El Futuro del ‘Shopping’ Quizás suene a relato de ciencia ficción pero es posible que un día la gente pueda pagar las cuentas del supermercado con un microchip implantado en su propio cuerpo. La idea ya está en auge con la generación iPod de hoy en día. De acuerdo con las investigaciones del IGD británico (Instituto de Distibución de Ultramarinos), un think-tank de ventas al por menor (retail), casi un décimo de los adolescentes y uno de cada veinte adultos aceptarían la implantación de un microchip que permitiera pagar las compras en tienda y evitar el fraude de tarjetas de crédito, la usurpación de identidad y los asaltos. Un escaneo rápido del brazo proporcionaría acceso directo a las bases de datos bancarias para efectuar pagos de forma muy eficiente. Tales microchips se utilizan ya en perros, gatos y caballos. Se utilizan también en ganados vacunos y ovinos para que el consumidor pueda trazar la comida desde la granja al plato. También se utilizan para combatir la copia ilegal de farmacéuticos. Parece ser que el uso de dinero contante está en declive. Se está preparando una nueva generación de tarjetas que permitirá al consumidor hacer compras pequeñas como una cerveza o un periódico sin dinero contante. A partir del año próximo Visa y los grandes bancos ofrecerán tarjetas de débito y crédito que los consumidores sólo tendrán que pulsar o blandir ante un escáner. Este proceso podría disminuir el tiempo de transacción de pago a segundos y reducir las colas largas en los cajeros. El valor de las transacciones „pulsar e ir‟ se limitará a pagos pequeños y acarreará el declive del dinero contante en las tiendas. Las tarjetas funcionarán de la misma forma que el plan londinense de transporte Oyster. Millones de pasajeros que utilizan el metro y los autobuses de Londres a diario ondean sus tarjetas Oyster sobre sensores en cada estación/autobús. Existe un problema con estos desarrollos. Las transacciones que efectuamos con dinero contante no se pueden trazar. Todas las transacciones que hacemos con una tarjeta de crédito sí son trazables. La trayectoria exacta de todos los que utilizan las tarjetas Oyster se puede trazar. Aunque los empleados de Visa o del plan Oyster en sus oficinas centrales quizás no estén interesados en lo que usted compra o a donde va, en caso de emergencia o en caso de un gobierno dictatorial, tal tecnología podría ser utilizada por las autoridades para seguirle y observar su vida privada sin necesidad de policía secreta - algo que ni Hitler ni Stalin hubieran soñado. Esto significa también que cada persona tendrá un número sin el cual no podrá comprar o vender. ¿Que sucede si se pierde o se rompe la tarjeta, o si alguien la copia o se la roba? Una solución sería implantarle la información directamente – en un microchip - y descifrarla con un escáner. Todo esto adquiere significado cuando leemos en el libro del Apocalipsis: “Se le concedió dar aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia también hablara e hiciera dar muerte a todos los que no adoran la imagen de la bestia. Y hace que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les dé una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca: el nombre de la bestia o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, que calcule el número de la bestia, porque el número es el de un hombre, y su número es seiscientos sesenta y seis.” (Apocalipsis 13: 15-18) La tecnología aliada con las ciencias económicas, el temor del terrorismo y del crimen organizado están creando un escenario (impensable hace tan solo unas cuantas generaciones) que parece una respuesta factible a la inseguridad que la gente siente hoy en día. Sin embargo la Biblia dice claramente que la „paz y seguridad‟ que ofrece el próximo gobierno mundial será delusoria y dará paso a la tiranía del sistema de la bestia/anticristo y la guerra final de Armagedón (Apocalipsis 13-19) que precederá a la segunda venida de Jesús el Mesías a la tierra. La elección con la que nos enfrentamos es confiar en las vanas palabras de los líderes del sistema mundial presente que se dirige a una destrucción certera después del breve reino del Anticristo (3 años y medio en su acceso al poder y 3 años y medio en el poder absoluto) o creer en las palabras del Señor que reinará por los siglos de los siglos.