,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, COMUNICACIONES APORTACIONES RECIENTES A LA RELACION CAPITAL HUMANOCRECIMIENTO ECONOMICO Carmen Selva Sevilla Jesús Cantero Galiano Universidad de Castilla-La Mancha Tradicionalmente los modelos de crecimiento económico no incluían el capital humano entre sus variables, y sólo se preocupaban de la evolución del ahorro, la inversión, la demografía,..., variables sobre las que disponían de más información, y que, por tanto, son de más fácil medición e incluso modelización con el objeto de alcanzar tasas de crecimiento más elevadas. El problema se planteó, por primera vez, cuando los economistas se percataron de que las aportaciones neoclásicas no explicaban la dificultad que encuentran las naciones en vías de desarrollo para salir de esa situación, ni las que encuentran algunas naciones desarrolladas para alcanzar los elevados niveles de renta de otras más avanzadas. Esta circunstancia, unida al desarrollo de las teorías del capital humano, fue la que llevó a la necesidad de incluir el capital humano en los modelos de crecimiento económico. En la literatura relativa a la teoría del crecimiento, el capital humano aparece como un factor de producción reproducible, parecido, en principio, al capital físico tanto en su concepto como en los determinantes del ritmo de acumulación de ambos factores, que no son otra cosa que los determinantes de un proceso de inversión. Esto es, se parte de la hipótesis de que los individuos consideran la educación como una inversión más y deciden llevarla o no a cabo en función de los costes (directos e indirectos) que les supone, y de los presuntos beneficios futuros y de consumo directo que les reporta la escolarización. Una forma sencilla de incorporar este efecto de la inversión en capital humano sobre el crecimiento económico es considerar el nivel de formación de la mano de obra como un argumento más de la función de producción agregada, igual que se hace con el stock de capital físico y la cantidad del factor trabajo. La teoría económica encuentra, a juicio de DE LA FUENTE (1994), dos posibles conexiones entre la acumulación de capital humano y el crecimiento de la renta per capita. Primera: El capital humano tiene una influencia directo sobre la productividad. De esta forma lo que se mide es el llamado “efecto de nivel”. Segunda: La contribución del capital humano sobre la productividad se canaliza a través de su contribución a la difusión y adopción de nuevas tecnologías, Así se mide el denominado “efecto de tasa”. Antes de repasar algunos trabajos que han intentado contrastar estas dos hipótesis, es conveniente detenerse, aunque sea brevemente, en los indicadores de capital humano que se pueden utilizar en el momento de incluir éste como factor productivo de la función de producción. SERRANO (1995) propone la utilización de un indicador alternativo al más convencional número medio de años de escolarización. Se trata de la distribución por estudios de la población ocupada. 359 ,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, COMUNICACIONES Independientemente del indicador de capital humano que se utilice, se trataría de especificar una función que represente el proceso productivo, en concreto, una función de producción Cobb- Douglas de la forma: < = $. α + β /(1−α − β ) (1) donde Y es la producción, K: stock de capital físico, H: stock de capital humano, L: cantidad del factor trabajo, y A: productividad total de los factores. Tomando las variables por ocupado en logaritmos la ecuación (1) quedaría: ln \ = D + α ln N + β ln K (2) donde lny es el logaritmo del producto por ocupado, lnk es el logaritmo del capital físico por ocupado, lnh es el logaritmo del capital humano medio por ocupado y a es el logaritmo de la productividad total de los factores. Respecto a los años medios de escolarización, en la expresión (2) lnh se aproxima a través del logaritmo del número medio de años de escolarización. En relación al otro tipo de aproximación, SERRANO, partiendo de una función de producción CobbDouglas igual a la expresión (1), divide la población ocupada en dos grupos: uno de individuos cualificados, que han terminado un determinado nivel educativo, y otro de individuos no cualificados, que no han completado ese nivel educativo. De este modo, el nivel medio de capital humano de la población ocupada (h) puede expresarse como una media ponderada de los niveles medios de capital humano de los cualificados y los no cualificados: K = KFϑ F + KQ (1 − ϑ F ) (3) donde hc es el nivel de capital humano medio de los cualificados, hn : nivel de capital humano medio de los no cualificados, y ϑc : proporción de cualificados dentro de la población ocupada. Dado que el capital humano promedio y la proporción de la población ocupada que ha terminado los niveles educativos más altos deben estar relacionados positivamente, se puede utilizar como ‘proxy’ la proporción de ocupados considerados cualificados. Sin embargo, antes de utilizarla, SERRANO estudia la relación entre la elasticidad producto de la proporción de cualificados (γc) y la elasticidad-producto del capital humano (β), llegando a la expresión (4) en la que se puede apreciar el sesgo que existe entre ambos parámetros γ F = β − β( 1 K 1 + ( F − 1)ϑ F KQ ) (4) 360 ,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, COMUNICACIONES Este sesgo será mayor cuanto menor sea la proporción de cualificados dentro de la población ocupada, δc , y cuanto menor sea la diferencia entre el capital humano medio de los cualificados, hc , respecto a los no cualificados, hn . Esto implica que la elasticidad-producto será diferente dependiendo del nivel educativo a partir del cual se defina la situación de cualificación. Por lo tanto, según SERRANO, “cabe esperar que al utilizar como ‘proxy’ los grupos más cualificados pero menos representativos, la probabilidad de estimar parámetros asociados significativos sea más reducida, con independencia de que el capital humano contribuya de modo relevante a la producción”. Así, SERRANO procede a estimar, utilizando ambas proxies, la Función de Producción que especificamos al principio, llegando a la conclusión de que, al utilizar como indicador de capital humano el número medio de años de escolarización, el capital humano no contribuye a aumentar la productividad. Sin embargo, cuando se utiliza el porcentaje de ocupados considerados cualificados porque tienen, al menos, estudios medios, la contribución del capital humano a la productividad, que de esa estimación se deriva, es positiva y más elevada que cuando se identifica la cualificación con los estudios superiores. Por otro lado, KYRIACOU (1991) y BENHABIB y SPIEGEL (1992), con el fin de verificar las hipótesis que plantean la existencia de “efectos de nivel” y “efectos de tasa”, investigan la relación entre capital humano y crecimiento económico a partir de una función de producción Cobb-Douglas similar a la utilizada por SERRANO, Estos autores estiman esa ecuación obteniendo resultados bastantes desalentadores, ya que los coeficientes asociados al trabajo y al capital humano no son significativamente distintos de cero, e incluso, KYRIACOU obtiene que el capital humano tiene un efecto negativo sobre la productividad. Con el fin de mejorar estos resultados, estos autores introducen algunas especificaciones en la ecuación de contabilidad del crecimiento, tales como: - Si el stock de capital humano influye sobre el ritmo del progreso técnico (efecto de tasa), entonces A, término que recoge la eficiencia técnica, que aparece en la ecuación (1), debería ser una función del nivel medio de educación. - Introducen, en la ecuación de contabilidad del crecimiento, la hipótesis de que la tasa de progreso técnico depende, por un lado, de la diferencia inicial de niveles tecnológicos (medida por la renta inicial) y, por otro, del logaritmo del stock medio de capital humano, que lógicamente contribuye a la generación de innovaciones propias y a la adopción de otras generadas en el exterior. Los resultados de estos estudios sugieren que el capital humano contribuye al crecimiento a través de su efecto positivo sobre el ritmo del progreso técnico. En la mayor parte de los casos, sin embargo, no se encuentra evidencia alguna de efectos de nivel, si bien distintos autores observan que este resultado negativo puede explicarse por la existencia de problemas econométricos, o por la mala calidad de los datos de stocks educativos utilizados. LA DUALIDAD DEL CAPITAL HUMANO Una vez presentadas lo que constituyen las recientes aportaciones acerca de la presunta conexión capital humano-crecimiento económico, introducimos un tercer apartado donde pretendemos reflexionar, al menos en un plano teórico, sobre dicha hipótesis, aportando, en la medida de lo posible, nuevas líneas de investigación que sirvan, de una parte, de complemento y ampliación a las primeras y, de otra, a una mejor compresión de la importancia que la educación y la formación tienen de cara a conseguir aumentos en el crecimiento económico. Una primera idea que creemos conveniente resaltar es la relevancia que variables no estrictamente económicas (psicológicas, sociales, culturales,...) tienen en los análisis relativos a la economía de la educación y, más concretamente, en los estudios sobre capital humano. Sin embargo, el tratamiento de dichas variables, pese a que su inclusión contribuiría a una mejor comprensión de los fenómenos que nos 361 ,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, COMUNICACIONES ocupan, derivan en una dificultad añadida, que no es otra que su compleja modelización en términos económicos. Quizás sea este el motivo principal por el que es frecuente su ausencia en la mayor parte de los trabajos de esta índole. No obstante, pese a los inconvenientes metodológicos mencionados, pensamos que resultaría interesante complementar los análisis tradicionales acerca del capital humano con dichas consideraciones cualitativas. En definitiva, trataremos a continuación de analizar con mayor profundidad la importancia que el capital humano ejerce sobre el crecimiento económico y de qué manera y en qué circunstancias se produce tal conexión. En este sentido, plantearemos inicialmente un análisis teórico general para posteriormente descender a su posible aplicación práctica, aunque reconocemos que no es este el lugar adecuado ni es, en modo alguno, nuestra pretensión el realizar aquí una amplia revisión de la estructura productiva, de los mercados de trabajo ni tan siquiera de las relaciones de producción. Simplemente, pretendemos mostrar siquiera algunas pinceladas que, en alguna medida, delimiten el marco que nos servirá de ayuda para el análisis que nos ocupa. En este sentido, partiendo de la aceptación de la ya extendida hipótesis acerca de la supuesta repercusión positiva de la formación y de la inversión en capital humano sobre la productividad, y por ende, sobre el crecimiento económico, quizás encontremos, en un análisis que introduzca cierta desagregación tanto por ramas productivas como por mercados de trabajo, algunas evidencias que puedan o no refutar la hipótesis inicial. En última instancia, la idea que pretendemos transmitir es que la relación capital humanocrecimiento económico es en sí demasiado compleja como para generalizarla en un análisis agregado donde ni siquiera se tengan presentes las características de diferentes actividades productivas o de los mercados de trabajo relacionados con las primeras. Así, parece razonable pensar, a priori, que la influencia del capital humano y de la formación de los trabajadores se va a transmitir de diferente modo hacia incrementos en la productividad en función de la actividad productiva a que nos estemos refiriendo. La formación, el capital humano adquirido por un individuo previamente a su incorporación al mercado de trabajo no contribuirá positivamente a un aumento considerable de su productividad per se, sino que para ello son además necesarias una serie de condiciones y factores, en numerosas ocasiones, exógenos a la propia formación, tales como la posibilidad de encontrar un puesto de trabajo en el que desarrolle plenamente su especialización o formación, el que las condiciones de trabajo y la remuneración obtenida satisfagan las expectativas y el coste de la inversión en formación o simplemente motivaciones psicológicas y sociales. En cierto sentido, lo que acabamos de indicar hace referencia más bien a las condiciones necesarias para que la formación y el capital humano adquiridos se transmitan hacia aumentos en productividad en términos de óptimo. Es de general aceptación, sin embargo, que la posesión de cierto nivel educativo o de capital humano contribuye, al menos parcialmente, a aumentar la capacidad productiva y de especialización en el trabajo. No obstante, es entonces cuando la relación capital humano-productividadcrecimiento económico parece estar más mediatizada por las condiciones del mercado de trabajo y por las relaciones de producción en la medida en que contribuyan o no a desarrollar esa potencial capacidad productiva que concede la adquisición por parte del individuo de cierto nivel de capital humano. En definitiva, tanto si pensamos en términos de óptimo como de subóptimo, observamos cómo de una u otra manera, cierto tipo de variables exógenas a la formación condicionan considerablemente la relación de ésta con los esperados aumentos en productividad. Hasta aquí nos hemos aproximado a la problemática capital humano-crecimiento tomando como ‘proxy’ de capital humano la formación adquirida en el que podemos denominar sistema educativo "formal". Al hilo de lo anterior, podríamos denominar sistema educativo "informal" a aquel que proporciona conocimientos y formación a los individuos una vez que entran a formar parte del mercado de trabajo, 362 ,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, COMUNICACIONES desarrollando o no alguna actividad. Tal formación, al igual que la que procede del sistema educativo formal, contribuye a aumentar el capital humano del individuo o trabajador hasta el punto que podemos establecer, si bien con cierta precaución, una sencilla disgregación del contenido del término capital humano en dos grupos: uno primero que englobaría la educación y conocimientos adquiridos a través del sistema formal y otro, que podemos denominar especialización, que recogería la formación adquirida fundamentalmente en el ejercicio de cierta actividad productiva y que puede ser o no el desarrollo y continuación de la previa educación formal. Centrándonos a continuación en la denominada especialización en el trabajo, si bien, como quedó patente en los primeros apartados de este trabajo, son muchas y muy numerosas las dificultades que comporta la medición del nivel educativo o de capital humano adquirido en el sistema formal, no menos problemático resulta encontrar alguna variable proxy que de un modo generalizado nos permita estandarizar el nivel de especialización de un individuo. Estas dificultades comportan una serie de problemas analíticos y metodológicos en los estudios sobre capital humano y productividad a nivel agregado, ya que la escabrosa medición y comparación entre distintas actividades de la especialización deriva en su no inclusión en los modelos al respecto, lo que probablemente repercuta en sesgar significativamente a la baja las estimaciones de la contribución del capital humano sobre la productividad y el crecimiento económico. El no considerar la especialización de un modo explícito conlleva a tomar únicamente en cuenta la contribución, no de todo el capital humano, sino sólo de una parte -la educación formal- sobre la productividad. Llegados a este punto, resultaría interesante y necesario contrastar cuál de los dos componentes en que hemos dividido el concepto de capital humano contribuye en mayor medida a aumentar la productividad, esto es, si alguno o los dos, como es de esperar, se encuentran en relación positiva con ella o, lo que quizás parece más relevante, y esta es la idea fundamental que pretendemos reflejar en el presente trabajo, si la magnitud de la contribución de la formación a la productividad se encuentra altamente condicionada por numerosas variables exógenas. En este sentido, trataremos a continuación de modelizar la tercera de las opciones mencionadas anteriormente. Para ello utilizaremos, como marco o contexto de la relación capital humanoproductividad, el mercado de trabajo y sus diferentes niveles de segmentación, siendo conscientes al tiempo de las limitaciones que tal simplificación conlleva. No obstante, consideramos que la elección de dicho marco presenta la ventaja de poder agregar actividades productivas teóricamente diferentes pero con relaciones de producción comunes, aspecto este último realmente interesante para nuestro análisis. Presentamos la segmentación del mercado de trabajo ofrecida por RECIO (1991) y que, pese a las limitaciones que él mismo reconoce, resulta de general aceptación y aplicación. CUADRO 1 Segmentación del Mercado de Trabajo SEGMENTO SUPERIOR ALTO Es un mercado específico de los empleos profesionales muy cualificados y caracterizado por una enorme movilidad laboral como mecanismo de promoción individual SEGMENTO SUPERIOR BAJO ó SEGMENTO MEDIO Característico de los empleos estables de la industria y los servicios, de cualificación media, donde la mayoría de los puestos de trabajo se cubren por promoción interna en las empresas, accediéndose a ellas por un nº limitado de puntos 363 COMUNICACIONES ,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, SEGMENTO INFERIOR Caracterizado por empleos inestables, mal considerados y de baja remuneración; la enorme movilidad entre empresas no constituye aquí motivo de promoción, sino la forma habitual de estar en el mercado No vamos a profundizar aquí en la problemática laboral inherente a la hipótesis de la segmentación del mercado de trabajo, tal como la movilidad entre segmentos o las barreras y filtros de entrada. Simplemente nos quedaremos con la percepción de que a cada segmento corresponde, a priori y al menos teóricamente, un determinado nivel de cualificación o de capital humano, y que quedaría reflejado en el siguiente cuadro: CUADRO 2 Relación entre cualificación y Segmentos del Mercado de Trabajo SEGMENTO SUPERIOR Alta cualificación formal SEGMENTO MEDIO Cualificación especialización SEGMENTO INFERIOR Baja cualificación formal, baja especialización formal media, alta Esta última clasificación quizás sea la que resulta más interesante de cara al análisis que estamos llevando a cabo. En este sentido, y retomando ideas mencionadas anteriormente, ampliemos algo más las relaciones del cuadro 2. En el segmento más alto del mercado de trabajo, se cumple, en principio, la adecuación que denominamos óptima entre la cualificación adquirida y el trabajo efectivamente realizado. Nos encontramos, por tanto, con actividades donde la cualificación formal previa a la incorporación a dicho segmento es fundamental, suponiendo incluso, en numerosas ocasiones, un condicionante de entrada a dicho segmento. Es decir, en el segmento superior alto, el filtro educativo se encuentra en un nivel elevado. Una vez dentro, es de esperar que el trabajador continúe con su formación, es decir, se especialice. Sin embargo, lo más probable es que la adecuación de la cualificación formal poseída al trabajo efectivamente desarrollado con posterioridad sea bastante elevada, de modo que la especialización supondrá en cierto sentido una ampliación o, en todo caso, la aplicación práctica de los conocimientos formales que ya poseía. Si bien es precipitado afirmar que dicha especialización no va a contribuir en demasía al aumento de productividad, sino más bien lo contrario, parece evidente que el papel que juega la cualificación formal es relevante, cuando no fundamental. En este sentido, en principio, podemos apuntar la hipótesis de que es en el segmento más alto del mercado de trabajo, donde las cualificaciones medias formales son, de partida, la mayor parte de la contribución del capital humano a la productividad. Analizando, en parecidos términos, el segmento superior-inferior del mercado de trabajo, nos encontramos con actividades donde el filtro educativo de entrada no es tan elevado como en el segmento superior, obviamente, por las propias características de las actividades que se incluyen en este segmento. Sin embargo, aquí, la especialización adquirida una vez incorporado al puesto de trabajo no tiene por qué coincidir y así ocurre en numerosas ocasiones, con la previa cualificación formal, entre otros motivos, porque dicho nivel educativo de carácter medio, como indicamos anteriormente, se corresponde más con una educación general que especializada. En este sentido y, sobre todo, de cara a la influencia final de la formación y del capital humano sobre la productividad, parece más evidente en este segmento que la especialización adquirida en el puesto de trabajo influye decisivamente en el resultado final de dicha formación sobre la productividad. 364 ,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, COMUNICACIONES El papel de la formación previa al puesto de trabajo se relega, a priori, a potenciar la capacidad de la posterior especialización, y a aumentar la adaptación al puesto de trabajo. En consecuencia, es de suponer una relación más fuerte entre educación “informal” y productividad en este segmento del mercado de trabajo. Con respecto al que hemos denominado Mercado Inferior o segmento más bajo del mercado de trabajo, ya indicamos que en el mismo se enmarcan las más bajas cualificaciones formales de entrada. También la especialización en las actividades de dicho segmento se caracteriza por resultar bastante sencilla, basada básicamente en tecnologías intensivas en mano de obra, donde las tareas a realizar suelen ser mecánicas y repetitivas, no requiriéndose especial capacidad ni formación importantes. En este sentido, cabe esperar que la traslación de capital humano, en particular, de la cualificación formal, hacia la productividad final, sea muy baja. Tampoco la experiencia laboral constituye una gran contribución a la especialización del trabajador y, en consecuencia, sobre la productividad. En este segmento, los potenciales aumentos de productividad se deben más bien a la introducción de algún tipo de innovación tecnológica o simplemente a la renovación del capital existente que a la especialización de los trabajadores o a su formación previa. Esta última apreciación es posible que también se produzca en las actividades englobadas por el segmento "medio" del mercado de trabajo, si bien, habría que matizar que, en este segmento, la relación inicial K/L (capital/tabajo) es, a priori, superior a la del segmento inferior. Detallando algo más, es probable que la tecnología del segmento medio sea mucho más reciente y compleja que la del segmento inferior, lo que implicaría, en principio, una mayor capacidad de adaptación del trabajador al capital físico y una mejor potencial adaptación también a la introducción de innovaciones tecnológicas y a las no menos importantes innovaciones en el proceso productivo y de la organización del trabajo. Basten en principio las pocas ideas y características de los distintos segmentos del mercado de trabajo reflejadas arriba para presentar la formulación del modelo que nos ocupa. Tal formulación continúa con la forma estructural utilizada por SERRANO en sus investigaciones. Es decir, suponemos que el proceso productivo se asemeja a la especificación de una función Cobb-Douglas del tipo (1). Siguiendo por tanto esta estructura, introducimos el marco de la segmentación del mercado de trabajo en el análisis, simplemente mediante la especificación de una función de producción del tipo arriba descrito para cada segmento en particular, utilizando, por tanto, datos desagregados a nivel de cada segmento. Quedaría: < L = $ . Lα L + Lβ L / (L 1 − α L − β L ) (3) donde i representa a cada mercado de trabajo, en concreto i=1,...,3. < 1 = $ . 1α 1 + β1 1 / 1( 1 − α 1 − β 1 ) <2 = $ . α 2 2 + β 2 2 / (21 − α 2− β 2) <3 = $ . α 3 3 + β 3 3 / (31 − α 3− β 3) (4) Transformadas y estimadas las ecuaciones, utilizando como proxy de capital humano el nivel medio de titulación o cualificación de la mano de obra, han de contrastarse los resultados con las hipótesis de partida y de este modo refutarlas o no. 365 ,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, COMUNICACIONES En concreto, cabría esperar para i=1, un β 1 relativamente elevado, un β 2 más bien bajo y un β 3 cercano a 0. La argumentación, en términos resumidos, es sencilla: Partimos de la descomposición del capital humano de un individuo j en dos partes: CHj=CHFj+εj donde: CHj=Capital Humano Total del individuo j. CHFj=Capital Humano de j debido al sistema educativo formal. εj=Especialización de j debida al puesto de trabajo. Los datos para Hi, sólo utilizan una ‘proxy’ de CHFij, es decir, en la medición del Capital Humano (Hi), se desprecia la influencia de εij. No obstante, se tiene en cuenta su influencia por “diferencia”. Partiendo de las hipótesis iniciales acerca de las características de cada segmento del mercado de trabajo, se deduce, por tanto, el nivel de los estimadores βi. Así: β1 alto significa alta influencia de la educación formal sobre la productividad y una relativamente baja aportación de la especialización (ε1 bajo). β2 bajo significa baja influencia de la educación formal y una relativamente alta contribución sobre la productividad de la especialización (ε2 alto). β3 cercano a 0 significa que ni la educación formal ni la especialización contribuyen a la productividad (ε3 ≈0). CONCLUSIONES La intención última del presente trabajo consistía en profundizar en la actual y extendida hipótesis capital humano-creciemiento económico. Se partió de las recientes aportaciones al respecto sobre las que se introdujo la matización de la posible descomposición del concepto de capital humano y se utilizó el marco de la segmentación del mercado de trabajo para dilucidar en última instancia qué componente del capital humano es el que realmente contribuye a los aumentos de productividad y bajo qué contexto determinado por variables exógenas se produce tal relación. Planteadas por tanto las hipótesis y el modelo teórico, cabe apuntar las siguientes conclusiones: - Del análisis de los dos indicadores de capital humano propuestos para ser incluídos en la función de producción agregada, se deduce que la contribución del capital humano a la productividad es más elevada cuando se utiliza el procentaje de ocupados considerados cualificados porque tienen estudios medios. - Los estudios que tratan de analizar la contribución del capital humano al crecimiento económico aportan evidencia del impacto de la acumulación del primero sobre el segundo. Los resultados son, en general, favorables a la hipótesis de que este efecto se canaliza, en gran parte, a través de su contribución a la difusión y adopción de nuevas tecnologías (efecto de tasa), aunque también hay evidencia, en algunos estudios, de un efecto directo del capital humano sobre la productividad (efecto de nivel). - Complejidad del concepto de capital humano. Si bien podemos hablar de la formación de un individuo como un todo, encontramos habitualmente distintos tipos de cualificaciones claramente diferenciadas, cada una con particulares problemas de medición y especificación y, algunas incluso, tales como las capacidades innatas o la educación en la familia, de difícil definición y clasificación. 366 ,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, COMUNICACIONES - La generalmente aceptada relación capital humano-creciemiento económico, está sujeta necesariamente a análisis desagregados que tengan en cuenta variables específicas, en numerosas ocasiones exógenas, al propio proceso de formación. - Por último, resulta necesaria una mejor comprensión del fenómeno de la educación y el aprendizaje en las personas así como del contexto donde tal formación o especialización se producen (sistema educativo, puesto de trabajo, familia, círculo sociocultural, ...), de cara a lograr más y mejores modelos al respecto que sirvan eficazmente a la posterior aplicación práctica mediante políticas educativas y de formación con el objetivo final de potenciar el crecimiento. BIBLIOGRAFIA BECKER, G.S. (1964): Human Capital - A Theoretical and Empirical Analysis, with Special Reference to Education, Columbia, Nueva York (V.C.: El capital humano, Alianza, Madrid, 1983). BRUNETTA, R. y ARINGA, C. (1992): Relaciones laborales y resultados económicos, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, España. DE LA FUENTE, A. y DA ROCHA, J.J. (1996): “Capital humano y crecimiento: un panorama de la evidencia empírica y algunos resultados para la OCDE”. En Moneda y Crédito, núm. 203, pp. 43-84. DE LA FUENTE, A. y DA ROCHA, J.M. (1994): “Capital humano, productividad y crecimiento”. En Crecimiento y convergencia regional en España y Europa, vol. II, Instituto de Análisis Económico, pp. 373-404. GALINDO MARTIN, M.A.: “La educación en la Unión Europea y su relación con el crecimiento económico”. JOHNES, G. (1995): Economía de la Educación. Capital Humano, Rendimiento Educativo y Mercado de Trabajo, Madrid. KYRIACOU, G. (1991): Level and Growth Effects of Human Capital: a Cross-Country Study of the Convergence Hipothesis, Mimeo, Nueva York University. KYRIACOU, G. A. (1992): “A Cross-Country Estimation of an Aggregate Production Function with Human Capital”. En Working Paper, Central Bank of Cyprus. MANKIW, G., ROMER, D. y WEIL, D.(1992): “A Contribution to the Empirics of Economic Growth”. En Quaterly Journal of Economics, pp. 407-437. PEREZ TORRES, J.A.(1995): “La importancia de la inversión en capital humano”. En Actas V Congreso Nacional de Economía, vol. 4, pp. 487-506. RECIO, A. (1991): “La segmentación del mercado de trabajo en España”. En Las relaciones laborales en España, Siglo XXI de España ed., Madrid. SALA-I-MARTIN, X. (1994): Apuntes de Crecimiento Económico, Bosch, Barcelona. SCHULTZ, T.W. (1960): “Investment in human capital”. En The American Economic Review, vol. LI, núm. 1, pp. 1 - 17, 1961. SERRANO MARTINEZ, L. (1995): “Indicadores de capital humano y productividad”. En Actas V Congreso Nacional de Economía, vol. 4, pp. 391-402. SOLOW, R.M. (1992): La teoría del crecimiento, Fondo de Cultura Económica, México. 367