Taller de Jabones Naturales Nivel 1 - Básico ¿Porqué aprender a hacer jabones en casa? Todos usamos aceites para cocinar, y todos sabemos que estos aceites, una vez usados, si los tiramos por el desagüe contaminan muchísimo. También sabemos que en general, los jabones que compramos para lavar los platos, la ropa, el suelo y hasta los de la ducha son contaminantes también. Ahí tenemos entonces, en 1 min, enumeradas dos cosas que contaminan cada día nuestro planeta y ¡nosotr@s podemos hacer algo para remediarlo! Las ventajas: es fácil (sólo necesitamos unos consejos para hacerlo bien y que no sea peligroso para nosotr@s y los que nos rodean), es práctico y ahorrativo, ya que no tendremos que comprar más jabones en el súper y es ecológico, ya que no sólo le damos uso al aceite viejo que ya no será contaminante sino que además los jabones que fabricaremos no son ni remotamente tan contaminantes como los que compramos, ya que no tienen otros químicos que se les ponen para hacerlos más “atractivos” como los industriales. Además, es una bonita forma de ser creativo, un buen regalo y una buena forma de cuidarnos, ya que podremos usar los aceites e ingredientes que necesitemos para estar mejor. ¿De dónde viene el jabón? Los fenicios usaban una mezcla de grasas y cenizas hervidas para limpiar telas, en Babilonia se fabricaba hace 5.000 años jabón de la misma manera para el cuerpo y los cabellos, pero es a los romanos a quienes se les achaca el descubrimiento de la fabricación de pastillas de jabón. La leyenda cuenta que unas lavanderas romanas descubrieron por casualidad el jabón al mezclarse en el mismo río cenizas vegetales y grasas animales. Se cree que los primeros jabones más parecidos a los actuales los hicieron los sirios en la ciudad de Alepo, con aceite de oliva y hojas de laurel. ¡De esto hace ya miles de años! De hecho el jabón de Alepo se sigue fabricando y sigue siendo muy apreciado. Parece ser que, añadiendo hojas de laurel, las infecciones de la piel se reducen considerablemente, ya que las hojas de este árbol poseen un antiséptico natural buenísimo. Con la caída del imperio Romano, el jabón dejó de usarse, pero ya en el S. VII en Savona, los italianos empiezan a elaborar jabón con grasas y ceniza. A éstos les siguieron los españoles, que desarrollaron el denominado jabón de Castilla, que sustituye la grasa animal por aceite de oliva. Hasta el S. XII, los mejores jabones se elaboraban en el sur de Europa, especialmente en Italia y España, donde era fácil proveerse de aceite de oliva. En el resto de Europa era común en uso de grasas animales e incluso de pescado, y los jabones eran de peor calidad. En el S. XIII los franceses empezaron a producir los jabones más cotizados en las cercanías de Marsella, gracias al aceite de oliva. Precauciones Es muy importante saber que, aunque no es un método excesivamente complicado, hacer jabón tiene sus riesgos. Por eso es muy importante estar atento a las precauciones antes de ponerse en marcha: 1. Nunca hagas jabón cuando tengas niños en casa 2. No hagas otras cosas mientras haces jabón: dedícate sólo a esto hasta que termines 3. Protégete bien: guantes de látex, delantal, mascarilla y si puedes, gafas protectoras. 4. Ten a mano vinagre por si te saltara algo de la mezcla inicial, ya que éste neutraliza la quemadura. 5. Utiliza utensilios que no puedan ser corroídos por la sosa cáustica (de acero inoxidable o plástico) 6. Pesa los elementos en una balanza que pese de 1 gramo, respetando bien las cantidades. 7. Es recomendable tener una batidora eléctrica, para acelerar la saponificación 8. También has de tener a mano muchos trapos de cocina, y agua corriente para lavarte e ir lavando cosas. 9. Es importante tener la sosa cáustica a buen recaudo, siempre con la tapa bien cerrada ya que la sosa absorbe cualquier humedad ambiente y deja de ser buena para su utilización. 10. También has de tener un lugar alejado de las corrientes y temperaturas extremas para “curar” el jabón. 11. El mejor sitio para todo esto: la cocina. Materiales Para la fabricación de jabón hacen falta, básicamente, 3 elementos: una grasa, agua y un elemento alcalino. En el caso de este taller usaremos aceite de oliva nuevo o reciclado y sosa cáustica (NaOH o Hidróxido de Sodio, como queráis llamarla) para hacer jabones sólidos. Cuando una grasa (o aceite) se junta con un elemento cáustico (por ejemplo, sosa cáustica) éstos se transforman en jabón. Cuando está bien hecho y está curado del todo, YA NO QUEDAN RESTOS DE SOSA por lo que no debéis preocuparos porque es bueno para la piel. Cada aceite y manteca necesita una cantidad de hidróxido para saponificar, dependiendo de lo que llamaremos INDICE DE SAPONIFICACIÓN de una grasa o aceite. O sea, cuántos gr. se necesitan para convertir en jabón 1 gr. de un lípido (grasa). En este curso básico no entraremos en cálculos de recetas, pero es importante saber que no todos los aceites o grasas necesitan la misma cantidad de sosa para saponificar, o sea que no se puede cambiar el aceite en una receta sin más. El sobreengrasado (SE en adelante) es la cantidad extra de aceite que queremos que esté de forma pura en el jabón (sin saponificar). Cuando más alto sea el sobreengrasado más emoliente será el jabón, pero hay que tener cuidado de no pasarnos, o será demasiado blando o tendrá demasiado aceite libre y engrasará. Lo ideal, para jabones para la piel seca, será entre 8 y 10% (máximo). Para pieles grasas, entre 3 y 4%, y para suelos, ropa y platos, 0%. Incluso a veces para el suelo o ropa se suele usar más sosa para que tenga más fuerza el jabón, pero con 0% será suficiente. Si tenemos las manos muy estropeadas podemos ponerle un 3 o 4% al jabón de los platos para que sea más hidratante. También podemos darle un SE extra después añadiendo aceite puro cuando ya esté alcanzada la traza. Aceites, Mantecas y Grasas Para Hacer Jabón Aceites Vegetales Aceite de oliva. Es un aceite blando en principio, ya que no se congela hasta bajas temperaturas pero produce un jabón bastante duro. No obstante, al mojarse es un jabón lamioso, sobre todo si tiene un sobreengrasado alto, que tiende a gastarse pronto. Además no produce demasiada espuma pero es un jabón suave que deja la piel mejor que ningún otro. Se suele usar de un 50 a un 100%(jabón de Castilla) en la fórmula. Aceite de coco Se puede encontrar en farmacias puro, aunque es bastante más caro que el de oliva. Sin embargo es un ingrediente casi imprescindible para la jabonería. Su principal particularidad es la cantidad de espuma que produce y su enorme limpieza. Limpieza no implica que sea mejor jabón que los otros ni que los demás no limpien, sino que éste barre mucho la suciedad de las superficies como por ejemplo, la piel, lo que es muy bueno para pieles grasas porque elimina la grasa pero malísimo para las pieles secas o deshidratadas porque les aumenta la sequedad y la deshidratación. Proporciona bastante dureza al jabón lo cual lo hace un buen complemento para el aceite de oliva. Se suele usar de un 10 (pieles secas) a un 30% como máximo (pieles grasas). Aceite de maíz es un aceite barato que produce burbujas y acondicionado de la piel pero no conviene abusar de él pues tiene tendencia al enranciamiento. Se puede alargar su tiempo de vida añadiendo vitamina E pero en ese caso no se si resulta rentable su utilización. Se puede usar de un 5 a un 15%. Del mismo modo el aceite de girasol no conviene para la elaboración de jabones por su facilidad de enranciamiento Aceite de ricino aunque parezca que no, no es tan difícil de encontrar. En algunas droguerías lo venden para modelismo pero hay que asegurarse de que se trata de primera presión en frío y que es de grado cosmético. El de ricino es un aceite muy espeso. Medio marciano. Proporciona acondicionamiento al jabón. Viene muy bien para hacer champú y jabones para el cuidado de la piel pero, por su extrema solubilidad, no conviene usarlo en exceso. Produce un jabón muy duro pero al contacto con el agua se deshace completamente. Es un aceite que acelera bastante la traza. Se suele usar de un 5 a un 10% como máximo. Manteca de cacao es un ingrediente que por ser más caro se usa en menor cantidad. Proporciona suavidad, emoliencia, dureza y cremosidad en la espuma. Además, aunque también la hay desodorizada, proporciona muy buen aroma a chocolate. Es muy duro y tiene un punto de fusión bastante alto. Se usa de un 5 a un 15% preferiblemente. Aceite de palma se usa por su característica de dar cuerpo al jabón, haciéndolo más duro y con un tacto más untuoso. Es un aceite relativamente barato y produce una espuma muy cremosa. Se suele usar de un 10 a un 30%. Aceite de palmiste o hueso de palma, procedente del hueso de la palma, tiene características casi idénticas al de coco pero resulta un poco más suave y se puede usar en mayor cantidad. Es un aceite bastante duro pero no tanto como la manteca de cacao. Grasas Animales El sebo se suele obtener del ganado bovino, comúnmente de la vaca. Se obtiene también otro sebo más duro del los carneros u ovejas pero suele ser menos habitual. La parte más rica en sebo suele ser alrededor de los riñones, que es le de mejor calidad, y recibe el nombre de sebo en rama. Las propiedades del sebo, salvando las diferencias, son equivalentes a la manteca de cacao ya que proporciona sobre todo dureza y cremosidad en la espuma. Produce jabones duros y blancos y se suele utilizar entre un 20 y un 40%. En algunos lugares el jabón se realiza con sebo y aceite de coco al 50%. La manteca es otra cosa. También se obtiene de la grasa animal pero exclusivamente del cerdo. Su tacto es más untuoso y recuerda al aceite de palma pero tiene un olor bastante fuerte. Los jabones realizados con manteca son blancos, duros y bastante duraderos. Limpian bastante bien las manchas de la ropa y resultan suaves para la piel. A efectos prácticos también se parece bastante al aceite de palma por lo que no produce mucha espuma pero endurece más que ella. Se usa hasta un 40%. Es perfecta para hacer jabón para la lavadora. La lanolina, que se obtiene de la lana de las ovejas, es una grasa que se ha utilizado tradicionalmente para el sobreengrasado de los jabones. Proporciona suavidad y acondicionamiento en la piel y el cabello y su composición química es similar a la cera. Que yo sepa, hay lanolina anhidra (que no contiene agua) y POE que es soluble en agua por lo que puede resultar especialmente interesante para el sobreengrasado del jabón líquido. Se puede encontrar en algunas farmacias pero no es barato. Hay otras grasas animales como la famosa Emu pero es carísima y muy difícil de encontrar. Aceites de lujo Aceite de rosa mosqueta, que por su fama de regenerador de cicatrices y antiarrugas es el más solicitado. Es uno de los más inestables. Aceite de borago, es mucho menos conocido que el aceite de rosa mosqueta y por eso un poco menos caro pero su composición es muy parecida y su efecto también. Se utiliza también para tratamiento de pieles muy delicadas porque proporciona elasticidad. Aceite de argán. Seguimos con los aceites prohibitivos en cuanto a su precio. El efecto es similar al de lo otros dos pero en este caso contiene menor cantidad de linólénico por lo que es un poco más estable. Tiene un olor profundo como de fruto seco un poco rancio. El aceite de jojoba no es un aceite propiamente dicho. Es más bien como una cera líquida. Tienen propiedades emolientes y humectantes y proporciona brillo en las composiciones para el cabello. Es muy estable. Aceites como el de germen de trigo, semilla de uva, nuez o incluso el girasol son alternativas más baratas a estos aceites ya que su composición es similar. En estos casos también hay que usar la vitamina E. La manteca de karité es la excepción de todos ellos, en el sentido de su composición, ya que es igual de caro. No tiene linoleico ni linolénico en cantidades apreciables pero sí vitaminas y oligoelementos. Tiene gran cantidad de ácido esteárico y es por eso que se presenta en forma de manteca, en estado semi-sólido. Proporciona cremosidad en la espuma y bastante suavidad. Todos estos aceites se suelen utilizar en pequeña cantidad, un máximo del 10%. Para conservar al máximo sus propiedades es conveniente añadirlos en la traza, lo más tarde posible (para que sufra menos los efectos de la sosa). Utilizarlos al final del proceso en caliente también es una buena solución cuidando de que la masa no esté demasiado caliente. Aceites Esenciales Hay muchísimos aceites esenciales, y muchas calidades. Los aceites esenciales son extractos de platas o flores, normalmente por destilación (con un alambique) o por un método llamado Enfleuraje, (del francés) que se usa para flores más delicadas como la rosa o el jazmín. El método se ve perfectamente en la película “El Perfume” que la recomiendo si os gusta el mundo de los aceites esenciales. Está claro que los aceites esenciales obtenidos por enfleurage son muchísimo más caros. El aceite esencial puro de rosa turca puede llegar a los 150 euros los 10ml. y el de jazmín 100 euros los 10ml. o más. Importante tener en cuenta que cualquier aceite esencial que usemos para jabón ha de ser de grado cosmético, puros y sin hidrocarburos. No sirve los baratos para quemadores, por ejemplo.... Por ello si queréis usar aceites esenciales puros para la piel podéis elegir algunos más económicos e igual de buenos, como la lavanda, el azahar, el árbol de té, etc. Cada uno tiene sus propiedades depende de lo que queramos conseguir con el jabón. Si lo que queremos es un jabón que huela bien para el suelo o para la ropa, podemos comprar aceites esenciales más económicos ya que no es necesario que sean para uso cosmético ni uso interno. Igualmente es muy importante tener en cuenta que, si se tiene una piel delicada, siempre hay que probar primero un poquito del aceite en la piel o del jabón para saber si es irritante o no, excepto las esencias que dicen claramente que son para todo tipo de piel. Sobre la cantidad de aceite esencial que se usa, varía depende del “jabonero”. En España se habla mucho del 1.5 o 2%, en Inglaterra (grandes jaboneros) entre un 3 y un 5%. Lo mejor es que vayáis probando porque cada esencia tiene su fuerza y cada jabonero su olfato. Pero cuidado con los más irritantes, ya que demasiado puede ser malo para la piel. Y con las propiedades, especialmente si estás embarazada. Vamos ahora a describir brevemente algunos aceites imprescindibles para nuestro “botiquín” de jabonería: Lavanda: Es la reina de los aceites porque es un aroma que va bien en combinaciones femeninas, masculinas e infantiles. También sirve incluso para mascotas. Es decir, que va bien en cualquier caso. Aunque algunas personas (pocas) la odian, generalmente a todo el mundo le gusta y aunque tiene un punto que recuerda al frescor del campo y a ropa limpia. Combina muy bien con todas las que vienen a continuación. Proporciona además un efecto relajante y es antiséptica. Romero: Para mí es el polo opuesto a la lavanda. Combina muy bien con otras plantas aromáticas y con las esencias. Tiene efecto tonificante y estimulante de la memoria y dicen en los antiguos textos de brujería que “devuelve la alegría de vivir”. Estimula el cuero cabelludo por lo que es muy bueno para champú contra la caída del cabello. Árbol de Té: Este es un superaceite. Y lo es porque es realmente activo frente a bacterias, hongos y virus. O sea, que es un antibiótico, funguicida y antibacteriano natural, lo que es muy bueno para casi todo. Perfecto para el acné, para las pieles con problemas de hongos y con granitos varios. Pero ojo puede ser irritante para algunas pieles muy sensibles. Cedro: otro potente antiséptico. Perfecto también para el acné, pero sobre todo bueno para jabones destinados a hombres ya que tiene un olor masculino característico. Tiene una acción tónica y estimulante sobre el cuerpo entero, reduciendo al mismo tiempo el estrés y la tensión. Muy bueno también para champú anticaspa y otros problemas del cuero cabelludo. Eucalipto: es una esencia muy frecuente y barata también. Es un aroma balsámico y penetrante pero muy volátil por lo que conviene fijarlo con otras esencias. Aunque a priori no lo parezca, combina bien con aromas dulzones como la vainilla, el almizcle y los frutales. También combina bien con la menta y el árbol del té. Tiene efecto antibacteriano e incluso antiparasitario. Naranja: Es de las más baratas porque cunde poco. Hay que echar gran cantidad para que se note bien y hay que fijarla con otras esencias como el lemongrass, el pachuli o el sándalo si no queremos que desvanezca enseguida como el resto de cítricos. Existen versiones denominadas desterpenadas que procediendo de esencias naturales están modificadas para hacerlas más potentes. No las he usado. La naranja combina muy bien con casi todo, con aromas florales, frutales y aguas de colonia. También tiene un efecto relajante y se supone que reafirmante. Mejorana: es un aceite muy herbal pero también muy dulzón. Recuerda un poco al orégano pero es más floral. Combina muy bien con todas las aromáticas y proporciona un sutil y delicado toque de hierbas en composiciones más sofisticadas. Es un poco más cara que las anteriores. En ocasiones se usa como antioxidante. Canela: se debe usar en poca cantidad por que puede ser incluso irritante de la piel (en estado puro). Casi todo el mundo sabe como huele pero es un aroma dulzón y un poco picante. Combina muy bien con los cítricos y proporciona un cuerpo sólido para una composición. Dicen que tiene propiedades afrodisíacas pero no tantas como una buena pareja. Sándalo: aunque tiene olor, se supone que se anula cuando se mezcla con otros aceites esenciales pero proporciona durabilidad, fijándolos. Combina por tanto con casi todos los aceite esenciales y tiene un cuerpo más bien masculino. Es tipo madera dulce y tiene propiedades humectantes. Emocionalmente es relajante y mejora el humor. Además también está clasificado como afrodisíaco. Un chollo, vamos. Pachuli: es una esencia espesa reconcentrada que huele bien pero demasiado. Es muy empalagosa. Se usa en muy poca cantidad y como fijador principalmente. Combina con cítricos, flores y casi con cualquier tipo de esencia. Es bastante caro pero cunde una barbaridad. Tiene propiedades antisépticas, anti acné, fungicidas, antiinflamatorias, antidepresivas y anti estrés. Vetiver: no es tan común pero la pongo porque a mí me encanta ya que da un punto a raíz de bosque pero también, según la combinación, puede recordar al mar. Combina muy bien con los cítricos y con los florales, no tanto con los herbales. Proporciona serenidad y es un buen inductor para la meditación. Hay tantísimos aceites esenciales muy ricos que lo que más recomiendo es que busquéis un buen libro de aceites esenciales y veáis ahí los detalles de cada uno. Colorantes para decorar nuestro jabón Hay muchas formas de decorar nuestro jabón, y una de ellas es el color. Si no le ponemos nada suele quedar blanco o cremita, que también es precioso, pero si queremos hacer firuletes o dibujitos o diseños es mejor tener a mano algunos elementos para cambiar el color. Ojo con los colorantes de plantas o verduras frescas ya que pueden ablandar el jabón además de que puede enranciarse antes. Hay que usar poco, como ½ tacita por cada Kg. de jabón. Blanco: dióxido de titanio. No es caro y deja un color blanco precioso. En farmacia. Crema o café: café molido, chocolate en polvo (además dicen que ayuda para la celulitis), canela en polvo… Verde: algas marinas, perejil seco, menta molida, espinacas cocidas, arcilla verde… Naranja y amarillo: cúrcuma, curry en polvo, zumo de zanahorias o zanahorias cocidas (ojo zanahorias: enrancia rápido). Rojizo: pimentón rojo, zumo de beterrada (queda más lila que otra cosa, enrancia rápido como todas las verduras) Hay colorantes químicos para jabón mucho más efectivos, pero hay que comprarlos en tiendas especializadas. Moldes Casi cualquier cosa puede hacer de molde. Un tapper, un molde de tarta, hasta una caja de zapatos. Lo importante es que tenga el tamaño que quieres para el jabón. Por ejemplo, puedes usar un tapper cuadrado y después cortas el jabón en cuadraditos del tamaño que quieras. O puedes usar un molde de galletas con forma de caracola y tienes jabones con forma de caracola, ideales! Lo que es más importante a tener en cuenta es que, si usamos un molde duro, será más difícil desmoldar. Hay ahora unos moldes de látex para cocina que son absolutamente perfectos para el jabón, ya que al ser flexibles se desmolda muy fácilmente. Pero otra opción es “forrar” con bolsas de plástico o con film o papel de horno el interior del molde para que salga con facilidad. Lo veremos en las prácticas. ¡Vamos a hacer jabón! Es muy importante que todo lo que hagamos, de lo mencionado, sea con guantes de látex. El jabón, cuando no está terminado de curar o de cocer (depende de si usamos método en frío o método en caliente), sigue siendo demasiado alcalino y puede irritar la piel. Algunas precauciones en momentos específicos las mencionaremos a lo largo de la explicación del método de hacer jabón. Hay que tenemos todos los elementos a mano: la pesa, los guantes, la jarra medidora que necesitemos para pesar los elementos, trapos de cocina, mascarilla, etc etc. Lo primero que hay que hacer es la lejía. La lejía es la mezcla del agua con el elemento cáustico, que en este momento será la sosa cáustica o hidróxido de sodio. Receta que haremos hoy: 500 gr. de aceite de oliva virgen 64gr NaOH 166gr. Agua 5% SE 730gr. total 500 gr. de aceite reciclado de oliva 73gr NaOH 187gr agua 0% SE 760 gr. total Pasemos a la acción: Lo que vamos a explicar aquí es el proceso en frío. 1º- Ponemos en un bol el agua que necesitamos para la receta. Mejor que esté fría o del tiempo. 2º- Añadimos poco a poco la sosa y vamos mezclando hasta que se disuelva. Siempre hay que mover la cuchara EN EL MISMO SENTIDO. En este momento la mezcla de agua + sosa se calienta y es muy cáustica, muchísimo cuidado por favor! JAMÁS JAMÁS JAMÁS por mucho que veáis alguna receta escrita así, añadáis el agua a la sosa. Esto podría causar una pequeña explosión pero podría ser muy peligroso. Por ello si veis una receta que empieza así, descartadla directamente porque no está probada. 5º- Mientras se enfría podemos pasar a preparar nuestros moldes, forrarlos, etc. 6º- Cuando esté más o menos fría, añadimos los aceites POCO A POCO y mezclándolo todo uniformemente., siempre en el MISMO SENTIDO. No hay que cambiar de sentido. 7º- Esta mezcla poco a poco, siempre removiendo, va adquiriendo espesura, hasta llegar a una espesura parecida a la mayonesa. Esto se le llama “traza” ya que al revolver se queda una traza, una huella de donde hemos pasado. Otra prueba es levantar la cuchara con restos de masa y tratar de dibujar un círculo. Si lo dibuja, es que hemos alcanzado la traza. 8º- Ahora es cuando le añadimos los aceites que queramos añadir para sobreengrasar extra, los aceites esenciales, los colorantes, etc. Ya veremos en la práctica cómo hacer dibujos, decoraciones, etc. 9º- Pasamos a verterlo en los moldes. Después de verterlo en los moldes, la masa irá subiendo de temperatura. Es muy importante que no pierda calor, por lo que hay que colocarlo en algún lugar lejos de corrientes de aire o del sol. Que se mantenga estable dentro de lo posible. Lo cubriremos con papel film de la cocina y después mantas o toallas. Al día siguiente o a los dos días, cuando veamos que ha endurecido ya la mezcla, procederemos a desmoldarlo, lo cortamos en pastillas del tamaño que más nos guste y lo ponemos en una bandeja, por ejemplo, a secar y que se termine la saponificación, lentamente. Es MUY IMPORTANTE resaltar que este jabón ha de reposar, en un lugar alejado de las corrientes y los cambios de temperatura, al menos 4 semanas.