Proyecto de Investigación ATE-FISYP/2014 (PIATE-FI/2014) FISYP – Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas www.fisyp.org.ar Los ingresos de los trabajadores y el rol del estado, una década después. Por Julio Gambina, Germán Pinazo, Guido Saccal y Arnaldo Ludueña. Equipo de Investigación ATE-FISYP. Mucho se ha discutido a lo largo de estos años sobre la situación de los trabajadores y trabajadoras en nuestro país. Empleo-desempleo, nivel salarial y poder adquisitivo, trabajo registrado, precarización laboral y trabajo no registrado constituyen las principales preocupaciones de la clase que vive de su trabajo. Sin pretender una mirada exhaustiva en este breve artículo, podemos decir, como lectura más general de esta “década larga” (2002-2014), que conviven en nuestro país dos caras de una misma moneda en lo que refiere a la situación de los trabajadores, aspectos que se han demostrado estructurales a lo largo de estos años y que entendemos son parte constitutiva del modelo económico en curso. De un lado, la relación empleo-desempleo, que ha tenido una evolución positiva en estos años. De la mano de la recuperación de la actividad económica, un notorio crecimiento del empleo y por consiguiente, una caída del desempleo al nivel más bajo en los últimos 25 años (6,4% a fines de 2013, teniendo que remontarnos hasta 1990 para observar un nivel similar1) alcanzan para ilustrar este punto. Cierta recuperación del activismo y del movimiento obrero nucleado en los sindicatos como actor relevante de la escena política y social da cuenta de este nuevo estadio de la cuestión del trabajo en nuestro país. De este mismo lado de la moneda se puede considerar también un descenso del trabajo no registrado de arriba del 50% en el peor momento de la crisis (principios de 2002) al 33%2 actual y una recuperación, aunque despareja, del poder adquisitivo del salario. La contracara de esta situación constituye un aspecto determinante del asunto. La recuperación del empleo ha sido firme, pero se ha asentado sobre dos aspectos que entendemos son constitutivos del modelo: un nivel de precarización elevado y trabajo no registrado en niveles inéditos para períodos de bonanza económica. 1 Fuente: INDEC. 2 Fuente: INDEC Por el lado del empleo precario, basta mencionar un caso. El Estado Nacional poseía a junio de 2013 un 15,7% de sus empleados bajo el formato de “contratados”, constituyéndose en uno de los empleadores que apuntala la situación de precariedad laboral3. Por el lado del trabajo no registrado, el mismo se encuentra estable en alrededor de un tercio de la fuerza laboral empleada desde el año 2008, cuando el ciclo económico expansivo comenzó a mostrar menos fortaleza. En sintonía con lo afirmado más arriba, podemos decir que el trabajo irregular, más que una cuenta pendiente, aparece como una necesidad del modelo económico vigente. En los gráficos que presentamos a continuación es posible observar algunos datos que ilustran esta situación. Desde el punto de vista del poder adquisitivo del salario, el Cuadro N°1 y el Gráfico N°1 dan cuenta del devenir del mismo en la última década y, seguidamente, en una mirada de largo plazo. Cuadro 1: Evolución del salario real promedio. 2001=100. 2001 2008 2013 Nivel general del Salario 100 96,7 109,8 Sector Privado Registrado 100 112,6 132,4 No registrado 100 87,6 106,1 Fuente: Elaboración propia en base a MECON e IPC-7 y 9 prov. En este Cuadro es posible observar la disparidad que hay en la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores en la última década. Para el sector privado registrado, se observa un crecimiento del 32% en su poder adquisitivo. En el otro extremo, los trabajadores no registrados tienen más posibilidades de acceder a un empleo, pero apenas han incrementado su capacidad de compra. Ganadores y perdedores de la década pueden ser discutidos también a la luz de estos resultados. 3 Fuente: Elaboración Equipo de Investigación ATE-FISYP con datos del Boletín Fiscal – Julio 2013. Gráfico N°1: Salario Real Promedio Base 1970 = 100 (Salario nominal / IPC). Fuente: elaboración propia en base a datos de CPED y CIFRA. En este gráfico, una mirada de largo plazo nos permite ver el presente comparándolo con otras épocas históricas en nuestro país. El poder adquisitivo del salario se encuentra, en la actualidad, en niveles comparables con el que tenía un trabajador promedio a fines de la década del ´40, por debajo del punto máximo de 1974. Por último, presentamos más abajo el Gráfico N°2, obtenido de un reciente trabajo de Cató y Delfini4. El mismo resulta pertinente para conocer la dinámica de los ingresos de los distintos estratos sociales y el rol del estado como asignador y redistribuidor de recursos. Asimismo, es posible analizar algunas de las características del empleo y el salario relativo a éste que hay en nuestro país. 4 Fuente: ¿Neo-desarrollismo argentino? Un análisis de la economía argentina entre 2003 y 2012: novedades macroeconómicas y continuidades estructurales. En prensa. Juan Montes Cató y Marcelo Delfini ed. Gráfico N°2: Porcentaje de los ingresos provenientes de políticas de ingreso del Estado. Según decil. Fuente: Nota al pie N°4. El gráfico permite visualizar un aspecto que entendemos debe ser debatido. De 2003 a 2012, el porcentaje del ingreso del primer decil de la población (el 10% que percibe los ingresos más bajos) que proviene de políticas de ingreso del Estado (fundamentalmente jubilaciones), pasó de ser el 25% a constituir el 50% de sus ingresos. Esto quiere decir que los sectores más postergados de nuestro país componen sus ingresos con una mitad fruto de transferencias del estado, cuando en 2003 ese porcentaje era de un cuarto. Deteniéndonos en este aspecto, podemos interpretar estos datos de dos formas. Por un lado, es preciso reconocer las políticas de ingreso como algo positivo, ya que permite a miles de ciudadanos acceder a un ingreso de magnitud que complementa lo obtenido por empleo remunerado. Una lectura más profunda del asunto nos enfrenta a la realidad de que, a pesar del alto nivel de empleo existente, los salarios son lo suficientemente bajos como para que se requiera una transferencia importante del Estado para terminar de conformar los ingresos de los sectores populares, incapaces sin esta ayuda de afrontar sus necesidades cotidianas. La política de subsidios a los servicios (ahora puesta en cuestión) puede ser leída de la misma forma. Alivio para los trabajadores, es también reflejo de salarios bajos que no permiten afrontar el costo de los mismos. Sin detenernos en este aspecto, es interesante observar el impacto de estas políticas de ingresos promovidas por el Estado en el resto de los deciles de la población. Como resumen, podemos decir que la situación de los trabajadores ha mejorado sustancialmente a lo largo de esta década, fundamentalmente por causa de la creación de empleo. No obstante, lo que generalmente suelen ser consideradas “deudas” de este período, como la precarización laboral, el empleo no registrado y el poder adquisitivo del salario, aparecen como aspectos destacados y constitutivos de estos años, necesarios para el sostenimiento de un modelo económico que no ha transformado estructuralmente el tipo de empleo que se crea en la Argentina.