Democracia, planes y efectos

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Se aprueba el Plan
Alimentario Nacional (PAN)
12 | REALIDAD PROFESIONAL
1988
1984
Con la pesada herencia de la deuda externa y la algarabía por el retorno de la
democracia, asumió el gobierno del Dr. Raúl Alfonsín. Las primeras acciones de su política económica buscaron dar respuesta a las demandas de equidad social a través de
aumentos de salario y créditos a medianos empresarios, a la vez que intentaba reducir
la inflación y mejorar la recaudación fiscal. Las soluciones implementadas en el período
previo a los gobiernos militares de 1970 fueron insuficientes para afrontar el volumen
de la deuda externa, la falta de inversión y la incontrolable inflación, por lo que fueron
necesarias nuevas recetas para saldar viejos y constantes problemas.
En junio de 1985, el nuevo ministro de Economía, Juan Vital Sourruille anunció
un shock antinflacionario: el Plan Austral. Las medidas incluyeron el congelamiento de
salarios, precios y tarifas de servicios públicos, la eliminación de la emisión monetaria
y el reemplazo del peso por el austral. En enero del año siguiente se logró contener la
inflación, que bajó a un dígito, pero a pesar de hacer algunos reajustes en busca de
cierta flexibilidad, el plan dio signos de agotamiento en 1987. Reacomodamientos,
privatizaciones y reducción de gastos no encontraron el apoyo de la oposición política
ni de la población en general.
A mediados de 1988, la economía argentina se encontraba en una situación crítica en que recombinaban la recesión, la inflación, caída salarial y desocupación, condimentos que generaron huelgas y paros generalizados. Ante esta situación se presentó
el Plan Primavera que trató de lograr un acuerdo con el sector empresario para estabilizar los precios. Se incorporó un desdoblamiento del mercado cambiario que intentaba
redistribuir una parte de los productos agrícolas sin recurrir a las retenciones.
El efecto antiinflacionario fue efímero y a su vez las tarifas públicas y el tipo de
cambio se retrasaron, acentuando los efectos negativos en el desequilibrio fiscal. La
cantidad y variedad de documentos de deuda pública que el gobierno intentó colocar
fue en crecimiento dando lugar a un fenómeno conocido como “festival de bonos”, entre los que estaban los Bonor, Bonin, Barra, Bagon, Tidol, etc.
Un masivo incumplimiento fiscal ante la expectativa de un blanqueo impositivo
luego del cambio de gobierno provocó que las cuentas fiscales se salieran de su cauce.
En el marco de la campaña electoral creció la incertidumbre y la debilidad del gobierno
con múltiples obstáculos para lograr reformas o al menos políticas de corto plazo. En
febrero de 1989, el gobierno radical dejó de sostener el tipo de cambio, con la consecuente disparada del dólar y los precios, al tiempo que se aproximaban las elecciones,
avanzaba el proceso inflacionario y se entraba en la“hiperinflación”.
La economía se “convierte”
Con la asunción de Carlos Saúl Menem en el gobierno se implementó una serie
de cambios estructurales en la economía que se orientaron al liberalismo, y muchos
exponentes de esa tendencia ocuparon cargos en su gabinete.
El reflejo de los intereses del establishment y la búsqueda de aval del poder económico se materializó en los nombramientos primero de Miguel Roig y luego de Néstor
Rapanelli, ambos directivos de la empresa Bunge y Born, marcando el acercamiento
a organizaciones empresarias representativas de la burguesía nacional. El eje de este
viraje fue la privatización de empresas públicas de la que participaron grandes grupos
económicos y empresas transnacionales que se aseguraron el control de mercados
oligopólicos. Las empresas privatizadas quedaron en manos de consorcios formados
por representantes de diversas nacionalidades, grupos locales y otras instituciones financieras. De esta reestructuración salieron beneficiados algunos grupos económicos,
los usuarios en ocasiones recibieron mejores servicios a costa de aumentos de tarifas y
se facilitó el ingreso al Plan Brady y por esta vía la reinserción en los mercados internacionales de capital.
Crisis energética. Cortes
de luz rotativos.
1988
El retorno a la democracia aportó la paz
social que el devenir económico no logró
en este período signado de estrategias,
planes, soluciones de emergencia y
efectos globales que sacudieron al país.
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Democracia, planes y efectos
Se sanciona la Ley de
Coparticipación Federal.
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nización de la estructura económica que se percibió en el área de consumo especialmente de la tecnología. Asimismo se profundizó la tendencia de la tercerización de la
economía y el desplazamiento de la industria por el sector de servicios con su manifestación más visible: shoppings e hipermercados.
Como trasfondo, el Plan de Convertibilidad implicó el crecimiento de la deuda
externa. El gobierno logró una renegociación global que implicó un compromiso estricto de pagos a cambio de una reducción y el apoyo de los organismos financieros
internacionales para nuevos créditos.
Entre 1991 y 1994 entró al país una masa considerable de dólares con los que el
Estado saldó su déficit, las empresas se reequiparon y la gente común incrementó su
consumo. Este flujo generó confianza y disimuló los costos de la reforma; la convertibilidad logró amplio consenso y el equipo de gobierno pudo encarar nuevas reformas.
Se encaró la modificación del régimen previsional, se firmó un Pacto Fiscal con las provincias y se implementó el Fondo de Reparación Histórica del Conurbano Bonaerense.
El Estado entonces mejoró la recaudación y hasta logró un par de años de superávit
fiscal; como contraparte la desocupación fue en aumento y en 1993 superó la línea
histórica del 10%.
La reforma constitucional de 1994 permitió que Carlos Menem se presentara
nuevamente en un comicio. Por entonces ya se podían advertir los límites de la transformación. Con la victoria electoral se dio rienda suelta a modificaciones institucionales:
se removieron los miembros del Tribunal de Cuentas y al Fiscal General de la Nación,
se implementaron Decretos de Necesidad y Urgencia e incluso se llegó a considerar la
posibilidad de clausurar el Congreso y gobernar por decreto.
Al año siguiente, nuestro país sufrió por primera vez las consecuencias de la globalización. La crisis económica de México en 1994, conocida como Efecto Tequila, provocó un aumento inédito de la desocupación a nivel nacional y se revirtió la tendencia
decreciente del índice de pobreza.
Para 1996 el nivel de desocupación trepaba a 17.1% y el limitado consenso social
sobre la gestión económica precipitó la salida del gobierno de Domingo Cavallo, que
fue reemplazado por Roque Fernández. El nuevo ministro inaugura sus funciones con
un nuevo paquete fiscal que deriva en fuertes subas en las tarifas de transporte y en el
precio de los combustibles.
A mitad del año siguiente, se comienza a generar otra crisis en las economías del
sudeste asiático. En octubre se produce una caída bursátil en Hong Kong y Corea que se
esparce rápidamente por el resto de las bolsas del mundo en el llamado Efecto Arroz, y
repercute en nuestro país y en Brasil, dejando al descubierto la dependencia nacional
del país vecino.
La política económica de la década del ‘90 significó un corte de raíz con la sociedad del pasado, y produjo profundas transformaciones económicas y sobre todo
sociales que señalaron un nuevo paradigma.
Pacto de Olivos
1994
Se firma el Tratado de Asunción
y se constituye el MERCOSUR.
1993
1991
El primer plan económico del menemismo fue el Plan Bunge y Born (BB), que
intentaba apoyarse en un modelo exportador sobre un esquema regresivo que priorizó
estabilizar el sistema de precios, reduciendo desequilibrios en el sector externo y fiscal.
El fracaso de esta iniciativa trajo como consecuencia una devaluación masiva en 1989
que sumergió al país en una segunda ola hiperinflacionaria.
Durante esta gestión se aprobaron en el Congreso dos grandes leyes: la Ley de
Emergencia Económica, que suspendía todo tipo de subsidios, privilegios y regímenes
de promoción, y autorizaba al despido de empleados estatales; y la Ley de Reforma del
Estado que declaró la necesidad de privatizar una extensa lista de empresas estatales.
Así el país se sumó a la liberalización total de la actividad económica a tono con la globalización de la economía mundial: liberación de precios e importación, eliminación de
la promoción industrial y fin de la regulación del Estado sobre el mercado financiero.
Pese a la mejora de la recaudación y los fondos obtenidos con las privatizaciones, en los primeros dos años no se logró alcanzar estabilidad. Una segunda etapa
se inició con la designación de Erman González al frente del ministerio de Economía,
que en 1990 tomó una medida drástica: se apropió de los depósitos a plazo fijo y los
cambió por bonos de largo plazo en dólares en lo que se conoció como Plan Bonex.
Complementariamente se restringieron al máximo los pagos del Estado y la circulación
monetaria, reduciendo la inflación a costa de una fortísima recesión. A esta iniciativa se
sumaron sucesivos planes que intentaron sanear las finanzas públicas para alcanzar superávit fiscal, controlar la emisión de dinero, renegociar la deuda externa y reestructurar
el endeudamiento público interno, entre otras cosas.
Así se preparó la etapa posterior, de profundización de las reformas estructurales
que sería ejecutada por el entonces ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Domingo
Cavallo. A fines de 1990, estalló el primer escándalo del gobierno menemista conocido
como Swiftgate, que perjudicaba en una operación de chantaje a una empresa extranjera y movilizó incluso al gobierno norteamericano. La renuncia de todo el gabinete
señaló la oportunidad del cambio en la conducción del ministerio de Economía.
A fines de marzo de 1991 se sancionó en el Congreso Nacional la Ley de Convertibilidad (que emuló la Caja de Conversión creada un siglo atrás) cuya característica
más saliente fue el cambio de moneda: el austral se reemplazó por un peso convertible.
Esto significó que el gobierno garantizaba por ley la fijación del tipo de cambio nominal, solo modificable por medio de una reforma legislativa. Además se levantaron las
restricciones a las importaciones, lo que obligó a las empresas argentinas a competir en
precio y calidad con los productos extranjeros. Uno de los objetivos del nuevo plan fue
eliminar la evasión impositiva a través de estrictas medidas de control y persiguiendo a
“ricos y famosos”como forma de crear conciencia pública. Paralelamente se generalizó
el uso del CUIT y se creó el Seguro de Desempleo como paliativo a la desocupación
generada por el cierre de industrias y comercios.
Como aspectos positivos del plan se asistió a un aumento del PBI y una moder-
Se privatiza la Caja Nacional
de Ahorro y Seguro.
REALIDAD PROFESIONAL | 13
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