¿FANTASIA O REALIDAD? LA MENTIRA EN LOS NIÑOS Por: María Sol Mendoza Coordinadora DOBE Existen varias razones por las que los niños pueden mentir. Cuando son pequeños (en edad preescolar), tienen mucha imaginación y no pueden diferenciar entre la realidad y la fantasía. Por ejemplo, en el caso del niño que relata batallas heroicas donde combate contra gigantes y él es el héroe. O, en el de la niña, que cuenta historias de princesas y hadas donde ella es la protagonista. También nos pueden comentar sobre aventuras fantásticas con un amigo imaginario, con quien comparten juegos. Los niños viven estas situaciones con mucha intensidad y creen que son parte de ellas, creen que son verdad. Por lo tanto, no hay que preocuparse, si los niños de esta edad nos cuentan historias increíbles. A medida que crecen, irán distinguiendo la fantasía de la realidad. Otras veces, los niños mienten por imitación. Por ejemplo, cuando llaman por teléfono y el papá o la mamá dice que no está…o cuando se les pide que no cuenten al hermano que estuvieron tomando helados. Los padres son el ejemplo de sus hijos, por lo que hay que ser conscientes de esto, para mejorar y exigirse en este aspecto. El niño también puede mentir para llamar la atención; por ejemplo, puede decir que se siente mal, que le duele la cabeza o el estómago. Si no se siente aceptado, también puede mentir para esconder alguna travesura y evitar que lo dejen de querer. En este caso, es importante prestarle atención, demostrarle cariño y reconocer las cosas que hace bien. También puede ser que el niño mienta para conseguir algo o para evitar alguna situación desagradable. Por ejemplo, ante la amenaza de quedarse sin ver televisión el fin de semana, puede mentir para evitarlo. En ocasiones, puede darse porque es la forma de librarse de un castigo, ya que los padres no escuchan explicaciones. Entre los 6 y 7 años, lo niños adquieren el uso de la razón, pueden diferenciar el bien del mal, la realidad de la fantasía. Lo natural es que los niños digan la verdad, pero en ocasiones, puede resultarles difícil hacerlo y se acostumbrarán a mentir. Hay que estar atentos para evitar que la mentira se convierta en una defensa y en un hábito. Es importante que los padres conozcan las causas que ocasionaron la mentira en el niño, para reflexionar juntos y corregirlo. ¿Qué hacer para prevenir la mentira en el niño? Es valioso que los padres observen su propio comportamiento, para dar buen ejemplo y evitar que los niños aprendan de sus pequeñas mentiras. Hay que evitar decirles frases fantasiosas, como “si mientes, te va a crecer la nariz como a Pinocho”, porque ellos creen todo lo que dicen sus padres. Es fundamental crear un ambiente de confianza entre padres e hijos, para que se produzca una comunicación sana. De esta forma, el niño se sentirá libre, tranquilo y relajado, y dirá de forma natural la verdad. También se buscará espacios para conversar con ellos sobre lo bueno y malo del día, ¿cómo les fue en el colegio? ¿qué tal el examen de inglés? ¿a qué jugó con sus compañeros en el recreo?. De la misma forma, los padres comentarán sobre su día, cómo les fue, qué cosas salieron bien y que cosas pueden mejorar. Así, se crea el hábito de hablar de todo y se construye una atmósfera de confianza mutua, que vuelve innecesaria la mentira.