Al considerar estas ofrendas establecidas para los pobres

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Levítico: El manual de los sacerdotes
UN ESTUDIO DEL LIBRO DE LEVITICO VII
La ofrenda de los pobres. Lv. 5:7-13
(7) “Y si no tuviere lo suficiente para un cordero,
traerá a Jehová en expiación por su pecado que
cometió, dos tórtolas o dos palominos, el uno
para expiación, y el otro para holocausto. (8) Y
los traerá al sacerdote, el cual ofrecerá primero el
que es para expiación; y le arrancará de su cuello la cabeza, mas no la separará por
completo. (9) Y rociará de la sangre de la expiación sobre la pared del altar; y lo que
sobrare de la sangre lo exprimirá al pie del altar; es expiación. (10) Y del otro hará
holocausto conforme al rito; así el sacerdote hará expiación por el pecado de aquel que
lo cometió, y será perdonado”.
Al considerar estas ofrendas establecidas para los pobres, debemos observar que la
pobreza no excluía a nadie del perdón. Las riquezas de los ricos no les permitían
obtener privilegios superiores a los de sus hermanos más pobres. En la ofrenda de los
dos palominos, uno era para la sangre derramada y el otro era para ser quemado en
ofrenda por el pecado. A diferencia de las ofrendas más grandes, las partes del ave no
podían ser lavadas con agua para su purificación. No podía dividirse al palomino,
según lo especificado para el holocausto. Quizás la apertura del cuerpo del ave delante
del Señor expondría la fuente del pecado, y el pecado era detestable ante Sus ojos.
Lev 5:11 “Más si no tuviere lo suficiente para dos tórtolas, o dos palominos, el que
pecó traerá como ofrenda la décima parte de un efa de flor de harina para expiación.
No pondrá sobre ella aceite, ni sobre ella pondrá incienso, porque es expiación”.
Los más pobres de entre los pobres tenían la oportunidad de recibir perdón por medio
de la ofrenda de una décima parte de un efa de harina, lo cual representa el diezmo, el
deber necesario de un hombre para con Dios. Su ofrenda tenía que estar hecha con
flor de harina, lo cual simboliza la Palabra de Dios, y en este caso, obediencia a la
Palabra del creyente y del que ofrece el sacrificio.
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No tenía que haber aceite, el cual representa al Espíritu Santo, ni incienso, el cual
simboliza la fe en Dios. Esto es comprensible porque no se trataba de un sacrificio en
el cual el Señor se deleitaba.
Lev 5:12 -13 “La traerá, pues, al sacerdote, y el sacerdote tomará de ella su puño lleno,
para memoria de él, y la hará arder en el altar sobre las ofrendas encendidas a Jehová;
es expiación. Y hará el sacerdote expiación por él en cuanto al pecado que cometió en
alguna de estas cosas, y será perdonado; y el sobrante será del sacerdote, como la
ofrenda de vianda”.
El Señor no se podía agradar de este sacrificio porque era una ofrenda por el pecado y
el pecado es una ofensa para Dios. El sacerdote era recompensado por sus servicios
debido a que el sobrante de la harina podía considerarse como ofrenda vegetal, la cual
permitía al creyente cumplir con la obligación que tenía para con el sacerdote.
LA OFRENDA POR LA CULPA. Lv. 5:14-6:7
La ofrenda expiatoria es muy similar a la ofrenda por el pecado. También es conocida
como la “ofrenda por la culpa” porque la palabra hebrea significa “culpa”. La ofrenda
expiatoria exigía la restitución y establecía el precio de la restitución para el pecado
específico cometido.
Pecados cometidos por yerro en las cosas santas Lv. 5:14-19
Lev 5:14-15 Habló más Jehová a Moisés, diciendo: Cuando alguna persona cometiere
falta, y pecare por yerro en las cosas santas de Jehová, traerá por su culpa a Jehová
un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu estimación en siclos de plata del
siclo del santuario, en ofrenda por el pecado.
El pensamiento que encontramos aquí es que un israelita había hecho algo malo al no
llevar sus diezmos u otras deudas al santuario, lo cual había producido pérdidas para el
santuario. Esta persona tenía que ofrecer un carnero por su pecado.
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Esto nos ayuda a entender la seriedad con la que el Señor mira a un cristiano que no
ha aportado su diezmo, ya que Él exige un sacrificio costoso para expiar este pecado.
Dios considera ladrones a aquellas personas que no aportaban su diezmo.
El Señor se refiere muy claramente a este tema en Malaquías 3:8-11:
“¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos
robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la
nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa;
y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los
cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por
vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será
estéril, dice Jehová de los ejércitos”.
Lev 5:16 “Y pagará lo que hubiere defraudado de las cosas santas, y añadirá a ello la
quinta parte, y lo dará al sacerdote; y el sacerdote hará expiación por él con el carnero
del sacrificio por el pecado, y será perdonado”.
Además del sacrificio, se aplicaba una multa.
Lev 5:17-19 “Finalmente, si una persona pecare, o hiciere alguna de todas aquellas
cosas que por mandamiento de Jehová no se han de hacer, aun sin hacerlo a sabiendas,
es culpable, y llevará su pecado. Traerá, pues, al sacerdote para expiación, según tú lo
estimes, un carnero sin defecto de los rebaños; y el sacerdote le hará expiación por el
yerro que cometió por ignorancia, y será perdonado.
Es infracción, y ciertamente
delinquió contra Jehová”.
Aunque la persona haya hecho estas cosas por ignorancia, aun así es responsable de
sus actos. Por lo tanto, tiene que presentar una ofrenda expiatoria por su pecado. La
ignorancia no es excusa. El Señor nos ha dado la Palabra de Dios, la cual describe
todas nuestras responsabilidades y obligaciones, y a nosotros se nos pedirá cuenta de
nuestra responsabilidad en investigar qué cosas son aceptables a los ojos de Dios. Así
como en el caso del israelita de la antigüedad, nuestro deber como cristianos en la
actualidad es conocer y guardar las leyes de Dios.
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LOS PECADOS DE MENTIRA, ENGAÑO Y ROBO. Lv. 6:1-7
El hecho de que nuestro Padre Celestial este lleno de una misericordia tan tierna es un
testimonio de Su paciencia para con nosotros. No solo prevé los pecados de Su
pueblo, sino que también provee para la redención y el perdón de comportamientos tan
degradantes como el engaño, la mentira y el robo.
Lev 6:1-7
“Habló Jehová a Moisés, diciendo: Cuando una persona pecare e hiciere
prevaricación contra Jehová, y negare a su prójimo lo encomendado o dejado en su
mano, o bien robare o calumniare a su prójimo, o habiendo hallado lo perdido después
lo negare, y jurare en falso; en alguna de todas aquellas cosas en que suele pecar el
hombre, entonces, habiendo pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o el daño
de la calumnia, o el depósito que se le encomendó, o lo perdido que halló, o todo
aquello sobre que hubiere jurado falsamente; lo restituirá por entero a aquel a quien
pertenece, y añadirá a ello la quinta parte, en el día de su expiación. Y para expiación de
su culpa traerá a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu
estimación, y lo dará al sacerdote para la expiación. Y el sacerdote hará expiación por él
delante de Jehová, y obtendrá perdón de cualquiera de todas las cosas en que suele
ofender”.
Podemos observar en el versículo 2 que si una persona peca contra otra, en realidad
está pecando contra el Señor. Aunque esta era una ley del Antiguo Testamento, el
hecho de que el ladrón tenía que devolver lo robado y añadir a ello la quinta parte,
debe ser con toda seguridad la regla de para el Nuevo Testamento. En el Nuevo
Testamento se observa un nivel más alto de rectitud que en el Antiguo, el cual finalizó
con el sacrificio de Cristo.
Por lo tanto, si un creyente de estos días tomara algo que legalmente pertenece a otra
persona, debe regresar lo que robó y agregar cualquier tipo de interés que la parte
perjudicada haya perdido desde el momento del robo hasta la devolución de su
propiedad, así también cualquier tipo de costos que se hubieran generado durante ese
tiempo.
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LEYES ACERCA DE LAS OFRENDAS Lv. 6:8-7:38
La ofrendas de Aarón y sus hijos Lv. 6:8-30
En este pasaje se dan leyes muy precisas a los sacerdotes para que supieran como
llevar a cabo sus funciones con respecto a las ofrendas. A continuación algunas
aplicaciones espirituales para nuestros días al final de cada pasaje.
La Ley del holocausto Lv. 6:8-13
Lev 6:8-13 “Habló aún Jehová a Moisés, diciendo: Manda a Aarón y a sus hijos, y diles:
Esta es la ley del holocausto: el holocausto estará sobre el fuego encendido sobre el
altar toda la noche, hasta la mañana; el fuego del altar arderá en él. Y el sacerdote se
pondrá su vestidura de lino, y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo; y cuando el
fuego hubiere consumido el holocausto, apartará él las cenizas de sobre el altar, y las
pondrá junto al altar. Después se quitará sus vestiduras y se pondrá otras ropas, y
sacará las cenizas fuera del campamento a un lugar limpio. Y el fuego encendido sobre
el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y
acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de
paz. El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará”.
Básicamente, la lección espiritual que nos enseña este pasaje es que el fuego del altar
del holocausto debe estar ardiendo siempre. Recordemos que el holocausto puede
simbolizar el primer mandamiento: amar a Dios con todo nuestro corazón. De manera,
nuestro amor por Dios debe arder siempre dentro de nuestros corazones y nunca
apagarse. Sus misericordias se renuevan cada mañana y por eso el amor que sentimos
por nuestro bendito y Señor y Salvador debe arder intensamente dentro de nuestros
espíritus.
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Nuestras vestiduras espirituales deben estar limpias para que podamos amar al Señor
de todo corazón. ¿Cómo podemos amar verdaderamente a Dios y al mismo tiempo
usar vestiduras espirituales que están manchadas por las obras de la carne? Las
vestiduras de lino revelan la justicia de Dios por medio de la fe en Cristo, como vemos
en Apocalipsis 19:8: “Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y
resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos”.
Los calzoncillos de lino del sacerdote pueden representar la pureza en nuestra vida
sexual, ya que esta prenda cubría los órganos reproductores del cuerpo del sacerdote.
Al respecto, recordemos siempre la exhortación del rey Salomón en Eclesiastés 9:8:
“En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza”.
Sin embargo, el sacerdote, para sacar las cenizas, no podía usar las mismas vestiduras
para el servicio a Dios. Este nos revela que, en cierto sentido, no podemos llevar al
mundo nuestra preciosa unión y comunión con Dios. Como dijo Jesús: “No deis lo
santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las
pisoteen, y se vuelvan y os despedacen”. (Mt. 7:6)
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