Texto completo del fallo P81378 ACUERDO En la ciudad de La Plata, a 30 de agosto de 2006, habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación: doctores Negri, Pettigiani, Hitters, Kogan, Soria, de Lázzari, Roncoroni, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa P. 81.378, "R. , A. A. . Recurso de casación". ANTECEDENTES La Sala Primera del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires rechazó el recurso articulado por la señora Defensora Oficial del imputado A. A. R. por considerar que se omitió dar cumplimiento con el imperativo procesal previsto en el art. 451 del Código de Procedimiento Penal. El señor Defensor Oficial ante ese Tribunal interpuso recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, el que fue desestimado por esta Corte. Contra tal decisión presentó el extraordinario federal, el que fue concedido a fs. 138/vta., y la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictó sentencia. Oído el señor Subprocurador General, dictada la providencia de autos, presentada la memoria que autoriza el art. 487 del Código Procesal Penal y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente CUESTION ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? VOTACION A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo: 1º) El 7 de diciembre de 2000 la Sala Primera del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires rechazó el recurso interpuesto por la defensa, por considerar que se omitió dar cumplimiento con el imperativo procesal previsto en el art. 451 del Código de Procedimiento Penal (fs. 77/81 vta.). 2º) Contra esa decisión el señor Defensor Oficial ante el Tribunal de Casación interpuso recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (fs. 114/121). 3º) El 8 de agosto de 2001, este Tribunal desestimó el recurso recién referido, en virtud de que: "el art. 494 del Código Procesal Penal solo procede ante la inobservancia o errónea aplicación de la ley sustantiva o doctrina legal de esta Corte, llevada a cabo por el Tribunal de Casación [...] lo que no se da en el caso en que si bien se alega violación de los arts. 18 y 75 inc. 22º de la Constitución nacional; 8 del Pacto de San José de Costa Rica y 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos el recurrente se agravia respecto del tratamiento dado a cuestiones de orden procesal" (fs. 136). 4º) Contra la decisión de este Tribunal, el señor Defensor Oficial interpuso recurso extraordinario federal (fs. 122/132). 5º) El 20 de diciembre de 2005, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, declaró procedente el recurso extraordinario y dejó sin efecto la decisión de esta Corte que había desestimado el recurso de inaplicabilidad de ley, ordenando que los autos volvieran a esta instancia para que, por quien corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento (fs. 148). El Máximo Tribunal de la Nación se remitió "en orden de brevedad" a lo que había resuelto en "Fallos", 324:4465 y 327:1409. La Corte Suprema, en esa oportunidad, al hacer suyos los argumentos del Procurador General de la Nación, consideró que la desestimación del recurso de inaplicabilidad de ley por parte de esta Corte no podía considerarse un acto judicial válido, pues había vedado definitivamente el acceso a la instancia superior, sin atender a los argumentos expuestos por el recurrente tendientes a lograr la revisión en la instancia casatoria de la condena impuesta. 6º) El 5 de abril de 2006, esta Corte, en atención a lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, declaró admisible el recurso de inaplicabilidad de ley interpuesto por el señor Defensor Oficial contra la resolución del Tribunal de Casación que no abrió su instancia (fs. 152). 7º) El 27 de abril de 2006 se dio vista a la señora Procuradora General (fs. 153). 8º) El señor Subprocurador General aconsejó hacer lugar al recurso bajo examen (fs. 154/vta.). 9º) La defensa adujo en el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley que la interpretación que el Tribunal de Casación hizo del art. 451 del Código Procesal Penal restringía indebidamente el ejercicio de derechos constitucionales consagrados en los arts. 18 de la Constitución nacional; 8.2.h de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 14.5. del Pacto de Derechos Civiles y Políticos, pues "a partir de un excesivo rigor formal [...] impide a la recurrente concretar la garantía constitucional de la revisión del fallo y la pena impuesta por un tribunal superior" (fs. 115 vta.). 10º) Como ya fue relatado, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha declarado admisible el referido recurso de inaplicabilidad de ley interpuesto contra la resolución del Tribunal de Casación Penal que no abrió su instancia. 11º) Más allá de mi opinión acerca de si las consideraciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación importan resolución sobre el fondo de la cuestión planteada, resulta innecesario todo debate al respecto, pues, de cualquier modo, las formulaciones allí vertidas son coincidentes con lo resuelto por esta Suprema Corte en las causas P. 81.109, sent. del 20X2003; P. 82.973, res. del 10IX 2003 y P. 79.554, sent. del 28VII2004. En esos precedentes, al igual que en otros sentenciados a posteriori en los que la cuestionada declaración de inadmisibilidad tuvo idéntica causal fundante a la referenciada en estos autos, tales P. 88.886, P. 82.563 y P. 82.659, todos del 1XII2004 se sostuvo la imposibilidad de denegar la vía recursiva contra la sentencia condenatoria, sobre la base del incumplimiento de formalidades cuyos efectos pueden ser subsanados fácilmente con la consecuente afectación de las garantías constitucionales invocadas. La incorporación a la Constitución nacional (art. 75 inc. 22º) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (C.A.D.H., art. 8.2.h) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (P.I.D.C.P., art. 14.5) impuso a los Estados parte la obligación de reconocer en su ordenamiento jurídico interno el derecho de todo imputado de recurrir la sentencia de condena ante un tribunal superior. De allí, que una correcta interpretación del derecho del imputado a defenderse una vez más, obliga a asignarle a los recursos que habilitan la instancia revisora una extensión lo más amplia posible. 12º) Por otra parte, corresponde señalar que el señor Defensor en la memoria presentada a fs. 157/161 solicitó que en el nuevo fallo de la instancia Casatoria que deberá dictarse en autos se considere como atenuante de la penalidad a la "excesiva duración del proceso". Si bien en reiteradas oportunidades he votado por el rechazo de planteos "novedosos" que se han traído ante esta Corte (conf. P. 83.921, sent. del 9X2003; P. 82.718, sent. del 29X2003; P. 83.922, sent. del 14X2003; e.o.), y en particular los contenidos en la ‘memoria’ que se incorpora al proceso luego del llamamiento de autos para sentencia (v. P. 49.925; P. 56.310; entre numerosos precedentes), estimo que en el caso, y ante el motivo de atenuación invocado por la defensa, el Tribunal de Casación debería considerar dicha circunstancia en la nueva decisión que se dicte como consecuencia de lo propuesto en el considerando anterior. 13º) Por todo lo expuesto, deben remitirse estos autos al Tribunal de Casación para que dicte un nuevo pronunciamiento ajustado a derecho, en el que se considere el impacto que pueda tener en la determinación punitiva y como atenuante lo vinculado con la "excesiva duración del proceso" recursivo (doct. art. 487 y 496, C.P.P.). Así lo voto. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Pettigiani dijo: Coincido con el voto del doctor Negri y estimo pertinente formular las siguientes consideraciones con relación a lo peticionado por la parte en la memoria. 1. En tal oportunidad prevista por el art. 487 del Código Procesal Penal (cit.) el recurrente solicitó, en aquello que resulta de interés, que al dictarse el decisorio de este Tribunal "se determine que al momento de la revisión del fallo condenatorio y la pena por parte del `a quo´, este [valore] como atenuante la excesiva duración del trámite recursivo" (fs. 161 vta.). 2. He sostenido inveteradamente desde P. 58.417 (sent. del 20X1998) que el Defensor del procesado puede incluir, frente a cada nuevo pronunciamiento desfavorable a su defendido que las sucesivas instancias vayan pronunciando, nuevos cuestionamientos a los argumentos desplegados en aquéllos, aún cuando no hubieran sido introducidos originariamente, es decir en oportunidad anterior a aquélla en la cual ahora se los invoca. Y que, en este sentido, no cabría "oponer el instituto de la preclusión a esta posibilidad defensista del procesado, ya que, aún omitido el planteo en la fase respectiva del proceso, sea en la oportunidad de contestar la acusación, al fundar recursos, o en los respectivos alegatos o memoriales, la posibilidad de producirlo no decaería en tanto continúe el desarrollo del proceso" (P. 58.417, cit., énfasis agregado). También tuve ocasión de destacar que esa doctrina, establecida con relación al régimen procesal de la ley 3589 y sus modificatorias, es compatible con el procedimiento que regula la ley 11.922 y sus modif. (P. 78.091, sent. del 7XI2001; P. 76.453, sent. del 13VIII2003). 3. A su vez, creo necesario adunar algunas reflexiones vinculadas a la posibilidad de formular nuevos planteos, en virtud del criterio que expuse. Cuando antes dije que la asistencia letrada del imputado puede frente a cada nuevo pronunciamiento introducir los aludidos nuevos cuestionamientos aún no incorporados en las respectivas etapas y en tanto continúe el desarrollo del proceso, eso en modo alguno implica que pueda suceder en cualquier momento del proceso sine die, sino en el ámbito de las normas que lo regulan. Dicho de otro modo, esos nuevos agravios que puede agregar la Defensa deben respetar los plazos procesales de interposición de las impugnaciones y el marco de las vistas que el procedimiento estipula. Por ello, coincido con Sagües cuando destaca que en el fondo, en cualquier procedimiento el derecho procesal siempre recorta. Así, los términos y plazos son una muestra evidente de ello. Esa limitación es necesaria, y plena de sentido común. Es que, todo ordenamiento requiere se determinen las reglas a las cuales se han de atener las partes en el ejercicio de sus derechos, pues lo contrario haría que se deje abandonado al libre albedrío judicial el establecimiento de esas reglas, lo cual, no resulta armónico con el valor justicia que encomienda "afianzar" el preámbulo. Toda vez que, el respeto por las reglas formales del procedimiento constituyen no sólo una garantía para el orden jurídico, sino también para la seguridad jurídica. 4. En el sub lite, dada sus particularidades, esto es las circunstancias que debió y debe sobrellevar el imputado en su intento por obtener la revisión del fallo condenatorio ante un tribunal superior (art. 8.2. h, CADH), que fuera en su momento reconducido al amparo de una "mayor amplitud recursiva" y sobre la base de lo dicho en los apartados precedentes, corresponde señalar más allá de lo que eventualmente se resuelva sobre la viabilidad de lo peticionado y bajo análisis, que resulta atendible la solicitud de la defensa. Ello es así, pues si como lo he venido poniendo de resalto la potestad de formular planteos no decae en tanto continúe el desarrollo del proceso y en el marco de las reglas que lo regulan, con mayor razón aún podrá hacerlo si es el propio devenir del proceso el que produce un "hecho nuevo", que irroga a los intereses del imputado una situación determinada, que apreciada como agravio, lo motivó a solicitar se evalúe con cariz minorante aquello que juzgó como "excesiva duración del trámite recursivo". 5. En consecuencia, propongo al acuerdo hacer lugar al recurso impetrado revocar la sentencia del Tribunal de Casación de fs. 77/81 vta. y devolver los autos para que ese órgano dicte un nuevo fallo ajustado a derecho. Así mismo, que deberá evaluarse sin perjuicio de su viabilidad lo vinculado con la excesiva duración del trámite recursivo y la solicitud de extinción de la acción penal (arts. 487, 496, C.P.P.; 18, C.N.; 15, C. provincial). Así lo voto. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: 1. Coincido con los fundamentos expuestos por el doctor Negri en los puntos 1 a 11 de su voto y por lo tanto, comparto que la sentencia del Tribunal de Casación ha incurrido en exceso ritual y en consecuencia, deberá dictar un nuevo pronunciamiento ajustado a derecho (art. 496 del C.P.P.). 2. Por otra parte, el Defensor ante el Tribunal de Casación ha efectuado dos peticiones en la memoria que obra a fs. 157/161. 2.1. Reclama que la prolongación de este proceso en el cual a pesar de que la Cámara dictó sentencia de condena en el año 1994 todavía no se ha producido la revisión del fallo sea computada como circunstancia de atenuación, con fundamento en el derecho constitucional a obtener un pronunciamiento judicial sin dilaciones indebidas. Sostiene que "... siendo la excesiva duración del proceso un dato sobreviniente a la interposición del recurso contra la condena..." ésta Corte debería disponer que, en caso de no prosperar el reclamo de absolución, el Tribunal intermedio valore "... al momento de la determinación de la pena a imponer, el tiempo de duración de la etapa de revisión del fallo" (fs. 158). Ahora bien, sin entrar a considerar si el punto traído en la memoria configura un reclamo que obedece a una situación sobreviniente o no y si con ello la defensa estaba habilitada para formularlo allí, resulta que esta Corte carece de competencia para resolver ahora cuáles son los tópicos sobre los que el a quo deberá expedirse en su caso al individualizar la pena. En efecto, la jurisdicción de esta Corte, de conformidad con la tramitación de los autos que ya ha sido reseñada en el voto que abre el Acuerdo, ha sido abierta para controlar si resulta ajustado a derecho el fallo del a quo en tanto denegó el acceso a la revisión de la sentencia de origen (arts. 19 y 434 del C.P.P.). Todo ello sin perjuicio de lo que el órgano de casación entienda que corresponde decidir sobre el tema. 2.2. También en la memoria la defensa ha pedido que se declare prescripta la acción por el delito de amenazas que se imputó a su asistido y dado que, en su caso, la prescripción opera de pleno derecho y puede ser incluso declarada de oficio, corresponde que el Tribunal de Casación aborde dicho planteo en oportunidad de dictar el nuevo pronunciamiento que ya se ha resuelto debe emitir (art. 2 del C.P.). Así lo voto. Los señores jueces doctores Kogan y Soria, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votaron la cuestión planteada en el mismo sentido. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor de Lázzari dijo: 1. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, mediante el pronunciamiento dictado el 20 de diciembre de 2005, declaró procedente el recurso extraordinario deducido y dejó sin efecto la sentencia apelada. Para así decidir señaló que las cuestiones que se plantean en el presente resultan análogas a las resueltas en los precedentes de "Fallos", 324:4465 y 327:1409, a los que remitió en orden a la brevedad. 2. Vueltas a esta instancia, se admitió a fs. 152 el remedio procesal instaurado, y previo dictamen de la Procuración General fs. 154 y vta., se encuentran estos autos en condiciones de ser resueltos. 3. Considero, en primer lugar, que la situación que se refleja en estos obrados es compatible con la que se vislumbrara en Ac. 81.109, res. del 20-XI-2002. En efecto, la decisión del Tribunal de Casación, luego de haber formalizado el trámite conforme edicta el art. 456 del mismo ordenamiento adjetivo, aparece como un mero tránsito aparente por la instancia ya que so pretexto de meras falencias formales, ha obviado dar respuesta a los embates que fluyen del recurso casatorio luciente a fs. 37/47 vta. Que, más allá del nomen iuris que se le asigne a la exigencia del último párrafo del art. 451 ibídem (texto anterior a la ley 13.057), lo cierto es que el apuntado rigorismo se patentiza con mayor intensidad si se compara la decisión en crisis con la de fs. 54/55, en la que citando idéntica norma se postula la admisión liminar del remedio deducido. 4. Si bien es cierto que el Juez del recurso es la Sala de intervención (vid. art. 456 2da. parte, Cód. cit.), la aludida decisión sobre el punto en cuanto se contrapone a la dictada por la Presidencia del mismo Tribunal, que como se anticipara tuvo por liminarmente admitido el recurso en base a la constatación de los recaudos formales que hacen a la regularidad de la introducción de la presentación en el ámbito de la Casación, importa un exceso que por repercutir directamente sobre el derecho a la defensa en juicio en tanto soslaya la verdad jurídica objetiva debe ser corregida en ésta instancia extraordinaria (art. 18, C.N.). 5. Por otra parte no puede perderse de vista como señala el dictamen de la Procuración General de la Nación (fs. 146 vta.) que al momento de fallar el a quo contaba con las actuaciones principales en la Secretaría para poder sortear las carencias que no se avistaron en el momento en que se introdujo la presentación en su misma órbita. 6. Con esos alcances propongo la revocación del fallo del órgano casatorio y la remisión al origen para que se dicte uno nuevo con arreglo a lo expuesto (art. 496, Cód. cit.). 7. Respecto de las peticiones efectuadas por el señor Defensor Oficial, doctor Coriolano, en la memoria de fs. 157/161, me sumo al criterio del Juez Hitters por sus mismos fundamentos. Tal es mi voto. El señor Juez doctor Roncoroni, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votó la cuestión planteada en el mismo sentido. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente SENTENCIA Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, de conformidad con lo dictaminado por el señor Subprocurador General, se resuelve dejar sin efecto la resolución del Tribunal de Casación recurrida. Vuelvan los autos a dicho órgano para que dicte un nuevo pronunciamiento ajustado a la presente y con el alcance que surge del voto de la mayoría (doctr. art. 496, C.P.P.). Regístrese y notifíquese. /// 16 FRANCISCO HECTOR RONCORONI Siguen///