A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 14 de abril de 2004, habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación: doctores Pettigiani, Negri, de Lázzari, Salas, Roncoroni, Soria, Hitters, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa Ac. 75.203, “Domínguez, Joaquín. Demetrio Daños y y otra perjuicios y contra Balcaza, beneficio de Claudio litigar sin gastos”. A N T E C E D E N T E S La Sala II de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de Morón -por mayoría- confirmó la resolución apelada en lo que fuera materia de agravios y, en consecuencia, tuvo por perimida la instancia, con costas a la actora. Se interpuso, por la demandante, recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley. Dictada la providencia de autos y encontrándose la causa en estado de dictar sentencia, la Suprema Corte resolvió plantear y votar la siguiente C U E S T I O N ¿Es fundado inaplicabilidad de ley? el recurso extraordinario de V O T A C I O N A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Pettigiani dijo: I. En lo que interesa destacar para el recurso traído, la Cámara a quo, por mayoría, confirmó la declaración de caducidad de la instancia decidida a fs. 273/274 vta. por el juzgador de origen (fs. 298/302). Para resolver así, tuvo en consideración que: a) si bien a fs. 213 se dictó la suspensión de términos en autos, lo concreto es que con posterioridad el sentenciante supeditó la misma a la notificación de los presuntos herederos del codemandado Armellino Caporale -v. fs. 265-, de su rebeldía decretada en autos (fs. 259); b) dicha notificación estaba a cargo de las partes (últ. fs. cit.); c) a los fines de la caducidad resulta indiferente quién debió impulsar determinado acto procesal pues lo que la ley sanciona es la inactividad procesal más allá de los plazos previstos (ídem); d) de los elementos meritados no surge actividad procesal alguna por parte de la actora con posterioridad al auto de fs. 265 que hubiere interrumpido el plazo de caducidad, siendo aquél la última actividad jurisdiccional útil (no pudiendo atribuirse tal entidad a la constancia de observación de oficio de fs. 265 vta.), por lo que al momento del acuse de fs. 268, había transcurrido el plazo establecido por el inc. 3º del art. 310 del Código Procesal Civil y Comercial (fs. 299 y vta.). II. Contra este pronunciamiento interpone la accionante recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley por el que denuncia la errónea aplicación de los arts. 310, 311, 316, 317 y 318 del Código Procesal Civil y Comercial (fs. 306). En resumen, aduce que al dictarse la resolución apelada, en autos regía una suspensión de términos que impedía se cumplieran los plazos del art. 310 del ritual, declarándose la perención de la instancia sin que mediare levantamiento de dicha suspensión (ídem). Conteste con el voto expresado por la minoría del tribunal, con su transcripción da por cumplidos los cuestionamientos y fundamentos de su reclamo (ídem). III. El recurso no puede prosperar por su notoria insuficiencia. 1.- Tiene extraordinario de dicho esta Corte inaplicabilidad que el de ley recurso debe autoabastecerse (conf. Ac. 56.489, sent. del 19-XII-1995). A tales efectos no resulta idónea la remisión a los fundamentos del voto que quedó en minoría (conf. L. 54.387, sent. del 13-XII-1994; L. 58.101, sent. del 26-XI-1996) pues, de tal modo se omite impugnar argumentos que dieron sustento suficiente a la decisión cuestionada (art. 279, C.P.C.C. y su doctrina; conf. L. 50.902, sent. del 12-X1993). Baste la simple lectura de la pieza recursiva para evidenciar tal afirmación. En efecto, se dice a fs. 306, luego de un breve introito, insuficiente decisión, que “... pormenorizadamente recurrido, y por a el los error fundamentar cierto el para efectos desvirtuar de la puntualizar cometido en el fallo presente recurso aquí basta con apreciar el extenso y fundamentado voto del Dr. ROBERTO CESAR SUARES en su voto en minoría al que respetuosamente me permito transcribir a continuación...”. Agregando a modo de colofón que “... de lo expuesto en el voto que se transcribe supra surgen los cuestionamientos y fundamentos del presente recurso...” (fs. 308). Los destacados de la transcripción, -que no son del original- me persuaden, de la solución dada al presente. Ello forma de así recurrir pues, no y es como quedó idónea para expresado, dicha desvirtuar los fundamentos dados por los sentenciantes que a la postre hicieron mayoría pues la actividad del juez del tribunal que con su opinión quedó en minoría, está direccionada a disentir con la solución propugnada por sus colegas, mas no impugnar dicha eventual resolución. Consecuentemente, el método impugnativo adoptado por el recurrente en autos, no satisface en modo alguno lo requerido por el art. 279 último párrafo- del Código adjetivo, en cuanto a la observación de los presupuestos que deben cumplirse para la suficiencia de los planteos traídos a conocimiento de esta Corte mediante el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, como el incoado en la especie. Prueba de ello es que, la mayoría de la alzada decidió que la observación a fs. 265 vta. de un edicto ordenado a fs. 265, no constituye un acto procesal útil ver fs. 299 vta.- ya que en nada hace avanzar la causa hacia su fin, argumento este omitido por el judicante cuya opinión resultó minoritaria, por la propia solución dada por el mismo al caso, y que el quejoso, al transcribir el voto de este último magistrado, prefirió refutarlo -ver fs. 305 vta./307- por la forma en que dedujo el recurso extraordinario, lo que evidencia la insuficiencia de su impugnación (art. 279, C.P.C.C.). En tal sentido tiene dicho esta Corte que es insuficiente el recurso de inaplicabilidad de ley si en el mismo sólo se ha expuesto un criterio diferente al del juzgador, sin rebatir sus argumentaciones, siguiendo un razonamiento distinto al de aquél (Ac. 33.559, sent. del 18-XII-1984, en “La Ley”, 1986-A-616; “D.J.B.A.”, 129-450; y en “Acuerdos y Sentencias”, 1984-II-602). 2.- Finalmente, cabe señalar que la ley adjetiva 12.357 (publicada el 14-XII-1999) modificatoria del instituto procesal de marras no resulta aplicable al caso de autos -más allá de que no fue solicitada su aplicación por el recurrente en su libelo impugnativo- por la noción de consumo jurídico (art. 3, Cód. Civ.). En efecto, conforme lo tiene resuelto esta Corte, si bien el art. 3 del Código Civil establece que las leyes valen a partir de su entrada en vigencia aún para las consecuencias existentes, de es las decir relaciones que y consagra situaciones el jurídicas principio de la aplicación inmediata de la legislación nueva, que rige para los hechos que están in fieri o en curso de desarrollo al tiempo de su sanción, no resulta aplicable respecto de hechos consumados con anterioridad a su vigencia, razón por la cual no resulta aplicable al caso la nueva normativa porque -preci-samente- se trata del juzgamiento de hechos consumados con anterioridad a su vigencia (conf. doct. causas Ac. 60.659, sent. del 10-III-1998; Ac. 63.120, sent. del 31-III-1998 en “Jurisprudencia Argentina”, 1998-IV-29, “La Ley Buenos Aires”, 1998-848; Ac. 69.238, sent. del 15XII-1999), como acontece en la especie (conf. Ac. 69.971, sent. del 16-VIII-2000). Voto pues por la negativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo: Discrepo con el colega que me precede en la votación. Al momento de acusarse la caducidad de instancia, los plazos procesales se encontraban suspendidos por disposición judicial obrante a fs. 213. A fs. 264 la actora peticionó expresamente el cese de esta medida y el juez no la ordenó estableciendo que “previo a lo solicitado” se practicara la notificación del auto de fs. 255 mediante edictos. A fs. 265 vta. se evidencia que el cumplimiento de esta diligencia fue impulsada infructuosamente por la actora, dado que los edictos resultaron observados en fecha 17 de abril de 1998. De la secuencia de autos no puede inferirse que la reanudación de plazos procesales operaría automáticamente, ni por el cumplimiento de la notificación ni por su frustración. Tal como se interpreta de los arts. 135 inc. 5 y 311 del Código Procesal Civil y Comercial la resolución del juez que tiene por objeto reanudar términos suspendidos requiere una providencia expresa y la misma debe notificada a las partes personalmente o por cédula. ser Entiendo así que la decisión del a quo infringió los artículos citados, toda vez que decidió la caducidad de instancia estando los términos procesales suspendidos. Voto por la afirmativa. A la misma cuestión planteada, el señor Juez doctor de Lázzari dijo: Adhiero al voto del doctor Negri. Me permito agregar breves consideraciones vinculadas con la suficiencia del recurso extraordinario interpuesto pues estimo que más allá de sus peculiaridades, cumplimenta la carga estatuida en el art. 279 del Código Procesal Civil y Comercial. En efecto. La labor desarrollada en autos por el recurrente consiste en una introducción de tipo general a la que subsigue la transcripción del voto minoritario obrante en la sentencia de Cámara. En términos generales esa metodología no sería adecuada. Sin embargo, en el caso, cualquiera haya sido la manera de exteriorizar el disenso es lo cierto que alcanza para evidenciar el error en la aplicación de la ley que se imputa al fallo, exhibiéndose así un enfrentamiento bastante con el decisorio que se impugna. En este sentido, la falta de ataque a una de las consideraciones de la sentencia (que el edicto observado de fs. 265 vta. irrelevante, carece en la de aptitud medida en interruptiva) que el núcleo resulta de la impugnación radica en una circunstancia anterior -la suspensión del proceso-, ajena por cierto al análisis de aquel acto. La Corte Suprema de Justicia de la Nación tuvo ocasión de auspiciar este criterio de flexibilidad en un precedente que si bien no coincide exactamente con el sub lite, guarda clara similitud. Resolvió que constituye un excesivo rigor formal exigir al recurrente la indicación del inciso del art. 456 del Código procesal al que correspondería la impugnación, si la abierta remisión a la controversia trabada entre los jueces del tribunal y la opción por la posición minoritaria no puede ser sino entendida como la evidente expresión del recurrente acerca de que considera errónea la aplicación del derecho por la mayoría del Roberto”, tribunal voto “Jurisprudencia de (C.S., los 17-III-1998, doctores Argentina”, Fayt 1998-IV-553, y “Tabarez, Petracchi, con nota de idónea la Morello). En definitiva, debe considerarse actividad recursiva que nos concita pues de otro modo se incurriría en rigorismo formal excesivo, frustrando una vía apta para ciertamente proteger resulta los derechos incompatible invocados, con la lo que garantía que consagra el art. 15 de la Constitución de Buenos Aires. Voto por la afirmativa. El señor Juez doctor Salas, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Pettigiani, votó también por la negativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Roncoroni dijo: Adhiero a los votos de los doctores Negri y de Lázzari. Voto por la afirmativa. Los señores jueces doctores Soria e Hitters, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor de Lázzari, votaron también por la afirmativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por mayoría, se hace lugar al recurso extraordinario interpuesto, revocándose la sentencia apelada rechazándose la caducidad de instancia opuesta; con costas (arts. 69 y 289, C.P.C.C.). Los autos volverán al tribunal de origen para que continúe su tramitación según su estado. Notifíquese.