OSTEOMUSCULAR Artritis reumatoide Paso a paso La introducción de nuevos fármacos en el tratamiento de enfermedades, como la artritis reumatoide, progresivas e incapacitantes, viene acompañada de una carga de expectativas por parte de los pacientes que desgraciadamente no siempre es justificada. Será necesario algún tiempo para confirmar la eficacia de estos nuevos productos a largo plazo. Hoy por hoy, debemos destacar más allá de su eficacia, el hecho de que introducen nuevos mecanismos de acción farmacológicos para combatir una patología dada. El alivio de los síntomas, aunque muy importante, no es suficiente en el caso de los pacientes con artritis reumatoide, y los intentos por frenar su curso, mediante los denominados fármacos modificadores de la enfermedad constituyen el centro de la investigación en este campo. La mayoría de los fármacos de que se dispone hasta la fecha presentan una elevada toxicidad, raramente mantienen una eficacia sostenida y muchos pacientes deben recurrir a asociaciones de fármacos para ejercer un control más eficaz sobre la enfermedad. La leflunomida es un nuevo fármaco que en estudios animales inhibe de forma eficaz la progresión de la artritis reumatoide. Se desconoce cual es su mecanismo de acción in vivo pero una de las hipótesis sobre su mecanismo de acción sugiere que al inhibir de forma selectiva la dihidroorotatoreductasa, un enzima implicado en la síntesis de novo de las pirimidinas, la leflunomida puede actuar de forma selectiva sobre los linfocitos T activados implicados en la patogénesis de la artritis reumatoide. Una vez observado su efecto sobre la progresión de la artritis en animales, se demostró su eficacia en ensayos clínicos previos en fase II y se han publicado recientemente los resultados de un ensayo clínico en fase III en el que se ha comparado el efecto de la leflunomida con placebo o sulfasalazina en pacientes con artritis reumatoide activa. Los sujetos se asignaron de forma aleatoria al tratamiento con leflunomida, placebo o sulfasalazina. La incapacidad funcional constituye el factor más importante para el paciente con artritis, por ello se valoraron en el estudio el dolor y el recuento de articulaciones inflamadas y la valoración general tanto del clínico como del paciente. Los resultados obtenidos con leflunomida y sulfasalazina resultaron similares y significativamente mejores que el placebo. La progresión radiográfica de la enfermedad resultó más lenta con leflunomida y con sulfasalazina que con placebo. La leflunomida tiene además la ventaja de presentar un rápido inicio de acción, que puede influir muy positivamente en la fidelidad del paciente al tratamiento. Los efectos adversos más frecuentes con leflunomida fueron la diarrea, nausea, alopecia y la aparición de erupciones cutáneas. Tiene además un efecto uricosúrico y se ha observado pérdida de peso en los pacientes tratados, pero su tolerancia es buena. En cuanto a las alteraciones transitorias en la función hepática fueron más frecuentes en el grupo tratado con sulfasalazina. Según los autores del estudio, la leflunomida puede constituir una opción válida como antirreumático modificador de la enfermedad dado su perfil de seguridad y eficacia, junto con su novedoso mecanismo de acción. Smolen JS, Kalden JR, Scott DL, Rozman B, et al. Efficacy and safety of leflunomide compared with placebo and sulphasalazine in active reumathoid arthritis: a double blind, randomised, multicentre trial. Lancet 1999; 353: 259-66.