LUIS EDUARDO PUERTO RAMÍREZ Profesor Rosarista Hablar del Dr. Luis Eduardo Puerto Ramirez es hablar de un profesor, y más aún, de un maestro que dedicó su corazón y su vida a la noble labor de educar, labor cuyo éxito se ve reflejado hoy en día en el actuar de quienes fueron sus estudiantes. Administrador de empresas del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. En la Universidad de los Andes obtuvo los títulos de Especialista en Banca, Especialista en Negociación y Relaciones Internacionales, siendo además egresado del Programa Presidentes de Empresa de la misma universidad. Exbecario del Fonds Leon Bekaert del Reino de Bélgica y la Universidad de Lovaina. Desarrolló una destacada carrera en la actividad bancaria, la consultoría y en la docencia universitaria. Trabajó en prestigiosas instituciones financieras nacionales y multinacionales tales como el Citibank, Banco del Estado y el BEAL WestLB Group en cargos de alta dirección. Fue también, entre otras responsabilidades, director de la maestría en finanzas y mercados financieros de la Fundación Sergio Arboleda – San Pablo CEU, director de la maestría en finanzas corporativas y negocios internacionales de la Escuela Internacional de Negocios y docente de prestigiosas universidades a nivel nacional e internacional. Su vida, vinculada íntimamente a nuestro Claustro, destacó siempre sus méritos como Bachiller, Colegial de Número, Catedrático, Profesor Emérito, Decano de la Facultad de Administración y Consiliario. Fue un Rosarista en todo el sentido de la palabra, es decir: un amante de la verdad, un defensor de la libertad a través de la educación, un convencido de la importancia de la responsabilidad, un defensor de la democracia y el respeto por los demás. Como buen rosarista, defendió siempre la tesis de que las ideas se discuten siempre, pero nunca se imponen. El talante de Luis Eduardo Puerto Ramírez se evidencia en sus ideas, en su visión sobre el futuro y en sus propias palabras, como aquellas que pronunció cuando fue nombrado profesor emérito de la Universidad del Rosario: “Concibo un futuro tan agitado como el actual. Un mundo en donde habitarán, tal como lo hacen hoy, los poseedores de la verdad que nos entregarán su carga de violencia y de intolerancia como su aporte a la humanidad; un mundo con seres humanos centrados más en el poseer y el hacer que en el ser, y que buscarán en vano la felicidad mediante la acumulación sin importar que para lograrlo sea necesario atropellar a los demás; seres que crean que el fin justifica los medios, que la violencia se cura con más violencia y que al auto denominarse como ‘reyes de la creación’ se sientan con derecho a depredar su propio hábitat. Pero en ese mismo mundo cohabitarán seres maravillosos amantes de la libertad; seres humanos que comprendan que mi verdad no es necesariamente tu verdad y que al final de los tiempos la verdad es una sola que resplandece. Seres humanos que entiendan que somos uno cosmológicamente y que por consiguiente mi bien es necesariamente tu bien y tu mal será necesariamente mi mal. Seres dispuestos a perdonar y a perdonarse. Seres que amen y privilegien las diferencias porque sabrán que de la aceptación de ellas se derivan la evolución y el crecimiento. Seres respetuosos de su medio ambiente por que se habrán integrado armoniosamente a él. En fin concibo un mundo complejo, íntegro, bueno y malo, duro y blando, retador al cual venimos a aprender. ¿Qué Aprender? ¡Esa es nuestra elección!” Uno de sus hijos, Juan Pablo Puerto Reyes, recuerda la condición de maestro de su padre: “En el privilegio de tenerlo como maestro en casa, mi papá me enseñó que el éxito es la capacidad de finalizar la vida con la satisfacción de haber contribuido en la construcción de un mundo mejor y con la paz y felicidad de haber vivido en el amor, la consistencia y la claridad. Hoy días después de su fallecimiento puedo decir con orgullo y si hesitar que mi padre fue un hombre exitoso…mejor aún, un profesor exitoso” Luis Eduardo Puerto hizo realidad las palabras de Don Agustín Nieto Caballero: “Eres maestro si tu vida es lección”. Celebramos la vida de Luis Eduardo Puerto Ramírez por haber sido un maestro ejemplar, por su buena intención, su recto propósito, el permanente anhelo de hacer el bien, la fé que puso siempre en los ideales que lo animaban, el fervor y la lealtad con que vivió un verdadero espíritu de servicio y la permanente búsqueda de la Verdad como misión principal de su quehacer docente. Paz en su tumba y la solidaridad de nuestro querido Colegio Mayor a su esposa Maria Mercedes, a sus hijos Luis Eduardo y Juan Pablo y a toda su familia. Víctor Hugo Malagón Consiliario Universidad del Rosario