Recomendación sobre eventos de aparente amenaza a la vida (ALTE)

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Arch.argent.pediatr 2001; 99(3) / 257
Comités de la SAP
Recomendación sobre
eventos de aparente amenaza a la vida (ALTE)
Grupo de Trabajo en Muerte Súbita del Lactante*
Eventos de aparente
amenaza a la vida (ALTE)
Los niños que experimentan un evento de aparente amenaza a la vida generan
una enorme ansiedad en la familia y constituyen un desafío en cuanto al diagnóstico, manejo y consejos por parte del médico. Se conoce a esta situación como ALTE,
sigla proveniente de la denominación inglesa (apparent life-threatening event).
Definición
Se define ALTE como un episodio
que alarma al observador y que está
caracterizado por alguna combinación
de pausa respiratoria, cambio de color
(cianosis, palidez o rubicundez), en el
tono muscular (usualmente hipotonía),
ahogos o arcadas. En algunas ocasiones,
el observador experimenta la sensación
de estar ante una muerte inminente. El
evento puede revertir espontáneamente, requerir estimulación vigorosa o
resucitación cardiopulmonar.
* Secretario:
Dr. Alejandro
Jenik.
Participantes:
Dres. Dora Vilar
de Saráchaga,
Oscar Albanese,
María C. Daraio,
Lic. Beatriz
Spaghi,
Dres. Jaime
Cohen Arazi,
María E. Mazzola,
Celia Lomuto,
Lidia Parga.
Relación con el síndrome
de muerte súbita del lactante (SMSL)
En el pasado se utilizó el término
“muerte súbita frustra” para definir estos episodios, pero el Consenso de Apnea
Infantil y Monitoreo Domiciliario del
año 1986 en los Estados Unidos, sugirió
abandonar este último término debido a
que una pequeña proporción de lactantes
fallecidos con el diagnóstico de SMSL
tiene historia de apnea, cianosis o ALTE
(7% en los datos presentados por el Instituto Nacional de Salud de los Estados
Unidos y 12 % en la serie inglesa) y para
la gran mayoría la muerte es la primera
y única señal.
Características del ALTE
Subjetividad del observador
El diagnóstico de ALTE se basa en la
observación realizada por una persona
que no tiene entrenamiento médico (padres, abuelos, cuidadores, etc.). La presencia o ausencia de movimientos respiratorios, el cambio de color y de tono,
como así también la magnitud de la intervención realizada pueden estar muy
distorsionados por la alarma de la persona que observó el episodio.
Recurrencia de episodios de ALTE
La mayoría de los niños presentan
un solo episodio, del cual sobreviven
con desarrollo neurológico normal. Se
debe informar a las familias de niños
con episodios leves y únicos que la incidencia de nuevos episodios es extremadamente baja.
Etiopatogenia
El ALTE no es un diagnóstico en sí
mismo sino una forma de presentación
clínica.
En la Tabla 1 se muestran los distintos diagnósticos según la serie del Dr. A.
Khan.
ALTE idiopático
Antes apnea de la infancia. Es aquel
episodio de ALTE padecido por un lactante de término, en el cual no se puede
demostrar patología asociada después
de un exhaustivo examen clínico y exámenes de laboratorio.
¿Cómo se estudia un niño con ALTE?
La variedad y complejidad de las posibles causas de ALTE, junto a las dificultades en su manejo hacen necesario
un trabajo médico interdisciplinario que
permita un enfoque más amplio y objetivo para evitar el riesgo de sobreestimar o subestimar algún diagnóstico.
A veces es difícil diferenciar eventos de
ALTE de episodios de atoramiento y
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regurgitación, en los cuales la intervención
realizada fue tan rápida que puede quedar
la duda si realmente se requería. Muchas
veces, eventos fisiológicos normales pueden producir una reacción excesiva de los
padres, particularmente aquéllos muy ansiosos o con disturbios psicológicos.
Los niños que requirieron una mínima
intervención o estimulación para revertir
el evento, que presentan un examen físico
normal y no tienen evidencias de estar
cursando un cuadro infeccioso son pasibles
de manejo ambulatorio. Muchas veces, luego del episodio la familia puede estar exTABLA 1. Causas desencadenantes.
Digestivas
Reflujo gastroesofágico
Infección
Aspiración
Malformaciones
Síndrome de dumping
47%
Neurológicas
Síndrome vasovagal
Epilepsia
Infección
Hematoma subdural
Malformación
29%
Respiratorias
Infección
Anormalidad de la vía aérea
Hipoventilación alveolar
15%
Cardiovasculares
Infección
Cardiomiopatía
Arritmia
Malformaciones congénitas
3,5%
Metabólicas y endocrinas
2,5%
Hipoglucemia
Hipocalcemia
Intolerancia a la comida
Síndrome de Reye
Hipotiroidismo
Deficiencia de ácidos grasos no esterificados
Síndrome de Leigh
Déficit de carnitina
Síndrome de Menkes
Fructosemia
Misceláneas
Accidentes
Sepsis
Síndrome de Munchausen por poder
Error nutricional
Efecto adverso de drogas
3%
tremadamente ansiosa y una corta internación puede ofrecer un espacio de contención psicológica y servir para eventuales
consejos.
Existe un pequeño subgrupo con ALTE
en el cual la mortalidad es elevada:
• Niños con episodios severos o recurrentes que requirieron resucitación cardiopulmonar (RCP), particularmente asociados con epilepsia o historia de SMSL
en hermanos anteriores.
• Niños con episodios durante el sueño
que requirieron alguna forma de RCP.
• Prematuros con episodios de ALTE.
Todo paciente cuyo episodio reúna alguna de las características anteriores debe
ser internado a fin de monitorizar sus funciones vitales, prever su recurrencia e iniciar el plan de estudio diagnóstico.
Los estudios publicados y la experiencia clínica nos indican que si el paciente no
muestra eventos durante la internación,
las posibilidades de que repita apneas o
bradicardia en la casa son escasas. Por el
contrario, cuando se identifican eventos
significativos en el hospital (cianosis, bradicardia, desaturaciones) las posibilidades
de repetirlos en el hogar son muy elevadas.
Monitoreo de las funciones vitales del paciente
Este procedimiento se realiza con la finalidad de prever la recurrencia de nuevos
episodios, que se producen mayoritariamente
durante los primeros días luego de producido el evento. Lo más efectivo es el monitoreo
simultáneo de la frecuencia cardíaca y la
oxigenación a través de la medición no
invasiva de la saturación de oxígeno. De no
contar con un saturómetro para el monitoreo
del paciente se podría utilizar un monitor de
frecuencia cardíaca.
Plan diagnóstico
Historia clínica: es el procedimiento de
diagnóstico más importante.
Detallada historia del evento:
• ¿Qué color tenían la cara y el cuerpo del
niño?
• ¿Estaba despierto o dormido?
• ¿Cuánto tiempo duró el episodio?
• ¿Qué intervención se realizó para
abortarlo?
• ¿Tuvo relación con la comida, la posición, el llanto?
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•
•
•
•
•
¿Tenía movimientos anormales?
¿Estaba febril?
¿Quiénes estaban presentes?
¿Dónde ocurrió?
¿Cómo era el estado de conciencia luego del episodio?
La presencia de sangre en la boca o
nariz debe hacer sospechar la posibilidad
de sofocación en el niño que presenta un
episodio de ALTE.
• Antecedentes maternos: cigarrillo, alcohol, drogadicción.
• Antecedentes perinatológicos.
• ¿Niño vomitador o regurgitador?
• Semiología durante el sueño: ronquidos, transpiración, pausas respiratorias.
• Hábitos durante el sueño: colecho, cohabitación, posición para dormir en el
momento del hecho.
• Técnica alimentaria.
Examen físico completo y minucioso
con evaluación neurológica
Exámenes complementarios al ingreso
No hay ninguna prueba de laboratorio
que nos confirme inequívocamente que el
niño presentó un episodio de ALTE.
• Bicarbonato sérico (cercano al episodio):
la acidosis metabólica puede indicar una
historia de ALTE severo o alteración
metabólica.
• Hemoglobina/recuento de glóbulos
blancos y fórmula.
• Glucemia.
• Orina completa.
• Radiografía de tórax.
• Electrocardiograma.
• Obtención de suero, orina y eventual
LCR para su preservación con la finalidad de realizar posibles estudios metabólicos.
Considerar:
Estudios virológicos, bacteriológicos,
electrólitos en sangre, esofagograma, electroencefalograma, ecografía cerebral.
¿Cuándo sospechar
una enfermedad metabólica?
Cuando el paciente con ALTE presenta
acidosis metabólica se debe solicitar un
dosaje de amonio. Se debe sospechar una
alteración metabólica cuando el niño presenta alguno de los siguientes criterios:
ALTE recurrente, historia familiar de SMSL
/ALTE, hepatomegalia, hiperamoniemia,
hipoglucemia o convulsiones.
¿Cuándo se deben realizar exámenes
complementarios de mayor complejidad?
Si de la historia clínica, el examen físico, los resultados de los análisis iniciales,
la observación o el monitoreo de los signos
vitales durante las primeras 24-48 horas en
el hospital surge la sospecha de un diagnóstico específico, los estudios adicionales
se orientarán hacia su confirmación.
Si la historia es inusual en términos de la
severidad del episodio, su recurrencia o la
historia familiar y no existe sospecha diagnóstica firme deberá implementarse una segunda línea de estudios considerando:
• Evaluación endoscópica de la vía aérea.
• Estudio de la succión-deglución.
• Evaluación del reflujo gastrosofágico
(RGE) patológico.
• Neumografía/estudio polisomnográfico.
Neumografía
La neumografía es un estudio que, a través de cuatro canales de monitoreo (frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria por impedanciometría, flujo aéreo nasal y saturometría) brinda información necesaria durante
un período prolongado (2 a 24 horas) sobre el
estado cardiorrespiratorio: aparición de apneas, categorización (centrales, obstructivas
y mixtas), duración y repercusión cardíaca
de las mismas, respiración periódica y desaturaciones (asociadas a pausas).
Polisomnografía
Si bien la duración del estudio polisomnográfico con oximetría digital es inferior a
la de la neumografía, brinda datos similares
más el registro electroencefalográfico. Se debe
realizar, en lo posible, durante la noche, con
una duración de sueño espontáneo de por lo
menos seis horas y en presencia de un observador médico o técnico entrenado. ¿Qué evalúa la polisomnografía?: EEG (sólo cuando
se cuente con un mínimo de seis canales: tres
de EEG izquierdos y tres derechos); se puede
valorar la presencia de grafoelementos anormales, alteraciones de la estructura interna
del sueño, maduración bioeléctrica (por ejemplo: persistencia de “trace alternat”) y de las
reacciones del despertar.
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Además de valorar las alteraciones de
la frecuencia cardíaca y de la respiración
como en la neumografía, puede valorar la
CO 2 por capnografía para el diagnóstico de
hipoventilación central.
Ni la neumografía ni la polisomnografía
tienen sensibilidad o especificidad suficientes para ser usados prospectivamente
para la identificación de pacientes con riesgo futuro de ALTE o SMSL.
Eventos significativos durante
los estudios polisomnográficos
o neumográficos
• Apneas obstructivas (ausencia de flujo
aéreo con presencia de esfuerzo respiratorio) o mixtas (primer componente
central seguido por otro obstructivo).
• Apneas centrales prolongadas (ausencia de flujo aéreo y esfuerzo respiratorio): mayores de 20 segundos de duración.
• Apneas centrales patológicas menores
de 20 segundos asociadas a bradicardia
o desaturaciones.
• Bradicardia: menos de 80 latidos por
minuto durante el primer mes, menos
de 70 latidos por minuto durante el segundo mes, menos de 60 latidos por
minuto durante el tercero y cuarto mes
y menos de 50 latidos por minuto en los
lactantes mayores de cinco meses.
• Desaturaciones: episodios de caída de
la SpO 2 a menos de 80% por más de
cuatro segundos.
Rango normal de la saturación
de oxígeno en los lactantes:
Saturación de oxígeno
%
Mediana
97,9
Percentilo 10
95,2
Una medición continua de la saturación
de oxígeno menor de 95% mientras el niño
respira con ritmo y amplitud regular debe
ser considerada anormal.
Caídas ocasionales de la SpO 2 durante
menos de cuatro segundos de duración
deben ser consideradas normales durante
los primeros seis meses de la vida y coinciden mayoritariamente con episodios de respiraciones periódicas.
El percentilo 95 para la frecuencia de
desaturaciones prolongadas (SpO 2<80%
por más de cuatro segundos) es de 3 por
doce horas de registro.
Posición para dormir
En los niños con reflujo gastrosofágico
patológico, la posición prona para dormir
implica mayor riesgo de Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL) que potenciales beneficios en relación con el reflujo.
De acuerdo a las últimas recomendaciones
de la Sociedad Americana de Gastroenterología Pediátrica y Nutrición y de la Academia Americana de Pediatría se sugiere la
posición no prona para dormir en los niños
con reflujo gastroesofágico. La posición
boca arriba es la que confiere el menor
riesgo y es la que se debe elegir. La posición de costado es inestable, debido a que
los bebés giran de ésta a la posición boca
abajo. La posición prona es aceptable mientras el niño está despierto, particularmente
durante el período postprandial. Se debe
considerar la posición prona para dormir
en aquellos casos infrecuentes en los cuales el riesgo de muerte por complicaciones
del RGE patológico sea mayor que el potencial riesgo del SMSL. Cuando la posición prona es necesaria es particularmente
importante aconsejar a los padres que eviten los colchones blandos, ya que incrementan el riesgo del SMSL cuando los bebés duermen boca abajo. Se desaconseja la
posición “semisentado” para los niños con
RGE debido a que en esta posición el aumento de la presión abdominal contribuye
a incrementar el RGE y por otro lado, cuando un lactante pequeño está en esta posición, su cabeza tiende a caer hacia delante
con el mentón tocando el tórax, lo cual
puede restringir la entrada de aire a la vía
aérea. En algunos niños en esta posición, el
peso de la cabeza es suficientemente importante como para que la mandíbula se
desplace hacia atrás pudiendo producir
obstrucción a la entrada de aire.
Enfoque del paciente con ALTE
idiopático o apnea de la infancia
Existen tres alternativas terapéuticas: la
no intervención, el uso de estimulantes
respiratorios (xantinas) o el monitoreo domiciliario. Las xantinas disminuyen el tono
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del esfínter esofágico inferior, pudiendo
empeorar un posible RGE. A nivel del SNC
disminuyen el umbral para las convulsiones. Debido a que tanto el RGE como los
episodios convulsivos se describen en pacientes con ALTE, el médico debería estar
razonablemente confiado en que estas condiciones no están presentes antes de indicar xantinas. Si los episodios de ALTE se
incrementan luego de la introducción de
este medicamento, el RGE o los episodios
ictales deberían ser reconsiderados.
Programa de egreso domiciliario
• Control de los factores de riesgo para el
síndrome de muerte súbita del lactante.
• Tratamiento específico, si lo hubiere, y
según el caso.
• Curso de resucitación cardiopulmonar
para padres/cuidadores.
• Enlace sistema de emergencia/centro
de derivación.
• Monitoreo domiciliario.
Monitoreo domiciliario
La familia con un niño que requiere
monitoreo domiciliario debe estar insertada en un programa que incluya atención
médica, técnica y soporte psicológico.
¿Qué pacientes requieren
monitoreo domiciliario?
a. Pacientes con ALTE durante el sueño
que requirieron reanimación boca a
boca.
b. Episodio severo de ALTE sin diagnóstico o recurrente.
c. Episodio de ALTE en hermano de lactante fallecido por el SMSL.
¿Cuáles deben ser los límites de las alarmas?
La alarma de pausa respiratoria debe
ser 20 segundos y la de bradicardia, 70
latidos por minuto. La alarma de taquicardia no es importante.
¿Qué deben conocer los médicos
acerca del monitoreo domiciliario?
Hay anecdóticas evidencias de que el
monitoreo domiciliario puede disminuir
la mortalidad debido a que no se han efectuado estudios controlados y aleatorizados
al respecto.
Limitación de la persona que cuida al
bebé de movilizarse con el monitor.
Cambio de estilo de vida en la familia,
con potencial fraccionamiento del sueño
de los padres como consecuencia de la elevada incidencia de falsas alarmas que producen los aparatos de monitoreo domiciliario.
Aproximadamente dos terceras partes
de las alarmas se deben a pérdida de señal
del monitor.
¿Cuál monitor es el más apropiado?
La observación de los padres es, en última instancia, la única forma de asegurarse
de que el niño está bien; por lo que en
algunas circunstancias se sugiere la ayuda
de una enfermera o cuidadora nocturna,
para que los padres puedan descansar.
No existe el monitor domiciliario ideal.
Se prefieren los monitores con memoria,
para poder interpretar los eventos en los
pacientes. El saturómetro podría tener alguna ventaja sobre el monitor de frecuencia cardíaca/respiratoria debido a que los
estudios en niños fallecidos por SMSL
muestran hipoxemia como el evento inicial
y luego una marcada bradicardia muy difícil de revertir a pesar de vigorosas maniobras de resucitación cardiopulmonar. Sin
embargo, la elevada cantidad de falsas alarmas que produce el saturómetro en el hogar lleva a que los padres en alguna oportunidad suspendan el monitoreo en sus
niños.
¿Cuándo debe suspenderse el monitoreo?
La decisión de la suspensión del monitoreo domiciliario debe basarse en criterios clínicos y ser individualizada para cada
paciente. Si el monitor fue indicado por un
episodio de ALTE severo, deben transcurrir al menos dos meses, contando desde el
último episodio. Una información complementaria de utilidad que reasegura la decisión de interrumpir el monitoreo es la capacidad del paciente para superar situaciones de estrés (intercurrencias virales,
inmunizaciones, etc.) sin presentar nuevos
episodios. Un paciente con antecedentes
de apneas y medicado con xantinas, debe
continuar monitorizado durante un mes
luego de suspendida la medicación.
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