Itxi Gara - Paperezkoa | Jendartea Inprimatu 2006-07-17 Marixa MARTINEZ / Trabajadora Social de la asociació n ANADAHI «Los chavales hiperactivos se dejan llevar mucho por los impulsos» La Asociació n de Niños y Adultos con Déficit de Atención e Hiperactividad (ANADAHI) organizó recientemente una charla sobre la infancia y la adolescencia de las personas hiperactivas, así como la importancia que tiene tratarla desde la niñez. Marixa Martínez fue una de las ponentes y desveló a GARA varios aspectos de la manifestació n del trastorno denominado TDH. Se acrecienta en las aulas el número de estudiantes hiperactivos. Es una enfermedad muy desconocida y, a su vez, muy agotadora para las personas que la sufren, tanto en primera persona como sus allegados. Si a esto se le suma que se detecta en la niñez, la dificultad de tratarla se multiplica considerablemente. Aunque con los a ños es mucho m ás fácil controlar los impulsos, éste trastorno puede crear problemas sicológicos a los menores que lo padecen, a sus familiares y a los allegados. Marixa Martínez es la trabajadora social de ANADAHI, ella nos ha desvelado algunas de las incógnitas relacionadas con la hiperactividad en las aulas. ¿Qué es la hiperactividad? La hiperactividad es una manifestación de un trastorno, que es el TDH, que se puede generar por dos causas principales: una gené tica y la otra orgánica. En el último caso interviene una sustancia que lo que hace es que las neuronas se conexionen entre sí durante m ás tiempo y eso es lo que permite a todas las personas tener la capacidad de entender. Por lo tanto, los niños afectados por el TDH ven mermada su capacidad de entender, porque la sustancia se ve afectada. De todas formas, hay que diferenciar entre una enfermedad y un trastorno. Una enfermedad, con un tratamiento médico se puede llegar a curar. Sin embargo, el TDH es un trastorno y, por consiguiente, actúa durante toda la vida en diferentes intensidades. ¿Cu áles son las causas para que se dé el trastorno? Todavía no se saben cuáles son las causas exactas. La persona que tiene el TDH nace con é l, aunque las manifestaciones a lo largo de las diferentes etapas de la vida pueden ser más o menos agudas. A medida que van madurando las personas, suelen ir controlando las situaciones que son debidas a la hiperactividad. ¿Cu ándo se comienza a detectar que una niña o un niño son hiperactivos? En principio, el diagnóstico se suele hacer sobre los cuatro, cinco y seis años. Son niñas y ni ños que siempre han sido muy movidos e impulsivos. El tema es que la mayoría de ellos a esas edades reúnen esas caracter ísticas y los padres y madres no suelen asociar estos síntomas con un trastorno. Todas estas características las tienen en grado superlativo los niños y niñas que tienen el TDH, con lo cual, en la familia se suelen comenzar a dar cuenta de que algo pasa sobre todo cuando comienzan en la ense ñanza y los profesores van viendo que ciertos alumnos tienen problemas a la hora de adquirir los conocimientos. Entonces es cuando los padres y madres se preocupan, empiezan a acudir a profesionales y ya se meten en esa rueda que acaba dándoles el diagnóstico del TDH. ¿Con qué tipo de tratamiento se aborda el problema? Tener mucha suerte y hacer el diagnóstico lo antes posible es lo mejor de todo. Una vez que el diagnóstico est á hecho, la forma de abordar el problema es bastante compleja y además se tiene que tratar por distintos frentes. Por una parte, se tiene que trabajar desde el punto de vista del autocontrol, por ejemplo, con té cnicas de relajación. Tambi én se tiene que trabajar la conducta, con profesionales, y por último hay que tratarlo m é dicamente, ya que para paliar el dé ficit de atención se requiere un tipo de medicación muy controlada que normalmente la proporciona el siquiatra. ¿Se puede llegar a curar? Generalmente, a medida que se van haciendo mayores se van controlando. Los problemas los tienen los que tienen el porcentaje de d éficit de concentración más alto, porque vivimos en una sociedad en la que cuantos m ás títulos académicos se tengan, m ás ventajas se tendrán a la hora de conseguir un trabajo. Desgraciadamente, estas personas en muchos casos no llegan a graduarse en la ense ñanza obligatoria y, por lo tanto, muchas veces sufren más por esa parte. ¿Puede citarnos algunos síntomas que caracterizan estos trastornos? La hiperactividad, no pueden estarse quietos, realizan un movimiento excesivo, exagerado. Muchas maestras comentan que, aun colocando al niño o a la niña en la primera fila y sin quitarles ojo, en el transcurso de unos minutos se han desplazado a la otra punta de la clase, con silla y todo. Es una movilidad verdaderamente extrema. En cuanto a la impulsividad son personas que no miden las consecuencias de las acciones que realizan. Están propensas a los accidentes. Podemos decirles que no se puede poner la mano en el fuego cuando se está cocinando y ellas entienden el mensaje, pero a la hora de apetecerles o de llamarles la atención la ponen, aunque se escalden la mano, y la volver ían a poner una y otra vez. Se dejan llevar por los impulsos. En definitiva, son conductas que no tienen unos rasgos específicos, pero que hay que tener en cuenta, ya que los padres están con ellas 365 días del a ño y 24 horas al d ía, y que, por lo tanto, son personas que agotan muchísimo. ¿Qué consecuencias sufren las personas que padecen hiperactividad? Este trastorno afecta a la autoestima. Son niñas y niños que desde pequeños reciben cr íticas relacionadas con su comportamiento, tanto por parte de sus padres, o padres de los amigos, de profesores y amigos. En consecuencia, la autoestima de estos cr íos sufre much ísimo. La familia tambié n es otra de las partes afectadas en este asunto, ya que es muy cansino convivir con una persona hiperactiva, y que acaba agotando. En general, todas las personas que se van a mover y a relacionar con niños y niñas que padecen este trastorno se ven marcados de una manera u otra. Además, es una cosa que los menores no pueden evitar controlar y, muchas veces, las personas ajenas a este sentimiento no podemos entenderles por muchos esfuerzos que hagamos. - © Baigorri Argitaletxea S.A