REVISTA CUBANA DE PSICOLOGÍA Vol. 9, No. 1, 1992 EL SENTIDO DE LA VIDA: COMPONENTE ESENCIAL DE LA AUTORREGULACIÓN DE LA PERSONALIDAD Alvaro Leonardo Zamora Hernández, Departamento de Psicología, Universidad Central de Las Villas RESUMEN En el artículo se plantea la necesidad de la investigación psicológica en el nivel de la personalidad, a través del concepto de unidad de la vida psíquica formulado por Vygotsky donde se enfatiza en el carácter integrado y estructurado de la motivación que se revela en diferentes formas sintéticas y complejas de regulación. Afirmamos en calidad de unidad de la vida psíquica el sentido de la vida, por el que entendemos una formación psicológica consciente que contiene los motivos rectores que participan en la autorregulación. Se sintetizan además las relaciones del sentido de la vida con las experiencias vitales y otros componentes de la autoconciencia (ideales, autovaloración y proyectos). Por último planteamos uns estructura del sentido de la vida y la organización jerárquica de los componentes de la misma. ABSTRACT In this article it is stated the necessity of the paychological investigation at the level of personality through the concept of unity of the psychical life formulated by Vygotsky which lays emphasis on the estructured and integrated character of motivation. Such motivation is expressed through synthetic and compiexs forms of regulation. It is maintained that one form of the unity of the psychical life is the sense of life whicl»means that . it is conscious psychological formation that contains the main motives which participate in the autoregulation. A synthesized explaination of the relation of the sense of life with vital experiencies and other components of the autoconsciencie (¡deals, autovaloration and proyects) are also given. Besides, a structure of the sense of life as well as the hieralchical organization of its components are suggested. La investigación de la personalidad como el sistema superior de regulación y mediatización de lo psíquico, cobra cada vez rnás fuerza en la psicología marxista. Pensamos que esto es consecuencia y en gran medida de la gran plataforma de resultados empíricos archivados por las diferentes ramas de la psicología aplicada, que han planteado a esta ciencia la necesidad de aproximarse a una comprensión real y objetiva de los problemas de la existencia humana. Una de las respuestas a este reto se expresa a través de la consideración metodológica sobre el desarrollo ontogenético como el oroceso de los factores determinantes principales del desarrollo de la personalidad, ¡dea planteada ya en los trabajos de Vygotsky. Al referirse a la concepción central de este autor L. I. Bozhovich afirmó que su núcleo se podía resumir en la tesis que considera que: las nuevasestructuras sistémicas que caracterizan la personalidad se forman en el proceso de ontogénesis, de desarrollo individual. (4, 1). Aquí no sólo se puntualiza la idea del determinismo causal que expresa la posición jerárquica de un conjunto de condiciones sobre otras, sino también la idea del determinismo sistémico cuando se plantea este tipo de conformación de las estructuras psicológicas del sistema personalidad. De la anterior consideración metodológica se desprenden un conjunto de tareas entre las que destacamos aquellas que tienen que ver con la comprensión y elucidación de las particularidades de cada etapa del desarrollo ontogenético, incluyendo los límites de estas, sus interrelaciones y otros. Sobre esta base en la Psicología Marxista se establece otro punto de vista y es el que plantea en el curso de este desarrollo individual, la búsqueda de la especificidad de los contenidos y funciones psicológicas que caracterizan la personalidad en el proceso de su desarrollo. Una dirección de esta orientación que compartimos es la que se apoya en el concepto de unidad de la vida psíquica introducido por Vygotsky. Este concepto, como plantea Femado González, enfatiza la unidad no como un elemento aislado o sumatorio de elementos, sino como una síntesis cualitativa que refleja elementos esenciales de la totalidad en que se integra. (5, 21). La búsqueda de las unidades psicológicas que conforman la personalidad ha derivado en un conjunto de estructuras psicológicas tales como: el sentido personal (Leontiev), formaciones de sentido (Bratus), formaciones psicológicas complejas (Fernando González), que en lo esencial han estado dirigidas a la explicación de los móviles de la conducta humana a través de complejas síntesis de estructuras psicológicas que participan en la autorregulación. De esto último se infiere que los motivos de la personalidad no pueden estudiarse como unidades dinámicas aisladas que la orientan en un comportamiento inmediato, sino en el complejo proceso de la mediatización de su función reguladora por la autoconciencia, aspecto distintivo de toda función psíquica superior. En calidad de unidad de análisis planteamos el sentido de la vida, estructura psicológica esta característica de la personalidad desarrollada, entendiendo a esta última como aquella que participa conscientemente en la construcción de su orientación hacia el futuro en forma de proyectos, metas, ideales que la ponen en posibilidades de realización personal. JExisten distintos niveles de jerarquía y complejidad de los motivos en la personalidad, sin embargo todos los motivos se integran con un nivel dado de organización en la personalidad del hombre diferenciándose el potencial regulador de estos motivos sobre el comportamiento y las formas de su expresión en la jerarquía motivacional de aquella. Así es entonces que existe un núcleo de motivos básicos que determinan el sentido de la vida de la personalidad con sus manifestaciones esenciales, y que por lo tanto constituyen los rectores del nivel superior de regulación de la personalidad a partir de los cuales se mueve y se desarrolla el sistema autorregulador que se expresa en múltiples direcciones en los ideales, proyectos, autovaloración. Lo anterior nos hace afirmar que el sentido de la vida es una estructura psicológica que se caracteriza por su alto potencial jerarquizador y regulador de la personalidad. Sobre el por qué de la gravitación del hombre hacia el problema del sentido de su vida plantea A. I. Titarenko: Ello radica en la necesidad de organizar en forma independiente la actividad vital, de planificarla y dirigirla, de encaminarla a un fin. La actividad del hombre, como se sabe, no se forma de actos aislados&iyo se desmenuza en una multitud de pequeños fragmentos no enlazados entre sí; es un sistema siempre conocido de actos encadenados en una línea de conducta más o menos consecuente. (9, 273). La génesis del sentido de la vida, junto con la de otros sentidos generales de la personalidad (del yo, del mundo), hay que buscarla en el conjunto de experiencias vitales que acumula el sujeto en su vida. Al respecto plantea la Lie. Mayda Alvarez Suárez las elaboraciones que el sujeto expresa en su sentido de la vida implican un compromiso afectivo... y más adelante agrega ...estas pueden haberse conformado en lo fundamental sobre la base de las experiencias vividas... (2, 119). Estas experiencias vitales constituyen un conjunto de vivencias de las personas sobre los hechos que han tenido lugar en su vida, que por su importancia y trascendencia pueden estar relacionada con la forma de comportamiento del individuo, y que se encuentran en una alta posición dentro de la estructura jerárquica de sus motivos con distintos grados de concientización, y actúan como condicionantes de determinadas cualidades psicológicas, desde las más elementales hasta niveles más altos, como las convicciones, valores, entre otras. Estas experiencias vitales como plantea Armando Pérez Yera son reflejo de las formas concretas del individuo de relacionarse con el medio, con los hechos que transcurren en su vida, específicamente la forma de vivenciarlos en el plano'subjetivo interno. (7, 4). Se presupone entonces que las experiencias vitales tienen que ver con aquellos hechos, sucesos que guardan una alta carga emocional afectiva y sentido personal para el sujeto. Ellas van en una u otra dirección enriqueciendo y conformando el mundo psicológico del sujeto. Son varios los autores que coinciden con la idea, demostrada por investigaciones realizadas con este objetivo, de que el sentido de la vida surge en la edad juvenil donde según A. I. Titarenko el hombre satisface las necesidades sociales superiores aunque aún no maduras (desde el punto de vista social) ... más adelante plantea... En los años de maduración espiritual comienza a busca/ con mayor intensidad y pasión el ideal, a meditar con mayor frecuencia en los secretos de la existencia humana, ansia fines elevados que le dan sentido a esa existencia... (9, 273). Ese individuo y continúa este autor, socialmente maduro es apto para dirigir su propia actividad vital. Dispone de los conocimientos y concepciones generalizados necesarios sobre su posición en el mundo, y de las orientaciones valorativas sobre cuya base es capaz de realizar la elección de los fines finales y de los principios de la vida, de determinar su línea de conducta. Es este el individuo que está preparado para realizar el sentido de su vida... el cual ha logrado una independencia relativa de su conducta respecto a la presión de las condiciones inmediatas que lo circundan... (9, 274). El sentido de la vida, el sentido del yo, del mundo y junto con determinadas condiciones objetivas se incorporan a la conformación de imágenes de la situación actual (a través de los proyectos), y potencial (ideales). Esto hace que el sentido de la vida esté en muy estrecha relación con otras estructuras psicológicas de la personalidad de menor potencial jerarquizados Con los proyectos vitales, en los cuales se expresan por una parte, los contenidos que el sujeto incluye en su sentido de la vida e incluso las vías y medios que este utiliza para materializarlo. Por tanto el sentido de la vida no resulta una abstracción de ideas sobre la existencia concreta del sujeto, el encarna una realidad psicológica específica, existe incorporándose a la autorregulación de la personalidad direccionando a la misma, toda su actividad y relaciones vitales. En las investigaciones que hemos realizado sobre el sentido de la vida se ha constatado vínculos significativos entre estas dos estructuras psicológicas, reflejados tanto en sus respectivos contenidos como en sus indicadores funcionales. Siguiendo la lógica de nuestro análisis el sentido de la vida tiene estrechos vínculos con el ideal que representa la situación potencial que el sujeto incorpora a la regulación de su conducta. El ideal no es entonces lo que el sujeto es en su situación concreta, no es su ser real, sino el modelo, la imagen de lo que él aspira a ser; sin embargo esto que el sujeto aspira a ser su ideal cobra vida para aquel, sólo cuando se incorpora a la regulación de su conducta a través de los proyectos vitales resultando efectivo en la orientación de la misma. Por consiguiente el ideal no deviene per se, ajeno e independiente a la situación actual, presente y significativa para el sujeto y sobre la cual él se erige reflejándola y transformándola en los marcos que establece y posibilita el sentido de la vida de ese sujeto. Las relaciones entre el sentido de la vida, los proyectos vitales y los ideales, que son expresión de las relaciones que se establecen entre las tres dimensiones temporales actuantes de la autorregulación de la personalidad: pasado, presente y futuro pueden resumirse en la siguiente frase que expresa, a su vez la continuidad de la existencia humana: La personalidad es en la medida de lo que fue, y será en la medida de lo que es, pero como su orientación fundamental es hacia el futuro ella es en la medida de lo que será. Por tanto en lo que la personalidad fue se refleja lo que aspiró e hizo; en lo que es, lo fue y lo que será; y en las imágenes que tiene de lo que será, lo que ha sido y es. Para la Psicología Marxista esta dialéctica de las dimensiones temporales en la regulación psicológica de la conducta, tiene un gran valor no sólo diagnóstico sino también como elemento fundamental del pronóstico del desarrollo de la personalidad a partir del cual se puede potenciar este último en las direcciones de las formas histórico-concretas de realización personal. El sentido de la vida por otra parte, tiene estrecha relación con la autovaloración pues es este el proceso que le facilita al sujeto un ajuste y adecuación constante de la imagen de sí a su situación objetiva, a partir de lo cual el sujeto elabora las direcciones específicas de su autoeducación y autoobjetfvación con la participación directriz del sentido de la vida. Esta imagen de sí funciona como un elemento necesario de la organización, proyección y realización de la vida del sujeto, reflejándose al mismo tiempo en el contenido y función de las estructuras psicológicas que surgen en estos tres importantes momentos de la autorregulación de la personalidad. Resulta obvio por todo lo explicado con anterioridad que sólo un sujeto con alto desarrollo de los procesos reflexivos puede estar en verdaderas condiciones de poder construir estas estructuras psicológicas. doras y transcendencia para el desarrollo de la personalidad de las mismas. El hecho de que el sentido de la vida tenga estrecha relación con otros componentes de la autoconciencia nos permite afirmar que él no representa una realidad psicológica* inmutable, ajena, exenta de posibles cambios, reestructuraciones e incluso transformaciones, sino todo lo contrario, hacia el sentido de la vida fluyen las vivencias de todo lo que el sujeto realiza, de todo lo que resulta de su actividad y relaciones vitales. Para la Psicología Marxista la comprensión de este problema es posible por cuanto se parte de que La esencia del hombre no está dada por su naturaleza, no se le otorga en forma natural. Ella se autodetermina. La historia en la vida social, el proceso de desarrollo social, son simultáneamente el proceso de formación de la esencia del hombre. En esta permanente autotransformación durante la actividad creadora espiritual y material para modificar el mundo hay que buscar el significado del sentido de la vida del hombre. (9, 282). 1. Contenido: es el planteamiento real del sentido de la vida, su sustrato o fundamento. Estos componentes son: Este puede ser: Generalizado, cuando el sentido de la vida no precisa ni circunscribe al logro de un determinado rol, posición social, sino que puede resultar latente en el transcurso de la vida del sujeto: (Ser útil, ser una persona feliz). Concreto, cuando el sentido de la vida se objetiviza, se concreta y encarna el logro de algún rol, posición social. (Tener una familia, tener un buen trabajo, tener un grado científico) 2. Significación: expresa la proyección y trascendencia directa del sentido de la vida. La gravitación sobre el sujeto de múltiples condiciones y factores objetivos hacen real la influencia de estos sobre la conformación del sentido de la vida, así como el peso de la misma. En su conjunto destacan un aspecto moral del sentido de la vida que según A. I. Titarenko... su importancia y peso específico han rimbiado constantemente en el curso de la propia historia de la moml participando en la regulación moral de la conducta, fundamentando y justificando tal o cual conjunto de prescripciones, reglas y valoraciones morales... (9, 276). Este puede tener dos direcciones: Social, cuando es esta la repercusión directa de la realización del sentido de la vida del sujeto. Personal, cuando la realización del sentido de la vida satisface necesidades que repercuten directamente en la vida personal. 3. Elaboración personal e implicación emocional afectiva con los contenidos que ofrece el sujeto lo que refleja su real capacidad reguladora. Ellos al mismo tiempo establecen marcos que reflejan un rango históricamente preciso en el que se mueve el sentido de la vida de ese sujeto. Sobre esta base, por tanto, se pueden establecer diferencias estructurales y funcionales del sentido de la vida, que pueden quedar reflejadas en los diferentes tipos del mismo, convencional mente discriminados por las relaciones de sus componentes. Para la Psicología Marxista que ubica al sujeto en el contexto de estos determinantes, le resultan más particular aquellos factóVes subjetivos que no sólo condicionan el surgimiento de esta estructura psicológica, sino que también estimulan su enriquecimiento, sus cambios. Estos suceden en el proceso de autotransformación objetiva de la personalidad en función de las tendencias del desarrollo social. Indudablemente las estructuras del sentido de la vida mencionadas tienen una organización jerárquica en la cima de la cual se encuentra la significación del mismo, pues sólo en la dimensión concreta que esta se expresa (personal o social), podría potenciar o no un desarrollo real de la personalidad. De hecho nosotros pensamos que el elemento distintivo de la personalidad del hombre de nuestra sociedad, es su orientación social por tanto es esta la que le puede garantizar una plena autorrealización. Las investigaciones sobre el sentido de la vida nos han posibilitado aproximarnos a una primera caracterización de su estructura. Estos elementos no sólo reflejan diferencias en el sentido de la vida de las personas con relación a la estructura del mismo, sino también a sus potencialidades regula12 No pensamos que los caminos que pueden llevamos a la solución de los problemas planteados aquí se hayan cerrado, y mucho menos estén totalmente recorridos. La ciencia es un proceso de búsqueda constante y solución de contradicciones. Si nos sumamos, por todo lo planteado, a los convencidos de que el sentido de la vida es una estructura psicológica principal del sistema autorreguiador de la personalidad desarrollada, el que junto con otras, le garantiza solidez y armonización a ese desarrollo. REFERENCIAS 1. Abuljanova, K. A. (1984). Vías para construir la tipología del individuo. Revista Ciencia Sociales No. 2. Moscú. 2. Alvarez Suárez, Mayda (1987). Concepción del mundo y sentido de la vida. Investigaciones de la personalidad en Cuba. Editorial Ciencia Sociales. La Habana. 3. (1988). El sentido de la vida como expresión de la motivación superior humana. Su estudio en un grupo de jóvenes cubanos. Revista Cubana de Psicología. Vol. V, No. 1. 4. Bozhovich, L I. (1977). El concepto de desarrollo histórico cultural de la psiquis y sus probabilidades de éxito. Revista Soviet Psychology. Vol. XVI. No. 1. 5. González Rey, Fernando (1988). Estado actual en la búsqueda de las unidades de análisis de la personalidad. 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