1817-1904 | 1907-1940 | 1947-1975 | 1976 -1982 | 1984 -1999 | 2001 - actualidad Se aprueba el Plan Alimentario Nacional (PAN) 12 | REALIDAD PROFESIONAL 1988 1984 Con la pesada herencia de la deuda externa y la algarabía por el retorno de la democracia, asumió el gobierno del Dr. Raúl Alfonsín. Las primeras acciones de su política económica buscaron dar respuesta a las demandas de equidad social a través de aumentos de salario y créditos a medianos empresarios, a la vez que intentaba reducir la inflación y mejorar la recaudación fiscal. Las soluciones implementadas en el período previo a los gobiernos militares de 1970 fueron insuficientes para afrontar el volumen de la deuda externa, la falta de inversión y la incontrolable inflación, por lo que fueron necesarias nuevas recetas para saldar viejos y constantes problemas. En junio de 1985, el nuevo ministro de Economía, Juan Vital Sourruille anunció un shock antinflacionario: el Plan Austral. Las medidas incluyeron el congelamiento de salarios, precios y tarifas de servicios públicos, la eliminación de la emisión monetaria y el reemplazo del peso por el austral. En enero del año siguiente se logró contener la inflación, que bajó a un dígito, pero a pesar de hacer algunos reajustes en busca de cierta flexibilidad, el plan dio signos de agotamiento en 1987. Reacomodamientos, privatizaciones y reducción de gastos no encontraron el apoyo de la oposición política ni de la población en general. A mediados de 1988, la economía argentina se encontraba en una situación crítica en que recombinaban la recesión, la inflación, caída salarial y desocupación, condimentos que generaron huelgas y paros generalizados. Ante esta situación se presentó el Plan Primavera que trató de lograr un acuerdo con el sector empresario para estabilizar los precios. Se incorporó un desdoblamiento del mercado cambiario que intentaba redistribuir una parte de los productos agrícolas sin recurrir a las retenciones. El efecto antiinflacionario fue efímero y a su vez las tarifas públicas y el tipo de cambio se retrasaron, acentuando los efectos negativos en el desequilibrio fiscal. La cantidad y variedad de documentos de deuda pública que el gobierno intentó colocar fue en crecimiento dando lugar a un fenómeno conocido como “festival de bonos”, entre los que estaban los Bonor, Bonin, Barra, Bagon, Tidol, etc. Un masivo incumplimiento fiscal ante la expectativa de un blanqueo impositivo luego del cambio de gobierno provocó que las cuentas fiscales se salieran de su cauce. En el marco de la campaña electoral creció la incertidumbre y la debilidad del gobierno con múltiples obstáculos para lograr reformas o al menos políticas de corto plazo. En febrero de 1989, el gobierno radical dejó de sostener el tipo de cambio, con la consecuente disparada del dólar y los precios, al tiempo que se aproximaban las elecciones, avanzaba el proceso inflacionario y se entraba en la“hiperinflación”. La economía se “convierte” Con la asunción de Carlos Saúl Menem en el gobierno se implementó una serie de cambios estructurales en la economía que se orientaron al liberalismo, y muchos exponentes de esa tendencia ocuparon cargos en su gabinete. El reflejo de los intereses del establishment y la búsqueda de aval del poder económico se materializó en los nombramientos primero de Miguel Roig y luego de Néstor Rapanelli, ambos directivos de la empresa Bunge y Born, marcando el acercamiento a organizaciones empresarias representativas de la burguesía nacional. El eje de este viraje fue la privatización de empresas públicas de la que participaron grandes grupos económicos y empresas transnacionales que se aseguraron el control de mercados oligopólicos. Las empresas privatizadas quedaron en manos de consorcios formados por representantes de diversas nacionalidades, grupos locales y otras instituciones financieras. De esta reestructuración salieron beneficiados algunos grupos económicos, los usuarios en ocasiones recibieron mejores servicios a costa de aumentos de tarifas y se facilitó el ingreso al Plan Brady y por esta vía la reinserción en los mercados internacionales de capital. Crisis energética. Cortes de luz rotativos. 1988 El retorno a la democracia aportó la paz social que el devenir económico no logró en este período signado de estrategias, planes, soluciones de emergencia y efectos globales que sacudieron al país. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Democracia, planes y efectos Se sanciona la Ley de Coparticipación Federal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . nización de la estructura económica que se percibió en el área de consumo especialmente de la tecnología. Asimismo se profundizó la tendencia de la tercerización de la economía y el desplazamiento de la industria por el sector de servicios con su manifestación más visible: shoppings e hipermercados. Como trasfondo, el Plan de Convertibilidad implicó el crecimiento de la deuda externa. El gobierno logró una renegociación global que implicó un compromiso estricto de pagos a cambio de una reducción y el apoyo de los organismos financieros internacionales para nuevos créditos. Entre 1991 y 1994 entró al país una masa considerable de dólares con los que el Estado saldó su déficit, las empresas se reequiparon y la gente común incrementó su consumo. Este flujo generó confianza y disimuló los costos de la reforma; la convertibilidad logró amplio consenso y el equipo de gobierno pudo encarar nuevas reformas. Se encaró la modificación del régimen previsional, se firmó un Pacto Fiscal con las provincias y se implementó el Fondo de Reparación Histórica del Conurbano Bonaerense. El Estado entonces mejoró la recaudación y hasta logró un par de años de superávit fiscal; como contraparte la desocupación fue en aumento y en 1993 superó la línea histórica del 10%. La reforma constitucional de 1994 permitió que Carlos Menem se presentara nuevamente en un comicio. Por entonces ya se podían advertir los límites de la transformación. Con la victoria electoral se dio rienda suelta a modificaciones institucionales: se removieron los miembros del Tribunal de Cuentas y al Fiscal General de la Nación, se implementaron Decretos de Necesidad y Urgencia e incluso se llegó a considerar la posibilidad de clausurar el Congreso y gobernar por decreto. Al año siguiente, nuestro país sufrió por primera vez las consecuencias de la globalización. La crisis económica de México en 1994, conocida como Efecto Tequila, provocó un aumento inédito de la desocupación a nivel nacional y se revirtió la tendencia decreciente del índice de pobreza. Para 1996 el nivel de desocupación trepaba a 17.1% y el limitado consenso social sobre la gestión económica precipitó la salida del gobierno de Domingo Cavallo, que fue reemplazado por Roque Fernández. El nuevo ministro inaugura sus funciones con un nuevo paquete fiscal que deriva en fuertes subas en las tarifas de transporte y en el precio de los combustibles. A mitad del año siguiente, se comienza a generar otra crisis en las economías del sudeste asiático. En octubre se produce una caída bursátil en Hong Kong y Corea que se esparce rápidamente por el resto de las bolsas del mundo en el llamado Efecto Arroz, y repercute en nuestro país y en Brasil, dejando al descubierto la dependencia nacional del país vecino. La política económica de la década del ‘90 significó un corte de raíz con la sociedad del pasado, y produjo profundas transformaciones económicas y sobre todo sociales que señalaron un nuevo paradigma. Pacto de Olivos 1994 Se firma el Tratado de Asunción y se constituye el MERCOSUR. 1993 1991 El primer plan económico del menemismo fue el Plan Bunge y Born (BB), que intentaba apoyarse en un modelo exportador sobre un esquema regresivo que priorizó estabilizar el sistema de precios, reduciendo desequilibrios en el sector externo y fiscal. El fracaso de esta iniciativa trajo como consecuencia una devaluación masiva en 1989 que sumergió al país en una segunda ola hiperinflacionaria. Durante esta gestión se aprobaron en el Congreso dos grandes leyes: la Ley de Emergencia Económica, que suspendía todo tipo de subsidios, privilegios y regímenes de promoción, y autorizaba al despido de empleados estatales; y la Ley de Reforma del Estado que declaró la necesidad de privatizar una extensa lista de empresas estatales. Así el país se sumó a la liberalización total de la actividad económica a tono con la globalización de la economía mundial: liberación de precios e importación, eliminación de la promoción industrial y fin de la regulación del Estado sobre el mercado financiero. Pese a la mejora de la recaudación y los fondos obtenidos con las privatizaciones, en los primeros dos años no se logró alcanzar estabilidad. Una segunda etapa se inició con la designación de Erman González al frente del ministerio de Economía, que en 1990 tomó una medida drástica: se apropió de los depósitos a plazo fijo y los cambió por bonos de largo plazo en dólares en lo que se conoció como Plan Bonex. Complementariamente se restringieron al máximo los pagos del Estado y la circulación monetaria, reduciendo la inflación a costa de una fortísima recesión. A esta iniciativa se sumaron sucesivos planes que intentaron sanear las finanzas públicas para alcanzar superávit fiscal, controlar la emisión de dinero, renegociar la deuda externa y reestructurar el endeudamiento público interno, entre otras cosas. Así se preparó la etapa posterior, de profundización de las reformas estructurales que sería ejecutada por el entonces ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Domingo Cavallo. A fines de 1990, estalló el primer escándalo del gobierno menemista conocido como Swiftgate, que perjudicaba en una operación de chantaje a una empresa extranjera y movilizó incluso al gobierno norteamericano. La renuncia de todo el gabinete señaló la oportunidad del cambio en la conducción del ministerio de Economía. A fines de marzo de 1991 se sancionó en el Congreso Nacional la Ley de Convertibilidad (que emuló la Caja de Conversión creada un siglo atrás) cuya característica más saliente fue el cambio de moneda: el austral se reemplazó por un peso convertible. Esto significó que el gobierno garantizaba por ley la fijación del tipo de cambio nominal, solo modificable por medio de una reforma legislativa. Además se levantaron las restricciones a las importaciones, lo que obligó a las empresas argentinas a competir en precio y calidad con los productos extranjeros. Uno de los objetivos del nuevo plan fue eliminar la evasión impositiva a través de estrictas medidas de control y persiguiendo a “ricos y famosos”como forma de crear conciencia pública. Paralelamente se generalizó el uso del CUIT y se creó el Seguro de Desempleo como paliativo a la desocupación generada por el cierre de industrias y comercios. Como aspectos positivos del plan se asistió a un aumento del PBI y una moder- Se privatiza la Caja Nacional de Ahorro y Seguro. REALIDAD PROFESIONAL | 13