Año 1989 - Fundación San Valero

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LA ESCUELA
Con bastante frecuencia se habla de la Escuela (cualquier escuela) y sobre su
finalidad. Se habla de lo qué debe ser la vida escolar y de la función de los
centros escolares. La propia sociedad sigue manteniendo el debate de la razón
de ser de estos ¿edificios? ¿comunidad? ¿? donde sus componentes más
jóvenes pasan un buen porcentaje de su jornada diaria. Y nosotros, como
elementos integrantes de esa sociedad, nos vemos inmersos también ante el
interrogante ¿Qué es la escuela?
Sin tratar de dar respuesta exhaustiva al interrogante y, lógicamente, sin
plantearlo desde un postulado dogmático, nuestra experiencia nos acerca a
vislumbrar la función de la escuela en una triple dimensión: Descubrir,
Descubrirnos y Crecer.
Descubrir al Centro Educativo/Escolar como lugar, puesto por la
sociedad, para nuestra formación y donde ella misma se manifiesta (o se debe
manifestarse) con toda su grandeza. Descubrir la realidad del Mundo y de la
Historia, ayudándonos a asumirlo y prepararnos para ser agentes de su
transformación. Descubrir, en nuestros compañeros, al grupo social como lugar
de encuentro y de humana interacción. Descubrir el compromiso, la veracidad y
la coherencia como algo positivo y que nos engrandece como individuos y
como miembros de un grupo. Descubrir al otro (a los otros) como ser humano,
como alguien que nos interpela y al que necesitamos. Descubrir el diálogo
como herramienta fundamental para compartir nuestra propia inmensidad y
nuestras limitaciones.
Descubrirnos a nosotros mismos como seres dotados de
entendimiento, capaces de conocer el mundo y sus saberes, de relacionarnos,
de pensar; capaces de ser libres, de crear, de amar. Descubrirnos como seres
originales y únicos, con la propia grandeza de nuestro Ser y "prisioneros" de
nuestras propias limitaciones. Descubrirnos como seres portadores - especial y
fundamentalmente- de valores. Descubrirnos cada uno, en definitiva, como
realidad tangible, pero, sobre todo, como ese proyecto de futuro que podemos
y debemos Ser.
Crecer como seres llamados a la conquista y transformación del mundo
y de la historia. Crecer y dominarnos, lo máximo posible, en todos los aspectos
que nos conforman como seres humanos y nos facilitan el encuentro con
nuestra propia realidad, con nuestra propia grandeza. Crecer como criaturas
invitadas a la libertad y al amor. Crecer, en definitiva, como las rosas que, pese
a las púas y los inconvenientes del tallo, llagada la madurez se muestran como
lo más hermoso de la naturaleza.
Si a lo largo de nuestra presencia activa en la escuela hemos avanzado
en todo esto, nuestro triunfo como seres humanos puede ser una realidad. De
no ser así...
Santiago Gabás
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