MUJER CHILENA, UNA MIRADA DESDE LA MUJER MAPUCHE. El presente ensayo pretender dar una visión de la realidad social y la dinámica cultural que se vive día día en la Feria Pinto, lugar estratégico de la ciudad de Temuco, se pretende además dar especial énfasis al quehacer diario de la mujer indígena que allí trabaja vendiendo sus productos. Para la elaboración de este ensayo se recurrió al libro, Culturas de mercado, rutinas de vida, el cual contiene investigaciones realizadas por un grupo de estudiantes investigadores en el marco de un proceso formativo. Para realizar dichas investigaciones los estudiantes recurren a la observación participante la cual es considerada una herramienta básica en la generación de conocimiento. El libro mencionado nos entrega una visión global de hombres y mujeres que día a día trabajan bajo el alero de la Feria Pinto, lugar estratégico de la ciudad de Temuco, se encarga de mostrarnos, además, lo sueños, anhelos y a la vez dificultades que se les presentan en su labor diaria. Cabe mencionar que la feria Pinto se ubica en el populoso sector de la Estación de Ferrocarriles de Temuco. Este lugar provee de alimentos al público en general y ofrece la posibilidad de disfrutar de la comercialización de productos agrícolas y artesanías. El libro nos hace reflexionar acerca de la batalla con la que ha tenido que lidiar el género femenino para que se les otorgue el papel que merecen dentro de la sociedad. Pretende además dar a conocer sueños y experiencias de vida de la mujer mapuche, visualizando desde ellas a la mujer Chilena en general. El libro le otorga especial énfasis a las dificultades económicas y sociales que se les presentan a las mujeres que ejercen labores en esta feria, a quienes desde niña se les enseña a trabajar y a cultivar la tierra como una forma de sobrevivencia, postergando así todo tipo de oportunidad de asistir a una escuela, este punto cobra relevancia si consideramos que la educación es la base para lograr de algún modo salir de la situación de pobreza. Al no contar con una educación adecuada, estas mujeres continuaran el circulo vicioso de la pobreza, él cual se seguirá traspasando de generación en generación, como una copia del modelo original. A pesar de no contar con una buena educación, las mujeres mapuches cuentan con una fuerza interior notable, que queda demostrado en su lucha diaria por defender al Pueblo y sus derechos, las tierras heredadas de sus ancestros, de las cuales se les ha querido expropiar una gran cantidad de veces, los recursos naturales, la medicina tradicional y los conocimientos ancestrales. Volviendo a lo que nos convoca, podemos acotar de que la mayoría de las mujeres mapuches que venden sus productos en la Feria Pinto, son mujeres que no han escatimado esfuerzos a la hora de sacar adelante a sus familias, muchas de ellas, por diferentes motivos, no cuentan con el apoyo de una imagen masculina, por lo que han debido asumir la jefatura del hogar, llevándose todo el peso económico de sus familias y a la vez sintiéndose presionadas por llevar algún dinero a sus hogares que les permita vestirse y alimentarse. En lo que se refiere al ingreso económico de estas mujeres, es mínimo, dejando entrever que el esfuerzo empleado en plantar, cosechar y todo lo que involucra llevar a cabo procesos productivos en el área rural, no se compensa con el dinero obtenido en la venta de los productos. Lo anterior no les permite mejorar sus condiciones de vida, ya que las ganancias obtenidas, solo les alcanza para alimentar a su familia, haciendo impensable dejar dinero para capitalizar su negocio, o bien ahorrar en un sistema de previsión para asegurar una jubilación para su futuro. 1 Volviendo al tema laboral, podemos mencionar de que las mujeres que trabajan vendiendo sus productos en la Feria Pinto, así como la mayoría de las mujeres Chilenas, deben cumplir dobles jornadas de trabajo, por una parte tiene que hacerse cargo del cuidado de los hijos, lo que incluye su alimentación , educación, traspaso de valores sociales y todo lo que involucra la crianza de un niño, además deben preocuparse de los quehaceres del hogar, y por otra parte deben llevar a cabo todas las tareas que les permitan salir a trabajar. Esto debido a la ausencia de una imagen masculina, la cual se ha producido debido al abandono y separación. A todo lo anterior debemos agregar, que éstas mujeres muchas veces deben realizar labores pesadas, propias de un hombre, como por ejemplo, el acarreo diario de sus productos desde sus casas hasta la Feria Pinto, lugar donde los comercializan. Esto a mediano o largo plazo puede acarrear problemas de salud importantes a la población en cuestión. Con respecto a la educación, existen diversos programas que el Estado Chileno a llevado a cabo para satisfacer esta necesidad, uno de ellos es el programa Chile califica, sin embargo estas mujeres, después de largas jornadas de trabajo, ya no tienen tiempo, ni animo para asistir a este tipo de programas, lo que es entendible, pero no podemos dejar de mencionar que el echo de asistir a estos programas elevaría sustancialmente su calidad de vida. La historia de Lucía Lincopan es un claro retrato de lo expuesto anteriormente, su historia da muestra de un constante esfuerzo por llevar el alimento diario a su familia. Trabaja desde muy pequeña, 13 años, y desde hace 6 años vende sus productos en la Feria Pinto, entre los productos que comercializa están el cilantro, perejil y acelgas. Su marido la abandono hace algunos años, desde ahí en adelante ha sentido todo el peso de mantener un hogar sin la ayuda de una figura masculina, debiendo ejercer dos o tres jornadas de trabajo diaria. Además a debido asumir actividades que culturalmente son propias del hombre, desempeñando muchas veces labores pesadas y perjudiciales para su salud. Historias de esfuerzo, como la de Lucía, podemos encontrar muchas y no solo las encontramos en la cultura mapuche, sino también en el diario vivir. En Chile, existe un gran porcentajes de mujeres ,que como Lucía, luchan a diario para mantener a sus familias y para otorgarle mejores condiciones de vida a sus hijos, sin importar muchas veces el costo que se tenga que pagar, al hablar de costos hago referencia mas que nada al costo emocional y familiar, ya que el hacerse cargo de una familia implica llevar a casa todo lo necesario para la subsistencia y si nos ponemos a pensar, las diferencias salariales entre hombres y mujeres aún no es pareja, por lo cual estas mujeres a veces con 3 ó 4 hijos se ven en la obligación de buscar otro trabajo en sus horas libres, esto involucra todo un desgate emocional, que implica no poder ver a los hijos, no saber como van con sus estudio y el que los hijos, a la vez, sientan que no cuentan con el apoyo de su madre. No se nos debe olvidar entonces que estas mujeres además de una vida laboral tiene una vida personal y familiar. Antes de finalizar, he sentido la necesidad de hacer referencia a las desigualdades sociales y laborales a las que esta expuesta el genero femenino en nuestro país, si bien es cierto, el estado Chileno ha ido avanzando y evolucionando en esta materia, considero que no ha sido suficiente, las diferencias salariales son un claro ejemplo de lo que expongo, también lo son las diferencias previsionales y las legislativas. Estas diferencias pueden deberse a que a pesar de que Chile se muestra al mundo como un país modernizado, en lo mas oscuro de la sociedad aún se sigue teniendo una concepción machista, deslegitimando en algunos casos hasta la participación del genero masculino en actividades del ámbito domestico. Por todo lo expuesto, podemos decir que la mujer chilena y en especial la mujer trabajadora aun no se les ha otorgado la posición que realmente se merecen dentro de la sociedad. El libro Cultura de Mercados, Rutinas de vida además de entregarnos una visión global de la mujer mapuche, a partir de ella nos proyecta a la mujer Chilena de esfuerzo, la cual ha tenido que sufrir las mismas discriminaciones y con la cual se hacen las mismas diferencias tanto labores, como sociales. Son ellas las que 2 de una u otra forma tiene que lidiar con una lucha diaria por llevar el sustento económico a sus familias, familias en la mayoría monoparentales, ya que por alguna razón estas mujeres han quedado sin el apoyo económico y emocional de sus parejas, esto las lleva a asumir costos demasiado altos en lo que se refiere a la vida familiar, ya que además de tener que trabajar, tiene que preocuparse del cuidado del hogar, además del cuidado de sus hijos. Este ensayo fue desarrollado en el marco de la asignatura Investigación − Acción de la Carrera de Trabajo Social de la Universidad San Sebastián ( Valdivia) y los insumos son parte del análisis del libro, Culturas de Mercado, rutinas de vida de Guillermo Davinson y Lucy Ketterer, (2006) Temuco : Ediciones Universidad de La Frontera) Relato llevado a cabo tras una investigación, realizada por la Srta. Adriana Catrileo Villagrán , estudiante de la carrera de Servicio Social de la Universidad de la Frontera 3