LA REVISTA BLANCA 67 religión pagana, el paganismo no dejó raíces, no dejó un ideal filosótico ni religioso. De ahí que no haya ñlosofía española antes del cristianismo. En Filipinas el catolicismo resistirá algo al protestantismo, porque, pocos ó muchos, hay allí sacerdotes del catolicismo, hijos del país, que defenderán tenazmente la religión que les da vida. Para que España tuviera religión y filosofía propias, fué necesario que esta religión y esta filosofía, en aquel entonces una misma cosa, porque más que una filosofía era una teología, mantuviera á los hijos ilustres de España. Apareció aquí el cristianismo, lo abrazaron los mcjíires, y estos mejores, que al principio fueron cristianos por sentimiento, por bondad, sin mácula alguna, se pervirtieron al compás de los obsequios que de sus adeptos recibían y pensaron vivir del ideal. Así se formó la retórica, la metafísica y la filosofía españolas. No es esto inferir un agravio á los apóstoles del cristianismo: es reconocer nuestra humanidad; mejor dicho, es reconocer la naturaleza del hombre. L'is necesidades de la vida y hasta las debilidades que nos lega un pasado de ostentación y de categorías sociales, pervertirán al ideal mientras no sustentemos un ideal, mejor aún, mientras no practiquemos un ideal que nos permita la satisfacción de aquellas necesidades y haga imposible la formación de categorías sociales entre los hombres. Los apóstoles de todas las religiones y de todas las doctrinas políticas y sociales han hecho lo mismo después, en mayor grado aquellas ideas y aquellos propagandistas más inclinados al sacerdocio, al santón, al directorio, al amo. Y en esto tanta culpa tiene el pueblo que por su ignorancia y debilidad cerebral echa sobre sus hombros el peso de UÜ tirano, como el hombre que, por considerarse superior á los demás en pensamiento ó en palabra, regularmente en palabra, se deja levantar sobre el nivel de sus hermanos. Hay madera de tirano en todo individuo, pobre ó rico, radical ó conservador, que va en busca del aplauso. Los pueblos que necesitan amos, abrazan un ideal á propósito para formarlos y hacen un dictador hasta de quien jamás pensó serlo. * * * Las religiones positivas fueron una evolución de las naturales. Al principio los hombres adoraban á su Dios, sin intervención de sacerdotes. Después los más astutos é inteligentes concibieron un ideal religioso, un catecismo, y vivieron de lo que sacaban con intervenir entre los hombres y los dioses. Próxima su muerte, las religiones se distinguieron por su positivismo, por el carácter mercantil que los sacerdotes ó los apóstoles dieron á sus actos. Y así como las religiones positivas fueron una evolución de las naturales, la leyenda de Jesucristo es la de Budha, la de Gonfucio y la de Zoroastro. En cada uno de esos elegidos se repiten los principales hechos de sus antecesores, hecho que demuestra que las religiones positivas son plagios unas de otras, más puras, más sencillas las nuevas que las viejas, todas de un fondo moral admirable en el hombre que las encarna y en sus inmediatos sucesores; pero todas convertidas en especulación comercial cuando se alejan de sus fundadores. Cualquiera que haya leído las antiguas religiones, habrá visto el parecido que tienen con las modernas, y no sólo habrá visto este parecido, sino el génesis de una en la muerte de otra.