Venta, Religión y Fe, experiencias de mujeres la Feria Pinto. Paulina Natalia Santana Vera. En el presente ensayo tiene como objetivo la presentación de unos de los capítulos del libro “Culturas de Mercado, rutinas de vida” denominado Venta, Religión y Fe, experiencias de mujeres de la Feria Pinto de la ciudad de Temuco donde se destacan a mujeres que venden sus productos del campo, quienes atribuyen el éxito de sus ventas a su Fe religiosa particularmente la Evangélica. Las mujeres entrevistadas no renuncian a las costumbres mapuches guardando sus creencias de antaño. Cuentan sus realidades cotidianas en el ámbito familiar y labores de cada uno en el diario vivir, manteniendo sin lugar a dudas la cultura mapuche, sobre todo en localidades rurales. Se trata de un mercado urbano donde se juntan distintas personas hombres y mujeres de diferentes edades y orígenes étnicos que ofrecen productos alimenticios de sectores rurales de la región de la Araucanía. Las mujeres feriantes de Temuco son parte de una cultura popular que genera bienes y servicios y por ende participan en un proceso productivo en la zona. Se expresa en este mercado una dinámica económica indígena donde se complementan espacios de trabajo familiar y productivo posibilitando a los pueblos originarios obtener una productividad que en muchos casos es desconocida a nivel gubernamental. También dentro de sus espacios de la Feria Pinto hay grados crecientes de complejidad sociocultural siendo abordados por hombres y mujeres para generar cada día mejores condiciones de vida. Este ensayo fue desarrollado en el marco de la asignatura Investigación -Acción de la Carrera de Trabajo Social de la Universidad San Sebastian (Valdivia) y los insumos son parte del análisis del libro, Culturas de Mercado, rutinas de vida de Guillermo Davinson y Lucy Ketterer, (2006) Temuco: Ediciones Universidad de La Frontera" Plom Makewe, sector rural ubicado a catorce kilómetros de la ciudad de Temuco, recibió mucha influencia de la Iglesia Protestante, iniciándose un proceso evangelizador a fines del siglo XIX por la Misión Anglicana. En el año 1895 se fundó una Iglesia, una escuela y en 1927 el Hospital. Siendo territorio mapuche se conservan las costumbres, creencias y ritos que en general sus habitantes mantienen prioritariamente antes de pertenecer a una doctrina cristiana que muchas veces obliga a renunciar a su libertad de pensamiento como es el caso del catolicismo con una fuerte influencia religiosa. En dicho sector vive Silvia Neculmán, 44 años de edad y hace 18 vende sus productos del campo en la Feria Pinto de la ciudad de Temuco, entre otros, harina tostada, huevos, tortillas y catutos (en lengua mapuche multrum) o panes de trigo, además productos de temporada como ser frutas de manzanas, cerezas y otras. Cuenta que su vida cambió y es más próspera desde que se hizo evangélica y todo lo que hace lo encomienda a Dios para las ventas y producción de su tierra, huerta y animales, habiendo desaparecido un mal que antes tenía como la pobreza, destrozos de sus bienes hasta la muerte de su hija hace dos años, donde logró sobreponerse con la ayuda espiritual de los hermanos de la Iglesia que hacían el culto. La muerte de su hija significó en su vida un llamado de Dios que la acercó a su fe verdadera, quitando la maldición que había en sus tierras. Desde aquel entonces Dios entrega a ella espiritualmente la administración de su dinero, ya que su marido es un alcohólico y no participa en su religión. Tiene dos hijos hombres que también asisten al culto, los que ayudan en sembrar trigo donde obtiene la harina. También cría gallinas que le proporcionan huevos para la venta. Con apego a su religión debe dar el diezmo al templo que asiste, así su tierra está sana al igual que sus animales y la venta de sus productos es buena. Los primeros frutos de su cosecha los aparta para Dios, llevándolo a la Iglesia para que el Pastor ore y los dedique a Dios para que la ayude permanentemente. Otra feriante María Caniupán de religión adventista, se vio en la necesidad de trabajar el día sábado que su religión guarda mandamiento y que ella también cumplía, pero como no le alcanzaba el dinero, ya que debía financiar los estudios de su hija, dejó de asistir a la Iglesia por tener vergüenza ante Dios, por haber tenido poca fe en él, en que él lo podía ayudar. Lo anterior demuestra que la fe religiosa de estas feriantes son vinculadas directamente a la producción y venta de sus productos. También Rosa Reuca, mapuche de 39 años con 22 de feriante, asistió al culto desde niña cuando vivía en la comunidad Los Laureles, camino a Tromén a 50 minutos en microbús desde Temuco, quién debió trasladarse a la comunidad de Tromen Tallin, integrándose a la familia de su esposo que le significó adaptarse a costumbres de la fe católica donde bautizó a sus 5 hijos antes que cumplieran dos años de edad, según la creencia para crecer sanos, por tanto abandonó su antigua costumbre de ir al culto evangélico. Pasado un tiempo, ella y su marido recibieron una hectárea de tierra donada por la familia de su esposo según la costumbre donde tienen su casa y su huerta cultivando toda clase de verduras que vende en la Feria Pinto. Así Rosa abandonó su antigua costumbre de ir al culto evangélico, pero sintoniza una radio emisora llamada “La Nueva 20” escuchando la palabra del Pastor que le recuerdan su infancia. Pide a Dios mediante oración cada mañana para que le ayude a vender todo. Para no perder los productos alrededor de la una de la tarde baja los precios para poder vender todo y tomar la micro de regreso a su casa. Su esposo siembra el trigo en la poca tierra que poseen y el producto se destina al consumo de la casa, incluso algunas veces deben comprar la harina en atención que la cosecha no le alcanza. También su marido trabaja en la construcción en algunos períodos del año y sus hijos mayores viajan al norte en la temporada de cosechas de frutas. Rosa junto a su marido y sus hijos participan de la rogativa a Ngunechen, costumbre de la propia cultura mapuche, para que su tierra se sane y produzca más. Basado en los testimonios anteriormente descritos se descubre sin duda el sentido espiritual y religioso de los feriantes sin perder sus tradiciones y costumbres provenientes de la cultura mapuche, pese a grandes cambios introducidos a la región por la Iglesia Cristiana como ser la forma de concebir al gran espíritu, a la madre naturaleza y al mapuche, sino cambiando también la forma de entender, compartir y vivir. Aparece una realidad del sistema de vida de estas personas que demuestran su espíritu de lucha para dejar la pobreza con esfuerzo de su trabajo diario, sin importar el sacrificio de todo su grupo familiar, pese a carecer de los medios esenciales de subsistencia muchas veces ignorados por organismos estatales o gubernamentales de turno, comparado a otros sectores de la ciudadanía que cuentan con la modernización actual alcanzado a través del crecimiento, desarrollo y la globalización. Los testimonios de vida, costumbres y sistema de trabajo de los feriantes forman una cultura propia de habitantes rurales de la novena región especialmente de origen mapuche, notándose en el último tiempo un aumento de las mujeres en el aspecto laboral y que muchas veces cumplen su rol de jefas de hogar, ya sea por circunstancias naturales o que el marido sea inclinado a las bebidas alcohólicas y no tiene capacidad para administrar los ingresos económicos del hogar. BIBLIOGRAFIA: Davinson, Guillermo y Lucy Ketterer (2006) Culturas de Mercado, rutinas de vida. Temuco: Ediciones Universidad de La Frontera.