Podemos permitirnos el lujo de la memoria Este artículo tenía dos posibles títulos ("Abramos las ventanas para que se vaya eI olor a podrido" o simplemente "Anverso y reverso del C. E. "Jacinto Benavente" de Tetuán). EI primero haría alusión a Io dicho por mí en aquel primer claustro de profesores de nuestro centro allá por septiembre de 200I. EI segundo título podía ser el resumen de Io vivido en estos seis años de docencia en este centro. Al final me decidí por eI gue encabeza eI texto porgue me permite hacer una sinopsis de muchas cosas que recuerdo y gue he presenciado. IJegada aI Colegio Español de Tetuán en septiembre de 2001. Primer claustro. EI ambiente era raro, tenso, no habÍa cohesión, parecía más gue un claustro una pelea de gallos, y allí estábamos los nueve profesores nuevos gue acabábamos de llegar, atónitos por eI panorama tan poco prometedor que se nos avecinaba pero llenos de ilusión y entusiasmadospOor nuestro nuevo reto: ensefiar en este colegrio. Tres de estos profesores repetían experiencia (Mercedes Caballero, Tomás Cautelar y fosé Miguel ÁIvarez). Uno ya había estado un curso aquí (RestitutoContreras). Otro estuvo en l,arache y Roma (Martí Sáez).Dos ejercieron en tierras africanas , Guinea Ecuatorial, (Marisa Rodríguez y yo mismo). Y por riltimo Juan Remigio fordá gue IIegó en comisión de servicio por un año y que repitió experiencia en el 2006, y fosé Luis Cerrillo que venía de Españay consiguió con el paso del tiempo y gracias al apoyo de Ia mayoría, hacerse con Ias riendas de nuestro centro y dejarlo, con Ia participación de todos, en el lugar que se merece, eI Iugar que corresponde a un centro español en eI exterior. En aquel claust¡o de septiembre de 200I, recuerdo gue se habló hasta de quitar eI ROCÓDROMO, con Io bien que se lo pasan Ios chavales en éI. Cuando iré al profesor Mohamed Ouharoun en aquella ocasión a ¡aíz de Ia iluminada idea de eliminar este divertido entretenimiento, se me guedó mirando y se echó a reír sarcásticamente para sus adentros, y Io comprendí. Pero nadie en aquel claustro aportó ideas para decentar nuestro centro, para méjorar su aspecto físico, no preocupaba eI guitar las persianas de madera verde que afeaban Ia fachada, quitar las ventanas de hierro de todas las clases que malcerraban , renovar eI mobiliario obsoleto de las clases del Primer Ciclo, poner en las tutoias un ordenador decente para uso de los profesores y unos armarios para nuestros papeles. Nadie habló de pintar el colegio, renovar aseos tanto de profesores como de alumnos y no hablo de tener un ordenador en cada clase ni ordena¡ Ia caótica sala de recursos ni la desordenada biblioteca ni de dotar de aparatos de aire acondicionado cada clase ni habilitar una sala para Ia sede de Ia secretaría ni poner un porche bonito en la entrada de E. Infantil ni renovar la entrada al centro ni Pá9.21 adornar el extremo del centro con la instalación con una preciosa fuente y unos bonitos arriates ni poner \tentanas de aluminio ni tener un proyector en condiciones para el salón de actos ni eembrar á¡boles en el patio ni muchas más cosae que se han hecho y que se iiene en proyecto hacer. Nadie tampoco recordó homenajear, al menos una sola vez, al profesorado de fuabe (Motramed Najü, Saad Mesri, Abdelkader Jabaak y Mohamed ouharoqn) que cada año se sumaban a la üesta de despedida de los profesorés cfue se iban, Todas estas cosag g¡e se debieron hacer en su momento y que no se hicieron, es el reverso del Colegio Español. Todo lo que ee ha hecho con la entrada del nuevo equipo directivo y la colaboración de todo el profesorado de este c€ntro es el anverso de nuestro colegio. De ahí esa segunda opción por titular este escrito. Y como la memoria es un lujo y hay cfue refrescarla, dejo aguí constancia de ello, de mis recuerdos inolüdables, buenos y menos buenos. Aun asd,lo mejor de todo es marcharse de aguí impregnados de Ia cultura, los paisajes, los olores, la hoapitalidad, el encanto de esta tierra marroguí y, más concretamente, del pueblo tetuani. De ahora en adelante, mi üegada aqui, mi visita a Ia ciudad, después de seis años en ella' no será como docente sino como turista enamorado de su encanto. También me pregunto si esta ciudad sabrá alglin día gue yo estuve aguÍ empapándome en su exotismo, en ella miema. Anüés Gallardo, maestro. Pá9.22