El OEFA no es un ente regulador OPINIÓN Amado Yataco Medina EX MINISTRO DE ENERGÍA Y MINAS C omo su nombre y alcance lo determinan, la Ley 27332, Ley Marco de los Organismos Reguladores de la Inversión Privada en los Servicios Públicos, es una ley aplicable exclusivamente a las empresas privadas que prestan servicios públicos. Según el inciso b de su artículo 3°, la función reguladora de los organismos indicados por tal ley “comprende la facultad de fijar las tarifas de los servicios bajo su ámbito”. La naturaleza de esta ley es que se refiere exclusivamente a las empresas que prestan servicios públicos cuyas tarifas (ingresos) son fijadas por el organismo regulador correspondiente. Esa es la naturaleza de las empresas privadas de servicios públicos sujetas a la Ley 27332. Además la ley marco comprende exclusivamente a los organismos reguladores; es decir, su razón de ser es la regulación. Las empresas mineras no corresponden a la naturaleza de tales empresas, pues no prestan servicio público alguno, no son reguladas ni sus ingresos resultan de la aplicación de tarifa alguna. Se rigen por los precios internacionales de los metales. Por otro lado, el artículo 10° de la ley marco establece que los organismos reguladores recaudarán de las empresas y entidades bajo su ámbito un aporte por regulación (APR). Esta es una facultad exclusiva de los organismos reguladores. Como bien señala el presidente del CD de la OEFA, se han dado numerosas leyes “ratificatorias”, incluyendo algunas de carácter presupuestal que pretenden incluir a las empresas mineras en los alcan- ces de la ley marco y al OEFA como beneficiario del APR. ¿Por qué tantas leyes ratificatorias si bastaría solamente una, pero racional y lógica y que no colisione con la ley marco? El OEFA no es un organismo regulador. El Decreto Legislativo 1013 lo crea como un “Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental”, “encargado de la fiscalización, la supervisión, el control y la sanción en materia ambiental que corresponde”. Es decir, actividades que corresponden a un servicio que debe ser debidamente compensado mediante un arancel o una tasa y no con un tributo ciego, pues nada tiene que ver con el APR. “Las empresas mineras no son prestadoras de servicios públicos”. En consecuencia, las numerosas leyes dadas -incluyendo las presupuestales- sobre la inclusión de las empresas mineras y el OEFA dentro de los alcances de la ley marco colisionan con esta, al pretender des- naturalizarla con un gran contrasentido: que una entidad no reguladora perciba un aporte por regulación; y que empresas que no son de servicio público ni, mucho menos, reguladas, tengan que pagar un aporte por regulación. Disposición, en mi opinión, ilógica, contra la naturaleza de las cosas y de carácter confiscatorio. Entonces, la afirmación que formula el presidente del CD OEFA en el sentido de que el uso del APR por su institución “cumple con las exigencias constitucionales y legales correspondientes”, habría que contrastarla, entre otros, con el artículo 74° de la Constitución, sobre las prohibiciones de las leyes de presupuesto para contener normas sobre materia tributaria y, en este caso específico, sobre el carácter confiscatorio de obligar a una persona no regulada a pagar un aporte por regulación; y a una entidad no reguladora a recaudar tal aporte. Tampoco se está legislando en razón de la naturaleza de las cosas. En conclusión, al OEFA, entidad no reguladora sino fiscalizadora y de sanción, no le corresponde recaudar un aporte por regulación sino un arancel por el importante servicio de fiscalización, supervisión y control; a ser atendido oportunamente por las empresas mineras.