El Sindicato Informe Lo que nos ha quitado este Gobierno RODOLFO BENITO Nunca en democracia se había producido un asalto a los derechos sociales y laborales como el perpetrado por el PP desde que gobierna: en el mercado de trabajo y la negociación colectiva, en los servicios públicos esenciales y las libertades ciudadanas. El secretario confederal de Estudios de CCOO y presidente de la Fundación 1º de Mayo lo resume en este artículo, en el que aboga por revertir la reforma laboral y poner fin a las políticas de austeridad En España se ha producido un fuerte proceso de involución social y democrática. La apuesta por las políticas de austeridad como mecanismo de ajuste y los recortes en el terreno sociolaboral como modo de enfrentar la crisis nos ha conducido a más desempleo, mayor precariedad laboral y a un incremento de las desigualdades y de la pobreza. A la par se ha producido un cercenamiento en materia de libertades. Tanto el proyecto de reforma del Código Penal como el nuevo proyecto de ley de seguridad ciudadana caminan en esa dirección. No están al margen de este proceso los procedimientos -casi El respeto y la vigencia generalizada de la libertad sindical, y por consiguiente la presencia del sindicato como figura social clave no solo de las relaciones económicas y sociales, sino de la propia civilización democrática, en ningún caso puede estar en cuestión. 50, que afectan a algo más de 150 personas- administrativos y penales que se están abriendo por parte de distintas fiscalías, e incluso algunas sentencias de cárcel contra cargos sindicales y afiliados al sindicato, que a su vez implica la formulación de procedimientos sancionadores o imputaciones penales, por el desarrollo de la actividad sindical, que vulneran claramente el principio de libertad sindical, la Constitución y con ella derechos fundamentales. Iniciativas en nuestra opinión muy políticas, claramente antisindicales, que CCOO no va a tolerar y a las que vamos a responder desde el Estado de derecho; esto es, por la vía judicial y con la movilización social. En el centro de la estrategia del Gobierno ha estado y está la política laboral. De ahí la reforma de febrero de 2012, que responde a la línea estratégica de ofrecer mecanismos de liquidación y ajuste de plantillas, tanto al sector privado como al sector público, junto a limitar el poder contractual del movimiento sindical. 6 La reforma laboral es además una herramienta para la devaluación salarial. El objetivo no es otro que el de bajar el coste del factor trabajo para las empresas. Para ello la reforma introduce un grave desequilibrio en las relaciones laborales en favor de una de las partes, la dirección de la empresa, y, sobre todo, introduce cambios en la negociación colectiva para dotar de instrumentos tanto legales como de presión a los empresarios para conseguir ese objetivo. Esta devaluación salarial ha mejorado los márgenes empresariales pero, al mismo tiempo, ha provocado una enorme caída de la demanda interna y, por lo tanto, de la cifra de negocio de las em- Informe Las movilizaciones se sucedieron en los últimos años contra los recortes del Gobierno. En la foto, imagen del 1º de Mayo de 2014 en Mieres presas, especialmente de la gran mayoría de las pequeñas y medianas empresas que tienen como único destino el mercado interior y cuyas más dramáticas consecuencias están en el empleo. Lo que han ganado con la devaluación salarial de sus empleados lo han perdido con menores ventas debido a la pérdida generalizada de poder adquisitivo de los salarios. La razón es evidente: los salarios son la principal fuente de ingresos de la mayoría de la población, ya que en España de cada cien personas ocupadas ochenta y tres trabajan por cuenta ajena. 7 El objetivo del Gobierno era convertir el despido en algo socialmente irrelevante El Sindicato Informe La reforma laboral y los recortes han provocado un empobrecimiento general En el 46% de los hogares el principal origen de renta es la retribución salarial y en el 41% las prestaciones públicas, la mayoría de las cuales también provienen del trabajo por cuenta ajena. Menos del 2% tienen como fuente de ingresos las rentas de la propiedad y del capital. La destrucción de empleo y la pérdida de poder adquisitivo de salarios, pensiones, prestaciones por desempleo y otras transferencias sociales suponen una caída en los ingresos que se traduce en una reducción al 10% en el consumo de los hogares. Durante este periodo, y hay que subrayarlo, se está produciendo un incremento del volumen de personas que teniendo trabajo se sitúan por debajo del umbral de la pobreza. En el conjunto de Europa este grupo de población se encuentra en el 9% del total, mientras que en España se sitúa en el 12,3%, únicamente por detrás de Rumanía y Grecia. Entre los países con una menor incidencia de la pobreza entre la población trabajadora se pueden destacar Finlandia, Bélgica, República Checa o Países Bajos, todos ellos con una tasa de trabajadores pobres inferior al 5%. En definitiva, las reformas laborales han incidido en el estado lamenta- ble en el que están las cosas, generando una quiebra en materia de derechos a la vez que no han contribuido a reducir la tasa de paro, más bien al contrario, ha acelerado la destrucción de empleo. España es un país donde las desigualdades se hacen más visibles. Los niveles de desempleo son insoportablemente altos y la precariedad está creciendo. No se asume por parte del Gobierno poner fin a las políticas de austeridad. La recuperación a la que asistimos es débil, no crea empleo y nos conduce a una larga etapa de estancamiento. Y es importante subrayar que la emigración española hacia el exterior crece. Las reformas laborales tampoco han ayudado a hacer más estable el empleo, sino que, al facilitar y abaratar el procedimiento del despido han provocado que el empleo estable se reduzca más que nunca en la crisis. Convertir el despido en algo socialmente irrelevante, desde el concepto ideológico más neoliberal de “depreciación del valor del trabajo”, en el fondo es el objetivo. De otra parte, la menor inversión en educación implica un retroceso de los logros educativos conseguidos y un empeoramiento de la ya lastrada situación española respecto al conjunto de Europa. La reforma laboral está en el centro de la estrategia del Gobierno, pero también los recortes en materia social, educativa y sanitaria. Recortes, que junto con el proceso de devaluación salarial, han contribuido a provocar el empobrecimiento generalizado en nuestro país. La menor inversión en sanidad puede provocar que las personas se vean desplazadas del servicio sanitario público hacia centros de beneficencia provocando daños irreparables a la salud de la población. Las pensiones, que son un instrumento clave para la redistribución de la renta y la reducción de la pobreza, o ven garantizado su poder adquisitivo o una menor inversión, además de injusta, puede provocar un aumento del empobrecimiento de la población. Efectivamente, la sociedad española se está empobreciendo. No solo hay mayor pobreza sino que los pobres lo son aún más como consecuencia del descenso del umbral de pobreza. La vulnerabilidad de los grupos ya de por sí vulnerables, como la población infantil, está incrementándose durante el periodo de crisis. La reducción de la tasa de cobertura de desempleo está dejando a cada vez más población sin recursos para subsistir ante la falta de ingresos provenientes de un empleo. El trabajo ya no supone una salvaguarda de la pobreza, tal y como manifiesta el elevado volumen de personas que tienen un puesto de trabajo y que se encuentran en riesgo de pobreza. El último informe de la Fundación 1º de Mayo sobre tasa de protección por desempleo refleja una si- 8 La reducción de la cobertura por desempleo está dejando a más población sin recursos tuación cada vez más desesperada para un número cada vez más amplio de hogares. Prácticamente cuatro millones de personas en situación de desempleo no tienen ningún tipo de cobertura. La atención a la dependencia y a los cuidados es un derecho que no se está viendo satisfecho a pesar de mantenerse constante el número anual de nuevas solicitudes. Todas estas cuestiones plantean la necesidad de abordar de un modo diferente las políticas sociales sin esperar a la recuperación económica y el empleo. Asimismo, obligan a plantearse qué tipo de recuperación económica puede coexistir con estos elevados niveles de desigualdad y pobreza. Cierto es que el ciclo económico está cambiando, si bien no hay razones que avalen la euforia oficial. La economía española está saliendo de la recesión, pero con una recuperación débil, por tanto aún le queda mucho recorrido para salir de la crisis, más aún si persisten las actuales políticas que tanto daño le han hecho a la economía, al empleo y a las personas. No habrá recuperación si no hay empleo de calidad, si no se reducen los actuales e insoportables niveles de pobreza, si no se reduce la creciente desigualdad social, si no se restituyen derechos.