DISCIPULADOS MIEZ EL TESORO DE LA SABIDURIA Salmos 111:10 | “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; Su loor permanece para siempre.” INTRODUCCIÓN Al escuchar la declaración: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” atribuimos a Salomón como autor de ella ya que la encontramos también en Proverbios 1:7 y 9:10, pero la declaración no se origina en Salomón sino en David su padre. Esto nos hace pensar que quizás Salomón mientras crecía, escuchó muchas veces a su padre enseñarle acerca de la importancia de la sabiduría. ¿QUÉ ES LA SABIDURÍA? El diccionario define la palabra sabiduría como el más alto grado de conocimiento, es conocimiento profundo. En la Biblia la palabra sabiduría viene de una palabra en hebreo que significa ciencia, conocimiento, entendimiento, prudencia e inteligencia. COMO OBTENEMOS LA SABIDURÍA Job 12:13 | "Con Dios están la sabiduría y el poder; suyos son el consejo y el entendimiento.” ¿Se ha encontrado usted alguna vez en una situación en la que de repente le delegan una enorme responsabilidad? usted tiene un sincero deseo de hacerlo bien, pero no tiene la experiencia y se pregunta ¿Cómo debo actuar? Si usted ya es padre sabe a lo que nos referimos, la responsabilidad de un bebe nos confronta y sobrecoge. Ahora multiplique ese sentimiento por al menos 4 millones de hijos y súmele a eso que usted es apenas un joven de unos 20 años, eso es lo que quizás el joven Salomón tendría que enfrentar. En el momento que Salomón es ungido como rey de Israel Dios se le revela y le dice: “Pídeme lo que quieras que yo te dé” la mente de Salomón conmovida por la gran responsabilidad que enfrentaría, recordó las palabras de su padre y sin pensarlo dos veces dijo: “Yo te pido sabiduría y conocimiento para gobernar a este gran pueblo tuyo; de lo contrario, ¿quién podrá gobernarlo?” Nada pudo complacer más a Dios que la respuesta del joven rey, ante tal actitud Dios le concede la sabiduría que pidió pero también las riquezas, bienes y gloria, como no las tuvieron ninguno de los reyes que fueron antes de él (2 Crónicas 1:11-12). LA SABIDURÍA ES EL ELEMENTO NECESARIO PARA EDIFICAR Todos somos llamados a ser edificadores como lo dice el apóstol Pablo en 1 Corintios 3:10 y 14, pero para poder edificar eficazmente algo y que eso permanezca y lleve fruto, debemos hacer uso de la sabiduría de Dios. SOMOS LLAMADOS A EDIFICAR NUESTRO HOGAR. Esa es nuestra primera responsabilidad, allí aprendemos obediencia, autoridad, honra, respeto, cooperación y temor a Dios, para poder hacerlo correctamente debemos buscar la sabiduría de Dios (Proverbios 24:3). SOMOS LLAMADOS A EDIFICAR NUESTRA VIDA ESPIRITUAL. La sabiduría humana es limitada, solo alcanza propósitos humanos, pero la sabiduría de Dios alcanza todos los propósitos tanto terrenales como eternos. Debemos edificar nuestras vidas con la sabiduría de Dios porque nuestra permanencia en esta tierra es temporal, fuimos creados para la eternidad. La sabiduría de Dios nos llevará a la eternidad con El (Colosenses 1:9-10). SOMOS LLAMADOS A EDIFICAR LA CASA DE DIOS CON SU SABIDURÍA. Por muy buenas que sean las ideas e intenciones humanas, resultan superficiales ante los propósitos de Dios, la única forma de edificar la casa espiritual de Dios, que es la iglesia, es con su misma sabiduría (1 Corintios 2:4-7). LA SABIDURÍA ES NECESARIA PARA SER UN CONQUISTADOR (Deuteronomio 34:9, 1 Reyes 3:28). Todos nosotros ejercemos un nivel de liderazgo. Algunos en su casa deben tomar decisiones que afectarán la familia, otros son buscados por sus amigos como consejeros, ese es un tipo de liderazgo. Otros ejercen liderazgo en sus empleos con sus compañeros de trabajo y otros en la iglesia en diferentes niveles de influencia, estos ejemplos nos enseñan que somos llamados a ser líderes. La sabiduría es el elemento que atrae a las personas a seguir a un líder, ¿Quieres ser un líder eficaz? pide sabiduría, La gente te seguirá y se sujetará por tu sabiduría y no por tu posición. LA SABIDURÍA DE DIOS PRODUCE PROSPERIDAD (Proverbios 3:13-14). Salomón dice que la sabiduría es mejor que las riquezas y que las piedras preciosas ¿Por qué? Porque si tienes sabiduría, ella te dará la habilidad para alcanzar la prosperidad, pero también te dará la sensatez para que la prosperidad no destruya tu corazón. Muchos buscan solamente la prosperidad económica, pero la prosperidad sin sabiduría es destructiva. Otros buscan la sabiduría lejos de Dios, pero la sabiduría que viene de este mundo solo resolverá los problemas materiales y no los problemas del alma, el espíritu y sobre todo tu salvación. Con la sabiduría humana puedes edificar una casa, pero solo con la sabiduría divina esta podrá permanecer. Al final del día la sabiduría de este mundo te puede dar riquezas temporales, pero no te pueden dar la paz, no pueden llenar el vacío de tu corazón. ALGUNAS REFLEXIONES SABIAS 1. Una persona Sabia no es sólo el que conoce las cosas, sino el que sabe ordenarlas para alcanzar un propósito. 2. La Biblia enseña que el que alcanza la sabiduría y adquiere la inteligencia debe llamarse bienaventurado, porque toda sabiduría viene del Señor, de Él nace y en Él está siempre. 3. La fuente de la verdadera sabiduría es Dios y su palabra y Él la otorga a los que le temen y aman. CONCLUSIÓN Debemos buscar la sabiduría en Dios si queremos edificar algo que funcione y que permanezca. La sabiduría de Dios nos llevará a ser mejores edificadores y administradores en nuestra vida personal, en nuestro hogar y en nuestra iglesia. ¿Quieres tener un vida espiritual profunda y prospera? busca la sabiduría de Dios. ¿Quieres ser un instrumento efectivo de Dios? busca la sabiduría de Dios. ¿Queremos una iglesia bien fundamentada y numerosa? busca la sabiduría de Dios. ¿Quieres una familia bien fundamentada y edificada? busca la sabiduría de Dios. ¿Quieres ser próspero en tus negocios? busca la sabiduría de Dios. Proverbios 4:7 | “7Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia. 8Engrandécela, y ella te engrandecerá; Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado.”