RESUMEN DE LA CONFERENCIA: “CAMBIO GLOBAL Y SOSTENIBILIDAD” POR LUIS M. JIMÉNEZ HERRERO DIRECTOR EJECUTIVO DEL OBSERVATORIO DE LA SOSTENIBILIDAD EN ESPAÑA. PROFESOR DE LA UCM (ECONOMÍA APLICADA I). II CONGRESO INTERNACIONAL DE MEDIDA Y MODELIZACIÓN DE LA SOSTENIBILIDAD TARRASA 05/06.10.09 EL CAMBIO GLOBAL Y LE RESPUESTA EN CLAVE DE SOSTENIBILIDAD La presión de los sistemas humanos sobre los sistemas ambientales nos ha situado ante el fenómeno de un cambio global a nivel planetario que surge de múltiples interacciones y procesos locales acumulativos. Precisamente, La intensificación en los últimos decenios de las actividades socioeconómicas para conseguir bienes y servicios de los ecosistemas y el impacto sobre los grandes ciclos biogeoquímicos está provocando esta gran transformación planetaria que se caracteriza por una alteración de los grandes equilibrios de la ecosfera. Estamos ante una transformación del sistema terrestre que aglutina diferentes fenómenos que también se manifiestan con carácter global, entre los cuales destaca significativamente la alteración del sistema climático y el calentamiento terrestre. Pero, además del cambio climático, evidenciado por el incremento de las temperaturas y la disminución de las precipitaciones, se presenta el fenómeno de la desertificación provocada por la variación del clima y por los cambios de usos y la sobreexplotación del suelo (por la agricultura, la artificialización y la extracción de recursos), a lo que se une la aceleración de la pérdida de biodiversidad de especies y ecosistemas. A esto habría que añadir el fenómeno de la globalización económica y tecnológica del actual “turbocapitalismo” que, además de la presión del aumento de la población mundial, se convierte en una macrofuerza motriz del cambio, en tanto que facilita el transporte y las comunicaciones con un enorme impacto ambiental y social. Y la respuesta estratégica ante este reto sin precedentes, desde el ámbito local al global, se encuadra en el nuevo marco estratégico definido como desarrollo sostenible. Un nuevo marco de referencia, un nuevo paradigma- el paradigma sostenibilista- que plantea una nueva cosmovisión y un espacio común para entender los problemas y encontrar soluciones compartidas. De esta manera podemos formular estrategias y definir un nuevo estilo de desarrollo ecoeficiente, con un sentido de perdurabilidad a largo plazo y de corresponsabilidad entre las generaciones actuales y las generaciones venideras. CAMBIO GLOBAL Y SOSTENIBILIDAD EN ESPAÑA: INTERACCIONE4S TERRITORIALES Y ESTRATEGIAS EN CLAVE DE OPORTUNIDAD En el caso de España, el cambio global cobra una especial relevancia. Nuestro país es uno de los más vulnerables al cambio climático en el contexto europeo y mediterráneo, lo que conlleva importantes repercusiones negativas en sectores básicos de la economía española, como la agricultura y el turismo. Por otro lado, somos el país que tiene la mayor riqueza biológica del continente europeo, pero la pérdida de biodiversidad es creciente con lo que se amenaza uno de los principales activos de nuestros valiosos recursos naturales. Al mismo tiempo, la desertificación afecta seriamente a península y a las islas, de tal manera que un tercio de la superficie del país sufre riesgo de desertificación alto o muy alto, lo cual tiene una incidencia ambiental y económica significativa, porque no sólo se pierde potencial productivo de los ecosistemas afectando a los sistemas socioeconómicos dependientes, sino que la erosión unida a los incendios conjuntamente con otras actividades humanas relacionadas con la artificialización del territorio están produciendo importantes pérdidas de suelo con efectos irreversibles. Para enfrentarse decididamente al cambio global hay que plantear importantes transformaciones estructurales de cara a una transición del sistema productivo y su motor energético hacia la economía sostenible del futuro. Una economía de baja intensidad en carbono, en materia y en energía, también ofrece, en el marco de la sostenibilidad, nuevas oportunidades no sólo ambientales, sino socioeconómicas y tecnológicas en términos de competitividad y estabilidad a largo plazo. Centrándonos en el cambio climático, asistimos a un enorme desafío que ofrece simultáneamente nuevas oportunidades. El cambio climático ya está con nosotros. Es un hecho irrefutable que se califica por los científicos de “inequívoco”. Mientras que a nivel mundial en los últimos cien años la temperatura media subió en 0,74°C, en España el aumento fue del 1,3°C, si bien en Europa ha aumentado 0,95 °C, y se prevé que aumentarán entre 2 y 6 °C a lo largo de este siglo, El objetivo europeo es limitar el aumento de la temperatura media del planeta a largo plazo a no más de 2 °C por encima de los niveles anteriores a la industrialización, lo que implicaría estabilizar las concentraciones de CO2 por debajo de 550 ppm y lo que exigirá reducir de aquí a 2050 las emisiones de gases de efecto invernadero en los países desarrollados entre un 80 % y un 90 % respecto a los niveles de 1990. Cifras muy superiores a los modestos objetivos planteados en el Protocolo de Kioto (reducción del 5% a nivel mundial y de un 8% en la UE). El aceptable cumplimiento de estos objetivos en el conjunto de la UE, en parte gracias al sistema de comercio de emisiones y otras medidas otras políticas de lucha contra el Cambio Climático, sin duda marca una buena tendencia en el ámbito comunitario. Sin embargo, nuestro país es el estado miembro que más se aleja de los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero (GEI) del protocolo. Pero será más importante y también más difícil alcanzar el objetivo postKioto previsto por la UE con el triple 20%, para 2020 con una reducción del 20% de las emisiones respecto a 1990 (además de un 20% de mejora de eficiencia energética, y un 20% de energías renovables). Aquí, ante este enorme desafío, la cuestión clave reside en la transformación del el sistema energético actual de forma sostenible. Efectivamente, una economía con bajas emisiones de carbono requiere reducir el consumo de energía, aumentar la cuota de las energías renovables y mejorar la eficiencia energética de la generación y del consumo. Pero también la sostenibilidad energética implica lograr una cierta autosuficiencia. Así que una de las cuestiones más significativas es cómo plantear la transición desde el actual modelo energético altamente dependiente del exterior en un 81% y de baja eficiencia e insostenible hacia un modelo más autosuficiente, ecoeficiente y sostenible a largo plazo. La solución pasa indefectiblemente, en cualquier caso, por incrementar el uso de energías renovables, aunque sean también imprescindibles variadas medidas encaminadas a reducir las emisiones de forma directa en los procesos industriales, la generación de energía, la edificación, así como en los llamados sectores “difusos” (transporte, residencial y comercial). Sobre esta base, un modelo de energía sostenible a base de renovables no sólo es imprescindible para atenuar el cambio climático, sino que simultáneamente permite mejorar la seguridad del abastecimiento energético, reducir la contaminación local del aire, favorecer el desarrollo rural y local, incentivar la innovación tecnológica, e, incluso, contribuir a la cooperación mundial utilizando y transfiriendo tecnologías menos contaminantes a los países en desarrollo. La lucha contra el cambio climático, en general, es una opción en la que a largo plazo todos ganan (“win-win”) y que tiene múltiples beneficios asociados. Emitir menos GEI mediante sustitución de combustibles fósiles por energías renovables permite disminuir nuestra abultada factura de importación de combustibles fósiles. De paso, la reducción de emisiones redunda en una mejor calidad del aire y en una mejora de la salud y calidad de vida de los urbanitas. El fomento de las renovables, asimismo, puede favorecer el desarrollo tecnológico y la exportación a los mercados internacionales de las empresas españolas punteras en este sector, como es el caso de la energía eólica. Igualmente, a efectos de aumentar la capacidad de mitigación de las emisiones mediante los sumideros de carbono, la reforestación con criterios de sostenibilidad y la conservación de ecosistemas forestales contribuye notablemente a conseguir otros beneficios ya que mejora la regulación hidrológica, protege la biodiversidad y reduce los riesgos de erosión y desertificación que amenazan gravemente a gran parte del territorio español, más aun en periodos de sequía. CRISIS SISTÉMICA Y REFUNDACIÓN ECOLÓGICA DE LA ECONOMÍA Avanzar hacia procesos de producción “ecoeficientes” con energías limpias es fundamental para poder seguir produciendo y mejorando la calidad de vida con menor impacto ambiental. Pero la ecoeficiencia por sí misma no es la solución final. Hay que tener en cuenta la “suficiencia” (¿cuánto es suficiente?), esto es, la racionalización del consumo opulento y despilfarrador de las clases y países más favorecidos; con un consumismo exacerbado no se consigue necesariamente mayor bienestar o felicidad de los ciudadanos: Porque se trata de otra forma diferente de vivir, pero no peor y, en muchos casos, hasta de conseguir una vida más saludable y satisfactoria. Conseguir un sistema productivo más equitativo y sostenible implica cambiar el “sentido”de la sociedad industrial y, sobre todo, repensar lo económico en clave de sostenibilidad. Esto es, concebir la economía como un subsistema del ecosistema global, donde la producción de “bienes” lleva aparejada la generación de “males” (impacto ambiental), asumiendo que la lógica de lo económico debe entretejerse en la lógica de lo vivo, en la lógica de la biosfera”. En el fondo, el enfoque económico de la sostenibilidad, alineado con la corriente de la “Economía Ecológica”, se plantea tanto como una necesidad como una nueva oportunidad con múltiples beneficios en el sistema productivo. La actual situación de “eco-crisis”, económica y ecológica, (sistémica y civilizatoria) nos sitúa ante una nueva etapa que puede introducir nuevos ingredientes de sostenibilidad, aunque sea, de momento, “forzada”, propiciando un cambio del “metabolismo” de la economía real acorde con la capacidad de carga de los ecosistemas incluyendo esquemas de economía sostenible, generadora de empleos verdes y dignos con nuevos valores éticos (GREEN NEW DEAL). En fin, la gran oportunidad de aprovechar el cambio de ciclo no tanto para “refundar el capitalismo” empezando por el “tejado”, sino para abordar con valentía los cimientos para la “refundación ecológica” de la economía en clave de sostenibilidad integral.