COMBATIR DESEMPLEO CON MÁS DESMEPLEO Jorge Isauro Rionda Ramírez Ante la actual situación de crisis, su develación posterior a los comicios de julio y el deliberado aviso de las autoridades que vienen tiempos muy difíciles, es en estos momentos que el señor presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos que advierte vendrán recortes de personal del sector público federal. Rescatando ideas es que la crisis es perniciosa principalmente por el desempleo que ocasiona. Combatirla creando más desempleo como que no suena muy lógico en cuanto su comprensión. La ultraderecha en México sostiene que por cada empleo creado en el sector público, dos plazas en el sector privado se cancela. Contrasentido, de forma implícita se sobre entiende que por cada plaza cesada en el Gobierno se crearán dos nuevas en la iniciativa privada. El sustento son estudios econometristas amañados en tecnicismos donde lo que se deja de lado es que las condiciones de certeza necesarias para la generación de empleo en este sector no se dan tan solo con recortes de personal en el Estado. El presidente del empleo advierte de nuevos recortes de su personal como de sus gastos de oficina, como si esa es lo que hay que hacer ante la crisis. Se requiere trabajar más en materia de generación de empleo. La economía liberal no solo cree en el autoempleo, también concibe que quien trabaja genera empleo vía proveedores y que el principal incentivo para generar empleo es ponerse a trabajar para que nuestros gastos de insumos generen y promuevan el empleo (hacia atrás) de nuestra cadena de suministros. Lo sugerible es contrario a lo que propone el presidente del empleo. No es despedir a la gente, es poner a trabajar. Pero aquí se superpone el problema del costo de los suministros. Para ello hay que tener dinero. Para poder pagar los insumos que consume nuestro trabajo. Las medidas de contención de la inflación en México evidentemente son una grave restricción a poder subsidiar el “poner a trabajar” a los burócratas para que su esmero genere empleo en el sector privado. Precisamente el planteamiento keynesiano del efecto multiplicador del gasto público se sostiene en canalizar la generación de dinero en sub subsidiar al Estado. Lo que a su vez es lo que Barak Obama está haciendo en los Estados Unidos de América.