Oración para rezar después de la comunión 17 de octubre Querido Dios, abre nuestros ojos y nuestros corazones para que podamos verte en cada uno de tus hijos. Que aceptemos que hay vínculos que nos unen y reconozcamos que nos has creado para ser familia. Nos necesitamos mutuamente. Desde que nacemos, dependemos de que otros nos alimenten, nos protejan, nos enseñen y nos amen en el camino de la vida. Abre nuestros corazones a las necesidades de tus hijos que sufren la constante aflicción del hambre y moviliza nuestro espíritu para brindarles una respuesta. Contrarresta con amor la indignación y la ira que sentimos contra la injusticia. Conviértenos para que, inspirados en la visión de la solidaridad humana, invirtamos nuestros recursos materiales para redimir la angustia de la pobreza y devolver a tus hijos la esperanza. Mueve nuestros corazones a la acción compasiva que transforme el sufrimiento en amor redentor, por los siglos de los siglos. Amén (P. Ignatius Ikunza) Día Mundial para la Erradicación de la Pobreza “ENLÁZATE POR LA JUSTICIA” Monición de entrada Hermanos y hermanas: En cada Eucaristía Dios nos sienta a su mesa. Una mesa de familia en la que el pan se parte y se comparte entre los hermanos. Una mesa que el Señor nos ofrece gratuitamente para que todos saciemos nuestra hambre más honda y tengamos parte en la verdadera vida. Entretanto, es un escándalo lo que estamos haciendo en el banquete de la vida con los alimentos: Mientras sobran alimentos y hasta los destruimos, crece el hambre y no somos capaces de erradicar la pobreza. Pero Dios sigue llamándonos en Jesucristo a la mesa de la fraternidad. Con su Palabra y con su Pan nos ilumina y alimenta para que no desfallezcamos en el esfuerzo por erradicar el hambre y la pobreza. Celebremos con fe y esperanza esta Eucaristía. Acto Penitencial Señor, Tú que te conmueves ante la pobreza, el hambre y el sufrimiento de los hermanos, ¡Señor, ten piedad! Cristo, Tú que eres el enviado del Padre para sentar a todos los hermanos en la misma mesa, ¡Cristo, ten piedad! Monición al Evangelio Vamos a escuchar una vez más el evangelio de la multiplicación de los panes, un evangelio que conocemos muy bien, pero que hemos de escuchar con renovada atención y disposición porque en él Jesús sigue llamándonos al compromiso. Escuchemos con corazón abierto y prestando atención a todos los detalles de cuanto el Señor hace y dice. Señor, Tú que te hiciste vida entregada para que todas y todos tengamos vida, ¡Señor, ten piedad! Evangelio Monición a la primera lectura Mateo 14, 14-21 Con frecuencia el apóstol Pablo pedía a sus cristianos que manifestaran la verdad de su fe en la caridad y denunciaba las diferencias entre ricos y pobres. El texto que vamos a escuchar nos lo recuerda y nos hace una propuesta muy concreta para que los bienes lleguen a todos. “Dadles vosotros de comer” Primera lectura 2ª Corintios 8, 7-15 “Para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos” Monición al salmo responsorial Trabajar para que a nadie le falte lo necesario es tarea difícil, pero confiamos en la ayuda que nos viene del Señor. Respondemos a la Palabra diciendo: El auxilio me viene del Señor que hizo el cielo y la tierra. Salmo responsorial Salmo 120 “El auxilio me viene del Señor que hizo el cielo y la tierra” Oración de los fieles Por la Iglesia, para que a imagen de Jesús sea pobre y esté cada día más al servicio de los pobres, roguemos al Señor. Por las instituciones políticas, para que reconozcan el destino universal de los bienes y el derecho de todos a la alimentación, roguemos al Señor. Por los que dirigen los mercados, para que no estén movidos por el beneficio como valor supremo y respeten los derechos de las comunidades más pobres, roguemos al Señor. Por los países más empobrecidos, para que se valoren sus productos y se promueva su autonomía y desarrollo, roguemos al Señor. Para que el liberalismo económico dé paso a una economía más social y solidaria, roguemos al Señor. Por todos nosotros, para que no nos acostumbremos a vivir en este orden injusto, como si no pudiera ser de otra manera, roguemos al Señor.