PALABRAS DEL SEÑOR PROCURADOR GENERAL DE LA NACION DOCTOR EDGARDO JOSÉ MAYA VILLAZON EN LA PRESENTACION DEL LIBRO “LA PREVALENCIA DE LOS DERECHOS DE LAS VÍCTIMAS DEL DELITO DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO-PROCURADURIA GENERAL DE LA NACION” Noviembre 22 de 2006 Con la presentación del Modelo de Seguimiento en materia de desplazamiento y del libro que compendia las principales actuaciones de la Procuraduría General de la Nación, en defensa de los derechos de la población desplazada, este organismo de control rinde cuentas a la ciudadanía y en especial a las víctimas del delito de desplazamiento forzado y a las organizaciones que las representan, del cumplimiento del mandato constitucional que la designa representante de la sociedad, y la responsabiliza de garantizar la realización plena de sus derechos fundamentales. La Procuraduría General siguiendo el ordenamiento jurídico, nacional e internacional que vincula al país, reivindica a la población desplazada como víctima de un crimen de guerra y un delito de lesa humanidad, lo que la convierte en una población vulnerable entre los vulnerables. El desplazamiento conlleva la violación masiva y sistemática de los derechos fundamentales de sus víctimas, lo cual plantea deberes especiales del Estado en términos de reparación y restablecimiento de 1 sus derechos, cuyo cumplimiento le corresponde vigilar al máximo órgano de control. La garantía de los derechos de la población desplazada ha sido un programa bandera de mi administración. Por eso, con la invaluable ayuda técnica y financiera de ACNUR, nos dimos a la tarea de diseñar instrumentos que permitieran un seguimiento y control riguroso y eficaz al cumplimiento, por parte del Estado, de sus obligaciones, desde la prevención del desplazamiento hasta el restablecimiento socioeconómico de sus víctimas. Fue así como, luego de constituir equipos de atención al desplazamiento en cada una de las procuradurías territoriales, nos dimos a la tarea de construir, de manera participativa con todos ellos, en un ejercicio de planeación estratégica de largo plazo, la política pública de atención al desplazamiento desde la perspectiva de un órgano de control, de tal manera que nuestras acciones en la materia se dieran dentro de unos mismos criterios y líneas de acción, que garantizaran la eficacia de la Procuraduría General en la defensa de los derechos de la población desplazada. El ejercicio de planeación estratégica detectó la necesidad de contar con un instrumento técnico que permitiera el seguimiento y control preventivos a todas las entidades estatales obligadas a la atención de 2 esta población, en todos los niveles de la administración pública, de tal manera que se cubrieran todas las obligaciones de cada una de ellas. Fue así como diseñamos, probamos y adoptamos oficialmente el Sistema de Seguimiento y Evaluación a las entidades del Sistema Nacional de Atención Integral a la Población Desplazada, que hoy también presentamos, integrado por indicadores técnicos, basados en el principio de legalidad, con base en cuyas aplicaciones este órgano de control ha integrado sus informes de gestión, ha orientado sus planes de abordaje al tema del desplazamiento y ha presentado sus informes de seguimiento a la Corte Constitucional, en cumplimiento de lo dispuesto en la sentencia T-025 de 2004, de ese alto tribunal. Nuestras actuaciones y pronunciamientos desplazamiento forzado obedecen, pues, en relación con el a un trabajo riguroso, que excluye al máximo la subjetividad, en una búsqueda responsable de analizar la respuesta estatal a esta población, víctima de un conflicto armado interno del cual no hace parte, siendo responsabilidad primera del Estado mantenerla al margen del mismo, dando así estricta aplicación al principio de distinción del Derecho Internacional Humanitario. La aplicación de esos instrumentos nos ha permitido detectar como áreas críticas las que mencionaré a continuación, las mismas las hemos presentado al gobierno nacional, a las organizaciones sociales y en 3 general a la opinión pública con el ánimo constructivo que caracteriza la función preventiva de la Procuraduría General, esperando aportar y contribuir al diseño e impulso de políticas públicas que de manera efectiva y oportuna atiendan las necesidades de la población desplazada. En relación con las cifras de población desplazada, el hecho de que el sistema de registro que maneja Acción Social, haya entrado en operación en el año 2001, deja por fuera a quienes debieron desplazarse como consecuencia de las terribles masacres que ocurrieron entre 1985 -por fijar una fecha no muy lejana en el inicio de este flagelo- y el año 2000. Todas las masacres que se han producido en este país han sumado al espanto de su perpetración, como consecuencia siniestra, una ola de desplazamiento. En ese lapso se produjeron también desapariciones forzadas y casos de tortura que ocasionaron desplazamientos que quedaron sin registrar, sobre los cuales ha actuado la Procuraduría General en cumplimiento de sus deberes de origen ético y constitucional. El tema de las cifras es de vital importancia puesto que constituyen la base para la acertada planificación y la determinación del esfuerzo presupuestal que la Nación debe hacer para atender a la población desplazada. Hemos señalado en nuestros informes que si bien tomamos en cuenta los avances que en este sentido ha hecho el gobierno nacional, superiores a los de los anteriores gobiernos y a los del actual 4 en sus primeros años, el hecho de que ese cálculo no contemple a los desplazados de años anteriores, aún no incluidos en el registro oficial, ni a los que puedan ser víctimas de desplazamiento en años venideros dada la vigencia del conflicto, nos lleva a señalar de manera reiterada serias falencias en la asignación presupuestal. En relación con la prevención del desplazamiento forzado, la Procuraduría General realizó un análisis en el que contrastó los informes de riesgo de la Defensoría del Pueblo y sus informes de seguimiento, con la respuesta que el Comité Interinstitucional de Alertas Tempranas, coordinado por el Ministerio del Interior, dio a los mismos; la actuación de la Fuerza Pública –que hace parte de ese comité- y lo que ocurrió en las zonas en las que surgieron esas alertas, en las cuales, desafortunadamente, se presentaron graves violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario. Los resultados de ese análisis nos llevan a señalar la necesidad urgente de replantear las funciones de dicho comité, el cual no ha operado como instrumento de prevención, entre otras cosas por la incapacidad que tiene de dictar órdenes con carácter vinculante para conjurar las amenazas, pese a que la Fuerza Pública es una de sus integrantes. En cuanto a la protección de los bienes que la población desplazada se vio obligada a abandonar, hay un retraso considerable. Pese a que el programa encargado de este tema en Acción Social, hasta el momento 5 ha ejecutado $6.500 millones de pesos aproximadamente, provenientes casi en su totalidad de la cooperación internacional y cuenta a futuro con una cifra casi igual a la ya ejecutada, el número de bienes protegidos, en comparación con el universo total, es mínimo. Para citar un ejemplo, en el departamento de Norte de Santander, zona piloto de ese programa, de una declaratoria de inminencia de riesgo de desplazamiento que cobija a 14 municipios, solamente en 3 se ha avalado el censo que permite la protección efectiva de los predios abandonados de manera forzada. Es decir, las víctimas de los 11 restantes, aún siguen esperando la protección que el Estado está obligado a brindarles. Esa desprotección, si bien es grave para los propietarios, lo es aún más en el caso de los poseedores, tenedores y ocupantes, que ostentan una mayor fragilidad en la demostración de sus derechos. El caso de la protección de bienes de la población desplazada adquiere una mayor vigencia en este momento, cuando se adelanta un proceso de justicia transicional con grupos armados ilegales desmovilizados, la mayoría de cuyas víctimas es población desplazada, que reclama ser incluida en los procesos de verdad, justicia, reparación integral y garantías de no repetición y que en la actualidad está acudiendo a la Procuraduría General de la Nación para denunciar que en algunas regiones del país, se niegan a incluirlos en el registro de personas desplazadas, argumentando que el fenómeno del paramilitarismo ha 6 desaparecido por razón de dicho proceso y que por tanto las autodefensas no pueden ser causantes de desplazamiento. Argumento éste contrario a la realidad, que registra, por ejemplo, que en los meses de septiembre, octubre y noviembre se han producido graves desplazamientos masivos de comunidades indígenas de los municipios de Ricaurte, Policarpa, los Andes y Cumbitara, en el departamento de Nariño; numerosísimos desplazamientos individuales en Antioquia, desplazamientos de comunidades afrocolombianas en el municipio de Condoto y en el río Arquía, en zonas de los municipios de Bojayá y Medio Atrato en el Chocó, desplazamiento masivo en el municipio de Dolores en el Tolima y hay riesgo inminente de desplazamiento en Tibú, Sardinata y El Tarra en Norte de Santander y en Florencia, Mercaderes y Santander de Quilichao en el Cauca. Por eso debo llamar la atención sobre esta situación, que si bien no es generalizada si reviste enorme gravedad y debe ser de inmediato corregida por las autoridades del nivel central. En el tema de coordinación de las entidades estatales encargadas de la atención al desplazamiento, a cargo de Acción social, hemos encontrado graves fallas, no solo en cuanto a la coordinación interinstitucional, sino en la que indispensablemente debería darse en el organismo coordinador entre el nivel central y sus unidades territoriales. 7 Esas unidades desconcentradas no pueden en muchas ocasiones brindar información sobre la atención humanitaria en sus modalidades de ayuda inmediata y atención humanitaria de emergencia, aduciendo que la información fue enviada al nivel central. En efecto, en nuestras aplicaciones del Modelo de Seguimiento a esas entidades, encontramos que el sistema de información, lejos de mejorar, muestra signos de regresión. De esta manera, no será posible conocer el rezago en esa prestación. Es necesario recalcar, como siempre lo hemos hecho, que esa atención humanitaria constituye el núcleo esencial del derecho a la subsistencia digna, por lo cual no puede aceptarse menos del 100% en su cumplimiento. En el tema de restablecimiento de la población desplazada, los índices de cumplimiento continúan siendo deleznables. En el tema de vivienda, esencial para el restablecimiento, solamente el 12.1% de los desplazados ha tenido acceso a ese derecho. La demora en las convocatorias para su asignación y el casi imposible cumplimiento de los requisitos que se exigen para su adjudicación a una población tan altamente vulnerable, los cuales persisten, hace prever que el déficit en la asignación de vivienda seguirá durante largo tiempo. En cuanto a la asignación de proyectos para una autosuficiencia sostenida de los desplazados que retornan a sus lugares de origen, o 8 que solicitan ser reubicados, en la gran mayoría de los casos no hay ninguna coordinación entre la Unidad Territorial de Acción Social de origen y la de llegada de los retornados o reubicados, que se ven obligados a llegar a su nuevo destino sin ningún medio de subsistencia, lo cual, como ya hemos señalado en varias oportunidades, equivale a un nuevo desplazamiento. La Procuraduría General comparte el planteamiento del gobierno nacional en el sentido de que hay que promover el retorno de las familias desplazadas, pero exige que ellos se den con las condiciones de seguridad, voluntariedad y dignidad que exigen la normativa nacional e internacional. Para citar un ejemplo ampliamente conocido, para la estabilización de las víctimas de la tragedia de Bojayá, ocurrida en el año 2002, el gobierno nacional del momento (gobierno Pastrana), prometió que en 6 meses estarían listas, previa concertación con la comunidad víctima, las obras de infraestructura necesarias para que dicha población se reubicara en condiciones de seguridad y dignidad. Luego de sucesivas fechas límite para concluir las labores de reconstrucción, cada vez incumplidas, ahora la gerencia de dicho proyecto, en oficio de 8 de noviembre de este año nos solicita plazo hasta el 20 de este mismo mes y año, no para entregar las obras concluidas sino para presentar un nuevo cronograma de ejecución de las obras. 9 En cuanto a la seguridad de los pobladores de la zona, si bien la cabecera municipal está asegurada por la Fuerza Pública, en su área rural siguen presentándose desplazamientos, pese a la amplia presencia del Ejército, la Policía y la Armada Nacional, por lo cual en los informes de cumplimiento de la Directiva 008 de 2004 de mi Despacho, con carácter vinculante, emitida para exigir la seguridad de esas comunidades, hemos señalado su no acatamiento, sobre lo cual, en consecuencia, la Procuraduría General adoptará las medidas correspondientes en el orden disciplinario. Ponemos el ejemplo de Bojayá por ser uno de los casos emblemáticos debido a la sevicia del asalto a esa población por parte de grupos armados ilegales, paramilitares y guerrilla, porque pese a que la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría General de la Nación habían alertado sobre el peligro que corría esa población, el asalto se consumó; porque la población víctima se encuentra visible a través del río desde el municipio de Vigía del Fuerte donde había fuerte presencia de la Fuerza Pública y porque ha concitado, por la debilidad de sus pobladores, la atención de los organismos internacionales y la opinión pública nacional. Las cifras y análisis que aquí presentamos tienen el propósito constructivo que anima la actuación preventiva de la Procuraduría General, los cuales han sido incluidos en distintos informes dirigidos a las entidades concernidas y a la Corte Constitucional. Sin embargo, como consignamos en nuestro último informe a esa alta corporación, el 10 Sistema Nacional de Atención Integral a la Población Desplazada dista de haber logrado índices aceptables de cumplimiento en los términos que señalan la normativa nacional e internacional, que la Corte Constitucional acoge en su sentencia T-025 de 2004, que declaró el estado de cosas inconstitucional en el tema del desplazamiento forzado. Espero que los instrumentos que hoy presentamos a la opinión pública sean utilizados por la población desplazada y las organizaciones sociales que la representan, en la activación de los mecanismos de participación ciudadana que nuestra democracia pone a su alcance para el justo reclamo de sus derechos constitucionales y legales, y por el Gobierno Nacional y el Congreso de la República, instancias a las que presentamos de manera respetuosa estos insumos, seguros de su utilidad y pertinencia para el diseño de políticas públicas eficaces y oportunas para las víctimas de desplazamiento. La Procuraduría General de la Nación continuará aplicándolos y perfeccionándolos y sobre todo insistirá en el fortalecimiento de su capacidad técnica para atender de manera prioritaria y eficiente a las víctimas del delito de desplazamiento forzado, que como todas las víctimas del conflicto armado interno reclaman verdad, reparación integral y garantías de no repetición. El trabajo que entregamos hoy ha sido posible gracias al apoyo técnico y financiero de ACNUR, que nos ha acompañado en el desarrollo de los 11 objetivos que conjuntamente nos hemos propuesto, asistiendo principalmente al grupo de Atención al Desplazamiento Forzado de la Delegada Preventiva en materia de Derechos Humanos y Asuntos Etnicos. Sea entonces la oportunidad de reiterar mis sinceros agradecimientos al señor ROBERTO MEIER, Representante de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados en Colombia y a su equipo de trabajo. Igualmente a LILIANA CHAPARRO, ANDREA LEYVA y PAOLA MOLINA, quienes han apoyado el proyecto. Así mismo quiero destacar el trabajo de la doctora ZHEGER HAY HARB, Coordinadora del grupo de Atención al Desplazamiento Forzado y a sus integrantes GONZALEZ, GERMAN CAMILO ANTONIO ROJAS, QUIÑONEZ, CLARA INES ADRIANA BONILLA, MARIA LUIS FERNANDO PATIÑO y DIANA CATALINA BUITRAGO, orientados por la Procuradora Delegada doctora PATRICIA LINARES PRIETO, quienes han encontrado en este proyecto la posibilidad de realizar no solo un trabajo, sino un imperativo ético que se nos impone como ciudadanos y seres humanos. EDGARDO JOSÉ MAYA VILLAZÓN Procurador General de la Nación 12