INTERPRETACION DE NUESTRO UNIVERSO Hace muchos años, era tema favorito de discusiones la controversia entre la ciencia y la religión. A veces no se ve muy claro cual era la base de ese conflicto; pero sea cual fuere, la ciencia y la religión, en el sentido más amplio de ambas palabras, no son otra cosa que la tentativa por parte del hombre de comprenderse a sí mismo y al universo del que forma parte. Es cierto que la religión se ocupa principalmente del bienestar espiritual del hombre y podría decirse que la ciencia se ocupa principalmente del ser físico del hombre y del universo físico de que forma parte. Si esto fuera cierto existirían dos escuelas opuestas, pero en realidad esto es verdadero tan solo en lo que respecta a la diferencia de la terminología empleada. El hombre existe, y además existe en un universo fundado para él. El hombre forma parte de este universo y las fuerzas que forman el universo entero son las mismas que irradian por todas las partes de la creación, incluso el hombre mismo. A este todo lo designamos con varios términos; algunos asignan el concepto de Dios a ese todo, mientras que otros personalizan y separan el segmento llamado Dios. Otros, para diferenciar entre Dios y la totalidad de todo lo que existe, llaman a toda la manifestación de la vida: espíritu, y a la materia. "El plan cósmico". Sea cual fuere la terminología empleada, las realidades que nos interesan permanecen las mismas. ¿Importara algo a Dios o a los poderes cósmicos la manera como el hombre los llame? Muchas veces la discusión mas acalorada, si pudiera verse desde una perspectiva diferente, dejaría ver que ambos lados sostienen la misma cosa. Cuando se enuncia la teoría de Darwin sobre el origen de las especies, parece que se contradice a ciertos conceptos religiosos fundamentales; pero cuando el hombre considera las teorías de su religión y el progreso desde su estado actual, tiene que reconocer las partes de la naturaleza que lo componen y la función que él ha desempeñado en el mundo de la naturaleza en que él vive. La mayor necesidad del ser humano es la de estar en armonía con las fuerzas que lo rodean. Cuando el hombre comprende, por convicción interna, que depende de toda la naturaleza, incluyendo a todos los demás seres, adquiere una visión mejor de lo que Dios y la naturaleza significan. La verdadera paz de la mente proviene de entrar en esa armonía, de la satisfacción que se alcanza al desechar por el momento las incomprensiones y las controversias. En estos periodos en que buscamos orientación y guía en la gran corriente de las fuerzas creadoras del Cósmico y en la forma personalizada de esas fuerzas, que es el Dios de nuestro propio corazón, podemos vislumbrar las posibilidades del bienestar, la satisfacción y el progreso. La Catedral del Alma* es un medio cuyo objeto es ayudar al hombre a realizar ese propósito. El gran valor que tiene es que a ella puede entrar cualquiera en cualquier momento y en cualquier parte. El folleto Liber 777 explica detalladamente sus fines. *Designación usada anteriormente para el Sanctum Celestial