El pueblo que sufre la escasez pide soluciones Si en algo estamos de acuerdo los venezolanos, más allá de diferencias de opinión política o voto, es en que después de la inseguridad, la escasez y el alto costo de la vida son nuestros principales problemas. No se trata de una percepción. Es una realidad que sufrimos todos los días. El Banco Central de Venezuela anunció en febrero que el índice general de escasez de productos llegó en enero a 28%, la escasez más alta en años. Es una cifra oficial, que si se une a una inflación anual superior al 56%, la más alta del mundo, explica el descontento que recorre el país. Los precios de los alimentos son los que más han subido, a pesar de tratarse de precios controlados. Junto a la comida, lo que más escasea son los medicamentos. Para mayor desesperación de las familias, los aumentos salariales están siempre por debajo del alza en los precios, como lo ha repetido el movimiento de los trabajadores, al que el Gobierno tampoco escucha. Porque la realidad de la calle es mucho más dura que los datos fríos del BCV. Los venezolanos vamos al mercado a comprar no lo que necesitamos sino lo que se consigue. Las familias buscan y no encuentran lo que necesitan para alimentar a sus hijos. Lo dice la experiencia vivida, las colas, los anaqueles vacíos, el “No hay” como lugar común en los mercados. La escasez de productos de consumo diario, que no son lujos sino necesidades, como leche (líquida, en polvo), azúcar, aceite, margarina, harina de maíz y de trigo, pollo, café, jabón de baño, artículos de limpieza para el hogar, ha llegado a niveles desconocidos en el país. La escasez de alimentos y los precios altos golpean con mayor intensidad a los sectores más pobres. En las regiones los precios son más altos y los alimentos más escasos que en Caracas, sobre todo los regulados. Las recientes medidas puestas de PDVAL, que restringen a una vez la semana las compras por persona, son la mejor prueba de que la red pública no es capaz de suministrar los alimentos básicos. Lo mismo indican los intentos de racionamiento de alimentos y otros productos en los estados fronterizos. Pero la comida y las otras compras del hogar no son lo único que no se consigue o sube de precio. Hoy queremos llamar la atención sobre la escasez de alimentos, pero lo mismo se siente en la salud, así como en diversas industrias y servicios. Síntomas del deterioro de la economía venezolana y serio daño para la economía familiar. Se sabe que se agotan los inventarios de materias primas e insumos. Después de la reciente reunión en Miraflores y las posteriores derivadas de esa, no puede decir el Ejecutivo Nacional que no está enterado de esos problemas, así como de la deuda en dólares de las empresas venezolanas con sus proveedores internacionales, y que si la cuestión de las divisas se resolviera de inmediato, mientras importan lo que hace falta hay el riesgo cierto de una escasez más grave, que trae alzas de precio y especulación. En Venezuela se produce menos, dependemos más que nunca de las importaciones. Escasea lo que necesitamos comprar, y también las divisas para importar insumos y bienes, pero así mismo viene cayendo la producción interna ¿Es posible suponer que todo esto no afectará el empleo? Esta realidad que el venezolano siente en toda su crudeza no es producto de una “guerra económica” como ha sostenido la propaganda oficial. Quince años de decisiones gubernamentales nos han traído hasta esta situación. Ha llegado la hora de afrontar la verdad, reconocerla ante todos los venezolanos y colocar al país en la ruta de la prosperidad, del progreso con equidad. No hay derecho a que Venezuela esté como está. El modelo económico que se ha querido imponer ha fracasado, y el modelo político excluyente y agresivo que viene aplicándose a despecho de la Constitución, no presagia sino profundización de la crisis. Cuba no es un ejemplo para Venezuela. Así como vamos, en lugar de resolverse estos problemas, se agravarán seriamente durante los próximos meses, con terribles consecuencias para la vida de nuestro pueblo y para la estabilidad social y política de la Nación. Caracas, 8 de marzo de 2014. Mesa de la Unidad Democrática