro Salvador,
tenemos la afirmación personal y el testimonio del Padre Eterno en cuanto a la
naturaleza divina del llamamiento de su Hijo Jesús. Los que estaban presentes en el
bautismo del Maestro oyeron la voz del Padre que declaró desde los cielos: "Este es
mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mat. 3:17). Y otra vez en el Monte de
la Transfiguración, los Apóstoles escogidos del Señor escucharon repetir la
afirmación: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a el oíd" (Mat.
17:5).
De una manera parecida, tenemos el propio testimonio del Señor con respecto al
divino llamamiento de José Smith.
"Por tanto, yo, el Señor, sabiendo las calamidades que sobrevendrían a los
habitantes de la tierra, llame a mi siervo José Smith, hijo, y le hable desde los cielos y
le di mandamientos." (D. y C. 1:17.)
Además dijo: "Yo, el Señor, soy Dios, y te he entregado estas cosas a ti, mi siervo
José Smith, hijo, y te he mandado que seas testigo de ellas;
"porque mas adelante serás ordenado, y saldrás, y comunicaras mis palabras a los
hijos de los hombres.
"Pero esta generación recibirá mi palabra por medio de ti." (D. y C. 5:2, 6, 10.)
Y también dijo: "Los extremos de la tierra indagaran tu nombre, los necios se
burlaran de ti y el infierno se encolerizara en tu contra;
"en tanto que los puros de corazón, los sabios, los nobles y los virtuosos buscarán
consejo, autoridad y bendiciones de tu mano constantemente.
"El testimonio de traidores nunca volverá a tu pueblo en contra de ti." (D. y C.
122:1-3.)
José Smith declaró que su obra era la obra del Señor. La información histórica que
sale a relucir no puede servir para determinar la autenticidad de José Smith como
profeta de Dios.
En cambio, los frutos del evangelio restaurado de Jesucristo son la verdadera
prueba de la autoridad de José Smith y de su obra.
Entre estos frutos que están al alcance de cualquiera que quiera examinarlos se
encuentran las Escrituras que el sacó a luz. Estas son, por supuesto, el Libro de
Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio. Estos son frutos tangibles
que no pueden ser descartados por las opiniones de todos los que tienen interés en
reconstruir la historia; contienen las revelaciones de Dios. El valor de los principios
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eternos que dejan de manifiesto pueden ponerse a prueba con sólo ponerlos en
practica diariamente.
De hecho, esta es la, única prueba valedera. Alma, en la porción del registro que
el escribió del Libro de Mormón, invita a todos a hacer la prueba con las siguientes
palabras: "Mas he aquí, si despertáis y aviváis vuestras facultades hasta poner a
prueba mis palabras, y ejercitáis un poco de fe, sí, aunque no sea mas que un deseo
de creer, dejad que este deseo obre en vosotros, si, hasta que de algún modo creáis
que podéis dar cabida a una porción de mis palabras" (Alma 32:27).
Al comparar el poner a prueba sus palabras con plantar una semilla, Alma
continuó diciendo: "Si dais lugar para que sea plantada una semilla en vuestro
corazón, he aquí, si es una semilla verdadera, o semilla buena, y no la echáis fuera
por vuestra incredulidad, resistiendo al Espíritu del Señor, he aquí, empezara a
germinar en vuestro pecho; y al percibir esta sensación de crecimiento, empezaréis a
decir dentro de vosotros: Debe ser que esta es una semilla buena, o que la palabra es
buena, porque empieza a ensanchar mi alma; sí, empieza a iluminar mi inteligencia;
si, empieza a ser deliciosa para mi" (Alma 32:28).
Desde hace mas de 150 años, desde la fundación de La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Ultimos Días, millones de personas han puesto a prueba, tal como lo
propone Alma, el evangelio de Jesucristo que José Smith restauró. Ellos y cada vez
mas personas en todo el mundo testifican sobre el buen fruto que da como resultado
cl experimento. Han aplicado la prueba segura del Señor.
Dentro del contexto de lo que el Salvador nos ha dicho que hagamos, o sea,
juzgarlos por sus frutos, se encuentran implícitos una exhortación y una advertencia
para todos los que aceptan el evangelio restaurado de Jesucristo, que aceptan a José
Smith como profeta de Dios y que son miembros de La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Ultimos Días. El Señor da esta exhortación en el Sermón del Monte:
"Vosotros sois la sal de la tierra;. . .
'Vosotros sois la luz del mundo,. . .
"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro Padre que esta en los cielos." (Mat 5:13-16.)
Se espera que todos los que reciben el evangelio pongan de manifiesto sus frutos
en su vida, no sólo por su propio beneficio y bendición sino también para atraer a
otros a la verdad.
Esto no significa que todos los que son obedientes a los principios de verdad se
verán libres de todos los problemas de la vida mortal, ya que a todos se nos prueba.
Pero los que cumplen con el plan del Señor para esta vida podrán afrontar sus
pruebas sin desfallecer. Ellos resistirán. En formas importantes, sus vidas
manifestaran los frutos del evangelio y los distinguirán del resto como una antorcha
que guíe a todos los que busquen la luz y la verdad.
Cuando no cumplimos con esta responsabilidad, traicionamos los convenios que
hemos hecho. No sólo no llegamos a recibir todos los beneficios del evangelio para
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nosotros mismos, sino que somos un tropiezo para los demás. En ese caso nos
sucede lo mismo que al misionero hijo de Alma que cedió a las tentaciones del
mundo y a quien Alma dijo: "He aquí, oh, hijo mío, cuan gran iniquidad has traído
sobre los zoramitas; porque al observar ellos tu conducta, no quisieron creer en mis
palabras" (Alma 39:1 1 ) .
El Salvador previno a los que conociendo la verdad eligen otro camino: "Pero si la
sal se desvaneciere, . . . no sirve mas para nada, sino para ser echada fuera y hollada
por los hombres" (Mat. 5: 13).
Disfrutar de 106 frutos del evangelio no debe hacernos arrogantes e indiferentes,
por el contrario, nuestra buena conducta debe distinguirnos del resto del mundo.
Quizás debamos preguntarnos, especialmente en estos tiempos en que tantas de
las verdades fundamentales de la Restauración y la validez de la obra del Señor se
ponen en tela de juicio, hasta que punto nuestra conducta nos distingue y manifiesta
los frutos del evangelio. ¿Gozamos del amor y del apoyo de nuestras familias y
merecemos ese amor'? En nuestros tratos comerciales o en el trabajo, ¿somos justos
y honrados y cumplimos oportunamente con nuestras obligaciones'? ¿Somos
personas de palabra'? ¿Están nuestros pensamientos mas íntimos libres de la
contaminación del mundo? ¿Reflejan la lealtad y fidelidad absolutas que les debemos
a aquellos con los que hemos hecho votos eternos'? ¿Estamos fortaleciendo por
medio de la oración y el estudio cotidiano de las verdades reveladas por el Señor la
fibra moral y espiritual tan necesaria en el medio ambiente actual? En nuestras
actividades recreativas, ¿estamos guardándonos sin mancha del mundo y
respetamos el día. de reposo del Señor? ¿Somos generosos con nuestros recursos y
buscamos servir al prójimo? ¿Reconocemos nuestras faltas y debilidades y pedimos
perdón a los que hemos perjudicado u ofendido'?
Permitidme repetir otra vez que aquellos que trabajan en la obra del Seno lo
demuestran por el fruto de su obra. Analizar y criticar a otros, ya sea desde una
perspectiva histórica o por lo que podamos observar de una persona
contemporánea, tendrá consecuencias muy insignificantes a menos que se compare
con la evaluación del Señor respecto a la persona en cuestión El apóstol Pablo dijo:
"Pero tu, ¿por que juzgas a tu hermano? O tu también, ¿por que menosprecias a
tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.
"De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de si.
"Así que, ya no juzguemos mas los unos a los otros sino mas bien decidid no
poner tropiezo u ocasión de caer al hermano."(Rom. 14:10, 12-13.)
Os doy mi testimonio de que José Smith fue un profeta de Dios por medio del
cual el Señor ha restablecido su Iglesia verdadera y el único plan de vida que puede
darnos felicidad y exaltación eternas. Testifico además que los profetas que lo han
seguido hasta el día de hoy han sido hombres escogidos e investidos con poder y
autoridad para llevar a cabo la obra del Señor.
Conferencia General Octubre 1985
Reconozco humildemente la responsabilidad que comparto con vosotros de
permitir que se manifiesten en mi vida los frutos del evangelio de Jesucristo. Y a
todos los que pongan en tela de juicio la validez de esta obra. Les doy la exhortación
del Salvador: "O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su
fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol" (Mat. 12:33).
En el nombre de Jesucristo Amén.
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