La existencia interdependiente por Bel Cesar - belcesar@ajato.com.br Traducido por Melissa Park meishiman@hotmail.com El décimo hilo, la existencia interdependiente, es la acción mental, o intención, causada por los dos hilos anteriores: el deseo y el apego. Se denomina "existencia" por ser la causa inmediata de un nuevo renacimiento en la existencia cíclica. El estudio de los 12 Hilos no revela apenas como la cadena de pensamientos fluye en nuestra mente, si no también como ocurre su continuidad: el infinito ciclo de muertes y renacimientos. Así como la intención es la que sustenta una acción mental que generará la naturaleza de la acción subsiguiente, nuestro próximo renacimiento será fuertemente determinado por la intención contenida en el último estado mental al morir en esta vida. Si el factor mental intención fuera virtuoso, la mente que lo acompaña, con certeza, será virtuosa; al revés ocurre en el caso de un factor mental no virtuoso. Lama Gangchen explica, en su libro Autocura Tantrica III (Ed. Gaia): “El resultado de la causa y condición de surgir interdependiente negativo de nuestra necesidad de agarrarse a esta vida es nuestra existencia surgida inter dependientemente, al fuerte impulso mental que se manifiesta durante el proceso de la muerte, cuando el huésped que es nuestra mente finalmente deja su vieja morada. Nuestro estado mental en el momento en que la conciencia grosera se disuelve y la respiración cesa, determina el programa que seleccionaremos en nuestro disco de espacio interno. Por eso, es especialmente importante estar con la mente feliz y en paz durante la muerte. Ligándonos a la energía del cristal puro del Lama Curador y de la compañía espiritual en ese momento, podremos seleccionar un buen programa en nuestro disco de espacio. Muriendo con una mente feliz, positiva y en paz, garantizamos un renacimiento feliz dentro del samsara, aún habiendo cometido muchas cosas ruines durante la vida. En el momento de la muerte, la única compañía útil será la energía pura de nuestra mente cristalina natural, nuestro Guru y los Seres Sagrados. Por lo tanto, de hoy en adelante, precisamos inmediatamente cultivar la compañía espiritual, comenzando a apoyarnos en los amigos especiales que permanecerán con nosotros en el momento en que nuestros amigos comunes no podrán ayudarnos más”. Como asimilar la importancia de prepararnos para nuestro último estado mental si no incluimos las cuestiones de la muerte en nuestros planes de vida? La cultura occidental capitalista nos incentiva a vivir en función de los acontecimientos inmediatos. En tanto, estamos emocionalmente atados a los traumas del pasado que generan expectativas y tenemos miedo en cuanto al futuro. De hecho, raramente estamos con la mente consciente en el momento presente. La cuestión es que no nos damos cuenta de nuestra naturaleza cíclica. Simplemente vivimos. En general, aquellos que dicen no temer a la muerte, la asocian a un momento más pasajero que sucederá como cualquier otro. En este sentido, se le da a la muerte un tono de ligereza tan excesivo como el peso de temerle como algo terrible o un castigo. Creo que el gran desafío para nosotros los occidentales, es adquirir la sabiduría de percibir la naturaleza cíclica de nuestra mente, esté ella presa o no al sufrimiento. La meta principal del budismo consiste en llevar al practicante a alcanzar el estado mental denominado Iluminación, en el cual su mente es libre de la cadena sin elecciones de muerte y renacimientos presos al sufrimiento. Así, el Ser Iluminado es capaz de escoger donde y como renacer para ayudar a otros seres a romper los 12 hilos que forman esta cadena interdependiente de sufrimiento! Pero, como podremos comprender profundamente este camino a la Iluminación si no asimilamos profundamente nuestra naturaleza cíclica? Actualmente, el interés por los estados pos-mortem ha sido creciente, tanto por los espiritualistas como por los científicos de la física cuántica y de la neurociencia. El brasilero Raúl Marino Jr., profundo estudioso de teología y neurociencia, esclarece de forma simple y clara la teoría de la continuidad de la conciencia cuando escribe en su libro “La religión del cerebro” (Ed.Gente): “Es interesante establecer una comparación entre esos fenómenos cuánticos y los medios triviales de comunicación a través de los campos electromagnéticos de los aparatos de radio, TV, teléfonos celulares, lap tops y otros equipamientos sin cable. No tomamos en cuenta la vastísima cantidad de campos electromagnéticos que constantemente atraviesan nuestro cuerpo, paredes y edificios. Solamente nos damos cuenta de ellos en el momento que ligamos uno de esos aparatos y pasamos a detectarlos bajo la forma de imagen o sonido, en el momento en que consecuencias de causas que nos son invisibles se tornan observables a los sentidos y su percepción alcanza nuestra conciencia. Las imágenes y los sonidos no están dentro de los aparatos ni el internet está dentro de computadores. Al apagarlos, la recepción desaparece, mas la transmisión continúa y la información permanece en los campos electromagnéticos. Según la teoría de la continuidad de la conciencia de Van Lommel, si la función del cerebro se perdiera, como en la muerte clínica o cerebral, las memorias y la conciencia continuarían la existencia, perdiéndose apenas la recepción por la interrupción de la conexión. Al momento de la muerte física, la conciencia continuaría existiendo y pasaría a ser experimentada en otra dimensión, en un mundo no visible e inmaterial - el espacio-fase - que contiene el pasado, el presente y el futuro”. Según el budismo, este espacio-fase es conocido como Bardo: el estado intermedio entre la muerte y el renacimiento. La experiencia humana incluye seis tipos de bardo: el bardo de la vida presente, el bardo de la meditación, el bardo del sueño, el bardo de la muerte, el bardo luminoso de la realidad última, y el bardo del volver-a-ser. Los tres primeros bardos se manifiestan en el curso de la vida. Los tres posteriores se refieren al proceso de muerte y renacimiento, que termina en el momento de la concepción en el inicio de la existencia siguiente. Por lo tanto, el décimo hilo, la existencia interdependiente, revela cuanto somos responsables, por el destino de nuestras vidas, tanto ésta como las futuras!