220-36784 Asunto: Tratamiento de los créditos litigiosos en el concurso liquidatorio. En atención a sus escritos recibidos vía fax y radicados en esta entidad los días 24 y 26 de abril del 2000 con los números 437.382 y 438.740 respectivamente, en los cuales solicita, de una parte, se le informe e indique con un ejemplo práctico la liquidación de una indemnización por el no pago oportuno a un trabajador de los salarios debidos y, de otra, se le absuelvan unos interrogantes relacionados con los créditos litigiosos, esta oficina se permite hacer las siguientes precisiones y consideraciones de orden legal a efectos de darles respuesta, advirtiendo que se atenderán en el mismo orden en que fueron formulados. Conforme a lo establecido en el numeral 1° del artículo 65 del Código Sustantivo del Trabajo, "si a la terminación del contrato, el empleador no paga al trabajador los salarios y prestaciones debidos, salvo los casos de retención autorizados por la ley o convenidos por las partes, debe pagar al asalariado, como indemnización, una suma igual al último salario diario por cada día de retado". Como quiera que el sentido y alcance de la norma transcrita, resultan suficientemente claros, basta tan sólo dividir el valor del salario (con todos los factores que de él hacen parte) entre treinta (30) y ese resultado se multiplicará por el número de días de retardo para obtener el valor de la indemnización respectiva. A este respecto y para una mayor precisión sobre su caso particular, nos permitimos sugerirle consulte con la autoridad del trabajo de su localidad, quien atenderá de manera más exacta su inquietud. 1. "¿Cómo se implementa dentro de una obligación liquidatoria la reserva para las obligaciones litigiosas?" Sea lo primero advertir que como consecuencia de la universalidad que caracteriza al proceso concursal liquidatorio, todos los acreedores del deudor deberán hacerse parte en él a efectos de obtener el reconocimiento, la calificación y graduación de sus créditos, así como el pago de los mismos en el orden y prelación establecidos en la ley, ya sea que se trate de obligaciones ciertas, expresas y exigibles a cargo del deudor concursado, de las llamadas condicionales o litigiosas, debiendo, además, presentar prueba siquiera sumaria de la existencia de las mismas. Ahora bien, en el entendido que la pregunta se refiera al tratamiento que en la liquidación obligatoria deba darse a un crédito litigioso y la forma de constituir la reserva respectiva, el artículo 178 numeral 16 de la Ley 222 de 1995 establece que corresponde a la junta asesora del liquidador disponer la constitución de una reserva adecuada para atender el pago oportuno de las obligaciones condicionales o sujetas a litigio, la cual se invertirá en forma que asegure su conservación o rendimiento. Lo anterior supone, entonces, que en la oportunidad prevista en el artículo 158 ídem se hayan presentado reclamaciones por obligaciones de esta naturaleza, en cuyo caso una vez surtido el traslado de créditos de que trata el artículo 125 de la misma ley, la junta asesora procederá a impartir instrucciones al liquidador a efectos de que se constituya la correspondiente reserva por la cuantía estimada por el acreedor en sus pretensiones y en la forma que resulte más conveniente con su finalidad. 2. "¿Cuáles serían las consecuencias procedimentales inmediatas?" La constitución de las reservas a que haya lugar en el trámite de una liquidación obligatoria tiene por objeto garantizar el pago oportuno de las obligaciones condicionales o sujetas a litigio que fueren presentadas en tiempo, en el evento en que una vez proferida y ejecutoriada una sentencia, laudo arbitral, conciliación u otra decisión administrativa con carácter vinculante entre las partes en litigio, llegaren a ser ciertas, claras y exigibles a cargo de la concursada. Es el reconocimiento dentro del escenario liquidatorio de una situación jurídica procesal paralela y expectante en el sentido de la posibilidad que le asiste a una persona de conseguir un derecho de crédito cierto que deba ser reclamado en aquél, y, desde el punto de vista procesal, no tiene otra consecuencia distinta de la mencionada garantía. 3. "¿Qué sucedería en el evento en que los activos a liquidar sean de menor valor que la sumatoria de las acreencias ciertas y litigiosas?" Como en efecto puede suceder, si los activos liquidables del deudor resultaren insuficientes para cancelar la totalidad de sus obligaciones, se pagarán estas hasta donde alcance, siguiendo el orden de prelación establecido en la ley, artículos 2488 y siguientes del Código Civil, sin perjuicio de lo establecido en el artículo 197 de la Ley 222 de 1995, en el sentido de que los gastos de administración surgidos durante el trámite liquidatorio, se pagan inmediatamente y a medida que se vayan causando. 4. "¿Acaso se suspende toda actuación liquidatoria hasta tanto sea definido el litigio mediante sentencia o conciliación?" Conforme a lo establecido en el artículo 209 de la Ley 222 de 1995, "la iniciación, impulsión y finalización del concordato o de la liquidación obligatoria, no dependerán ni estarán condicionadas o supeditadas a la decisión que haya de tomarse en otro proceso, cualquiera sea su naturaleza. De la misma manera, la decisión del proceso concursal, tampoco constituirá prejudicialidad de la determinación que deba proferir otro juez", luego la existencia de obligaciones condicionales o sujetas a litigio presentadas al concurso no lo suspende, ni condiciona las decisiones que en él deban tomarse. 5. "¿Cómo sería la calificación y graduación de esta reserva? Y si incrementa nuestro porcentaje de participación en las reuniones liquidatorias?" La calificación y graduación de créditos (no de reservas) supone un ejercicio valorativo de las pruebas allegadas al proceso como soporte de la existencia, exigibilidad y cuantía de las obligaciones a cargo del deudor concursado, así como la determinación de su naturaleza, grado y prelación al pago, de donde las obligaciones condicionales o litigiosas, en estricta juridicidad, no serán objeto de calificación ni graduación salvo en lo que respecta a su naturaleza misma y la presunta cuantía estimada en el valor de las pretensiones y por cuyo monto debió constituirse la respectiva reserva, pues, adviértase que, en todo caso, lo que se encuentra en litigio o sujeto al acaecimiento de una condición, es, justamente, la existencia, la exigibilidad, la cuantía e incluso el grado o la prelación. Así mismo, nótese como en la hipótesis que se plantea, la calidad de acreedor se adquiere una vez se profiera en el correspondiente proceso, arbitramento o conciliación una sentencia o fallo que así lo disponga, de suerte que hasta tanto no se detente tal calidad, la existencia del crédito es una mera expectativa que otorga sólo derecho a que se garantice con la constitución de una reserva su oportuno pago, si llegare a existir. Por otro lado, no obstante lo confusa que resulta la segunda parte de la pregunta, cabe presumir que hace referencia al hecho de la eventual participación en la junta asesora del liquidador por quien presenta un crédito litigioso al concurso, en cuyo caso se ha de manifestar que conforme a lo preceptuado en el artículo 173 y 174 de la Ley 222 de 1995, corresponde al juez del concurso designar a sus miembros de tal forma que en ella tenga representación cada una de las categorías de acreedores del deudor, así como los socios de la entidad deudora. Su composición obedece no al capricho arbitrario de su nominador sino a la potestad discrecional del director del proceso; sus funciones de asesoría y fiscalización de la gestión del liquidador las establece el artículo 178 ídem, y la participación de los miembros designados en las decisiones que deba tomar se circunscribe al ejercicio de un único derecho de voto que se obtiene por la designación misma y NO en razón a un porcentaje de la obligación respecto al total de lo debido por el sujeto concursado. En otros términos, la cuantía de la acreencia que se reclama no determina el derecho de voto en la junta asesora, cuyas decisiones se toman con el voto favorable de la mayoría de sus integrantes, es decir, con el voto favorable de la mitad más uno de sus miembros, independientemente del monto de la acreencia de cada uno de ellos. En los anteriores términos damos respuesta a su consulta, no sin antes advertirle que el alcance del presente pronunciamiento es el contemplado en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.