el sueño de las calurosas tardes estivales es un paréntesis en la

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PA05siesta•E 18/6/03 13:38 Página 2
ES TRADICIÓN TRADITION
EL SUEÑO DE LAS CALUROSAS TARDES ESTIVALES ES
UN PARÉNTESIS EN LA VIDA, UN MOMENTO HECHO DE
SENSACIONES Y MEMORIAS, DE SILENCIOS Y QUIETUD.
LA SIESTA
AN AFTERNOON NAP ON A HOT SUMMER DAY IS A BREAK
IN DAILY LIFE, A MOMENT THAT IS MADE OF SENSATIONS
AND MEMORIES, OF SILENCE AND STILLNESS.
Texto: María de la Pau Janer. Fotos: Carlos de Andrés
El rumor del mar mece la siesta de un hombre mayor
en la playa de Torre del Mar (Málaga).
The murmur of the sea rocks an old man
at the Torre del Mar Beach (Málaga).
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ES TRADICIÓN TRADITION
Cualquier ocasión es buena
para una siesta. De izda. a
dcha: turistas en el Generalife (Granada); descanso en
una piscina de Zahara de la
Sierra (Cádiz) y un sueño en
La Caleta de Vélez (Málaga).
Anytime is a good time for
a siesta. From left to right:
tourists in El Generalife
(Granada); rest time at a
swimming pool in Zahara de
la Sierra (Cádiz); a sleep in
La Caleta de Vélez (Málaga).
se alargan los días, el mundo se
transforma. A medida que crece la
luz, somos distintos. Nos parecemos a aquellos animales
camaleónicos que cambian según los colores del paisaje:
pueden adquirir el verde de la hierba o modificarlo por el
gris de una rama desnuda, seca. Nuestra metamorfosis
es más intensa, porque se desdibujan los ritmos propios
del mundo que habitamos, del espacio, del tiempo. La
siesta surge como consecuencia de los días largos, del sol,
de todo aquello que descubrimos, una vez más, diferente.
the days are longer; the world is transformed. As the light day increases, we
change. Like the chameleonic animals whose colours
change to adapt to the landscape: they can be green
like the grass one minute and grey like a dry, bare
branch the next. Our metamorphosis is more intense,
as the rhythm of the world in which we live becomes
blurred in time and space. The afternoon nap came
about as a result of long, hot days, of all that looks different to us each time we rediscover it.
Me refiero, por supuesto, a la Siesta en mayúscula, a ese
desconectarse del mundo porque nos gana un sueño que
nos mece y adormila. Como si alguien nos cantara bajito
canciones muy antiguas, o como si nos explicasen un
cuento al oído. Un cuento lleno de palabras susurrantes
que se confunden en la placidez del sueño, que forman
una materia única, hecha de sonidos cuyo significado da
lo mismo, porque sólo transmite sensaciones gratas. Está
claro que en invierno muchas personas aprovechan para
echar una cabezadita después de la comida. Pero ese reposo
casi momentáneo de los sentidos no tiene nada que ver
con la siesta propia del buen tiempo y los días largos. Esa
otra, la auténtica, está hecha de sopores y de pensamientos
que se aquietan. Es la sensación de detener la vida por
un paréntesis para saborearla mejor, con más intensidad.
‘TAKING A NAP IS LETTING YOURSELF BE
CARRIED AWAY BY INERTIA OF ETERNAL DAYS’.
Cuando
When
‘DORMIR LA SIESTA ES DEJARSE LLEVAR
POR UNA INERCIA QUE SABE A DÍAS ETERNOS’.
I'm referring, of course, to a real nap, the kind where
we disconnect from the world when drowsiness overtakes us, rocks us and puts us to sleep. As though
someone were softly singing us an old lullaby or telling
us a story. A story full of whispered words that run
together in the placidness of sleep, that form a single
matter of sounds whose meaning is unimportant,
because they transmit only pleasant sensations.
Obviously, there are many people who doze off briefly
after lunch even in the winter. But that almost momentary resting of the senses is nothing like the real ‘siesta’
that comes with the good weather and long days. That
one, the real one, is made of drowsiness and calming
thoughts. The feeling that life is standing still just for
a moment to savour it longer, more intensely.
Dormir la siesta es ganarle un pulso a la vida que es prisa
y movimiento en exceso, que es desconfianza e inquietud.
Dormir la siesta es dejarse llevar por una inercia que sabe
a días eternos y a conversaciones que se interrumpen para
dar paso al silencio. Un silencio donde caben los sueños,
aquellos que surgen cuando dormimos o aquellos otros
que imaginamos cuando todavía percibimos el mundo,
justo antes de que se borren todos los objetos y las presencias que nos rodean.
Taking a nap in the afternoon helps us win the battle
against the hurries and excess movements of daily life,
the distrust and unease. Taking a nap in the afternoon, we are carried away by the inertia of long days
and inter-rupted conversations that give way to silence.
Silence where dreams are allowed, the ones we have
when we sleep or the ones that we imagine while still
awake, just before we become unaware of the objects
and the people around us.
Cuando era muy pequeña, mi abuelo dormía la siesta
tumbado en el sofá de la sala. Era una costumbre suya
que repetía un día tras otro, con una meticulosidad rigurosa. Tenía poco pelo y nunca le gustó demasiado que se
lo alborotasen. Si mi abuela se lo desordenaba, reaccionaba con un murmullo de protestas sin fin. Ella le decía
que era un hombre gruñón y se enzarzaban en discusiones pueriles que no duraban nunca demasiado. Conservo
pocos recuerdos de él. El tiempo ha ido difuminándolos
como borra aquellas historias que no volverán a repetirse.
Suele suceder, aunque sea una pena.
‘ERA VERANO Y EL SOL DEVORABA LA ISLA
DONDE NACÍ. SE LA COMÍA POCO A POCO’.
Sin embargo, me acuerdo de sus siestas. Era verano y el
sol devoraba la isla donde nací. Se la comía poco a poco,
en un festín de calores y de horas plácidas. Mientras mi
abuelo dormía, yo aprovechaba para hacerle mil peinados, que transformaban aquellos escasos cabellos grises
en una selva. Su pelo se convertía en una selva de juncos
y hierba. Él movía los labios en un gruñido casi imperceptible, entre la consciencia y la inconsciencia, permitiendo mis desmanes. Nunca hizo un solo ademán para
impedirme aquellos gestos que hoy recuerdo como un
ritual perdido, lejano. Sus protestas eran suaves como el
ronroneo de un gato o como las olas del mar. Un día, se
marchó en un coche, nos dijo hasta luego y no volvió jamás.
Su nombre pasó a engrosar las listas de los muertos en
accidentes. A mí, me dejó el recuerdo de esas siestas eternas y de mis juegos a su lado.
Mª de la Pau Janer. Nacida en Palma de Mallorca
en 1966, es escritora, doctora en Filología Catalana
y en 2002 fue finalista del Premio Planeta.
Mª de la Pau Janer. Born in Palma de Mallorca in
1966, she is a writer, holds a PhD in Catalan
Philology and was finalist of 2002 Planeta Award.
When I was very little my grandfather would take a
nap on the sofa in the living room. It was a habit that
he repeated faithfully day after day. He had little hair
and he didn't like it to be out of place. If my grandmother messed it up, he reacted with an endless murmur of protests. She would say that he was grumpy
and they would get into childlike arguments which
didn't last too long. I have few memories of him. They
have faded with time, which has a way of blotting out
the histories that will never be repeated.
‘IN SUMMER THE SUN DEVOURED THE ISLAND
WHERE I WAS BORN, EATING IT LITTLE BY LITTLE.’
But I do remember his siestas. It was summer and the
sun devoured the island where I was born, eating it
up little by little, in a feast of heat and placid hours.
While my grandfather would sleep, I would arrange his
hair, transforming the few grey hairs into a jungle. His
hair would become a jungle of reeds and grass. He
would move his lips in an almost imperceptible grunt
between consciousness and unconsciousness, allowing my outrageous behaviour to continue. He never
made a single gesture to stop me from what I now
remember as a long lost ritual. His protests were gentle like the purring of a cat or the murmur of ocean
waves. One day, he said good-bye to us and left in the
car, never to come back. His name became just one
more on the list of the victims of traffic accidents. He
left me with the memory of those eternal siestas and
the games I would play by his side.
Carlos de Andrés. Madrileño (1954) y ejemplo del
mejor fotoperiodismo, publica en medios de todo
el mundo y es autor de varios libros de fotografía.
Carlos de Andrés. Born in Madrid (1954), his
photographs are published in media from all over the
world and had published several photography books.
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