cultura corporativa LA FILOSOFÍA EMPRESARIAL, METAS CLARAS por: Oswaldo Toscano Director General Zigma Consulting® Organizational Learning 0 ¿ Le gustaría que su empresa sea una más del montón o prefiere una empresa retadora de la que todos hablen? Asumiendo que su respuesta es que quiere una empresa retadora entonces defina un propósito claro. Las personas hacemos proyectos juntos porque es más eficiente lograr así nuestros objetivos individuales, estos objetivos o fines son efecto de la necesidad de mejorar nuestra situación actual. Entonces las personas actúan en búsqueda de un fin que les lleve a mejorar su situación actual y para ello han encontrado que hacerlo como parte de un equipo suele ser más eficiente. Cuando un nuevo colaborador se integra a la empresa lo hace convencido que esta [pág. 180] relación le llevará a lograr sus fines para estar en una mejor situación, el colaborador necesita que la empresa le proporcione de los medios adecuados para lograr los objetivos que la empresa le haya planteado para que así pueda alcanzar los suyos propios mediante un adecuado sistema de recompensas (tangibles e intangibles). Ofrecer al colaborador un propósito claro de su puesto de trabajo ayuda a que el colaborador alcance los objetivos empresariales, sin embargo, tener un propósito no significa tener una lista de tareas a realizar. El propósito tiene que ver con la razón de ser del puesto de trabajo y el propósito de la empresa, básicamente respon- de a la pregunta ¿para qué existe el puesto de trabajo? y para qué existe la empresa? La respuesta a dicha pregunta nos enfoca en un elemento vital para mejorar el desempeño de la organización. En un contexto económico donde el capital intelectual es la principal fuente de productividad la dimensión filosófica de la empresa es una guía invisible que permite alinear los talentos de una forma eficiente. Tener un propósito claro nos permite introducir dos elementos: encontrar sentido a las tareas que se realizan día a día y enfocar los esfuerzos en los resultados. Así, los colaboradores realizarán sus tareas asignadas de una manera más consciente y alineada con la misión de la empresa. Por ejemplo, una asistente ejecutiva, sin tener este propósito claro, puede hacer de manera eficiente todos los procesos asignados: llamadas, visitas informes, etc., pe- Lograr un objetivo empresarial requiere de colaboradores con propósitos claros. Personas alineadas a la misión de una empresa generan un activo intangible poderoso. ro eso no garantiza la generación de valor, porque el enfoque es exclusivamente a la tarea, ya que el foco de atención está en cumplir con una serie de actividades diarias más no en lograr aportes significativos al propósito de la organización. La falta de claridad en el propósito de los puestos de trabajo y de qué forma conectan con el propósito de la organización puede convertir a nuestro equipo de trabajo en un equipo “momia”, es decir, sin movimiento ni creatividad. Crear conciencia sobre el “para qué” de las tareas que día a día realizan, el “para qué?” de su puesto de trabajo y el “para qué?” de la empresa genera el alineamiento necesario para sentar las bases de una organización de alto desempeño. Si clarificamos el propósito de la empresa y, además, lo comunicamos de manera eficiente, le damos un significado a cada acción del día a día, por tanto, los colaboradores entienden que todo lo que hacen tiene un propósito que aporta al propósito de la empresa. Eso crea responsabilidad sobre los resultados más que la responsabilidad sobre la tarea; la flexibilidad que se logra al dar importancia al “aporte” que hay que hacer es la base para un trabajo más creativo, motivante y generador de valor. Un gran ejemplo es la declaración de misión de Google: “Organizar la información del mundo y lograr que sea universalmente accesible y útil”. Con ello en mente, un programador de Google estará siempre buscando formas de lograr que esta misión se cumpla cambiando la interpretación del trabajo desde “teclear códigos de programación” hacia “crear aplicaciones que ayuden a organizar la información del mundo de una manera accesible y útil”. El colaborador se ha centrado en responder cómo aporta desde su posición para lograr que la empresa alcance sus objetivos. Responder a la pregunta ¿Para qué existe mi empresa? nos lleva a encontrar el propósito, una línea invisible en la que los elementos tangibles e intangibles de la empresa se organizan. Esta misión y la forma en que se alinean a las personas es uno de los activos estratégicos de las empresas, los activos que son más difíciles copiar o comprar por la competencia. [pág. 181]