FACULTAD DE DERECHO - UdeLAR HISTORIA DE LAS IDEAS

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FACULTAD DE DERECHO ‐ UdeLAR HISTORIA DE LAS IDEAS GRUPOS C y E. PROF. TITULAR RAQUEL GARCÍA BOUZAS GUIA DE ESTUDIO Nº 1: Sugerencias docentes sobre cómo estudiar la materia. Orientaciones metodológicas para estudiantes de Primer año. Historia de las Ideas es una materia interdisciplinaria cuyo objetivo informativo en el conjunto de las carreras que se cursan en la Facultad de Derecho es el conocimiento de las ideas expuestas en algunas obras clásicas sobre el pensamiento político y jurídico —las que constituyen las referencias más frecuentes en los autores actuales— abarcando el planteo de los problemas teóricos más frecuentes en nuestras sociedades políticas: el origen del estado, la legitimidad de la ley, los principios de justicia, el rol del derecho. El objetivo pedagógico es de carácter formativo, ya que tiene por fin introducir al estudiante en las técnicas del trabajo intelectual propias de los estudios terciarios y desarrollar simultáneamente capacidades que impulsen la autonomía de criterio y la reflexión aplicada a las fuentes directas de los autores del programa curricular. Estos autores ya fueron tratados en cursos secundarios, pero ahora corresponde la exigencia de su lectura directa, la vuelta a la fuente, la propuesta de una evaluación crítica personal desde el diálogo autor‐lector, sin intermediarios que pretendan selección interpretativa previa a la lectura libre de los textos. Por lo tanto, el conjunto de las actividades del curso se orientará a la práctica del análisis de los textos seleccionados. Lectura previa, lectura comentada en la clase de los pasajes seleccionados, anotación del resultado del intercambio docentes‐ estudiantes, aplicación permanente del método de resolución de problemas por medio de las preguntas que orientarán cada clase y que se entregarán por anticipado, y al 2
culminar el estudio de la obra, debate sobre los acuerdos o desacuerdos que haya provocado el autor, aplicando método comparativo con otros autores, relación texto‐
contexto, relación discurso‐recepción en la época del autor y en la actualidad, etc. La clase tiene una carga horaria de tres horas, dos veces por semana, lo que perjudica la concentración en la lectura en grupos numerosos. Por lo tanto, se realiza un corte para descanso y consultas de 15 minutos. El trabajo de aula se aprovechará al máximo cuando los estudiantes hayan realizado las lecturas previas y las anotaciones sobre dudas o dificultades que deban aclararse antes de empezar el trabajo. Si esta responsabilidad del estudiante no se cumpliera, al no poder seguir el texto y anotarlo adecuadamente, no sólo se perdería tiempo, sino que, lamentablemente para todos, el aburrimiento transformaría la asistencia en algo poco gratificante, ya que el interés es sostenido por el intercambio de opiniones entre el autor y el lector (estudiante o docente). La motivación está presente, como es propio de los estudios universitarios, en el interés de aprender autónomamente y formar criterios personales de apreciación de las ideas expuestas. Los temas son muy atractivos, los textos provocadores de la polémica, y los docentes están entrenados en la exposición interrogativa y en la explicación clara y concreta. Las dificultades fundamentales que hay que superar en este curso se deben a problemas de lectura comprensiva de textos que no fueron escritos con fines pedagógicos, sino con intencionalidad político‐ideológica, para convencer al lector a favor de ideas nuevas, rechazadas por la sociedad en la que surgen, y con una terminología propia del autor, que hay que ir aprendiendo y anotando. A pesar del alto número de estudiantes, la clase funciona como taller de trabajo intelectual, exigiendo concentración en la palabra escrita y atención a las explicaciones de los docentes. No es un curso que se puede pasar sólo atendiendo, aunque se entienda, conviene escribir y fundamentalmente, no dejar pasar ninguna duda sin preguntar. La actividad de clase no tiene las características de las del nivel secundario. Eso exige paciencia y comprensión de los docentes, pero también precisión y señalamiento de los errores. Por eso, desde el punto de vista didáctico se trabaja con el error. Se insiste especialmente en el error no para señalar la distancia entre docentes y estudiantes, sino, por el contrario, para acercarla. Dejar pasar los errores es una grave falla docente, porque al marcar el error se genera inmediatamente una explicación que sirve al estudiante, pero también al docente, que se ve obligado a averiguar su origen. El aprendizaje del vocabulario de la teoría política es otro de los objetivos formativos del curso. Las palabras definen conceptos y son usadas por los autores que las eligen para dar nombre a ideas que en algunos casos no tenían ninguno. Por lo tanto, estas palabras hay que aprender a usarlas. Ellas son, con el tiempo, los conceptos fundamentales sobre los que se crea el vocabulario de la ciencia política y jurídica, el 3
currículo de las carreras humanísticas y sociales y el de los intelectuales dedicados a estas áreas. La didáctica no tiene soluciones mágicas aplicables a este tipo de curso. No hay tecnología audiovisual e informática que pueda simplificar el pensamiento de un autor, sin caer en el peligro de distorsión, ya que los autores clásicos no escriben obras simples. En la clase, partimos de la humildad necesaria para encarar semejantes obras, y dependemos de la claridad que podamos lograr en la presentación de los contenidos, de la calidad de las preguntas planteadas y de la devolución estudiantil recibida. La participación estudiantil es muy valorada por los docentes, sin ella la clase se vuelve monótona, y no deja ver el grado de dificultad que los alumnos están enfrentado. Sin embargo, hay excelentes alumnos que nunca participan. Esa es también una libertad que da la Universidad. Decía un gran historiador en una de sus obras que el docente siempre tiene que pensar que en clase hay alguien callado que sabe tanto o más que él sobre alguno de los asuntos que se están tratando. Por otra parte, estas actividades no están por encima de las capacidades del estudiante medio. Los alumnos que hayan desarrollado técnicas de comprensión lectora en sus estudios secundarios y que tengan vocación humanística y crítica, que es la que los atrajo a esta Facultad, no tendrán mayores inconvenientes y aprobarán con alta calificación el curso, agregando a sus capacidades una que les dará ventaja en toda la carrera: saber leer críticamente y poder sostener una opinión en fundamento conceptual sólido. La opinión estudiantil se requerirá en todo el proceso de aprendizaje, ya que el intercambio y el debate es necesario por el método de trabajo intelectual aplicado por los docentes, que se sentirán gratificados si los estudiantes preguntan y aún si se equivocan, porque para eso están, tanto unos como otros. Todos venimos a hacer un trabajo, y siempre hay partes de los temas o tareas específicas que nos pueden disgustar, lo importante es reconocer que son necesarias para que podamos sentirnos luego gratificados por el logro alcanzado. Eso vale para alumnos y docentes, y hace necesaria una disciplina de trabajo mínima, en la que están presentes los objetivos y las formas de cumplirlos y la flexibilidad propia de las relaciones entre adultos, basadas en el compromiso consensuado. En el nivel terciario el rol docente disminuye, es lo mismo que el co‐gobierno universitario, hay una responsabilidad compartida. Pasemos a explicar cómo vamos a aplicar el método que venimos anunciando. La Historia de las Ideas es Historia, por lo tanto, ubicaremos las obras en un momento o contexto histórico. El método consiste en hacernos una serie de preguntas a medida que realizamos la lectura. ¿Quién es el autor?, ¿qué problemas veía en la 4
sociedad en que vivió?, ¿para qué hizo esta obra?, ¿qué intención política tenía?, ¿qué quería cambiar?, ¿contra quiénes escribe?, ¿estamos de acuerdo con él?, ¿le damos la razón? ¿Si comparamos su obra con la de otros autores, qué diferencias encontramos?, ¿sus ideas están vigentes aún? Estas preguntas, a modo de ejemplo, obligan a la reflexión. Son las que dan sentido a la lectura. El seguimiento del texto leído también requiere ciertas preguntas, que haremos en todos los casos, para ir reconociendo conceptos clave del pensamiento político que se van rastreando a lo largo de las obras: ¿qué entiende por libertad? ¿Y por Justicia? ¿Qué es la ley para este autor? Los docentes esperan que los estudiantes contesten estas preguntas, por ejemplo, con respuestas diversas y aproximaciones diferentes a la respuesta que darían ellos mismos, pero deben prevenir aquí también el error proveniente de la opinión no fundada en la lectura cuidadosa del texto. La preparación de las pruebas escritas requiere también ciertas condiciones de organización previa. Señalaremos algunas dificultades que deben ser superadas: ‐ Ordenamiento y selección de las ideas. No se puede decir todo lo que uno piensa en cuanto lee el problema a resolver. Hay que buscar cuál es la idea más importante y cómo se expresa con la mayor claridad, buscando las palabras apropiadas. Luego, pueden desarrollarse las secundarias, y posiblemente, sea necesario en este proceso rehacer el ordenamiento de las ideas que se incluyen en la respuesta que se está escribiendo. Es bueno hacer borradores de la prueba y luego pasarlos en limpio. Hay tiempo para eso y los docentes facilitarán la tarea. ‐ Cada idea tiene su definición, su lugar en el pensamiento del autor y del estudiante, tiene su extensión, su principio y su fin. No es conveniente dar vueltas alrededor de un concepto reiterando con otras palabras lo que ya se dijo, tampoco es bueno empezar con una idea, dejarla sin terminar y confundirla con otras. Las respuestas desordenadas dejan siempre razonamientos inconclusos y también confunden al lector. ‐ Hay que esforzarse en expresar lo que realmente se quiere decir. Muchas veces los estudiantes expresan “lo que quise decir es…” algo distinto de lo que escribieron, pero eso no cambia, lamentablemente, la evaluación, aunque aclara el error y sirve para no volver a cometerlo. ‐ Al escribir se aprende. Es muy difícil, aún para los docentes, escribir. En una disciplina esencialmente teórica, los contenidos son abstractos, es bueno 5
escribir poco y bien cuando hay dificultad, sin hacer demasiada literatura, aunque algunos estudiantes puedan extenderse y muy bien. Lo que se tiene en cuenta es la claridad de las ideas, el trabajo puede ser breve o extenso. ‐ Los estudiantes que tienen condiciones para la comprensión lectora y la escritura, una buena proporción de los que entran a esta Facultad, aprenderán una técnica de análisis de texto que les servirá para cualquier otro estudio, pero no tendrán dificultades. La mayoría de ellos aprobarán con altas calificaciones, aunque tampoco baste escribir bien generalidades sobre la obra de los autores, del tipo de las que existen en Internet, hay que demostrar que se la leyó. ‐ Por eso los docentes se preocuparán más por los que tienen problemas de comprensión y escritura, señalando permanentemente los errores, reiterando las explicaciones y respondiendo las preguntas y consultas. No debe interpretarse esta actitud como presión o devaluación personal, se trata del deber primordial del docente, que es enseñar. Las consultas pueden ser privadas y personales y la detección del error se hace impersonalmente en la evaluación de los resultados de las pruebas. Eso explica que empecemos con esta guía, una especie de “Carta al estudiante”, para aclarar cuáles son las reglas de juego, las dificultades y los compromisos que los docentes asumimos. ‐ El equipo docente del grupo C estará compuesto por la Prof. Titular Raquel García Bouzas, la Asistente Genoveva Sives y el Ayudante Pablo Langone. Su horario es de 13 a 16 hs, martes y jueves. ‐ El grupo E contará con la Prof. Titular Raquel García Bouzas, la Asistente Cecilia Arias y la Ayudante Sylvia Rodríguez. Su horario es de 16 a 19 hs miércoles y viernes. ‐ A esta Guía seguirán otras, con cada uno de los temas del curso. Contendrán los conceptos clave, sus definiciones, los ejercicios sobre los textos a estudiar y los errores más comunes que hay que evitar. Serán acumulativas, tanto en lo que tiene que ver con el conocimiento como con el método de estudio. ‐ Iremos poco a poco, insistiendo siempre en prevenir los errores y los esfuerzos improductivos. ‐ Si los estudiantes encuentran que nuestra propuesta atrae su interés y les resulta un buen desafío para aumentar sus capacidades y vocaciones, estaremos muy felices de recibirlos el primer día de clase. 6
‐ Les deseamos un buen ingreso a los estudios universitarios en la Universidad de la República, institución a la que debemos los mejores esfuerzos. 
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