Monografía Curso de Capacitación Docente en Neurociencias Alumnas: María Gabriela Bonelli / María Florencia Fernández www.asociacioneducar.com Mail: informacion@asociacioneducar.com MSN: asociacioneducar@hotmail.com EL ÁRBOL CONFUNDIDO Había una vez -en algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo-, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: "No sabía quién era"... Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, - Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosísimas manzanas-. -¿Ves qué fácil es?-No lo escuches...-, exigía el rosal. -Es más sencillo tener rosas… - ¿Ves qué bellas son? Y el árbol, desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, le dijo: -No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución-: -¡No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tú mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior!-. Y dicho esto, el búho desapareció. -¿Mi voz interior?... ¿Ser yo mismo?... ¿Conocerme?... - Se preguntaba el árbol, desesperado,... ¡CUANDO DE PRONTO, COMPRENDIÓ! Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole: -Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera, porque no eres un rosal-. -¡Eres un roble!-. -Y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión: ¡Cúmplela!. Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo, y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz. Yo me pregunto, al ver a mi alrededor, -¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer?.... ¿Cuántos serán rosales que, por miedo al reto, sólo dan espinas?.... ¿Cuántos, naranjos que no saben florecer? En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar. No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa esencia de nuestro ser. ¡NUNCA LO OLVIDES! AUTOR DESCONOCIDO. Decidimos iniciar nuestro trabajo a partir de este relato, ya que el mismo nos permitirá transitar diferentes temas, interesantes y significativos que atravesamos a lo largo de este curso. En primer lugar destacar la importancia de conocernos a nosotros mismos y a partir de allí ser nosotros mismos, a diferencia del árbol confundido, que no podía distinguir “su voz interior” y por ende no escucharse, identificarse, descubrirse. Evidentemente, el estado de frustración que atravesaba el árbol lo acercaba a emociones negativas, pero el hecho de poder expresarlas equilibraba esta situación, tal como hemos analizado a lo largo del curso. Realizando la analogía de este árbol, con nuestra vida, él ha recibido numerosos estímulos del mundo exterior, los cuales ingresan al cerebro a través de los sentidos, allí esa información es evaluada como positiva o negativa en relación con la supervivencia y a partir de allí, el cuerpo elabora una respuesta. Evidentemente, el contexto en el que se encontraba el árbol activaba negativamente su UCCM, llegaba a desesperarlo y a sentirse frustrado por no ser como los demás o conseguir lo que los demás le sugerían. Esta situación creó en el árbol una necesidad, la cual quiere satisfacer mediante la acción, creando placer una vez resuelta, ante la llegada de una persona (búho) asociada a la imagen de placer-seguridad, este malestar y angustia cesaron. El árbol prestó especial atención al búho, por tratarse de la más sabía de las aves, ejecutando la función de jerarquía de su cerebro instintivo; y al escuchar su voz interior y cumplir su misión de ser un fuerte y gran roble intervino su sistema límbico generando nuevas conductas adaptativas. Al encontrarse en esta nueva etapa, y estar dispuesto a hacer todo aquello para lo cual estaba destinado, el árbol comenzó a experimentar nuevas emociones, primarias y secundarias. Si bien, en un primer momento experimentó desánimo, el cual se vincula directamente con la fuerza de dolor, luego de cumplir su misión, su entusiasmo fue más fuerte, percibiendo placer, contribuyendo a su bienestar y su salud mental. De este modo, se activó su sistema cerebral de recompensa y a través de la liberación de dopamina, el árbol pudo vencer todos los obstáculos que se oponían a sus deseos. De este modo, el árbol fue más optimista y mostró gran entusiasmo por las nuevas acciones a emprender, manejando sus emociones y emprendiendo nuevas conductas adaptativas, a través de la autorregulación emocional. Es a partir de esto, que la UCCM ve garantizada su principal función, la de la supervivencia, a través del circuito de recompensa cerebral. El mismo permite generar sensaciones sumamente agradables para el árbol. Mediante la perseverancia, el creer en sí mismo y la capacidad de adaptarse a los cambios el árbol pudo finalmente cumplir su destino, llenar su espacio y compartir la maravillosa esencia de su ser… Seamos como este gran árbol, echemos raíces y demos cobijo, solo escuchando a nuestra voz interior podremos realmente ser quien somos… sin dejar de lado nuestros valores, ya que la única forma de sentirse realmente feliz y realizado, es viviendo de acuerdo a ellos. BIBLIOGRAFÍA: El material fue extraído de: Curso de Capacitación Docente en eurociencias. Asociación Educar. “El árbol confundido”. Autor desconocido.