Capital Humano y Desarrollo Económico: Respondiendo a las Necesidades del País Urge que la política pública y las iniciativas de educación y desarrollo del capital humano se reexaminen para que sean más responsivas a las necesidades de desarrollo económico del país. Es claro que las iniciativas de educación y desarrollo de nuestro capital humano, considerado por todos como nuestro recurso más valioso, tienen que responder a las tendencias de una sociedad pluralista y diversa y una economía caracterizada por la globalización y la competitividad. Para responder a estas tendencias es necesario elevar los niveles de productividad, reducir los costos de operación a nivel gubernamental y empresarial, ser más eficientes en el uso de los recursos físicos, fiscales, tecnológicos y humanos; y ser más ágiles en satisfacer las necesidades y demandas de una sociedad cada vez más heterogénea e inclusiva. Considero que al involucrarnos en este esfuerzo tenemos que hacernos las mismas preguntas que se hizo nuestro pueblo en la década del ’40, sólo que las respuestas serán distintas. A continuación enumeramos y discutimos algunos de los asuntos estratégicos claves que debemos trabajar para trascender esta realidad tan apremiante: Asunto Estratégico Núm. 1 Necesitamos un Proyecto Social…una VISIÓN Nuestra sociedad ha sido esencialmente calificada como una sociedad de consumo, cientificista, tecnócrata y de masas en la que por diversos factores alienantes vivimos despersonalizados y están-darizados. En la sociedad de nuestros tiempos el desarrollo es concebido de manera fragmentada y no como un desarrollo integral. Es decir, se entiende por desarrollo el tecnológico, el científico, el económico, el urbano, etc. y son Por: Dra. Eneida Torres de Durand pocos los que luchan auténticamente por un desarrollo integral y sostenido en el que las prioridades las constituyen los valores humanos y sociales a los que deben servir la ciencia, la tecnología, la economía, la gerencia, la administración y en general todas las disciplinas aplicadas. La realidad de Puerto Rico en términos del quehacer social hoy día se caracteriza por una ausencia de visión, de falta de solidaridad colectiva, de una gran erosión social y de falta de valores cívicos. Para enfrentar esta realidad necesitamos un proyecto común, una visión compartida que recoja nuestras aspiraciones y el ideal del País que queremos. En este esfuerzo la educación y el desarrollo del capital humano, al igual que en los años ’40, constituye la herramienta clave. Es nuestra gente nuevamente la que nos dará la ventaja competitiva para elevar nuestra calidad de vida y posicionarnos como embajadores y ejemplo de las mejores prácticas de la gestión económica y social y competidores exitosos de las sociedades consideradas como líderes del Siglo XXI. Puerto Rico tiene que demostrar que es capaz de gestionar su desarrollo integral para alcanzar su prosperidad. Peter Drucker ha insistido en el hecho de que es la visualización (visión) y los valores (principios éticos) los que definirán la sobrevivencia y el desarrollo de las organizaciones del futuro. Señala que: “existen técnicas de gerencia y administración, pero la gestión de administrar es fundamentalmente un sistema de valores y creencias, una cultura. La gerencia no responde al desarrollo social y económico. Lo crea. No hay países subdesarrollados, sólo hay países “subadministrados”. Asunto Estratégico Núm. 2 El discurso público está desgastado El diálogo, el debate, el discurso público en Puerto Rico está en absoluto desfase con la realidad. Ello responde principalmente a que se ha adoptado como modelo para promover el diálogo, el discurso político que se ha venido desgastando y éste ha ido ocupando el espacio de todas las otras formas de diálogo. El modelo de reflexión y debate político-partidista en este momento histórico se manifiesta como un modelo de conflicto, de dicotomías, de divisiones, de polarizaciones, de malas intenciones o dirigido a hacer daño al que se considera nuestro adversario sólo porque piensa de forma distinta a nosotros. Asunto Estratégico Núm. 3 Nuestras estructuras básicas están colapsadas Las estructuras socioeconómicas básicas de Puerto Rico están colapsadas. Están colapsadas en el sentido que muchas de ellas, por no decir la mayoría, no tienen pertinencia real con lo que ocurre en el Puerto Rico del Siglo XXI. No creo que esto sea marcadamente distinto a la experiencia de 1940, en donde las estructuras fundamentales del país también se colapsaron. Fueron estructuras, en aquel momento, que se crearon a fines del siglo 19 y principios del siglo 20 y que le sirvieron al país por cerca de 40 a 50 años. En la década del ’40 surgen nuevas estructuras de servicio al país y estas ya nos han servido por cerca de 70 años. Considero que nos encontramos nuevamente hace más de 4 décadas ante el colapso de estas instituciones. La diferencia significativa es que en la década del ’40 las nuevas opciones surgieron del proceso político, En aquel momento el liderato político generó los nuevos esquemas que le sirvieron a Puerto Rico por los pasados setenta años. En estos momentos me temo que las estructuras políticas de Puerto Rico son parte del colapso y que, por lo tanto, tenemos que buscar opciones fuera de esas estructuras básicas. El proyecto del País deber ser inclusivo y participativo. Al presente contamos con aportaciones valiosas de muchos sectores con propuestas muy válidas lo que resta es deliberar y generar consensos. Puerto Rico necesita compromiso y voluntad para generar consensos y cohesión social para implantar las reformas Ahora, si estamos de acuerdo en los factores que inhiben la prosperidad de Puerto Rico, y lo han sido por muchos años, ¿qué está ocurriendo y qué va a ocurrir? Puerto Rico ha vivido por años sin tomar decisiones de prioridades. No porque no sepamos que hay que tomarlas, sino simple y llanamente porque no hay la voluntad de tomarlas, no existe un proyecto social del tipo de País al que aspiramos, las metas colectivas compartidas y no hay los instrumentos para generar e identificar los consensos. En el sector público todos sabemos qué no funciona; todos sabemos que no hay recursos para hacerlo todo; todos sabemos que las agencias no tienen el nivel de calidad mínimo aceptable, todos sabemos donde hay duplicación; todos sabemos donde sobran recursos. La pregunta es, ¿dónde está la voluntad de tomar las decisiones que, todos sabemos, que tendremos que tomar tarde o temprano? El problema fundamental de Puerto Rico, no es un problema de falta de recursos económicos, es un problema de compromiso y voluntad para lograr los consensos necesarios para implantar las reformas. Se requiere para ello, un nuevo entendimiento colectivo. Se requiere una redefinición de éxito para que las experiencias de éxito compartidas sean tan valiosas o más valiosas que los éxitos individuales. Se requiere que seamos capaces de sobreponernos al insularismo que nubla nuestro entendimiento y podamos aprender de cómo otros países han logrado desarrollar una economía más próspera. La competencia superficial destructiva entre los sectores público y privado, y dentro de cada una de las unidades del sector público y entre las unidades del sector privado, lo que hace es reducir la capacidad colectiva del país. Hay que terminar con la superficialidad de quién es el bueno y quién es el malo. Hay que terminar con la visión de fraccionalización que impide generar las acciones requeridas para potenciar los cambios que reclama nuestra realidad presente. Urge aceptar lo que es la diversidad, el pluralismo y la complementariedad de los esfuerzos. Hay que identificar dentro del sector público, el privado y el sin fines de lucro qué unidades tienen ventajas competitivas que puedan servir de modelo de las mejores prácticas, igual que Puerto Rico tiene que hacerlo dentro de la economía mundial. Dentro de esas ventajas es necesario identificar cuál es el papel que juega la educación y el desarrollo del capital humano para asegurar que nos insertamos exitosamente en la economía global y más que nada que logramos una ventaja competitiva que nos permita elevar nuestra calidad de vida y nuestra prosperidad. La pregunta que tenemos que hacernos es: ¿educación y desarrollo del capital humano para qué?, ¿qué aportaciones de transformación social y económica esperamos de nuestra gente en este Siglo 21? Pero, para contestarnos esa pregunta, tenemos que definir el proyecto que queremos, la visión del Puerto Rico al que aspiramos y los recursos con los que contamos para ello. Hace más de setenta años se contestó esa pregunta y el sistema educativo, y los restantes sistemas sociales en ese momento produjeron unos cuadros directivos para el país. Las escuelas públicas generaron una fuerza laboral productiva y una mentalidad de respeto democrático y aprecio a la dignidad humana que era lo que necesitaba el País. Urge desarrollar líderes a la altura de los tiempos Para alcanzar esta aspiración y lograr que el país este a la altura que el nuevo orden mundial le exige tenemos que ser capaces de responder al Puerto Rico del presente y de las futuras generaciones. Los esfuerzos de transformación deben ir encaminados a promover la creatividad, la innovación, la ética laboral, el trabajo en equipo, el liderazgo, el respeto a los valores democráticos y a la dignidad humana. Me parece que lo importante es la identificación de oportunidades de colaboración, en vez de focalizar en la competencia pequeña. Pero ello no puede ocurrir si los sectores público, privado, sin fines de lucro y la academia no unen las voluntades. Nosotros damos por sentado que en Puerto Rico el sector público y el sector privado trabajan de manera colaborativa y complementaria pero la pregunta es: ¿hay en Puerto Rico, en todos los niveles, la capacidad de auto-crítica, el juicio crítico, la disponibilidad a cambiar cuando se reconoce el error, la capacidad de analizarse en lo bueno y en lo malo, la capacidad a disentir creativamente? “Aspira a lo absoluto si en lo relativo quieres progresar”, nos señalaba Unamuno en su magistral ensayo ¡Adentro! Debemos forjar los auténticos líderes, por los que el pueblo clama. Por su parte, Hostos nos señala que el ciudadano más educado para la vida es el que puede servir mejor a sus semejantes. Nuestros líderes deben servir de ejemplo, debemos formar líderes que asuman posturas firmes, líderes que sean los primeros en dar un paso al frente, líderes que eduquen con la palabra y con la acción, líderes de certidumbre moral; líderes que le señalen caminos a su pueblo, no bárbaros escolarizados como señalaba Ortega y Gasset en su ensayo sobre La Universidad y algunos hasta analfabetos; líderes que insuflen fe y confianza, líderes que no fomenten complejos de inferioridad al país, líderes comprometidos con la excelencia y la calidad, líderes que vengan a dar, no a buscar, líderes que se sientan orgullosos de ser puertorriqueños, líderes que sean guías y conciencias de nuestro pueblo. En la medida en que el debate sea uno exclusivamente de estructura hueca y luchas de poder, entonces no tenemos grandes esperanzas. Demás está decir, este problema no es sólo de un sector de la sociedad, sino que lo comparte tanto el sector público como el empresarial. No puede haber encuentro colectivo de sectores socioeconómicos, si el ser humano no se encuentra consigo mismo a nivel individual, ¿cuál es el papel que nos corresponde? Estas preguntas tienen que contestarse con una gran apertura interna, de diálogo; una apertura a las necesidades de la sociedad inmediata a la cual servimos y una apertura al mundo. Pero tiene que sobretodo partir, de un análisis profundo, a nivel personal e individual de cual va ser mi contribución personal al mejoramiento de nuestro País, ¿Utópico? ¿Soñador? ¿Romántico? Estoy convencida que con compromiso, creatividad y voluntad esta visión del País al que aspiramos es alcanzable. Bibliografía Drucker, Peter. (1993). Managing for the Future. New York; Penguin Books. Hostos Eugenio María. (1991). Ciencia de la Pedagogía. Obras Completas Vol. VI, Editorial Universidad de Puerto Rico. Kaplan, Robert & Norton, David. (1996). The Balanced Scorecard; Boston, Mass; HBS Press. McTigue, Maurice. (2007). Making a Difference Through Good Governance. McTigue, Maurice. (2008). The Effect of Transparency, honor and Result in Government. McTigue, Maurice. (2004). Rolling Back Government: Lessons from New Zeland. Ortega & Gasset. (1930). Misión de la Universidad. Revista de Occidente, SA Madrid. Torres de Durand, Eneida. (1993). Cultura Organizacional y Planificación Estratégica: Aplicación al Contexto del Sector Público. Tesis Doctoral. Universidad Interamericana de Puerto Rico. Torres de Durand, Eneida. (2008). Resonancia y Sincronía: Arte y Disciplina de la Gestión Estratégica del Capital Humano. Puerto Rico: Editorial Puertos. La Dra. Eneida Torres de Durand es Directora Ejecutiva del Centro de Gobernanza Pública y Corporativa de la Universidad del Turabo y profesora adjunta de la Escuela de Negocios y Empresarismo. Es Planificadora Profesional Licenciada y Socia Fundadora de la firma consultiva Ideas for Organizational and Management Development, Inc. Es miembro de la Junta de Directores del Instituto para el Desarrollo del Liderazgo y la Responsabilidad Social. © Derechos Reservados 2012, 2007