Indefensión aprendida: "haga lo que haga, nada va a cambiar”

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Indefensión aprendida:
"haga lo que haga, nada va a cambiar”
Mira este video que muestra un corto ejercicio de inducción de indefensión aprendida
http://www.youtube.com/watch?v=OtB6RTJVqPM
En un experimento de Martin Seligman, un grupo de perros fueron expuestos a
descargas eléctricas que no podían evitar ni controlar. Cuando más adelante, se les dio la
oportunidad de escapar de las descargas, los animales permanecieron quietos y sin
mostrar ningún tipo de respuesta. Este estado de inactividad se explicó por el fenómeno
de la indefensión aprendida.
La indefensión aprendida (learned helplessnes) consiste precisamente en un estado en el
que el sujeto no intenta escapar ni evitar los estímulos aversivos (en este caso, las
descargas) aunque tenga la oportunidad de hacerlo. ¿Por qué no lo hace? Parece ser
que el estado de indefensión aprendida produce un déficit en el aprendizaje
posterior, es decir, hace que sea más difícil aprender que alguna respuesta
puede detener o evitar la estimulación aversiva.
La hipótesis de la indefensión aprendida supone que el animal ha aprendido que su
conducta no puede influir de ninguna manera en los acontecimientos, por lo que
permanece inactivo.
Este fenómeno se produce también en seres humanos, y puede llegar a ser grave y
derivar en trastornos como la depresión. En estos casos, el individuo desarrolla
expectativas de falta de control sobre los acontecimientos, y suele pensar que su
actuación es inútil. Es habitual encontrar pensamientos del tipo “nunca voy a
conseguirlo”, “da igual que me esfuerce”, etc. En estos casos el estímulo aversivo no es
una descarga, por supuesto. Puede ser el fracaso en los estudios, en el trabajo o en las
relaciones personales, por ejemplo.
La persona deprimida aprende que no tiene ningún control sobre lo que le ocurre y esto
es precisamente un factor importante que contribuye al desarrollo de la depresión.
La falta de control, además, puede derivar en mayores niveles de estrés y favorecer la
aparición de otros problemas de salud, como úlceras o problemas cardiovasculares.
En experimentos realizados con roedores, se encontró que los animales que recibían
descargas que no podían detener mediante ninguna conducta desarrollaban más úlceras
que aquellos que podían detener las descargas, por ejemplo, mediante la presión de una
palanca.
La indefensión aprendida en humanos puede ser realmente incapacitante, ya
que el individuo sufre un déficit de actividad, es decir, permanece inactivo ante
los acontecimientos y es incapaz de reaccionar.
El tratamiento que se da a las personas que se encuentran en esta situación suele ser lo
que se conoce como terapia cognitiva, que consiste en ayudar a estas personas a
“desaprender” que no tienen control sobre los acontecimientos y a a prender a tomar el
control.
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